EL GENERAL MENA. EL HONOR General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)

El Teniente General José Mena Aguado. Un hombre de honor

Se van a cumplir doce años del cese y arresto del Teniente General don José Mena Aguado, enero de 2006, por su discurso el día de la Pascua Militar siendo Jefe de la Fuerza Terrestre con sede en Sevilla.

Un hombre de honor.

El ministro de Defensa era José Bono Martínez. No merece ni un mínimo comentario. Visto lo visto, leído lo leído, él solo se define y en el olvido de los buenos soldados queda su paso (?) por el ministerio. Adiós.

El JEMAD era Félix Sanz Roldán. Actualmente Jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Le sustituyó como JEMAD José Julio Rodríguez Fernández, actual dirigente del partido político Podemos. Eran aquellos tiempos…

Sí. Los tiempos del Estatuto catalán… de aquellos polvos.

El general Mena en su discurso de la Pascua Militar se adelantó en el tiempo, proféticamente, a lo que con frivolidad otros menospreciaban: la ruptura de la unidad de España. No se escondió ante nadie ni ante nada y dio la cara por todos sus subordinados que le mostraban a diario su preocupación y desencanto. El general Mena era el Jefe de la Fuerza Terrestre, es decir el jefe de casi todas las unidades de combate del Ejército. El general Mena recordó, cuando todo empezaba, la relevante y honorable misión de las Fuerzas Armadas; repito, proféticamente. Lo hizo sin el menor atisbo de amenaza ni escándalo que no fuese el que los débiles, en su interpretación del deber y la responsabilidad que su cargo exigía, jugaban a la nación de naciones y frivolidades estatutarias sembrando la cizaña entre el trigo.

Hoy conviene recordar y traer a la memoria el injusto tratamiento dado a un hombre de honor que dijo lo que ahora todos dicen y se desdicen y siguen diciendo que dijeron. Ahora que el honor se cambia por cobardía y los ejemplos están perdidos en discursos insustanciales, conviene no olvidar a los hombres que su deber les llevó a cumplir con honor a pesar de los que quisieron deshonrarles. Su actitud entonces, a lo largo de estos años, hoy más que nunca, es un ejemplo.

El diario ABC del jueves 2 de noviembre trae un artículo del General de Ejército y Jefe del Estado Mayor de la Defensa Fernando Alejandre Martínez en el que recoge el sentir de los actuales Ejércitos y que les hemos ofrecido en un comentario del día escrito por el General Chicharro. Nada distinto a lo que en su momento dijo el Teniente General Mena.

Ha pasado el tiempo y ha estallado lo que nunca quisimos presenciar. Es justo y equitativo recordar al hombre que desde su puesto de mando, con sencillez y claridad, vaticinó lo que se nos venía encima. Le costó caro, pero mantuvo su honor intacto. Esa fue su razón de vida, mando y obediencia.

El general Mena es entre sus compañeros de armas un hombre de honor respetado y querido.

Porque el honor una vez perdido no se recobra jamás.

Pero, ¡qué bien llevan algunos!… haberlo perdido.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog. generaldavila.com

4 noviembre 2017

 

 

 

30 pensamientos en “EL GENERAL MENA. EL HONOR General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)

  1. Buenos días mi General,
    Enhorabuena por el compañerismo demostrado y el reconocimiento de la verdad.
    Dos virtudes que junto a la Defensa de la Unidad De España, de sus Fuerzas Armadas y la Constitución, forman parte de la línea editorial del Blog.
    Mientras los rebeldes permanecen alentados por TV3, los Españoles de Ley, encontramos diariamente las fuerzas para seguir luchando por nuestros valores en este distinguido foro.
    Fuerte abrazo.
    Viva España!!!!

    PD: Nuestra Bandera, hasta nueva orden mi General, continúa ondeando en el balcón.

