Atentado terrorista en Barcelona

El terrorismo yijadista por sí, como cualquier otro, nunca es resolutivo y ellos lo saben. Su objetivo primario es propiciar el terror y con él,  obtener  la degradación de las instituciones políticas en los ámbitos social, económico y moral. Tras ello infiltrarse en ellas e imponer las suyas.

Saben de sobra, que las batallas se ganan cuando quiebra el factor moral del enemigo, y Europa en general y España en particular, de eso no andan muy sobradas en los tiempos que corren. Y lo digo, porque la moral en este ámbito, requiere convicción y unidad de criterio, asunto del que están lejanos los partidos políticos no pocas veces sometidos a la presión de los Lobbies. Presión que se   manifiesta consiguiendo de estos legislaciones que potencian el centrifuguismo social: (https://generaldavila.com/2017/05/19/la-madre-de-todas-las-revoluciones-de-gramsci-a-nuestros-dias-enrique-alonso-marcili-coronel-de-infanteria-r/) Como ayer la guerrilla, el terrorismo hoy, constituye la primera piedra de la revolución perseguida. Comparten un procedimiento similar, simplemente adecuado a las mutaciones que los avances tecnológicos han propiciado. Ayer el santuario de la guerrilla lo constituía una zona en la que tenía condiciones de seguridad, no actuaba en ella para no conculcarlas si el objetivo no era suficientemente rentable. Hoy, ese santuario lo son núcleos urbanos o guetos en aquellas sociedades cuya legislación garantista se lo permite y además tienen un valor geoestratégico conveniente. Condiciones que se dan en España.

Geoestratégicamente, España es puerta de entrada, está en su objetivo como lo está Europa, pero aquí esa circunstancia les lleva a actuar solo si el objetivo es verdaderamente rentable. Y la rentabilidad siempre se mide en función de su repercusión mediática y efecto. Quizás lo que les haya llevado a actuar en Cataluña, en pleno verano y dado el auge del turismo, sean estas tres circunstancias, no que hoy estemos en su punto de mira más que ayer. Lo  hemos estado y lo estamos siempre, pero las circunstancias de permisividad legal y resonancia de la acción, les llevaron a concebir lo que hubiera sido de una gravedad extrema, de no haberse dado la circunstancia de la explosión prematura de su arsenal en la casa de Alcanar. Quizás algún día sabremos cuanto tiempo esa célula yijadista estuvo preparando su acción, cuantos la constituían,  cuáles eran sus verdaderos planes de acción, cuáles fueron las grietas legales que aprovecharon y, en consecuencia, su impunidad para ello.

En nuestra civilización, ejércitos disciplinados y sometidos a la ley, la conducción de la guerra es política. Si el político no se blinda moralmente; si no ejerce con voluntad de vencer aun a riesgo de desgastarse; si se deja llevar o afectar por la miserable rentabilidad política pretendida por los partidos oponentes o por sus particulares intereses. No venceremos.

El asunto no está tanto en elevar el nivel de alerta, como en la firmeza de emplear sin dudar, todos los medios que el sistema pone en sus manos adecuadamente a sus capacidades y procedimientos.

http://www.interior.gob.es/prensa/nivel-alerta-antiterrorista

Tengo mis reservas en el empleo de las Fuerzas Armadas. Y no porque piense que no deben ser empleadas. Mi convicción es que pueden y deben serlo, incluso sin necesidad de implementar el nivel de alarma a 5. Pero hay unos condicionantes imprescindibles que son prioritarios y hoy presumo dudosos.

Primero.- Inequívoca y firme voluntad política ajena a titubeos y contradicciones.

Segundo.- Mando único capaz de concebir, coordinar y dirigir. Asunto hoy no muy conseguido incluso entre las distintas Fuerzas de Seguridad del Estado y autonómicas.

Tercero.- Conseguir el control legal y garantizar la seguridad de las comunidades musulmanas entre las que se mueven los Yijadistas. Lo hagan bien por connivencia hacia ellos, o bien por simple miedo.

Cuarto.- No emplear las Fuerzas Armadas en  simples cometidos sustitutorios que no le son propios y ajenos a sus procedimientos operativos.

En fin, técnicos sobradamente preparados tienen tanto las Fuerzas de Seguridad como las Fuerzas Armadas, óiganles los políticos, marquen las líneas rojas legales que estimen necesarias y déjenles trabajar con iniciativa dentro de ellas.

Ah! Y déjense de frases bonitas y vacías como “al alba y con fuerte viento de levante…” No conducen a nada.

Enrique Alonso Marcili

Coronel de infantería (R.)

Blog: generaldavila.com

22 agosto 2107