Sobre retribuciones en las FFAA. Andrés Manrique Gutiérrez. – Teniente (R.)

Del sueldo nada les cuento,
porque andaba disparando;
nosotros de cuando en cuando
solíamos ladrar de pobres:
nunca llegaban los cobres
que se estaban aguardando.

El gaucho Martín Fierro.- José Hernández (1872)

Alguien lo dijo ya con anterioridad, según el Observatorio de la Vida Militar, los miembros de las FFAA son “los servidores públicos peor pagados de España”.

 Juan Soldado sabe que es de mal gusto hablar de dineros, salarios y retribuciones, y más si es públicamente, pero alguna vez había que hacerlo. Los miembros de las FFAA nunca lo hicieron y así les va, aguantando cada día que pasa agravios comparativos con respecto a otros colectivos. Colectivos que sí tienen quien dé la cara por ellos en estos temas y en otros muchos.

Cierto es que pueden ejercer de la iniciativa como derecho de plantear, a título individual, cualquier tipo de actuación, incluida la modificación de normativa relativa al régimen de personal y las condiciones de vida, pero no nos engañemos en esto pues el militar siempre tuvo su mirada en otros asuntos y con el convencimiento de que alguien se preocuparía por resolvérselo.

El militar, lo es las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año. La disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida cuando fuera necesario es algo grabado a fuego en sus corazones, el militar, lo sabe y lo asume, pero eso no es óbice para que no esté compensada esa disposición de una manera justa y proporcional.

La milicia tiene sus asociaciones que manifiestan determinadas situaciones de sus miembros pero que no tienen la capacidad de  negociación. Para empezar, los miembros de las fuerzas armadas tanto en activo como en reserva,  necesitan que sea su ministerio el primero que los defienda y que no emplee el comodín de siempre, el de la disciplina, lo disciplinados que son los militares, que lo son, y la austeridad que los caracteriza, que también.

Se dotó a las Fuerzas Armadas de la Ley de Derechos y Deberes de los militares -de 2011- para la defensa de sus intereses profesionales. En la misma se estipula la posibilidad de presentar iniciativas y propuestas sobre temas referidos a su ámbito profesional y protección social, pero su utilidad en la resolución de temas crematísticos es prácticamente nula hasta la fecha.

Es necesario atender, como así ocurre en los ejércitos de las naciones de nuestro entorno, a las iniciativas relativas al régimen de personal y a las condiciones de vida que pueda plantear el militar a título particular o a través de sus asociaciones, con voz en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas que es el órgano interlocutor con el Ministerio de Defensa. Las iniciativas a título particular no han de ser interpretadas como quejas, algo que se aparta del espíritu de la milicia y las de las asociaciones militares, que se canalizan a través de los órganos legales,carecen de fuerza de obligar. No existe negociación o convenio alguno y todo depende de voluntades y de los restos del presupuesto.

Juan Soldado pide hoy disculpas por personalizar en estas escasas líneas las preocupaciones de su colectivo. Colectivo dependiente de los altos órganos de la administración central y no como otros que por la descentralización administrativa de la nación siempre se ven más favorecidos.

No obstante, la milicia acata y cumple.

Un saludo a todos.

Andrés Manrique. Teniente (R.)

Blog: generaldavila.com

13 pensamientos en “Sobre retribuciones en las FFAA. Andrés Manrique Gutiérrez. – Teniente (R.)

  1. Una buena noticia, D. Andrés: la arenga corta mas firme del Jefe de la unidad militar más cercana al Peñón, usurpado por Inglaterra, no sólo confortó a sus tropas. Sin que, por las noticias que me han llegado, los paisanos que escuchaban empezaron a gritar ¡Viva España! Si un gobierno traidor regala lo que no es suyo, aún no está totalmente anestesiado, el pueblo malgobernado aún vibra por su Patria.
    Afectuosamente, Carlos Manuel.

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  2. Estimado General, pero sin el apoyo de los altos mandos, aquellos que deben, obligatoriamente; así lo hacen saber las RROO, apoyar y velar por sus subordinados. Poco o nada hay que hacer al respecto. Aunque ello merme la moral de la tropa y la confianza en el mando. Aunque en esto último la culpa es de los mismos por venderse al mejor postor. Y esa es la triste realidad en la actualidad, le pese a quien le pese. No se puede dejar desamparada a la base de esta institución, y es una pena, pues dan a entender que solo les interesa el color de los euros que rigen sus galones.
    Una pena.
    Gracias por su blog, y es un placer el poder leerle.
    Un saludo.

