¿QUÉ EJÉRCITOS QUEREMOS? (2) La enseñanza de el valor Adolfo Coloma GB (R) del ET

En un interesante artículo publicado en el N.º 922 (enero – Febrero 2018) de la Revista Ejército,  el Tte. General de la Corte hace un profundo análisis del “El valor”, al que considera como «una cualidad dela persona o de un colectivo, consecuencia de virtudes o valores adquiridos, que impulsa a obrar racionalmente ante una situación de riesgo para enfrentarse a él contemple y firmeza» y sentencia que no es el valor una virtud en si mismo, sino una consecuencia de virtudes (se refiere a las virtudes humanas y profesionales), para terminar considerando la escala de valores en nuestras fuerzas Armadas, que van desde el valor se le supone al heroico y analiza la forma de reconocer y premiar tan necesario valor (valga la redundancia) en nuestros ejércitos.

Estas interesantes reflexiones, que prácticamente hago mías, me llevan a analizar la cuestión del valor desde otro ángulo: es valiente quien tiene valor, pero ¿el valiente nace o se hace? No dudo de que Vds. mayoritariamente optarán por la segunda propuesta. Yo también. Pero esta misma certeza me lleva nuevamente a preguntarme. ¿Y cómo se hace a uno valiente? ¿Cómo se entrena uno para ser valiente? Esta es la pregunta que va a centrar mi reflexión y sobre la que intentaré aportar mi personal punto de vista. Tiene mucho que ver con la formación en las academias y centros de formación, con la práctica constante y con la selección.

A poco que eche uno la vista atrás advierte fácilmente los profundos cambios que la historia ha introducido en la forma de concebir y de hacer la guerra. Desde los tiempos remotos en los que las armas eran manejadas prácticamente a brazo y la lucha se llevaba a cabo casi sin espacio físico entre los contendientes, pasando por la invención de la pólvora cuyo uso intensivo y extensivo trataba de doblegar al contrario sin necesidad de llegar al contacto físico, pero manteniendo los conceptos de frente, flancos y retaguardia; hasta la actualidad, en el que estos conceptos se difuminan al máximo y en la que una radiación tal vez pueda ser letal. Pero, al mismo tiempo, se observa que, en todo el espectro del conflicto, en cualquier época, a los soldados se nos exige esa presencia de animo que el diccionario de la RAE define como “Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros.”

¿Es el valor un atributo exclusivo del soldado? Absolutamente no, y ejemplos hay a diario que lo ponen en evidencia. Lo que nos diferencia a los militares es que el valor se nos exige.Nos lo reconocerán y premiarán o no, pero a todos se nos supone y no podemos renunciar a él. La falta de valor supone cobardía, actitud tipificada y castigada en el Código Penal Militar (Ley Orgánica 14/2015, de 14 de octubre), que la define como: “el temor al riesgo personal que viole un deber castrense exigible a quien posea la condición militar”.

Por tanto, si el valor se nos exige, como la resistencia a la fatiga, el amor a la responsabilidad o la exactitud en el servicio, desde que uno sienta plaza ha de ser entrenado en ello. El plan de formación militar ha de incluir una serie de principios, de conocimientos, y finalmente de ejercicios que aseguren a los formadores que el individuo en cuestión va superando los estándares previstos y al mismo tiempo, que el sujeto vaya cogiendo la confianza en sí mismo, que le haga consciente de esa superación. Hoy los planes de estudio y formación son muy amplios y variados, desde los de oficiales hasta los de tropa. Me pregunto si tal formación, específicamente orientada hacia ese objetivo, el valor, está hoy en día reglada.

Un veterano y prestigioso oficial, en la cúspide de su carrera, me decía –“menos informática y más equitación”- A primera vista tal invocación puede parecer trasnochada, por cuanto la equitación, que ha sido durante siglos asignatura práctica necesaria en cualquier ejercito y base de una de las genuinas formas de combatir, está ya más que superada; mientras que los conocimientos informáticos son necesarios desde los escalones más bajos. Pero algo de verdad subyace en la frase de aquel veterano militar. La equitación ofrecía al cadete la oportunidad de subirse al nobel bruto y con la técnica necesaria, inteligencia y coraje, conducir al animal hacia el objetivo que se ha propuesto, incluso por encima de la voluntad esquiva del animal, corriendo el riesgo – riesgo calculado – de dar con sus huesos en el suelo. Este podría ser un buen ejemplo de una enseñanza específicamente dirigida hacia el entrenamiento del valor.