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  2. Buenos días mi general,

    Mi general con el debido respeto creo firmemente que nuestros mandos militares aparte de jurar y acatar la Constitución,son hombres y mujeres de honor,los cuales no pueden expresarse libremente y si lo hacen les ocurre lo mismo que al general Mena,hoy vivimos en una democracia en la que personas con MASTER en tiros en la nuca son considerados hombres de paz ( OTEGUI ) y cualquier expresión por parte de los mandos de nuestro ejército esta considerado como golpismo,mi general, yo como algunas veces he manifestado en este blog,naci en Cataluña,mis hijos son catalanes,mi nieto también catalan,y nos tildan de españoles,estos separatistas inútiles piensan que llamarme español es un insulto,Dios,cuando me llaman español me considero un afortunado,pues para mi no hay mas honor que haber servido como voluntario en la legión,jure fidelidad a mi bandera mi bandera de España y si he de morir por España no dudare en abrazar mi bandera y caer con honor por mi patria mi España,siempre estare a las ordenes de vuecencia mi general y a lo que España me demande.

    VIVA ESPAÑA

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  3. Si, mi querido General… el General Mena, es un hombre de honor y soldado ejemplar porque en su pecho se anida el amor a la Patria y el respeto a la Ley. Y, por lo que hizo, es un militar respetado y querido por sus compañeros, porque la disciplina es su norma, el valor su gran anhelo, el honor su firme causa, y el deseo de servir a su País la meta de su vida. Por todo ello, hoy más que nunca, el reconocimiento a su integridad a costa de su cese.
    Un fuerte abrazo.
    Pedro Motas

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  4. Recuerdo el momento del discurso y el inmediato arresto y cese. Y como español sentí la ira contra esos comportamientos tan «de izquierdas».
    Para mi, el General Mena es un hombre de honor y demostró sentir España, como el que más. Y denunció el peligro que veía, que se ha demostrado absolutamente cierto como todos hemos tenido ocasión de ver y de sentir.
    Donde la sinrazón política no podrá llegar nunca, ha llegado y está el honor del General Mena. En lo más alto del espíritu, coronando los principios y los valores.
    Don José sabía las consecuencias, pero cumplió con su deber como un militar ejemplar.
    Mi reconocimiento más absoluto.
    Un cordial saludo, mi General.

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  5. Cuanto dice mi general es «JUSTO Y NECESARIO»
    JUSTO es reconocer públicamente la hidalguía y el valor del general Mena, que sabía perfectamente el riesgo que corría (así queda en evidencia para quienes leen su libro «Militares al borde del silencio»)
    Y es NECESARIO -podría añadirse más que nunca- ante la actual situación creada en Cataluña. En lugar de tomar buena nota de lo que dijo -de lo que estaba obligado a decir- se tomaron graves medidas contra él.
    El general Mena puede estar legítimamente orgulloso. Él y sus herederos.
    Por su valor y su gallardía, pero también porque quienes tomaron la injusta decisión de su arresto y pase a la reserva, son hoy unos acreditados bellacos.
    También lo son, en alguna medida, sus compañeros Tenientes Generales que lo dejaron solo y a los que recomendó lo que debían hacer con la bandeja de plata que, un año después de su cese, quisieron regalarle como era la tradición.
    ¡¡¡Bravo mi general!!! ¡¡¡Siempre a sus órdenes!!!

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  6. Mi General, querido Rafa, os agradezco que hayáis tenido la gentileza de traer al blog la figura de José Mena, cuya trayectoria glosas acertada y magníficamente en tu artículo; tuve, como tú, la gran suerte de disfrutar, dentro de las exigencias de su puesto docente, de sus conocimientos, humanidad y compañerismo en unos tiempos de stress, estudio y trabajo en los que otros pensaban que la «tarima» habría de significar distanciamiento y frialdad y hacer la vida difícil.
    Enterado de su fulminante cese, el mismo día 6 de enero junto con un romance que narra los pormenores de los sevillanos acontecimientos de todos conocidos, le compuse asimismo un soneto que saca flote lo que entonces sentí, y siento, hacia su persona, víctima de «aquellos polvos» como bien apuntas. Decía un titular de la prensa del momento <<>>
    Y decían, dicen, mi soneto y su dedicatoria:

    «VERDADES

    Fuera «El Cierzo» testigo en lo jurado,
    y a un gran hombre y soldado José Mena,
    fulminan, ¡válgame la Macarena!;
    tan sólo por haberlo recordado.