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  3. Disculpe Sr. Sieteiglesias Álvarez, pero de la lectura del texto en el que emite su opinión; no me quedan más que unas frases inconexas y plagadas de signos fuera de lugar por no hablar de la expresión ininteligible. Disculpe mi llaneza y brusquedad, pero es irresistible para mí.
    Mas, si tiene a bien, en aras de lograr entenderlo medianamente, pudiera traducirlo al castellano, sería de agradecer. Saludos.

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  4. Creo que la mayoría de la tropa no puede opinar igual que usted. Puesto que en la mayoría de caso a duras penas llegan a final de mes, tienen fecha de caducidad, y no gozan de los privilegios de los que hacen gala sus mandos. Creo que sí que hay subordinados, muy subordinados y otros que viven a costa de España.
    Al menos, es lo que se respira hacia fuera.

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  5. “A costa de ESPAÑA” en este caso no viene a cuento. Espero que el autor le conteste, pero me adelanto y le propongo que haga una reflexión correcta sobre lo que quiere decir o le invito a bucear en el blog y leer alguno de numerosos artículos que sobre el tema que enuncia hemos escrito. Gracias.

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  6. Señor Eladio, en todo momento en el artículo se habla de los miembros de las Fuerzas Armadas sin hacer diferencia de graduaciones ni estados administrativos.
    Los miitares no disfrutamos de ningún tipo de privilegios ni con respecto a la población civil ni entre los propios profesionales.
    Los miembros de las fuerzas armadas componemos una pequeña parte de los servidores públicos.La milicia no vive a costa de España, muy al contrario presta un servicio por convicción hacia lo más grande que pueda tener cualquier español de bien, el servicio a la patria.
    Ningún español de bien es desagradecido para con sus FFAA.
    Un saludo.

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  7. En un pueblo carente de formación política y no digamos de mentalidad de defensa,con una profesión criminalizada y relacionada aviesamente con situaciones y regímenes anteriores,cualquier recorte(algunos con razón) se realiza en el mas olvidado de los ministerios,frente a cualquier otro mas corrupto.
    Lo peor es la discriminación que a partir de este régimen llego a ser notable dentro del mismo cargo ,empleo o trabajo y maxime con sobres o complementos.Frente a cualquier organismo autonómico que montaba despachos fantasmas,con sueldos desconocidos en las fas,el desprecio y humillación era tremendo:policias y g.civiles con fuertes diferencias respecto a sus cometidos;oficiales superiores en reserva menos que policías locales(hasta ver publicada su nomina en la gaceta) .Y que decir de las jubilaciones de las elites funcionariales europeas(en España escasamente llegan a 2000 e netos),frente a las de los diputados y ptes de la UE que las multiplican por hasta 7-8 veces.Alquien se olvida de los que sustentan al estado,columna vertebral de la Nación.

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  8. Jumanu, muchas gracias por sus comentarios que los tomo como un apoyo a nuestras Fuerzas Armadas.
    Un saludo y gracias por su lectura.

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  9. Esto ha sido así, mi Teniente, desde toda la vida. Los ejércitos siempre, por unas razones o por otras, en lo económico y en el material, siempre tuvieron que bailar con la más fea.

    Durante los casi cuarenta años de postguerra, que fue la época que yo conocí desde dentro, había que hacer milagros con la administración personal y familiar para llegar a fin de mes. Endeudarse habría sido suicida, pues pagar un préstamo, por pequeño que fuera, sencillamente no era posible del sueldo como militar. Había que ayudarse con otras cosas, como por ejemplo, de profesor por las tardes en cualquiera de las múltiples academias que existían para preparación de oposiciones. Yo mismo sobrevivía gracias a mi calificación como tal en el idioma Inglés, que, en justicia y para más orgullo tengo que decir que me fue costeado en los cuatro años de clases más derechos de matrícula, exámenes, etc., por el Ejército, o al menos por la Base en la que yo servía. Nunca podré pagar ni tendré palabras suficientes para agradecer a quienes fueron mis Jefes, aquel detalle y enorme favor. Porque el conocimiento y dominio de esa lengua en aquellos años, además, fue determinante y el trampolín para lo que después fue mi profesión de Controlador de la Circulación Aérea, en la que sí, de alguna manera pude mostrar con hechos concretos mi lealtad y gratitud a las Fuerzas Armadas, dispensándoles el trato de máxima prioridad y facilidad de maniobra que siempre me merecieron. Pero, bueno, eso ya es historia.

