Mi general:
En mayo del pasado 2017, fue convocado en la ciudad de Sevilla el acto de Jura o Promesa a la Bandera por personal Civil, concurriendo al acto próximos a dos mil jurandos.
Para tan solemne acto se desplazaron nueve Banderas; de tres Tercios de La Legión; de la Brigada Paracaidista; de dos Regimientos de Infantería; de los Regulares de Ceuta; del Regimiento de Guerra Electrónica 32 de Sevilla y de la Agrupación de Apoyo Logístico 21 de Sevilla.
Inicié gestiones para adscribir la renovación de mi juramento a una de las nueve Banderas concurrentes y ese fue el momento en que mi corazón castrense se vio partido.
Mis opciones se inclinaban alternativamente entre el Tercio de la Legión y la Brigada Paracaidista.
¿A que era debida esa alternancia?
Por una parte, el haber prestado mi servicio militar, alistándome en la Brigada Paracaidista del E.T, por un periodo de dos años; como Caballero Legionario Paracaidista; durante los cuales fui distinguido en varias ocasiones por mi dedicación y comportamiento.
Y el otro motivo; haber mantenido una afectiva y estrecha relación, durante tres años, con los mandos del Tercio don Juan de Austria, acuartelado en Fuerteventura.
En ese periodo y por razón de mi cargo, colaboré con el Tercio, facilitando o resolviendo a su guarnición, las dificultades que se les presentaban; dentro del ámbito bancario, postal y telegráfico.
El Mando de la Brigada de la Legión me confirió el honroso título de Legionario de Honor.
Transcurrido un año y por motivo de traslado, mi despedida al Tercio don Juan de Austria, fui nuevamente honrado, en acto individual, con beso a su Bandera.
Así pues, llegado el momento de reiterar mi juramento en los actos de Sevilla y aún con el corazón partido; al confirmarse que una de las Banderas procedía del Tercio don Juan de Austria y con mi cariño a la BRIPAC; renové el beso a la misma Bandera; que veinticinco años antes tuve el honor de rendirle, en la isla majorera.
Todo ello, transcurridos cincuenta años de mi primera Jura en la Brigada Paracaidista del E.T.
Privilegios de los que me honro.
Juan José Mª Martínez Legionario de Honor
Blog: generaldavila.com
General Dávila 
Me identifico con Don Juan José Mª. Martínez respecto al «corazón partido» por el parecido, los hechos y circunstancias a través de los años: en este 2018 transcurso de cincuenta años de mi primera Jura de Bandera en la Brigada Paracaidista (curso 127), renovación de la Jura en La Legión hace pocos años, asistencia a todos los actos de ambas Unidades y manteniendo permanentemente los contactos y amigos a través de las respectivas Asociaciones y Federaciones de Veteranos.
Mi felicitación a mi compañero Juan José Mª. Martínez y un fuerte abrazo Legionario y Paracaidista.
Pedro Motas
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Mi mejor enhorabuena a D. José María y a D. Pedro por mantener la ilusión y el espíritu español y militar durante cincuenta años. Son un ejemplo, deben serlo para una juventud a la que una muy desafortunada decisión política le privó de esas maravillosas vivencias que son capaces de durar toda una vida. Dios quiera que se vuelva a restituir el Servicio Militar pues si se hace bien, aunque sea de una duración limitada como era el del CIR, arraigará en los jóvenes esas maravillosas vivencias de las que se les ha privado. Y se hara un bien inconmensurable a España.
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Buenas, muchas gracias por compartir sus experiencias y plasmarlas en estos escritos, es fácil algunas veces tener el corazón partido, comento que servidor fue fundador junto con otros 300 caballeros legionarios, entre mando y tropa, (aquí en este blog, también escribe una ilustre persona, D. Adolfo Coloma Contreras), que también tiene el orgullo y honor de ser fundador de la extinta Bandera de operaciones especiales de la Legión, mas conocida como BOEL, digna sucesora de la SOEs de los tercios y mas allá en el tiempo de la UOEL
Digo que, todavía después de 31 años licenciado, no se si soy mas legionario que guerrillero o a revés o las dos cosas, son sentimientos que te marcan para siempre y algunas veces se entremezclan, de eso lo del corazón partido
Estoy deseando que llegue el 100 aniversario de la fundación de la legión, para revivir todo lo que vivi en el IV tercio… tiene que ser y será un día maravilloso para todos los que somos legionarios, como dice el dicho,» saldrás de la legión, pero la legión no saldrá de ti»
saludos
Ildefonso
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En efecto, el Ejército, independientemente del tiempo que se esté en él y del empleo que se haya alcanzado, es algo que entra en el alma para no abandonarla jamás. Te hace llevar la Patria en el corazón, en los labios y en el pensamiento a todas horas y durante todos los días de la vida. He visto a muchos españoles morir octogenarios y a alguno centenario, musitando la palabra España como si fuera una oración. Unos eran militares pero otros simplemente habían hecho el Servicio Militar obligatorio como clases de tropa. Hace sólo un par de años, un hombre cercano a los noventa, que confesaba no saber leer ni escribir, «se me quedó dormido» para la eternidad mientras me contaba con el mismo entusiasmo de un chaval, su participación como artillero en la Batalla del Ebro, conservando una memoria prodigiosa en cuanto a nombres de lugares y Jefes y Oficiales. Su incorporación voluntaria, alegando más edad de la que tenía, y toda la guerra, desde el primero al último día, su participación en todas las grandes y decisivas batallas, sin sufrir un rasguño y siempre en primera línea de preparación artillera, fue siempre su mayor orgullo y el recuerdo en que basó toda su existencia.