    Tu galopar sin freno ni bocado,
    mereció bien lo sabes tú la pena:
    compensó, sí, que en tu carrera, plena,
    se ceben con su tal desaguisado.

    Hoy, ya ves, escuecen las verdades:
    tú, maldito por tirios y troyanos,
    por tan sólo contigo ser sincero.

    Entre mil, una más de «las bondades»,
    de este plan que se traen entre manos,
    unos cuantos listillos y un trilero.

    Con mi afecto y reconocimiento.
    Félix Torres, 06 ene. 06″

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  7. Mi General, querido Rafa, os agradezco que hayáis tenido la gentileza de traer al blog la figura de José Mena, cuya trayectoria glosas acertada y magníficamente en tu artículo; tuve, como tú, la gran suerte de disfrutar, dentro de las exigencias de su puesto docente, de sus conocimientos, humanidad y compañerismo en unos tiempos de stress, estudio y trabajo en los que otros pensaban que la “tarima” habría de significar distanciamiento y frialdad y hacer la vida difícil.
    Enterado de su fulminante cese, el mismo día 6 de enero junto con un romance que narra los pormenores de los sevillanos acontecimientos de todos conocidos, le compuse asimismo un soneto que saca flote lo que entonces sentí, y siento, hacia su persona, víctima de “aquellos polvos” como bien apuntas. Decía un titular de la prensa del momento «Un General admite que el Ejército podría intervenir en el Estatuto»
    Y decían, dicen, mi soneto y su dedicatoria:

    “VERDADES

    Fuera “El Cierzo” testigo en lo jurado,
    y a un gran hombre y soldado José Mena,
    fulminan, ¡válgame la Macarena!;
    tan sólo por haberlo recordado.

    Tu galopar sin freno ni bocado,
    mereció bien lo sabes tú la pena:
    compensó, sí, que en tu carrera, plena,
    se ceben con su tal desaguisado.

    Hoy, ya ves, escuecen las verdades:
    tú, maldito por tirios y troyanos,
    por tan sólo contigo ser sincero.

    Entre mil, una más de “las bondades”,
    de este plan que se traen entre manos,
    unos cuantos listillos y un trilero.

    Con mi afecto y reconocimiento.
    Félix Torres, 06 ene. 06″

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  8. A las órdenes de V.E., mi General. Esta bendita lluvia de hoy tiene la culpa de que me haya levantado más tarde que de costumbre. Siento llegar tarde a formación.

    EL HONOR, mágica palabra y concepto sagrado para un hombre que se precie de tal. No es que sea ni tenga que ser, patrimonio exclusivo del Militar, que ha hecho de su oficio un sacerdocio al servicio de la Patria y de los demás. Yo nunca concebí que, como se dice ahora tan frívolamente, el oficio de Militar fuera «un trabajo como otro cualquiera» Ni por su naturaleza intrínseca, ni por sus horarios. Es servicio permanente las veinticuatro horas del día y todos los días del año. Pero sí es, sin posible discusión, el Ejército el estamento en el que por razones obvias se cultiva con más esmero y se ejerce y demuestra hasta en los actos más simples. A esto me consagré, desde mi modesta y humilde posición, cada instante de mi vida activa, en el Ejército y en el trabajo civil. Siempre he recordado y tenido presente lo que desde niño oía a las personas mayores a mi alrededor. Una expresión preciosa que ya no se oye con tanta frecuencia: «Palabra de honor». Lo decían los hombres cuando se contaban algo y sobre todo, cuando hacían un trato, un acuerdo. Si alguno mencionaba formalizar un documento o simple papel escrito para constancia, esto sonaba a ofensa, a que se estaba cuestionando o poniendo en duda el honor.del otro.

    El General Mena. Por entonces trabajaba yo en Sevilla y ese mismo año, en Agosto, me jubilaba por la edad reglamentaria. Fue un mazazo la noticia, pues había tenido el privilegio de conocer al General, sólo de vista pero de cerca, con ocasión de acontecimientos que estaban ocurriendo a nivel internacional en los que mi trabajo era fundamental; tanto, que alguien que no merece mención por insignificante, se me puso en un momento al lado con una pegatina de aquellas de: «No a la guerra». Mi reacción fue ponerme a aplaudir la ocurrencia y continuar «con lo mío». Y es que, yo no podía imaginar que a los que nada les gusta lo militar, o de eso presumen para cosechar votos fáciles, fueran tan aficionados a «jugar a los soldaditos».