    En los años de la postguerra, los ejércitos tuvieron que renunciar a estar al día en sueldos y material, y lo hicimos además gustosamente, para que se pudiera potenciar la industria civil y con ello contribuir a la formación de puestos de trabajo. España dejaba de ser un país eminentemente agrícola y tenía que competir en industria con las demás potencias. Además, vivíamos en paz y no había amenazas exteriores ni interiores, como ahora, que hiciesen prioritario armarse hasta los dientes con el material de última generación. Yo mismo era feliz volando aviones de la Segunda Guerra Mundial mientras por esas Bases y Aeropuertos de Dios me cruzaba y coincidía con los entonces modernos reactores de pasajeros. Eran dos estampas a cual más bonita y emotiva, un viejo Junker trimotor junto a un flamante DC-9 de cien pasajeros y dos turbinas que le llevaban a novecientos kilómetros por hora y nosotros nos quedábamos atrás a sólo ciento setenta. Pero eso sí, con una majestuosidad envidiable y peleando con las pérdidas de aceite de algún motor. El vuelo era más largo en tiempo, y algo inolvidable.

    Lo que es injusto es que en la actualidad, con el nivel de conocimientos técnicos que se necesita en el Ejército, también se cobren cuatro perras y haya que hacer las mismas economías de antes. Es, por ejemplo, mucho más difícil y desde luego de la misma responsabilidad como poco, si no más, pilotar un caza o un cazabombardero, que un avión de transporte de pasajeros. Todo es cuestión de conocimientos y entrenamiento. Y que conste que, algunas compañías comerciales, sobre todo las conocidas como de «low cost», o bajo coste, pagan muy mal, una miseria, a sus Pilotos.

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  10. Leído su comentario don Rafael.
    Efectivamente siempre fue así, el Ministerio pobre de entre todos los demás.
    Aún cuando el artículo de hoy trataba sobre retribuciones al personal, somos conscientes de, en muchos casos, la penuria del material o quizá la escasez, dicho esto desde la tronera baja por la puedo mirar. Aún así habido que tirar para adelante, eso sí, con la tan manida austeridad militar. Yo le puedo decir que no veo solución. En todos los aspectos se ha avanzado no hay que negarlo pero quizás no tanto como se debía.
    Por volver a las retribuciones y haciendo un estudio comparativo de responsabilidades y
    sueldo no le voy a contar nada que usted no sepa.
    Un saludo y muchas gracias por su lectura. No le pido que siga por aquí porque sé que lo hace diariamente.

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  11. Doña Josefa muchas gracias por su lectura y sus comentarios. Bien sabe usted que no se ingresa en las Fuerzas Armadas por la masita, pero tampoco deberían de olvidarse de nosotros.
    Este es el sentido del artículo.
    Un saludo.

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  12. La disciplina y la tradición muchas veces es el freno para exigir un razonable esfuerzo económico al Estado para tener la tranquilidad de asegurar un nivel digno y proporcionado las incomodidades de las familias que en cualquier situación de cambios de destinos, largas ausencias, cambios de vivienda, colegios , et cetera, incluído el máximo sacrificio que tenemos bajo juramento: dar la vida en el cumplimiento del deber; son ellas, las familias del soldado quien más lo sufre.
    No me gusta la palabra retribución. Parece algo así como un intercambio. Nos preguntamos ¿ A cuanto se paga la vida de un soldado? Me gusta más la interpretación cristiana y ,curiosamente , creo que también entre los anarquistas: que cada uno dé a la sociedad en proporción a su capacidad y reciba en cuanto a su necesidad. Por ahí deberían debieran caminar quienes manejan los caudales de la cosa pública.
    Estas humildes sugerencias valen para el general y para el recluta.
    Por cierto hablando del respeto y gratitud que se merecen nuestros soldados profesionales, volvemos a insistir. No queremos regalos, exigimos justicia. No se puede dejar tirado en la calle a quien ha prestado los mejores años de su vida a la Defensa Nacional, a los intereses vitales de los demás. En casi todos los países civilizados al soldado veterano se le abren las puertas en todas las instituciones del Estado para tener acceso a un trabajo adecuado a sus conocimientos y mérito indiscutible de sus años de servicio con honor, y con lo que lleva refrendado de sobra su disciplina y lealtad

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