LOS VERSOS DEL CORONEL IV-10. Decálogo del Cadete Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería DEM (r)

Los versos del coronel Félix Torres Murillo

 

 

 

 

 

“…Y hoy, queridos lectores, 20 de febrero en que se cumple el 91º aniversario de la fundación de la Academia General Militar en su 2ª época, ya en Zaragoza, en la que surge el Decálogo del Cadete, tratado de ética militar que regía y rige la formación militar de los alumnos, en palabras, asimismo, de la citada web; hoy  hemos creído  oportuno el inicio, no de diez, sino que con la presentación y el inevitable epílogo serán doce los sonetos en los que trataré de ir glosando cada uno de los artículos  de nuestro querido decálogo”

Escribía estas palabras el día 20 de febrero pasado en la presentación de este humilde trabajo al que hoy damos final con estos dos sonetos; el primero para glosar el último de los artículos del decálogo y en el segundo, como no podía ser de otra manera, ha de referirse al espíritu que allí, a sangre y fuego,  traducidos en esfuerzo, estudio, trabajo, sacrificio,  compañerismo y amor a España se nos inculcó a todos y cada uno de los oficiales que pasamos por sus aulas y sus campos de maniobras, y que mantenemos vivo a lo largo de nuestra vida: el espíritu de la General. Compuse estos versos en los primeros días de octubre de 2014, cuando la XXIII Promoción, la mía, renovó su Juramento a la Bandera en las Bodas de Oro de su ingreso, allí en Patio de Armas del centro castrense.

Pero LOS VERSOS DE CORONEL seguirán; no os quepa duda.

 

DECÁLOGO DEL CADETE

 ARTÍCULO X

Ser valeroso y abnegado.

 LA ESENCIA

(Soneto)

“Valor y prontitud en la obediencia,”

demanda la Ordenanza del soldado,

por duro que ello sea o arriesgado,

pues así es del Servicio la exigencia.

 

El nervio, la bravura, la eficiencia,

por cumplir con denuedo lo ordenado;

y en el “ser valeroso y abnegado”

el arrojo, no exento de prudencia.

 

El ser sacrificado, la renuncia, 

la generosidad, y la largueza;

“a toda costa, el puesto mantener”,

 

es así que el legado se pronuncia;

do encuentra la Milicia su grandeza,

la esencia genuina de su ser.

 

EPÍLOGO

 TU ESPÍRITU

(Soneto)

Con la misma emoción que en la primera,

la fría de diciembre, la mañana,

en sagrados los pliegues oro y grana,

hoy un beso dejé, de mi Bandera.

 

Con la misma ilusión, que ya quisiera

-si en ímpetu y vehemencia ayer temprana,

hoy por diestra y curtida, veterana-

menor el tiempo hacer, mas no pudiera.

 

Medio siglo, un suspiro en el morral,

ya tantos en eterno su Destino…

solera, esfuerzo, unión, Patria y moral.

 

Mismo aliento, supremo un ideal

que a ellos guió, y nos guía en el camino:

¡Tu Espíritu, querida General!

 ooo000ooo

 

 

 

4 pensamientos en “LOS VERSOS DEL CORONEL IV-10. Decálogo del Cadete Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería DEM (r)

  1. » La Esencia «, Muy bien retratado el espíritu de un soldado, todos los españoles deberíamos comportarnos con dicho espíritu. ¡Viva la Legion y todas Las Fuerzas Armadas! ¡Arriba España!

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  2. Queridísimo Felix:
    Leo tus versos de hoy sobre:
    SER VALEROSO Y ABNEGADO
    Y mentalmente me viene a la memoria todo el EJEMPLO IMPAGABLE DE JEFES, COMPAÑEROS, SUBORDINADOS, LEGIONARIOS Y ANTIGUOS ALUMNOS DE MI PADRE, perdona que personalice pero ellos han hecho tangible, han materializado físicamente ese espiritu, hasta el punto de que gracias a ellos COMPRENDO vuestro lenguaje de épica y HEROÍSMO.
    Siempre digo que a mi nadie me ha dado lecciones de MORAL MILITAR, pero yo he tenido el inmenso honor y privilegio de crecer y vivir ASISTIENDO a una lección permanente de vuestro espíritu y CON VUESTRO EJEMPLO HE ASISTIDO A UNA LECCIÓN PERMANENTE DE MORAL MILITAR IMPARTIDA POR LOS PROFESIONALES DE LAS ARMAS QUE TENGO A ORGULLO, DIOS ME HA PERMITIDO CONOCER.
    (Perdona las mayúsculas por favor, no pretendo avasallar, es que veo regular, necesito gafas nuevas).
    Gracias por tus magníficas colaboraciones, te mando un entrañable saludo
    Esperanza González de Fonseca Marco

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  3. Sí, mi Coronel. «Valeroso y abnegado». En estos dos conceptos resumiría y condensaría yo todas las virtudes. Son válidas por igual para la vida civil y para la militar, pues al fin de cuentas, cualquier actividad que desempeñemos siempre sirve a los demás y a sus necesidades.

    No sé si yo he sido un poco masoquista, pero siempre he seguido el impulso de acudir a donde más dificultad hubiera y echar una mano y sacar de apuros a alguien que estuviera en dificultades en el trabajo. Un día, un Jefe civil me dijo. «Eres como un legionario, incansable, pero piensa primero a quien ayudas porque alguno no lo merece y luego te va poniendo verde por ahí». Le contesté: «No ofende quien quiere sino quien puede, y en cualquier caso no lo hago sólo por él, sino por los que van dentro de los aviones, que han pagado un pasaje para ir de un lugar a otro pero no un pasaporte a la eternidad». «Si el negocio no se puede permitir una instrucción como Dios manda y aquí se expiden licencias para matar, yo no quiero ser testigo de ninguna desgracia».

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