La manipulación con los trabajadores españoles en Gibraltar Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R)

El HMS Queen Elizabeth entra en Gibraltar

La reciente visita del portaaviones HMS Queen Elizabeth a Gibraltar ha servido para recordar que el interés del Reino Unido por el Peñón radica, principalmente, en la base militar.

La mantienen con un coste irrisorio, unos 60 millones de libras al año, porque las infraestructuras necesarias las transfirieron en 2007 a las autoridades locales. Ahora, el Ministerio de Defensa británico sólo paga los consumos. Incluso comparten los gastos del aeródromo de la RAF.

Así pues, la supervivencia de esta base militar de bajo coste depende de la economía local, lo mismo que las condiciones de vida de los 32.194 (2012) habitantes de Gibraltar que sirven al Reino Unido como excusa para justificar su presencia colonial.

Esa economía se sustenta en cinco pilares: el turismo, el centro financiero, el aprovisionamiento de buques, las apuestas on-line y, la «importación/exportación» de tabaco. Como es lógico, esos pilares dependen de la mano de obra. Gran parte de los trabajadores son extranjeros que viven al norte de la verja y se desplazan al Peñón diariamente. En Gibraltar no hay sitio para alojar a semejante número con sus familias. En una medida variable, estos pilares se subordinan a la fluidez del tránsito por la verja.

Gibraltar publica periódicamente la relación numérica de los transfronterizos. De un total de 13.251 (31.01.2018), son españoles 8.164. El pase especial para evitar la cola en la verja que se concede a los «trabajadores autorizados» lo pidieron 120 hasta mayo de 2015, en junio de 2017 quedaban unos 50; el resto, por razones no declaradas, no quiere identificarse como tales ante nuestras autoridades.

Esa cifra varía de mes en mes. En los últimos años, Gibraltar vive un auténtico boom con la construcción que se terminará en cuanto este «Kowloon mediterráneo» haya llegado a la saturación, lo que parece próximo. Es lógico pensar que se reducirán los puestos de trabajo en cuanto disminuya la actividad como consecuencia del Brexit y las empresas se marchen; por ejemplo, algunas de apuestas, industria que ocupa a unos 3.200 trabajadores. Otras podrán ir cerrando y en consecuencia, despidiendo a sus trabajadores.

El denominado ministro principal dijo el 17.10.2017 que, en caso de crisis, los trabajadores extranjeros suponen un “elemento de flexibilidad” (eufemismo de despido). Con razón insiste en que no pondrá dificultades para el tránsito, pues sería como un suicidio, pero nadie puede obligar al gobierno local de Gibraltar o a sus empresarios a mantener los puestos de trabajo.

La fluidez en la verja también es imprescindible para mantener las condiciones de vida de que disfruta su población desde que se abrió el paso en 1985. Gibraltar ha llegado a convertirse -a costa de España- en el territorio con la tercera renta per cápita más alta del mundo; algo difícil de mantener si tiene dificultades.

Ante la amenaza del Brexit, el gobierno local ha movilizado a todos sus colaboradores españoles necesarios (conscientes o inconscientes) y estos repiten sus consignas. La más  importante destaca que si hay problemas en la verja, los trabajadores españoles -utilizados como rehenes- perderán sus puestos de trabajo.

La pregunta obvia es: ¿cuántos trabajadores españoles hay en Gibraltar, según los datos oficiales de España? La respuesta pertenece al más profundo de los arcanos.

En la página web del Ayuntamiento de La Línea, en donde se insiste en la dependencia de la ciudad respecto a la colonia británica, los datos que figuran sobre trabajadores españoles están tomados de las estadísticas del gobierno de Gibraltar. La Línea no debe disponer de datos propios.

A raíz de la reciente visita del ministro principal a Sevilla, las autoridades autonómicas hicieron varias declaraciones sobre la prioridad para las personas, la defensa de los derechos de los transfronterizos y la necesidad de mantener la fluidez en la verja.  Las cifras publicadas son las mismas que ofreció el gobierno de Gibraltar. Parece que en Sevilla tampoco tienen estos datos de fuentes propias.

En esos días, un miembro de uno de los grupos más significativos entre los colaboradores necesarios de Gibraltar declaró que «La cifra de 8.000 que cruzan la verja a diario es incorrecta porque no incluye a los trabajadores de empresas españolas contratadas en Gibraltar ni a otros que pueden no estar registrados. La cifra real podría ser el doble».

Podría plantearse una reunión en Bruselas en la que se tratase del problema de los transfronterizos. Si los comunitarios preguntan de qué volumen de trabajadores están hablando, podría ocurrir que el representante español carezca de datos propios.