Lo que trato es de poner de manifiesto la importancia de la practica reglada de una enseñanza orientada, mensurable y progresiva para asentar el valor. No tendría necesariamente qué ser una asignatura específica, más bien – como se dice ahora – una práctica transversal a todas ellas, pero con un denominador común: la superación de un riesgo medido y controlado que obligue a la superación de los temores propios y que induzca al autocontrol y al espíritu de equipo.

Y cuando hablo de valor y de riesgos, no me refiero exclusivamente a los aspectos físicos. Como muy bien argumenta el General de la Corte, se trata de un compendio de virtudes morales, intelectuales y físicas, o lo que es lo mismo, la armonía entre el querer, el saber y el poder. El querer que se manifiesta mediante la voluntad, el saber que se adquiere mediante el conocimiento y la técnica y finalmente el poder, las destrezas y capacidades físicas para llevar a cabo el fin propuesto a pesar de la voluntad del contrario o de las condiciones adversas.

Tan necesario es el valor del ultimo de los soldados como el del mando a cualquier nivel. Su naturaleza es la misma en uno y en otro, claro que sus componentes y manifestaciones son diferentes. Priman los aspectos físicos en el soldado, mientras que el componente moral tiene una especial dimensión en el jefe. Tanto valor hace falta para firmar un plan de operaciones en el que uno es consciente de los riesgos que asume tal plan, como para mantener cabalmente una decisión durante la ejecución del mismo, cuando noticias adversas comienzan a llegar – en esa “niebla de la guerra” de la que hablaba Clausewitz -atormentando la mente del comandante. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la defensa del Alcázar de Toledo, que precisa poca explicación.

Por tanto, valor, audacia (no la temeridad) y asunción de riesgos, han de estar igualmente contemplados en los planes de capacitación de los oficiales en los empleos superiores. El estudio del problema táctico (o el estratégico) no tiene por que conducir, como sucede habitualmente, a la solución más evidente, la más previsible por el adversario y por lo tanto la que tiene más probabilidades de ser contrarrestada. La audacia, la sorpresa, el desconcierto del enemigo han de jugar su papel y los profesores, el propio sistema de enseñanza deben reconocerlo y promocionarlo. Hablamos siempre dentro de la más pura racionalidad y con la vista en “el cumplimiento de la misión con el menor número de bajas” que decía la doctrina de 1956. Es decir, con el menor quebranto propio, pero asumiendo que lo habrá. En caso contrario, no se trataría de esa “dialéctica de las voluntades que emplea la fuerza para resolver el conflicto”.

Para terminar esta esta reflexión solo me queda volver al inicio, a la selección de los militares.  Hasta hace no muchos años, posiblemente hasta la incorporación masiva de la mujer a las FAS, en las pruebas de selección para el ingreso en la Academia General Militar, junto a los test físicos y sicológicos y académicos del nivel del curso Universitario Selectivo de Ciencias, había una prueba muy singular: el salto del caballo. Un interminable aparato gimnástico forrado de un cuero cosido a base de tachuelas a un cuerpo de madera y sujetado por cuatro leñosas extremidades que daban al conjunto un aspecto insuperable. Pues bien, No dejaba de ser una prueba física más, pero con un matiz importante. Aquella “bestia” había que dominarla a base de técnica, coordinación y condición física, pero, sobre todo, con el convencimiento de que, al otro lado de aquel particular equino, estaba el ingreso en la academia. Hoy en día hay otras posibilidades otras técnicas, pero sigue siendo imperativo poder discriminar, siquiera de una forma elemental, quién es capaz de prepararse, dominarse, concentrarse y superar el obstáculo del que tiene un miedo insuperable.