    ¡Lo que les gusta mandar!. Adolecen de dos complejos terribes. Uno, el de inferioridad, y mandar o creer que mandan, les hace sentirse importantes. Y otro, el peor, odiar a muerte a cuaquiera que valga más y pueda hacer lo que ellos jamás podrían ni aunque volvieran a nacer. Esa mezcla explosiva de complejos y resentimientos, la descargan en quen circunstacialmente pueden para realimentar su ego.

    Honor y obediencia. Qué difícil resulta a veces, en momentos críticos, la no colisión entre estos dos conceptos y virtudes. Hay que ser muy honestos, y muy valientes, para anteponer lo primero a la segunda y expresarlo en público a sabiendas de lo que se juega en el lance.

    Por eso, muchas gracias, mi General, por este recuerdo y homenaje a quien supo poner por delante su honor con todas las consecuencias. No se pueden dejar en el olvido a estas personas, porque perderíamos la referencia, no veríamos «la espalda de nuestros capitanes», y no podríamos seguirlos.

    Perdón por la extensión, pero no sabría decirlo en menos paabras sin dejarme algo en el tintero.

    ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!. Y ¡¡¡ViVAN LOS HOMBRE DE HONOR!!!

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  9. “Sólo faltaría que el ministro de Defensa arrestara a los militares por defender la Constitución”

    Declaraciones de José Bono, Ministro de Defensa con el «Gobierno» de Rodríguez Zapatero a TVE en octubre de 2005. Dos meses después, y contradiciendo estas declaraciones, el Ministro dio orden de arrestar al teniente general Mena Aguado por manifestar su lealtad a la Constitución Española, debido a las presiones de los socios nacionalistas del Gobierno de Zapatero.

    Que los progresistas hicieran el juego al presidente Rodríguez ZP, que se declaraba rojo de solemnidad y dedicaba sus esfuerzos a que España volviera a la situación que hubiera tenido si no hubieran perdido la guerra civil, era algo que debíamos esperar, así que los ataques al Teniente General Mena no podían faltar. Lo curioso es que el ministro Bono y el mando superior del General Mena, el también general Félix Sanz Roldán, se habían manifestado en anteriores ocasiones con declaraciones del mismo tono.

    El teniente general del Ejército de Tierra y general jefe de la Fuerza Terrestre, Don José Mena Aguado, había afirmado durante su discurso en Sevilla con motivo de la Pascua militar 2006 que si algún Estatuto de autonomía sobrepasa los límites de la Constitución, el Ejército tendría que intervenir ya que el artículo octavo de la Carta Magna encomienda a las Fuerzas Armadas la misión de «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad y el ordenamiento constitucional» y recordó a los militares –aunque el recordatorio servía también para ZP y los suyos– que «No olvidemos que hemos jurado o prometido, guardar y hacer guardar la Constitución. Y para los militares, cualquier juramento o promesa constituye una cuestión de honor».

    Tanta contundencia en recordar a los militares cual es su principal misión, no podía por menos que provocar la airada respuesta de aquellos que miran para otro lado mientras el poder político se confabula para sortear la Constitución que deberían defender y por ello, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldán –un general pacifista y progresista, es decir, que gusta de las medallas pero no de la guerra– proponía al ministro de Defensa la destitución de quien les había dado una lección de integridad.

    Naturalmente, tanto el Gobierno como la progresía coincidían en calificar de «inadmisibles» e «inaceptables» las declaraciones del Tte. General Mena. Desde los comunistas, Gaspar Llamazares, que afirmaba que tales manifestaciones son «contrarias a la Constitución» hasta los separatistas vascos, Anasagasti, que lo calificaba de «general absolutamente trasnochado y fuera de la realidad política» –seguramente porque esa realidad era la del trapicheo político en la que él se movía– todos se apresuraron a pedir sanciones para quien tuvo la valentía de poner sobre la mesa lo que el totalitarismo de izquierdas no quiere oír y le gustaría amordazar.

