ATICULO LECTOR «EL TATUAJE» Juan Carlos López Corbalán

image_content_5167575_20160723222712Esta historia va de tatuajes. Sucedió hace ya  diez, doce,  quince años. Tengo una provecta  edad y me falla el circuito de la memoria de Papez. Era una de esas noches de guardia toledanas. Invierno. El Hospital, hasta la bandera de catarros y patología crónica.  Cuatro  de la  mañana.  La Puerta de Urgencias,  petada hasta arriba. Pacientes peregrinando sin rumbo con el gotero por los pasillos. Bronquíticos de  cara color  azul ahogándose en fluidos propios,  llenando ocho  boxes de  críticos.  Un individuo de etnia romaní con un absceso anal quejándose de  que el galeno no le ha hecho el tacto rectal. O quejándose de todo lo  contrario, ya no recuerdo. Pisa fuerte, Manolo, que paga el  Estado. Ya les digo que hace muchos años y tengo una piel tersa y suave como el culito de un niño porque no  discuto trivialidades ni guardo en el caché de memoria más que lo  justo.

De repente  se monta un pollo cuando  dos policías traen a un individuo  pegando gritos. Está muy alterado. Es delgado y nervudo. Estamos curados de espantos.La Puerta de Urgencias de un  Gran Hospital público es la cloaca por la que entran al sistema sanitario infinidad de procesos que terminan judicializados.  Malos tratos, farlopa, tráficos, intentos de suicidio, reyertas, de todo.

Me llama la atención el tatuaje que lleva  el menda . Es el arcabuz, la pica y el mosquetón. Inconfundible. Un tatuaje  borroso, mal delimitado, tiene ya unos años.

El adjunto que me tutela me pasa el embolado. Lleva veinte horas sin parar y le empieza a vencer el cansancio. Me encasqueta a mí  el paciente  a mí y  se dedica a otros menesteres. Yo soy sólo un  residente. Intento  por medio de los agentes de la autoridad saber qué  es lo que sucede. Me dicen que está detenido  por xxxx.

Pido a los agentes que le quiten las gemelas. Le digo unas palabras, creo que adecuadas,  a esa  persona  y  a los pocos minutos les pido a los  agentes que le quiten las esposas.

El resto de su historia clínica y  humana,  por  obvios motivos, no lo voy a contar. rbjqjt

Lo que le pasaba fundamentalmente ése individuo –caballero legionario paracaidista- es que la Sociedad lo estaba  tratando como escoria, un vulgar tiñalpa, como un mierda supernumerario. Yo le traté con respeto, con cariño . Como lo que era, un soldado  con  trescientos  y pico saltos,  que sólo necesita un mínimo de reciprocidad por parte de ésa “Soziedad” a la que él ha defendido. Y un resbalón lo tiene cualquiera. Necesitaba más un abogado que un facultativo.

Esta carta va de tatuajes.  Como el tatuaje que me llamó la atención ésa noche.  Hoy día,  ves a iconos de la generación actual (futbolistas,  jugadores de básquet, atletas)  llevando  5, 6,9 tatuajes. A  Algunos de ellos no les queda libre  ni un centímetro cuadrado de superficie  corporal sin tinta. Y debe de haber un  motivo antropológico y sociológico en el fondo: tatuarse es una manera de afirmar la “singularidad” del individuo. De distinguirse  de entre la masa. ¿Una forma de asegurar nuestra individualidad frente a la turba?. No lo sé. Que  deduzcan otros. Que inventen otros.

Lo que  sí puedo entender  es que  algunos  tatuajes SI tienen sentido real. Por ejemplo, el de ciertas tribus maoríes, el de un marino que haya dado la vuelta al cabo de Hornos, o el de un  soldado como el de ésta historia. El resto, sobra. Como dice el general legionario Dávila,” Aquí no cabe un tonto más”.

Vivimos tiempos en los cuáles, al menos en mi  sesgada opinión, los valores morales están mal  delimitados.  Borrosos. Ese mazdeísmo propio de cuando éramos niños  de dividir  el Mundo entre  “buenos” y “malos” ya no me  funciona.

