SOLDADO Y MADRE (General de División Rafael Dávila Álvarez)

mujer-fasY quisieron entrevistar a aquellas Damas legionarias que partían para Irak. No fue posible, no hubo manera. De esto hace ya más de diez años. Sencillamente ellas no quisieron. El hecho de ser Dama legionaria les parecía tan normal que no entendían que eso fuese un hecho destacable, una noticia que las señalase como algo singular. No querían ser un objeto mediático ni nada distinto a sus compañeros, los Caballeros legionarios. Ninguna aceptó la entrevista; ni las que partían para Irak ni las que se quedaban en Viator. El reportaje se limitó a hablar de la Legión, de las Damas 295063_3591974670673_1012569130_32708946_2031902974_ny Caballeros legionarios, todos iguales. Los periodistas, frustrados, esperaban otra cosa distinta a tanta normalidad.

Aún mantengo el recuerdo de una de aquellas Damas legionarias; era Cabo y le costó un gran esfuerzo alcanzar sus galones. No diré su nombre pero mantendré su recuerdo como ejemplo de coraje y sacrificio para alcanzar lo que soñaba, ser Cabo de la Legión española. En una de las primeras intervenciones de combate en Irak fue felicitado el pelotón al que ella pertenecía. Sabía mandar. Era Cabo Jefe de una de sus Escuadras, gente dura y recia que no se anda con chiquitas. ¿Algo extraño, algo que destacar? No en la milicia, donde no hay distinciones entre hombre y mujer. Todo normal, nada digno de resaltar.

Ni siquiera yo debería escribir este artículo respetando ese criterio de normalidad que aquellas Damas legionarias sentían y vivían. Pero hoy voy a tener un especial recuerdo y espero que ellas lo entiendan y disculpen.IMG_20150307_112212

En un artículo anterior conté como concedí el título de “Dama legionaria de Honor” a una madre que tenía a sus cuatro hijos alistados en la Legión. Sus cuatro únicos hijos y su marido.

¿Y ella? A lo largo de su vida vivió la milicia en su casa, muy cerca de la vida militar pero en su casa. Su aliento estaba en la Legión a la que todo había entregado. Como ella, muchas madres que cantaban, o más bien rezaban, aquello:

Al toque de silencio que suena en el cuartel, la madre del soldado rezando está por él… Madre de mi corazón, no te dé pesar por mí que sirviendo a la Bandera es como te quiero a ti. Al jurarla la besé, y fue el beso una oración. ¡Madre mía! ¡Madre mía! el que te daría con el corazón. Un beso que al hogar envía la Bandera al ondear”.

LA CANCIÓN DEL SOLDADO

Bellos versos de “La Canción del Soldado” de Sinesio Delgado, que han sonado en boca de miles de madres españolas a lo largo de los tiempos. Legionaria de Honor, María del Carmen Valentín Sánchez. Hice legionaria a quién ya lo era, más que nadie. Un atrevimiento por mi parte. Ella llevaba sangre de Legión por sus venas. ¿Quién más Legión? Hoy nada le hubiese impedido estar en sus filas. Ser legionaria siempre lo fue.

Nos perdimos a grandes legionarias, grandes soldados. Al fin y al cabo siempre ellas dieron lo mejor en todo.

1333717960_0Alguno dudó de su compromiso y oportunidad para estar en unidades de combate. Ahora pueden estar en primera línea y después de una ya larga experiencia vemos los eficaces resultados, incluso descubrimos su necesidad.

No sé cuantas soldados actualmente en nuestros ejércitos son madres. Es un dato confidencial que no tienen porqué aportar, pero suficientes como para atender esta circunstancia y entender que todo lo que se haga por ellas será siempre poco.sambra8

En el Ejército de Tierra, en la Armada, en el Ejército del Aire, en los Cuerpos Comunes, están nuestras mujeres, muchas de ellas madres. En primera línea de combate.

¿Es que alguna vez no lo estuvieron?

General de División Rafael Dávila Álvarez (R)

Blog: generaldavila.com

8 marzo 2015

 

DATOS SOBRE MUJERES Y HOMBRES EN LAS FUERZAS ARMADAS (Observatorio Militar para la Igualdad)

5 pensamientos en “SOLDADO Y MADRE (General de División Rafael Dávila Álvarez)

  1. Mi querido general, permítame que comente su excelente artículo desde el parámetro de la Calidad humana y de servicio; recordando la reflexión que en su día hice a mi madre Q.E.D., que fue Madrina de Guerra de mi padre y médico en la contienda, asistiendo en todo momento a los heridos en los hospitales militares.