    Es cierto que no corresponde a las Fuerzas Armadas valorar o criticar la gestión del Gobierno, pero el Teniente General Mena cuando citaba el artículo 8 de la Constitución no hacía otra cosa que recordar a la institución militar cuales son sus obligaciones, lo cual desde un alto cargo del Ejército es obligado y meritorio aunque estando en manos de un gobierno totalitario resultaba peligroso. Es por ello que el Tte. Gral. Mena ha sido un molesto ejemplo de rectitud y valor para otros mandos que aunque le imputaban injerencias en política, son ellos los que habían politizado el cargo desde el momento en que sus criterios obedecían más a razones políticas que castrenses.

    También el Tte. Gral. Mena se encargó de aclarar las razones de su alocución: «Es nuestra obligación alertar de las consecuencias que podría acarrear una propuesta como la del proyecto catalán», lo cual, teniendo en cuenta que los militares son los garantes y custodios de la Constitución e integridad de la Nación, hablar de los riesgos que se corren no es una «intromisión inaceptable» sino una exigencia del cargo y por ello no hay razón alguna para la represión.

    Si el superior del Tte. Gral. Mena –el general Félix Sanz Roldán– hubiese actuado con honestidad y sin contaminación política, nunca hubiera visto motivo alguno de sanción sino de reflexión.

    Por otro lado, si bien corresponde al Tribunal Constitucional determinar si la Constitución ha sido vulnerada o no, corresponde a los militares evitar que eso suceda. Guardar y hacer guardar la Constitución no significa otra cosa y el Tte. Gral. Mena, según se desprende del texto íntegro de su discurso, más que amenazar con una intervención militar, se limitó a recordar que, llegado el caso, la Constitución obligaría a intervenir a los militares, aunque no dice que debieran hacerlo por su cuenta y al margen del poder civil.

    El Teniente General Mena merece nuestro respeto y admiración, porque decir la verdad cuando sabemos que nos pesará es la mejor prueba de honradez y honestidad. Si a ello añadimos el honor y el valor de sus actos, encontraremos razones para estar orgullosos de la inmensa mayoría de nuestros militares.

    Honor y gloria a quienes anteponen el bien de España a sus intereses personales. El General Mena siempre será un ejemplo a citar.

    Por ventura, ejemplos no nos faltan.

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  10. El Teniente General Mena,no debió nunca ser cesado de su cargo,el General Mena en aquel momento nos estaba defendiendo a todos los Españoles, hoy ya se está viendo los resultados de lo que el General Mena ya behía, y nos quiso advertir y defender de lo que se nos venia encima en el tiempo a todos los Españoles. Los problemas con los separatistas.
    Zapatero, Bono y algunos personajes mas, no fueron buenos estadísticas,no vieron o no quisieron ver lo que el General Mena estaba defendiendo.
    El GENERAL MENA DEBE SER RESTITUIDO EN SU CARGO Y EN SU HONOR.
    Porque ninguno de los politicos que tenemos en la actualidad tienen sentido de estado ni de ser estadista, ni de querer asu Patria, que es ESPAÑA.

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  11. El Teniente General Mena exhortó a los presentes al cumplimiento de la Constitución, no la interpretó por su cuenta. El arresto y el cese fueron fruto de una indigna prevaricación. Ciro el Grande, rey de Persia, hubiera castigado al responsable de esta injusta prevaricación a ser desollado vivo, y, una vez curtida su piel, tapizaría con ella el sillón de su sucesor, para que este tuviera siempre presente los riesgos de caer en la tentación de aplicar torticeramente la Ley.
    Hay, en estos momentos, algunos síntomas entre los «constitucionalistas» de quiebra en su voluntad de vencer. Primero está vencer y posteriormente convencer a quienes quieren desterrarte de tu propia Patria. Con quien está a punto de matar a tu familia no dialogas.
    Para tranquilizar a la inmensa mayoría de los españoles, nuestro presidente Rajoy tiene que hacer el gesto de quemar las naves- como Hernán Cortés- ante la cobarde amenaza de un posible pasteleo. Nada mejor que poner a las plantas de la valiente juecesa Lamela, a todos aquellos colaboracionistas que facilitaron llegar a esta bochornosa situación. Podría empezar en su propio partido con ese «ex» que sigue poniéndole palos en la rueda.
    Ignorancia , ambición, codicia y miedo condicionaron a todos aquellos que condenaron al siempre ejemplar Teniente General Mena.