Ahora todo es relativo. Es el mundo del sofismo frente al mundo de los héroes épicos.  La eterna lucha entre el hombre espartano versus el  hombre epicúreo. Ganan los segundos por goleada. Manda el  carpe diem frente  al esfuerzo. Lo terrenal frente a lo místico. Ya no hay capacidad de retardo de la satisfacción. Vivimos deprisa y todo tiene que ser “ahora”.  Estamos en un mundo con un gran desarrollo de la “teknos” (la técnica), como decían los clásicos pre socráticos, frente a una caída de la “areté” (los valores  morales).

ilustracion-de-martin-olmosEl adjunto que me había pasado al paciente lo hizo a  manera de castigo, pero en realidad me hizo un gran favor. No le respondí a   sus frases despreciativas acerca de “basura  legionaria” “absceso pulmonar”,  “alcohólico ”,  “tinción de Ziehl” , etc. Me mordí la lengua. Por poco me  enveneno. Pero no acabé la Residencia y me busqué otro currele. Ahora duermo en sábanas  limpias, y por la noche. ¿Echo de menos la tensión de la urgencia? Por supuesto.

Del legía guardo su número de teléfono, sé su último  oficio (taxista sin licencia   que lleva a   lumis de cliente en cliente), y hablé con él hace dos años, aen un  barecillo al lado de la plaza Agatángelo Soler. Una cerveza  y empatía mutua .Sé que al grito de A MI LA LEGION, tanto él como yo, nos hermanaremos en un fuerte abrazo si llega el caso. Espero, sinceramente, que no haga falta.

Y cuando la Parca nos lleve a todos, sé que hay otro Universo, otra dimensión en la que la gente buena vive gozosa, a los pies de un Cristo de la Buena Muerte  compasivo, misericordioso y real. Pero eso es ya otra historia.

Juan Carlos López Corbalán

Blog: generaldavila.com

25 febrero 2017

9 pensamientos en “ATICULO LECTOR «EL TATUAJE» Juan Carlos López Corbalán

  1. Atentamente y con el respeto que merezca cada cual

    Tengo el cuerpo tatuado
    —————————————–
    Tengo el cuerpo tatuado,
    Y con extrañeza me miran
    Cuando pasan por mi lado
    Esos que a nada suspiran.

    Los que van poniendo faltas
    Y ellos son mucho peor.
    Esos que a nada se espantan
    Y van sembrando el dolor.

    Con miradas repelentes
    Cuando ven mis tatuajes,
    Lo asocian con lo indecente
    Sin saber que es un lenguaje.

    Cuajados del sentimiento,
    Por los caminos del mundo
    Que alegrías y lamentos
    Se estamparon muy profundos.

    Yo no oculto los tatuajes,
    Ni tampoco los enseño;
    Ellos tienen su lenguaje
    De amargos y dulces sueños.

    Sin embargo son la causa
    De miradas con desprecio
    Cuando por mi vida pasa
    Quien va de listo y es NECIO.

    Yo no los quiero ocultar
    Porque no siento vergüenza,
    Ellos me hacen recordar
    Pequeñeces y grandezas.

    Fue la vida en mi camino
    Gravando los tatuajes;
    Al mirar no seas cretino
    Ellos tienen su lenguaje.

    Original de Ramón Lencero Nieto

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  2. Buenos días Doctor,
    Leyendo su entrañable relato, ha venido a mi memoria una anécdota que viví en primera persona con un Legionario que había pertenecido al IV Tercio.
    Un buen día, cuando ejercía como director de una oficina bancaria, se acercó a la puerta de mi despacho, un hombre al que se apreciaba estar pasando por un mal momento.
    Llevaba en su brazo tatuado al Cristo de la Buena Muerte, y por ello deduje su condición Legionaria.
    Solicitaba un anticipo de la minúscula pensión para poder comer, que autoricé de inmediato.
    Aquel día, me rondó la idea de que habría que organizar alguna Asociación para dar cobertura a éstas personas. Afortunadamente, hoy la Fundación Tercio de Extranjeros se encuentra ejerciendo esa función de una manera admirable.
    Reciba un cordial saludo

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  3. Digo, mi respetado y querido General, que todo extraordinariamente precioso, pero, preocupado, sigo sin saber el porqué de no ser digno uno de mis comentarios en tu magnífico blog del que seguiré siendo asiduo seguidor. Con el mayor respeto y aprecio. Carlos

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  4. Varias veces en mi vida he topado con Antiguos Caballeros Legionarios a los que he reconocido por sus tatuajes, he hecho la tipica pregunta (Tercio,Bandera, etc..) y enseguida hemos empezado una conversación, donde más de una vez quienes la han presenciado se han quedado extrañados por la cordialidad de la misma, teniendo en cuenta que la misma se ha desarrollado a traves de los barrotes de un calabozo, pero en ese momento no estaban conversando un agente y un presunto delincuente, si no simplemente dos antiguos legías, independientemente del lado que estuviese cada cual.

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