Pues estas reflexiones me sugieren el interesante artículo del TGEN de la Corte en torno al valor. Como se dice en Operaciones Especiales (perdonen Vds. lo gráfico y expresivo de la cita): “a capar se aprende cortando güevos” a dominar al miedo, a ser valiente, también se aprende practicando. La enseñanza militar ha de combinar de forma progresiva y evaluable el riesgo medido con la voluntad de superarlo.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

Blog: generaldavila.com

9 abril 2018

27 pensamientos en “¿QUÉ EJÉRCITOS QUEREMOS? (2) La enseñanza de el valor Adolfo Coloma GB (R) del ET

  1. En el Ejercito aleman siempre se ha tenido muy claro que en un militar el caracter es lo decisivo, y no los conocimientos tecnicos.

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  2. Pues en el Ejército Español pensamos que lo importante es el conjunto de condiciones morales, intelectuales y físicas, Don Ignacio. El carácter, cono Vd. apunta, entre las primeras. Pero no hay que descuidar el resto.
    Gracias por su intervención.
    Adolfo Coloma

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  3. Nos dicen muchas veces a los paracaidistas «que valor» yo pienso que el valor es ADAPTACIÓN, cuando leo la gestas de la División Azul, las cargas de Rgt. Alcántara, los blocaos de la Campaña de Marruecos me dio cuenta que el cuerpo humano se ADAPTA, el militar como bien dice el valor de le supone, pues está en situaciones que se tiene que adaptar y ahí aflora el valor, me decían algunos divisionarios uno de ello entró en combate cuerpo a cuerpo cuatro veces por cuál está condecorado por el ejército Alemán, que el valor surge por un instinto de supervivencia propio o por e bien de otra persona o circunstancias, integrante artículo como siempre mi General ,digno de una buena mesa redonda, un abrazo.

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  4. Desde luego, Rafa, casi todo en la vida es adaptación. cuando acudí al curso de Profesor de educación Física, comenzaron a hablarnos del «Síndrome General de Adaptación «, el SGA. Se trataba de reconocer los síntomas en el propio organismo como respuesta al entrenamiento progresivo, para que llegado el momento de la competición, o del esfuerzo máximo, nuestro organismo reconociera automáticamente esos síntomas de fatiga, dolor muscular, falta de oxigeno etc y al reconocerlos reaccionase fisiológicamente frente a ellos. Es la manera en la que el entrenamiento mejora el rendimiento. Naturalmente, siempre es necesaria la voluntad de superar esos signos adversos y el convencimiento moral de que «hay que seguir»
    Desde luego, el entrenamiento paracaidista es un buen método para practicar el valor, pero tal vez sea excesivamente caro para aplicarlo al conjunto de los militares. Pero de la misma forma que «El salto» es un criterio discriminatorio en una unidad paracaidista, bueno serí encontrar otro método o procedimiento que cumpliera los mismos requisitos para el conjunto del ejercito, de la oficialidad o de cualquier otro colectivo. Eso es lo que yo abogo en mi exposición.
    gracias por tu participación
    Adolfo Coloma

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  5. Cierto, mi querido general, en definitiva el verdadero valor consiste en saber sufrir, es hijo de la prudencia, no de la temeridad; por eso, el hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.
    Un fuerte abrazo.
    Pedro Motas

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  6. Mi General, hay de valor que se «supone» pienso que valor se adquiere con el entrenamiento acostumbrándose uno, a oír los silbidos de las balas, explosiones, etc, repetidas unas y otras veces, pero una cosa es el entrenamiento básico para oficiales, sub oficiales y tropa y otra la realidad, el entrenamiento debe incluir el como cuando y por donde neutralizar el fuego enemigo y avanzar y antes de avanzar ya se debe contemplar el por donde y hasta donde, estos ejercicios «entrenamientos» deben ser muy reiterados y constantes y aún así cuando estas en el terreno de verdad el silbido de balas, morteros y demás es bien distinto …vamos que asusta en un primer momento pero uno se repone cuando oye el voz del mando de avanzar.