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  12. Mi general y con todos los respetos del simil, esto es como el paciente (ejecutivo) y dentista (jemad) va el paciente al dentista y cuando se acerca para escudriñar su boca, este le coge la su parte noble y le dice ¿verdad doctor que no vamos hacernos daño?
    A su orden mi General

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  13. Mi General,

    Palabra a palabra su pensamiento recompone muy acertadamente el puzle por el cual una banda de aldeanos convictos por delito de lesa patria pasaron el fin de semana pasado desde la ciudad española de Figueras la frontera con Francia sin que ningún ex JEMAD desde su oficina, vecina al monolito que recuerda a nuestro hermano, el Padre Huidobro, se apercibiese en absoluto de ello.

    El pasado 18 de julio, la Agrupación de Apoyo Logístico Nº 6º del Ejército de Tierra publicó en su Orden del Día una Efeméride recordando el alzamiento cívico-militar de 1936. El texto fue publicado, a modo de gran escarnio público, por el otro ex JEMAD, y el Ejército de Tierra le respondió pidiendo disculpas.

    No existen casualidades o errores en estos tiempos, solamente causalidades.

    Brevemente, complicidad.

    A la orden de vuecencia,
    Francisco de Javier

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  14. Estoy totalmente de acuerdo con todos los elogios que hacéis a mi querido compañero del Arma de Caballería Teniente General Mena, pero señores esto había que hacerlo antes. Miguel de Gandarillas del XVII Promoción de la Academia General Militar.

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  15. Querido Rafael:

    Muchas gracias por lo publicado hoy en tu blog sobre mi honor, que me llena de satisfacción.

    Un fuerte abrazo.

    Mena.

    ________________________________

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  16. Con permiso de Vuecencia mi General y a la orden: Legionario R, español en activo y tiempo completo. Ramón Lencero Nieto

    España está en el banquillo que avergüenza el sentimiento
    ————————————————————————————–
    Erguidos en el altar
    Del orgullo idiotizado
    Se hacen ver los endiosados
    De esta crápula abismal,
    De corruptos-desenfrenados.

    En el crimen que enaltecen
    De esta forma enmascarada
    Y la astucia comisionada
    En los que aplauden y ofrecen
    Respaldar sus bufonadas.

    Es tan grande la demencia
    De estos seres concebidos
    En el altar desmedido
    Que basta con su presencia
    Para sentirse ofendido.

    O escuchar una incoherencia
    De las muchas que pregonan
    Con la maldad que blasonan
    Sin salirse de la demencia
    Y el absurdo que ocasionan.

    Coronando las bastardías
    Redactadas por ambiciones
    Que vienen dando sanciones
    Al conjunto de la ciudadanía,
    Que maldice a estos cabrones.

    Forjados en las despensas
    Que macera el esperpento
    De esto hoy tan virulento
    Donde los indignos expresan
    La maldad de sus adentros.

    España está en el banquillo
    Que avergüenza el sentimiento
    De los nobles pensamientos
    Mientras el pueblo sencillo
    Saborea el detrimento.

    Maquinado por cobardes
    Que dicen ser defensores,
    Cuando sólo son traidores;
    Hijos de una mala madre
    Que vienen dando sanciones.

    En esta España de ahora
    Que se encuentra sometida
    A las políticas fratricidas,
    Que en la dignidad se atoran
    Escarbando en las heridas.

    De aquella incivil contienda
    Provocada por los mismos
    Hechos en los egoísmos
    De la derecha y la izquierda
    Que profanan el idealismo.

    Para que España se reponga
    De este adverso suceder
    Hay que arrancar del poder
    A todo el que no responda
    En el cumplimiento del deber.

