¿GORDOS LOS LEGIONARIOS? LO QUE ME FALTABA POR OÍR General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Será el cuerpo más veloz y resistente…

El general Millán-Astray fundador, héroe y gloria de la Legión, cuenta en su libro La Legión cómo después de las paradas y desfile, una vez rota la formación, los Jefes de las Banderas iban a visitarlas, momento en el que se formaba el corro de las quejas y peticiones. Se le conocía como <<el corro de la justicia>>. Todos podían exponer lo que creyesen de justicia. El legionario que quería hablar, autorizado a hacerlo exclusivamente en nombre propio, se cuadraba rígidamente llevando la mano al primer tiempo del saludo indicando así que quería ser escuchado. Una vez autorizado se colocaba en el centro del corro y sin bajar la mano del primer tiempo del saludo exponía su queja.  Pocas había, casi ninguna, por lo que rápidamente se pasaba al capítulo de peticiones: <<Señores, peticiones que no sean de licencia>> y surgían infantiles y sencillas de conceder.

La Legión. Pasillo de fuego

Cuando yo mandaba la Brigada de la Legión quise poner en marcha algo parecido y reunía con cierta frecuencia a los legionarios en el salón de actos para que me presentasen sus quejas y peticiones. Les aseguro que hablaban; con disciplina y respeto, pero hablaban. Nunca hubo una salida de tono y sí muchas cosas que aprender de ellos. En cierta ocasión se levantó un enorme Caballero Legionario de la Unidad de Zapadores. Cerca de dos metros de legionario. Como ellos dicen: un armario. Grande y fuerte. De gordo nada de nada.

Mi general: quería exponerle una queja que tengo sobre la comida.

Reconozco que el tema de la comida es algo muy sensible para todos los mandos y se sigue con especial vigilancia y cuidado, mucho más desde que la comidas están externalizadas con empresas del ramo. Presté mucha atención a aquella petición.

-Mi general, mire vuesensia mi tamaño de casi dos metros; y mire, por poner un ejemplo. Cuando hay pollo en la comida solo me dan medio y como comprenderá vuesensia yo con medio pollo no llego ni a mitad del día.

Pensé que el zapador legionario tenía razón. Fue sencillo buscar una solución.

-A partir de ahora cuando haya pollo tú comerás pollo y medio. Te comerás la ración tuya, la mía y… la de mi ayudante. El ayudante me miró sorprendido al ver que se quedaba sin su ración de pollo por lo que refrendé mi propuesta.

-Pepe ¿verdad que será así?

Mi ayudante, hombre inteligente y con gran sentido del humor,  contestó de forma que solo un legionario sabe hacer.

Patrulla de tiro. La Legión

-Lo que vuecencia diga mi general. Ya sabe vuecencia que a mí no me gusta el pollo.

Decía el general Millán-Astray que la comida es importantísima en la vida en general, pero lo es aún más en el aspecto militar y dentro de él en el legionario. Así es y siempre ha sido. Una preocupación constante en calidad y cantidad. A lo largo de mi vida militar no recuerdo ni una sola queja por la comida.

Tampoco he conocido un problema de obesidad en las unidades. Nunca. Si en alguna ocasión ha existido ha sido en casos muy concretos y que tenían su tratamiento.

¿GORDOS LOS LEGIONARIOS? LO QUE HAY QUE OÍR

Se les ha llamado de todo a los legionarios. Incluso con formas y fondos que mejor no recordar. Nunca a la cara, claro está. Pero llamarles <<gordos>>, sinceramente nunca lo hubiese sospechado. En román paladino: ni se puede aguantar ni lo aguanto. Es simplemente una mentira y grave insulto.

Empezar el día a las 8 de la mañana todas las unidades formadas en chándal para, una vez izada solemnemente la Bandera, dedicar una hora a la preparación física, dura y exigente, no es el mejor camino para la gordura. Después de ese ejercicio continuaba la dura instrucción y adiestramiento diario a golpe de carrera. Un legionario nunca puede ir andando a ningún sitio en horas de instrucción. Se le exige ir siempre a la carrera.

Recuerdo la grabación en la Brigada de un programa especial de la cadena AXN en el que tres jóvenes participaron durante una semana junto a los legionarios en todas sus actividades. Uno de ellos era diplomado en Educación Física (INEF). El primer día que participó en la actividad física tuvo que reconocer a mitad de entrenamiento que aquellos hombres estaban hechos de otra pasta. Con humildad y ante las cámaras reconoció su impotencia, a pesar de su formación y preparación física, para seguirlos a aquel ritmo un lunes a las 8 de la mañana.

¡Legionarios a luchar. Legionarios a morir!