    En principio a todo soldado se le supone el valor, no podría ser de otra forma para ser soldado.
    A su orden Mi General

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  7. Don José María.
    Aborda Vd e punto de vista práctico, realista y necesario. Los simuladores ayudan, ahorran, pero nunca sustituyen la realidad.
    Un abrazo
    Adolfo Coloma

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  8. Adolfo, la regla para enseñar el valor siempre fue la misma. Aprender a tener miedo de tener miedo. A ser acusado de cobarde. A deshonrar el uniforme.
    GB (R) Martínez- Esparza

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  9. Mi General, querido Adolfo, creo y se deduce de tu clara exposición, que el valor cuando se consigue por ese entrenamiento que señalas, nos lleva al desarrollo de otra virtud, tampoco militar, pero también exigible a los militares que es la DECISIÓN, a la que nos obliga el Decálogo del Cadete.
    Muy acertados los ejemplos de la Equitación y el salto del caballo, si a eso le añadimos la esgrima otro deporte aparentemente anacrónico, pero que estimula el espíritu de combate, tendremos bastante adelantado.

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  10. En el Ejercito aleman ha sido tradicional ka tactica de la » Auftragstaktik.» A todo Jefe solo se le fija el objetivo; el COMO lograrlo es cosa suya.La tactica anglosajona le dice exactamenre a todo Jefe todo lo que tiene que hacer.La tactica alemana esta en consonancia con la realidad de la guerra: despues de sonar el primer dispaeo, todas las estrategias suelen dejar de tener sentido.
    La primera forma mulitar responsabiliza a los mandos y les enseña, desde las Academias, a tener plena iniciativa e independencia en el combate.Creo que en este aspecto implica que los jefes y soldados han de afrontar con mayor valor los combates sabiendo que no tienen por que depender necesariamente de los Altos mandos.
    Creo que nuestros guerrilleros de la Guerra de la independencia en cierto modo guerreaban como los alemanes.Su unico objetivo fue lograr la independencia de España, y con su sola iniciativa lo lograron.Igual paso con los militares que antepusieron su Patria y honor al cumplimiebto de meros Reglamentos.Su valor fue recompensado.