    Y. NO hacer destituciones
    Degradando al cumplidor
    Que en defensa del valor
    Se hace ver en las acciones
    Con sentido del HONOR.

    Ramón Lencero Nieto

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  17. Mire usted , anónimo, mal llamado Santiago. Entre otras cosas, carece del don de la oportunidad en espacio y tiempo. Aquí, en este espacio, no estamos tratando de técnicas jurídicas para castigo de herejes ni de las tendencias de la sala segunda. Habrá observado que el asunto trata del Honor con mayúscula. Tampoco está muy acertado
    en sacar a relucir, en este momento, la Reforma del Estatuto, propiciada por el Sr. Zapatero, reforma de la cual, posiblemente Vs. se sienta orgulloso; pero que la realidad en el devenir de pocos años se confirmo como nefasta para la paz y la convivencia entre los españoles.
    No voy a traer la famosa frase de Spengler, pero si le voy a decir que «la conservación de la paz es asunto demasiado serio para dejarlo en manos de ciertos políticos» (Haro Teglén).
    Por último, me parece innecesario y absolutamente falso afirmar que el Teniente General Mena «no es ejemplo de nada». Con su poco afortunada intervención deja bien patente que Vs está muy necesitado de seguir mejores ejemplos que los que condicionan su conducta.

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  18. Tiempo después publicó el general Mena un libro en el que explicaba su postura más detalladamente y yo lo leí con interés. Un libro bien escrito y en el que se comprueba que es un hombre culto y juicioso. Muy interesante la comparación que se hace en el libro entre «El vizconde demediado» de Italo Calvino y la demediada democracia española.

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  19. Recuerdo perfectamente el cese del Teniente General Mena, y lo que oí por esos mundos de Dios, con el señor Zapatero rigiendo los destinos de nuestra pobre España y digo pobre en aquel entonces, porque estábamos en manos no sólo de un resentido llegado a la política para descargar sus ansias de venganza,(que nadie conocía y mejor nos hubiera ido si nunca hubiéramos llegado a conocerle) pero es que además el tiempo ha demostrado la clase de individuo que era, una nulidad como dirigente y el personaje más nefasto que ha pasado por la política en España, y no se puede decir que no tenga competencia, pero ha dejado atrás con creces a los que pudieran haberle hecho sombra en ese poco honorable lugar. Ese señor ha tenido la culpa, precisamente él, de hechos que ahora nos cuesta zozobra y peligros que costarán sangre, sudor y lágrimas al pueblo catalán,y por desgracia, al país en su totalidad.

    Que él, o su vasallo convertido en ministro de defensa destituyeran a un militar de honor que no hizo otra cosa que advertirnos de lo que se nos podía venir encima fue denigrante, y estoy segura de que todos lo sentimos así en su momento.

    Honor y Gloria para un fiel servidor a la Patria.

    Si nos lee, que sepa que los ciudadanos de a pié, como por ejemplo yo lo soy, sentimos en el alma tal injusticia como algo personal, y que le recordamos con respeto y admiración.

    Supongo que algo de consuelo podrá sentir si lee el artículo que hoy abre el blog, y todo lo que a través de los diversos comentarios que se incluyen significan respecto a su persona y a su comportamiento.

    Mi afecto y admiración al Teniente General Mena, que espero haya conseguido dar a su vida el tono de dignidad y paz que se merece.

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  20. ¡Ánimo!, mi general y querido amigo y compañero de la XIX Promoción de la AGM.
    Ya sabes que todos tus compañeros de armas estamos contigo.
    A nosotros nos educaron en un crisol que en estos tiempos no lo saben entender las jóvenes generaciones, pero sí reconocer y envidiar cuando sufren un escarmiento.
    ¡VIVA ESPAÑA! y ¡VIVA EL EJÉRCITO!

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  21. Mi General:
    De vuelta de un viaje leo el gran acto de justicia que has publicado en tu blog. Te lo agradezco desde mi profunda admiración al Tte. Gral. Mena, al que considero, desde antes de aquello, pero más después de aquello, un ejemplo a seguir.
    Con jefes así se puede ir a la guerra

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