    LA MUJER, SOLDADO, MADRE… Y LA CALIDAD

    En la clasificación de las especies, aparecemos como «homo sapiens», pero si miramos a la prehistoria habría sido más exacto decir «femina sapientis», ya que «fue la mujer quien tuvo la sapiencia para dar el salto desde el Paleolítico al Neolítico».

    La perspicacia de aquella mujer descubrió que una semilla caída accidentalmente en la basura producía una espiga y que unos cachorrillos guardados como juguetes para los niños, se hacían adultos y podían reproducirse en cautividad. Decimos que la experiencia es madre de la ciencia: La mujer había inventado la agricultura y la ganadería. Pero su fino espíritu desarrolló también el sentido de la propiedad y del intercambio de excedentes. Así apareció un inicio de Comercio y de Servicios.

    Esta revolución neolítica, debida a la sabiduría femenina y quizás a su innato sentido práctico de guardar y permutar, representó un espectacular avance en la calidad de vida del ser humano, es decir, del Hombre.

    Estudios definen al Hombre como una realidad, con caracteres diferentes a los de otras realidades. Pero una realidad que tiene que ir haciéndose. Gracias a sus acciones el Hombre es persona humana frente a todo lo demás. Y esas acciones pueden y deben tender a aumentar la calidad del Universo. En particular, la calidad de los aspectos personales empezando por los más elementales, aquellos que constituyen la vida del hogar, la vida diaria. Si los varones repasamos nuestras vidas, comenzando por la infancia, caeremos en la cuenta que han sido prioritariamente mujeres quienes han contribuido a nuestro bienestar, quienes han dado calidad a nuestras vidas. Y si, al llegar a edad adulta, hemos tenido la suerte de encontrar a nuestra media naranja, podremos atestiguar aquel viejo dicho: «cada hombre llega hasta donde su mujer le impulsa».

    Cuando hablamos del Hombre como artífice de la Calidad, estamos implícitamente reconociendo ese papel que la mujer ha desempeñado y aún desempeña en la Calidad de Vida. Pero también pensamos en las numerosas mujeres que hoy trabajan por la calidad en general, a veces de una manera sencilla e ignorada, a veces de una forma clara e impetuosa. Y siempre con una supremacía sobre el varón: Su belleza, simpatía, instinto, buen saber hacer, resistencia física y síquica; en suma, la elegancia, que también refuerza la Calidad. Y no digamos si pensamos en la «producción» de la mujer, ¿Quién puede tener más calidad que una madre?

    No hay duda de que la mujer nos sobrepasa en muchos aspectos, aunque tiene esa otra virtud de poder pasar inadvertida, dejándonos a los varones los laureles de lo conseguido. Y esto es también una acción «calitativa», es decir, de Calidad.

    Naturalmente, los varones también hacemos calidad, quizás más aparente y menos sutil que la que ellas hacen. Al hablar del Hombre como hacedor de calidad, parece que los varones ocupamos un lugar preferente, pero es sólo porque las mujeres nos lo permiten. Ambos sabemos que, para alcanzar una auténtica calidad en nuestras vidas, necesitamos la amistad, el aprecio, la estabilidad y el amor, que sólo el otro sexo nos puede dar.

    Como siempre, un fuerte abrazo.

    Pedro Motas Mosquera

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  2. MI GENERAL,

    Permítame brindar por su precioso escrito extrayendo testimonio de unas palabras pronunciadas por el entonces Coronel D. Tomás Pallás Sierra del Tercio Sahariano “Don Juan de Austria” 3º de la Legión, Puerto de Rosario (Fuerteventura), con motivo del LVI Aniversario de la fundación de La Legión:

    “ No somos mercenarios porque nada pedimos, somos monjes de una mística legionaria que en el servicio, sacrificio y muerte, hemos encontrado la satisfacción de conciencia en nuestra entrega al ideal de España. La Legión, poesía de vida, forma de ser y estilo de una ética, sólo alberga en su seno a hidalgos de leyenda y quijotes de quimeras ”.

    Tal vez, para llegar a entender con propiedad esta Poesía, todos y cada uno de los Caballeros legionarios que allí formaban las Banderas pensaban en su madre o esposa.

    Y tal vez, faltaban entonces a su lado como Damas legionarias.

    A LA ORDEN DE VUECENCIA,

    Fdo. Francisco de Javier

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