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  11. Queridísimo Adolfo, Gral. Martínez-Esparza y amigos:
    APABULLANTE Y EMOCIONANTE LO QUE HAS ESCRITO, ADOLFO, DE PRINCIPIO A FIN.
    Siempre digo lo mismo, mira que eso es difícil pero me dejas muda, no sólo a mi sino que mi padre habría disfrutado como un enano leyéndote, Adolfo, porque tanto el Tte. Gral. De La Corte , como el Gral. Esparza y tu, habeis desarrollado conceptos que crecí oyendole a él, os doy mi palabra, hasta lo de la esgrima, no ya sólo la equitacion, y yo no la practiqué por que me obligaban a batirme a florete por ser una mujer, y a mi lo que me divertía era batirme a sable.
    El único miedo que puede haber, es a tener miedo y desonhonrar tu uniforme, como dice Esparza, o a tu familia deshonrando tu apellido.
    A mi, (y perdonadme que me meta opinando ante vosotros, por quienes yo me descubro y muero si fuera preciso) me habéis enseñado, entre todos, que lo que mi padre me decia, en vosotros es como una oracion que os sale instintivamente: el valor es arremeter contra el peligro del que avisa el instinto de conservación. Cuanto más controles, y llegues a dominar friamente ese instinto, y acabes hasta jugando con el, más valiente eres.
    Como la ignorancia es osada, os pido perdón por atreverme a daros mi opinión, pero yo creo que efectivamente se nace, se lleva en el ADN, pero también se puede educar al valiente.
    Dios sabe que no se me pasa por la mente compararme con las soldados que integran nuestras Fuerzas Armadas aunque sean mujeres como yo, entre otras razones porque uno ha de demostrar lo que es, porque las palabras se las lleva el viento, en tanto que el ejemplo arrastra, y ellas lo hacen a diario: mientras yo duermo en mi cama cada noche, ellas duermen al raso y en saco de dormir…no os voy a contar a vosotros. Pero modestamente, me atrevo a deciros que yo cuando paso miedo me acuerdo de mi padre, y pienso que tengo que acreditar lo que me enseñó él y lo que me habéis enseñado todos a lo largo de mi vida y aunque sea con las tripas fuera, y después de, (lo reconozco, perdón) jurar hasta en arameo, tiro para delante acordándome HASTA de la hora en que me tocó ser hija ÚNICA e intento no decepcionar a nadie de los que para suerte, o desgracia, conocisteis a mi padre, pero yo, de haber tenido la SUERTE de tener hermanos varones, palabrita del Niño Jesús, que yo solo me habría dedicado al punto de cruz, que también hago, y me chifla, bueno, el Mariscal Murat lo practicaba normalmente antes de entrar en combate, parece ser que hay hombres que lo han hecho, y Murat decía que antes de una carga le relajaba, este hecho es Historia, lo recogen sus contemporáneos en sus memorias.
    O sea, en la modestia de mis actuaciones, lo tengo clarísimo, lo que intento es no decepcionar en base al descomunal EJEMPLO DE ABNEGADO Y SILENCIOSO HEROISMO QUE LA INMENSA MAYORIA DE LOS QUE RODEABAIS A MI PADRE ME HABEIS ENSEÑADO.
    VOSOTROS HACIAIS TODO LO QUE ÉL ME DECÍA, EL MAS DIFÍCIL TODAVÍA: LLEGAR AL LÍMITE, (ESO CREE UNO) Y ENCONTRARTE QUE TE PEGAN «OTRA VUELTA DE TUERCA MÁS» Y TIENES QUE SEGUIR MANTENIENDO EL TIPO…
    HE TENIDO EL EJEMPLO DE CRECER EN ESE EJEMPLO (valga la redundancia) POR PARTE DE SUS JEFES, COMPAÑEROS Y SUBORDINADOS.
    ME SALIERON LOS DIENTES ENTRE SOLDADOS COMO VOSOTROS, QUE CON VUESTRO DIARIO Y ABNEGADO HEROISMO HABÉIS CONVERTIDO, O MÁS DIFÍCIL AÚN, MANTENIDO A PUNTO DE REVISTA, NUNCA MEJOR DICHO, UNIDADES LEGENDARIAS.
    NO HABÉIS PISADO DETERMINADOS ACUARTELAMIENTOS POR LA VITOLA QUE TENÍAN ESAS UNIDADES SINO QUE CON VUESTRO SACRIFICIO HABÉIS HECHO POSIBLE QUE EN EL MATERIALISTA Y FALTO DE VALORES SIGLO XXI, HAYA CRECIDO LA LEYENDA DE ESOS ACUARTELAMIENTOS EN LOS QUE CONCEPTOS COMO UNIFORME, PATRIA, BANDERA Y HONOR SIGUEN ESTANDO LLENOS DE CONTENIDO Y QUE AUN HOY, EN QUE CASI TODO ES UN PURO TEATRO, Y UNA DESCOMUNAL MENTIRA Y POSTUREO, VOSOTROS SOIS REALES, PORQUE VOSOTROS ESTAIS DISPUESTOS A MORIR DE VERDAD POR LOS DEMÁS, COMO CRISTO NOS ENSEÑÓ, YA QUE SABER MORIR ES SABER VENCER.
    ME EMOCIONAIS, OS DEJO, BENDITOS SEÁIS, QUE DIOS OS GUARDE, NO JUEGO CON MI NOMBRE OS LO PROMETO, PERO LEYENDOOS VEO QUE AUN HAY ESPERANZA PARA ESPAÑA.
    NO CAMBIEIS NUNCA, GRACIAS A TODOS POR EL ESPÍRITU QUE MANTENEIS.
    ¡¡¡A ESPAÑA, A MI REY Y A SUS FUERZAS ARMADAS, SERVIR HASTA MORIR!!!
    ¡¡¡VIVA LA LEGIÓN!!!
    Esperanza González de Fonseca Marco

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  12. Interesante y ameno articulo Mi General.

    Nadie creo yo, sabe hasta que punto puede tener valor o no tenerlo, hasta llegado el momento de actuar.

    Muy cierto es, que mediante el entrenamiento se puede llegar, no a inculcar valor a las personas, pero si a aprender mecanicamente las acciones, mas resolutivasy efectivas para cada situación, simpre midiendo los riesgos y el desarrollo final de la acción a acometer.