Se comprende perfectamente el sentimiento de «corazón partido» por dos unidades, algo así como estar enamorado de dos mujeres simultáneamente, valga la comparación, y no saber por cuál decantarse definitivamente. A todos nos ha pasado algo así. Yo juré, poniendo a Dios por testigo, por primera vez, ante el altar de la Patria besando la bandera, un 27 de Mayo de 1.959, con sólo diecisiete años pero plenamente consciente de la transcendencia y el compromiso contraído hasta la muerte. Y el siete del mismo mes pero de 2.016, renové el juramento en una Unidad distinta, también del Ejército del Aire. Y lo hacía con la nostalgia del lugar de la primera vez, y de la juventud pasada. Pero con el mismo espíritu y sentimiento.
No hace mucho, durante estas últimas Navidades, me he visto en grave riesgo de muerte, del que he salido gracias a los adelantos modernos y a la profesionalidad del personal de la medicina. No he sentido miedo en ningún momento y he encarado la situación con entereza y sin aspavientos, ofreciendo mi vida, si Dios quería disponer de ella, por la regeneración moral y la paz y concordia en España. La muerte no puede ser el final, y sólo se muere una vez y sin dolor. Aquí queda nuestra obra para que la continúen y mejoren los que nos relevaron.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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Preciosos comentarios que lamento no poder compartir. En la época en que yo era joven las mujeres debíamos limitarnos a acompañar y felicitar a los miembros masculinos de nuestras familias que tenían ese honor de besar la bandera de nuestra Patria.
Pero la llevamos en el corazón y en los más profundos sentimientos, nuestra Patria, nuestra Bandera, nuestra España.
Esperemos que esos sentimientos aniden también en tantas personas que en éstos aciagos días de dudas y amarguras por la situación gravísima por la que atraviesa España han puesto La Bandera de España en los balcones de sus casas. No son pocos, y no todos de generaciones ya maduras, gracias a Dios. Ha sido un consuelo y una alegría ver tantas y por tantos sitios. Esperemos que esa juventud que ha puesto la bandera en sus balcones nos salve y salve a Cataluña de derroteros equivocados y perjudiciales para todos. Por el bien de ellos, porque amo y admiro a Cataluña y a sus gentes, por el bien de todos…
Un afectuoso saludo
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Doña Josefa:
agradezco sus amables palabras hacia mi humilde persona.
Todo lo que he realizado en mi vida ha sido producto y consecuencia de la educación y el ejemplo recibidos por mi madre Q.E.D., una mujer avanzada en su tiempo que me educó en valores, esfuerzo y amor a mi Patria; influyendo también el ejemplo de mi padre Q.E.D., un hombre que tras licenciarse en Derecho, estuvo en primera linea como teniente de Regulares los años que duró la guerra civil, herido de gravedad y héroe condecorado, posteriormente Capitán de La Legión y Director de Prisiones, muriendo a los 27 años a consecuencia de las heridas recibidas, dos meses antes de mi nacimiento, algo que me ha marcado lo que llevo de vida, el hecho de no haberlo conocido, y que he querido imitar y seguir. Por ese ejemplo y por haber estado, una vez terminada mi primera carrera, varios años en Unidades de Élite del Ejército, donde se afianzaron esos valores, he querido superarme y formarme siempre con dureza, sencillez y humildad para poder así ser útil como profesional y como persona a los demás.
Algún día le propondré a mi querido General Dávila un artículo dedicado a la calidad de la mujer pensando en la calidad humana de mi madre y también sobre la calidad de servicio de la que hoy estamos tan necesitados.
Sin ánimo de extenderme, reitero mi agradecimiento y reciba un abrazo de este veterano de España.
Pedro Motas
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Mi mas cordial enhorabuena, desde luego lo tuyo es de 10, recibe de todo corazón un entrañable abrazo de un telegrafista que te admira.
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Gracias, Doña Josefa.
Un abrazo.
Pedro Motas
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A Pedro Motas
Compañero Pedro: Agradecido y correspondiendo a tu atento saludo, sobre mi reseña del “Corazón partido”. Pues sí, concuerdo contigo en las similitudes, que intuyo son consecuencia de la contemporaneidad en que ambos nos situábamos entonces y por ende, también ahora. Tomando por referencia el curso, 127 al que perteneces y no muy distante del mío, el 114; es posible hubo un tiempo en que llegaran a solaparse. Coincidimos igualmente, por mantener en el tiempo la impronta que dejó en nuestro ánimo el tránsito por las fuerzas legionarias, de tan singular carácter.
A nivel familiar, he carecido de precedentes en el ámbito militar, alcanzando como máxima referencia la condición de Mutilado de Guerra, adquirida por mi padre en el Frente de Teruel; mas sus recuerdos de aquella época. Esto me lleva a considerar y valorar tu emotividad de hijo póstumo llevada en el tiempo, que hace palidecer la mía de hijo único; ya septuagenario.
Esta vivencia póstuma, también alcanzó a mi madre; condicionándole un carácter matriarcal; con afectación espartana al reducido núcleo familiar; lo cual, favoreció mi tránsito a la disciplina militar sin ningún sobresalto, que no fueran los lanzamientos desde los Junckers.
Te reitero mi agradecimiento y correspondo con doble saludo legionario
Un abrazo.
Juan José Mª Martínez
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A Julio Gil; Telegrafista
Julio; agradezco tu seguimiento en este blog y correspondo al afecto que me expresas, reiterándote las gracias por tu apoyo y aportación; en la reproducción tangible de la Estafeta Museo, años ha.
Un fuerte ._ _… ._. ._ _ _.. _ _ _ (1) kdo.
Juan José Mª Martínez
(1) “abrazo” en sistema Morse.
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