Lo que sí recomendaría para no equivocarnos de actores es que se evitasen esas salidas y desfiles inapropiados de los que en su día fueron legionarios y ahora se prodigan en procesiones y otros actos vestidos de uniforme y creando confusión. Ya me entienden.

¿Gordos los legionarios? ¿Qué es lo que está pasando? Los porcentajes que se manejan del 6% me parecen excesivos. Algo estaremos haciendo mal. No hago mucho caso a las informaciones que se han dado sobre la gordura  en la Legión. No veo noble intención y además no me lo creo. Es necesario que hable quien debe hablar sobre el tema y nos aclare si se trata de una de las famosas fake news de las que nos ha hablado la ministra.

El que piense que con esta medida, mediática por encima de otra cosa, publicada en la prensa y aireada en los telediarios como algo novedoso en los ejércitos está haciendo un bien a la Legión se equivoca. Mejor sería recordar que los legionarios están hoy 12 de enero de 2018 en Irak de donde tuvieron, hace unos años, que replegarse deprisa y corriendo por las órdenes precipitadas e irresponsables de la política al uso entonces.

Que yo vea por aquí engordan muchos y mucho, pero para mí que ninguno es legionario.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

10 enero 2018

 

16 pensamientos en “¿GORDOS LOS LEGIONARIOS? LO QUE ME FALTABA POR OÍR General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

  1. Buenos días, mi General:
    Por aquí andamos a la espera del temporal que se avecina, listos, si fuera necesario, hacer todo lo posible para embolsar camiones y facilitar, así, lo antes posible para restablecer la circulación… bla… bla… y mucho bla…; y así es, mi General como bien argumenta en su muy acertado artículo: “Que yo vea por aquí engordan muchos y mucho, pero para mí que ninguno es Legionario”.
    ¡Ay, madre mía!… En aquellos años –inolvidables– en los que formé parte como C.L.P (caballero legionario paracaidista), todas… todas las mañanas después del izado solemne de la Bandera, cada compañía, con sus mandos y sus colores salíamos a realizar el ejercicio físico. Había físicos de todas las formas y tamaños, pero fuertes, atléticos y resistentes, incluido alguno que le sobraban algunos kilos. Los contemplabas correr, cosa que no observan todos aquellos ocultos en la sombra para cuestionar a algo y alguien sin saber ni pajotera idea de lo que habla, en este caso “La Legión”, y contemplabas, con absoluta seguridad como corrían, como saltaban y como se esforzaban. Vaya banda de majaretas…
    La cultura que hemos recibido hace que nos convirtamos en habladores continuos, y así nos luce el pelo.

    Excelente artículo, mi General, y tenga por seguro que aquí, uno sabe muy bien de lo que habla.
    Sin otro particular, quedó a sus órdenes.

    Víctor Fraga, guadia civil y soldado.

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  2. A la orden de vuecencia mi General,referente al siguiente artículo ,con todo mi respeto paso a exponerle mi opiniopinion: el grueso de la opinión pública,no tiene mucha idea de quién es un Legionario en activo y quien es un exlegionario,1ue vestido de igual manera desfila en cualquier parte de España (por cierto muy respetable),pero el uniforme de La Legión hay que dejar de usarlo cuando no se pertenece a ella,y son esos nostálgicos,que con sus barrigas cerveceras hacen un daño incorregible a la figura del legionario,por lo cual,yo,como exlegionario,pediría respeto para todos nuestros compañeros en activo,y pediría a todos esos ex,que si no tienen el cuerpo que hay que tener,que no se pongan más el glorioso uniforme legionario.

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  3. A las órdenes de V.E., mi General.

    Este simpático y serio artículo me ha hecho recordar con cariño mis primeros tiempos como Soldado Alumno en el Ejército del Aire. Andábamos todos entre los dieciséis y los dieciocho años, no más, y en los cincuenta la estatura media de los jóvenes en España, sin ser excesivamente baja, sí era todavía modesta comparada con la actual. Así, si había alguien que alcanzara el metro ochenta, se podía considerar como algo extraordinario. Mi estatura, por ejemplo, era de un metro setenta y cinco y me ponían en cabeza de la formación. Teníamos un comedor y una plaza de armas con capacidad para más de los dos mil que éramos en aquella época. Hay que decir que la comida era, en cantidad, calidad y variedad, algo fuera de lo común. En ese aspecto éramos privilegiados y niños mimados. Claro que a cambio, los tutes diarios, aparte del estudio y las clases, en instrucción y gimnasia, eran maratonianos. De eso se encargaba un Comandante Jefe del Escuadrón, que toda su anterior vida militar la había pasado en Africa y era fiel heredero y continuador de las mejores tradiciones en lo que a disciplina y dureza se refiere. Pero tengo que confesar que sabía hacerse querer y lo adorábamos.