    Ya lo han dicho antes , y estoy totalmente de acuerdo, «Aprender a tener miedo de tener miedo», creo que por lo menos en mi caso, a mi paso por la Bripac, el pensar que iba a fallar a mis mandos y no iba a estar a su altura, me hizo soportar grandes esfuerzos, que de otro modo no hubiera superado, pero además sabía certeramente que mis mandos jamás me iban a fallar ni abandonar en cualquier acción que se emprendiera.

    Por muchos motivos y por este caso en particular, creo que todos los Españoles, deberiamos hacer el Servicio Militar Obligatorio, por ponerles un ejemplo, siempre pienso, en el resultado final del asalto terrorísta en la discoteca Bataclan, de haberse dado el caso que todas las personas secuestradas en el hubiesen hecho el S.M.O., indiscutiblemente hubiera sido otro muy diferente al que fué, ¡SI!, por supuesto que hubiese habido víctimas, pero si todos a una hubiesen cargado contra los Terrorístas, muchos de ellos se habrian podido salvar.

    Meridiano queda, que para acometer este tipo de acción y reacción, si no se ha preparado a las personas, en lo mas importante contra todo terrorísta, que no es otra que saber, que el único fin del terrorísta es acabar con el mayor número de vidas en cada atentado, sin importarle nada mas que hacer cuanto mas daño mejor, pues sería difícil esperar este tipo de reacciones.

    Pero si se está preparado en valores como, el sacrifício, honor, compañerísmo, sabiendo el resultado final de este tipo de acciones, y que no se puede esperar misericordia alguna por parte de los terrorístas, algunas de esas personas estaran dispuestas a inmolarse si fuera preciso, por el bien común. (o por lo menos yo lo pienso)

    Un Saludo y a la orden de V.E. Mi General.

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  13. Respondiendo al General Martinez Esparza:
    Desde luego, mi general: el miedo a ser cobarde es el miedo del valiente. no hay duda. Lo que yo planteo en mi reflexión es cómo enseñar el valor en un entorno de formación o académico, reglado y mensurable, cómo practicarlo después.
    A tus órdenes
    Adolfo Coloma

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  14. Sí señor, juan Ignacio, mi coronel: «Tener un gran amor a la responsabilidad y decisión para resolver».
    ¿Cómo enseñar, fomentar Y EXAMINAR en un entrono académico para lograr y asegurar que el cadete o el soldado que salen de sus respectivos centro de formación ha sido testado en el valor y la decisión? He ahí la cuestión.
    Y desde luego, la esgrima y en general, cualquier deporte de lucha pueden contribuir a ello. Un soldado debe aprender a dar y a encajar.
    gracias, mi coronel por aportarnos tu valioso punto de vista.
    Adolfo Coloma

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  15. En fin, don Ignacio. Si no lo he entendido mal Vd. lo que plantea es los distintos métodos o formas de alcanzar un objetivo que se enseñan en diferentes escuelas militares. Poco creo que tenga que ver con lo que yo planteo en mi articulo: Cómo se enseña el valor.
    Pero con lo que no puedo estar de acuerdo con Vd. es en que los guerrilleros lograron la independencia «con su sola iniciativa», reconociendo, por otra parte la gran valía de estos guerreros, en cuyas virtudes me he inspirado y he tratado de inculcar a mis subordinados.
    Pero mi reflexión va en otro sentido: A un militar, que desde que siente plaza se le está enseñando y formando a través de un programa de estudios compuesto por asignaturas teóricas y prácticas, de las cuales es posteriormente examinado ¿Hay una enseñanza específicamente dedicada a fomentar el valor? Ese es el quid de mis palabras.
    gracias nuevamente por su participación.
    atentamente
    Adolfo Coloma

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  16. Gracias, Esperanza. el recuerdo permanente que nos ofreces de tu padre, el coronel Valeriano González Fonseca, es un estímulo para escribir cualquier día la importancia y el valor de la familia no solo en la sociedad, sino particularmente en la milicia.
    con todo afecto
    Adolfo Coloma