Podemos encontrarnos con nuestras propias autoridades asegurando la fluidez del tránsito por la verja para defender los derechos de nuestros trabajadores  y evitar los inconvenientes que podrían producirse a un número supuesto de ellos que, muy probablemente, tendría que ser el que digan las autoridades de la colonia. Al mismo tiempo se estaría profundizando en la dependencia que tiene La Línea respecto a Gibraltar.

La defensa de la fluidez en la verja, objetivo prioritario del gobierno local de Gibraltar para asegurar su economía y sus condiciones de vida actuales, es algo imprescindible para los intereses militares británicos por su dependencia de la economía local. Para ellos, una buena opción podría ser la de lograr un compromiso permanente español -supervisado por la UE- de no poner trabas en la verja para no perjudicar a los trabajadores, aunque su número disminuya en varios miles en cuanto el Brexit entre en vigor.

Con independencia del número de trabajadores, serían nuestras propias autoridades y sobre todo los partidos de la izquierda parlamentaria española y los sindicatos, quienes estarían defendiendo la supervivencia de la colonia y la de la base militar británica, a pesar de los riesgos que impone a la seguridad de las 236.770 (2016) personas que habitan en los municipios de la bahía de Algeciras.

Picardo ante los diputados británicos

Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R.)

Discurso Del Ministro Principal A Los Diputados Británicos Que Visitan Gibraltar En Un Viaje Organizado Por El Programa Para Diputados De Las Fuerzas Armadas

Blog generaldavila.com

26 febrero 2018

4 pensamientos en “La manipulación con los trabajadores españoles en Gibraltar Ángel Liberal Fernández, capitán de navío (R)

  1. A las órdenes de V.I., mi Coronel.

    Gibraltar tiene magia, embrujo quizás, para cualquier español orgulloso de serlo (los renegados no cuentan, por ser pocos e insignificantes). Pero para cualquiera que alguna vez ha servido por su condición de militar en sus alrededores y siempre, naturalmente, relacionado con la existencia ya secular de esa afrenta, cada vez que por una u otra causa salta a primera plana de la actualidad, es como un mazazo en su sensibilidad y su concepto del patriotismo.

    Durante mi estancia por allí, con todo el vigor y el espíritu de los mejores años de la juventud, cuando uno se cree capaz de conquistar el mundo, y más si tiene una Dulcinea a quien ofrecérselo, España sabía, por boca de su mejor Capitán, que «Gibraltar no valía una guerra», pero sí supo también demostrar e imponer en todo momento su sentido de la dignidad como nación con historial incluso mucho más glorioso que la Gran Bretaña. Y quizás por primera vez en trescientos años, se aplicó religiosamente, y se hizo cumplir, el Art. 10 del infame Tratado de Utrech por el que se legitimó uno de los más grandes actos de piratería de todos los sufridos por España a manos de los mismos de siempre. Claro, faltó desmantelar e incautar, pues habría supuesto una guerra, todo el espacio no incluído pero sí mencionado en el Tratado como «nom plus ultra», lo que queda más acá de la roca, el aeródromo, la verja que ellos unilateralmente construyeron y fijaron en tiempos de nuestra guerra de la Independencia con Francia, todo ello robado y usurpado con el tiempo y con pretextos humanitarios por epidemias, o simplemente por hechos consumados, «por la cara», que diría un castizo.

    De modo que, cuando sale a relucir Gibraltar, la sangre vuelve a hervir y la mente a soñar con tiempos que nos parecen mejores. Siempre he estado convencido de que Inglaterra, aunque sólo sea también por la nostalgia de su imperio, nunca, mientras pueda conservarlo militarmente, devolverá el botín. Por lo tanto, la única postura digna de España tendría que ser la de la «legalidad» del Artículo X del Tratado de Utrech.

    Me pregunto si en esta jaula de grillos en que ha devenido el diálogo político en España, queda un hueco, aunque sea pequeñito, para actuar con sentido de la dignidad.

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  2. Felicito a mi amigo y compañero Ángel Liberal por los artículos que publica en este blog proporcionando información imprescindible para comprender mejor todo lo que se relaciona con nuestro Gibraltar. Pero además lo hace de una manera tan prudente y serena que debemos de admirar porque aumenta extraordinariamente su credibilidad y la confianza que podemos tener en todo lo que dice. En el lenguaje diplomático se emplea mucho la expresión de «tomar nota.» Se toma nota de esto, se toma nota de lo otro y se supone que de ahí se deducirá una iniciativa diplomática en defensa de los intereses de España porque si nuestra diplomacia no defiende los intereses de España, como España se merece , ¿para que la queremos? ¿para qué pagamos por ella? Ministro Dastis, tome usted nota de lo que tan puntualmente informa Ángel Liberal y actúe en consecuencia y si usted no es capaz de hacerlo márchese a su casa y deje su silla a otro persona que lo pueda hacer. Porque los gobiernos están para defender y proteger los intereses y la seguridad de España no para el trapicheo y la componenda con los que nos amenazan y humillan.

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