    Volviendo a la comida, había solamente dos compañeros que sobresalían en estatura, uno medía uno noventa, y el otro ¡dos metros!. Bueno, pues sin que ellos lo reclamaran, el Comandante dispuso desde el primer día, que ellos tuvieran ración doble, y así fue durante todo el tiempo que estuvimos allí. Ya de por sí las raciones individuales eran generosas, pues decía «que estábamos creciendo», de modo que, una doble era un auténtico lujo.

    Quién pudiera volver a empezar, mi General, con aquel mismo Jefe. Pasados muchos años y estando yo en Aviación Civil, lo destinaron de Coronel a un cometido en esto, algo relacionado con la entonces llamada Dirección General de Aeropuertos. Ni que decir tiene que se adaptó en seguida e hizo gala de su eficacia en todo. Yo no estaba directamente subordinado a él, sino a otro Coronel, pero algunas veces nos poníamos nostálgicos todos recordando otros tiempos y otras fatiguitas que se pasaban con gusto.

    Yo me pregunto qué referencias, recuerdos y vivencias tendrán para aferrarse a ellas como guía de conducta y motivación, los jóvenes de hoy en día sin haber pasado por el Ejército, sin que nadie les haya hablado de Patria, de su pertenencia a un grupo que forma una nación, de su historia y sus orígenes. En fin, quizás sea mejor no torturarse.

    ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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  4. Me parece una falta de respeto total y absoluta éste comentario que se está, sino lo ha hecho ya, vuelto viral , de que la mejor Infantería del Mundo está gorda. Señores seamos serios, dejemos de soltar niños sobre una de las Unidades más gloriosas de las Fuerzas Armadas. Yo, como Cabo Caballero Legionario, no puedo consentir, ni consiento, tales comentarios. Viva España , Viva el Rey, Viva La Legión

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  5. Veo que el Sr Davila sabe poquito de la historia de la Gloriosa pues fue el mismisimo Millan Astray , nuestro fundador , el primero que hizo posible las hermandades entre otras cosas, pero es evidente que muchos piensan como ud.porque a la de Barcelona (a la que yo pertenezco y no estoy gordo) nos han vapuleado por todos los costados y ahora que lo pienso no ha habido todavia ni una demostracion de ssimpatia por parte del mando del mando .Ni que decir tiene que esas hermandades desinteresadas son las que mantienen ese espiritu legionario VIVO en cualquier parte de España les caiga bien el trage o no ; y le aseguro que seguiremos siendo legionarios toda la vida

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  6. Lo gordo del Legionario, es que cobra menos que un Guardia Civil, y a estos se les quiere equiparar el sueldo con los Mossos, mejor que equiparen el de los militares con los Guardias civiles o Policías Nacionales.

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  7. Mi querido General, me ha gustado mucho tu artículo sobre ¿gordos los legionarios? y todos tus artículos que siempre leo con ilusión. Soy y he sido siempre «jinete» y de Caballería a caballo, pero también soy Caballero Legionario Honorario de la Delegación de Barcelona y padre de un ingeniero de telecomunicaciones Caballero Legionario voluntario en el Tercio Alejandro Farnesio.
    Si volviese a nacer sin duda querría ser de la añorada Legión, pero como eso no es posible, espero lo haga algún descendiente mío.
    Siempre a tus órdenes!
    Luis Montesino-Espartero Juliá
    Coronel de Caballería (XI pr.)

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  8. Mi querido coronel. Gracias por leernos y por tus palabras. Sin duda eres un jinete legionario como su espíritu llevaban los héroes del Alcántara. Gracias «legionario» y recibe mi agradecimiento y abrazo.

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  9. Mi apreciado General: Estuve haciendo el servicio militar obligatorio, con el reemplazo de 1962, en el Regimiento de Artillería 32 en Melilla, justo después de replegarse La Legión del fuerte del monte Tururú. Dada la familiaridad existente la guarnición, los domingos se podía comer en cualquier cuartel, para convivir con los «paisanos». Yo solía ir al destacamento de la legión existente en el centro de de Melilla, donde se efectuaban las salvas que indicaban el «fin del día militar». Y allí recibido siempre cordialmente comprobada la excelente comida que servían,y nunca observe sobrepeso en los componentes del Tercio. Si quien manifiesta el estado físico, que se pase 15 días en una Bandera, y luego tendrá que pasar dos veces delante de sus amigos para que le vean. Mi admiración y un fuerte abrazo.

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