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  17. Su ejemplo me resulta muy válido Sr García Oliver. Para una unidad paracaidista el salto (lanzamiento al vacío desde un avión esperando que se abra el paracaídas) es una prueba de valor, de decisión. Nadie sabe hasta que llega el momento si será capaz de dar el paso o no. por eso tal momento viene precedido de una serie de ejercicios reglados que tienden a poner al paracaidista en los condiciones más similares a la realidad, para que llegado el momento, esté adaptado y preparado. lo que no es óbice para señalar que ha habido casos (Soldados de la Legión Extranjera Francesa, que hayan saltado desde un avión, sin entrenamiento previo en Dien Bien-Phu, bajo fuego enemigo). Pero no es lo más recomendado ¿no cree?
    Gracias por su comentario
    Adolfo Coloma

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  18. Por aportar algo de la Historia, que creo ñueda tener relacion con esta materia, traigo el testimonio de quien fuera Jefe del Estado Mayor Aleman, General von Seeckt, autor de la reconstruccion de ese formidable Ejercito tras la derrota de 1918.
    En su libro «Gedanken eines Soldaten» ( Memorias de un soldado) contiene un articulo escrito en 1935 titulado » Offiziererziehung» ( Educacion de los Oficiales).Del mismo recojo estas palabras:
    «¿ Educacion o formacion?La educacion debe ser preferente frente a la formacion( conocimientos).Porque el *poder*es preferible al *saber*, porque en todo servicio lo que decide es el caracter.Y porque el caracter se desarrolla y fortalece con la educacion.»

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  19. Dato esta vez de la Historia de España.Durante los años en que Francisco Franco fue Director de la Academia militar de Zaragoza, hasta su cierre en 1931, y siendo Jefe de Estudios el General Campins, se suprimieron los examenes.Se dio mayor importancia a otras cosas.Y nadie podra negar que los Oficiales formados alli en aquellos años, demostraron un innegable valor en la guerra.Algo les enseñarian en aquella Academia militar.De la Historia siempre se puede aprender algo.

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  20. Al leer el artículo del general Coloma, me he acordado de algo que aparece en las memorias del general Queipo de Llano. Este general era muy crítico con el general Varela. Hay que recordar que el general Varela ganó nada menos que dos laureadas, siendo teniente, al mando de una sección de Regulares. Sin embargo, Queipo de Llano pensaba que Varela no estaba capacitado para el mando de grandes unidades. Argumentaba Queipo en sus memorias que las dos laureadas ganadas por Varela habían influido poderosamente en su ascenso a general, pero que Varela no estaba capacitado para el mando de grandes unidades (siempre según Queipo) porque las cualidades que se requieren para mandar una sección (valor personal que sirva de ejemplo a la tropa) son muy diferentes de las cualidades que se requieren para el mando de grandes unidades (capacidad de planificación y de organización). Por tanto, según Queipo, que un jefe de sección o de compañía muestre un gran valor al frente de sus hombres, no garantiza que después vaya a ser necesariamente un buen general. Si la teoría de Queipo es cierta ¿será cierta la contraria? ¿se puede ser un buen general solo con capacidad de planificación y organización?

    Por otro lado, también se puede demostrar valor fuera del mundo militar. Como ejemplo, ahí están los numerosos vídeos que muestran a catalanes leales a España retirando esteladas y lacitos amarillos, mientras soportan las amenazas y los insultos de los separatistas. Hay que reconocer que algunos tienen lo que vulgarmente se dice «un par».

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  21. A las órdenes de V.E., mi General.

    Extraordinario análisis sobre cuestión tan esencial como el valor. Po alguna experiencia personal que por pudor elemental ruego me dispense de compartir aquí, me he visto en un par de ocasiones, en mis tiempos en activo, siendo aún muy joven, en situación límite, como máximo responsable sin un mando superior al que acudir, no sólo de mi propia vida, sino, y sobre todo, de la de otros. No era, gracias a Dios, en una guerra, pero sí que había que salir del peligro con inteligencia, buen juicio, y una gran dosis de valor por lo delicado e incierto de la meteorología y lo agreste, lejano, aislado y desconocido del terreno.

    Como digo, en mi modesta experiencia, a veces se presentan situaciones difíciles de prever y en absoluto se han podido estudiar o simular antes. No es como cuando se planifica en todos los supuestos clásicos posibles una operación militar de guerra o de guerrilla. Lo que sí puedo confesar es que una vez ante el desafío, mi única preocupación y angustia era por los que dependían de mí; pasaban, de pronto, de ser contemplados como compañeros o subordinados, a convertirse en algo propio, como un parentesco de sangre. Entonces uno, que se ha olvidado de sí mismo, sí siente miedo a equivocarse y medita muy concienzudamente los pros y los contras de cada decisión. No siente miedo por las responsabilidades a que tendría que hacer frente si las cosas salen mal, sino pánico a no poder vivir consigo mismo el resto de su vida en semejante supuesto de que a alguien le ocurriese algo. Hubo un caso de principio de congelación de pies de un Cabo Primero Conductor, y personalmente fui dándole masajes durante horas hasta conseguir auxilio médico. El hombre, en lugar de las buena botas que calzábamos todos, iba con zapatos y yo me sentía culpable de no haber advertido ese fallo a tiempo para corregirlo.

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  22. Muy bien, don Ignacio. vuelve Vd al principio, la primacía del carácter, muy bien. Ya le digo que en el pensamiento militar español, los valores se asientan sobre las virtudes intelectuales, morales y físicas. como un conjunto armónico de las tres.
    Mis experiencias con oficiales alemanes en operaciones multinacionales, me hacen ver que no hay grandes diferencias en nuestra concepción del servicio. Las hay mayores en nuestra formación. Puedo asegurarle que en la practica no tenemos mucho que envidiarles.
    gracias, por tercera vez, por su participación.
    Adolfo Coloma

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  23. Buen punto trae Vd al debate, don Antonio. El valor frente a otras capacidades.
    En mi argumentación exponía que «Priman los aspectos físicos en el soldado, mientras que el componente moral tiene una especial dimensión en el jefe» Tal vez me ha faltado poner más énfasis en los aspectos intelectuales.
    Pero su reflexión termina con otro aspecto que yo desde luego reconozco y valoro. El valor no es exclusivo de los militares. Ni mucho menos y así lo argumento. Lo único quizás que nos diferencia es que a los militares se nos exige legítimamente, y si fallamos a él, incurrimos en el delito de cobardía. por eso, al que se excede en su observancia, más allá de los límites exigidos, se le premia, porque el valor, como la constancia, la exactitud en el servicio, el ejemplo etc, es un valor 8valga la redundancia) de la profesión.
    Atentamente
    Adolfo Coloma

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  24. Mi General, amigo y compañero Salafranca no estoy de acuerdo en vuestra supuesta teoría de que la equitación sirva para educar al instinto de conservación, sobre todo si el profesor tiene conocimientos y el buen sentido de hacer al alumno amigo del caballo y que ambos lleguen a unirse en la confianza mutua. Os lo dice alguien que tiene un álbum de radiografías mucho más amplio y variado que el de fotografías recogiendo un Gran Premio. Y algunos hemos ganado. En la Academia donde pasábamos realmente miedo- al menos yo- era en las tediosas y angustiosas revistas de los sábados. En enero del 1961 suprimieron la bota alta, y en la primera revista con pantalón recto me pillaron con el chándal asomando por debajo del pantalón. Es que hacía un frio del carajo. Al capitán Guadalfajara, que era un perfecto caballero, sólo le faltó pegarme. Siempre hablaré bien de la Academia, pero conmigo en esa línea han fracasado , ni las torturas ni los copiosos correctivos me han cambiado. A tus órdenes y un abrazo a todos.

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  25. Querido Salvador, mi coronel.
    No soy yo quien ha dicho que la equitación sirva para «educar el instinto de conservacion» que con fina ironía me atribuyes. Pero si sostengo que es una actividad muy formativa para dominarse uno mismo para alcanzar su objetivo, dominando al noble bruto.
    Desde luego que, para fomentar el instinto de conservación, mejor las tácticas frente a las revistas, como la que tú nos propones.
    Un abrazo.
    Adolfo Coloma

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