En torno a la fiesta nacional Melitón Cardona (*)

Corrida de toros en un pueblo. Goya

Tras muchas cavilaciones y no menos rectificaciones, he llegado a la conclusión de que quienes se oponen a la fiesta de los toros lo hacen porque no tienen una idea cabal del espectáculo ni de sus innumerables matices: suelen poner el foco en árboles muy determinados y eso les impide ver el bosque. Debe haber honrosas excepciones, pero pienso que han de ser muy escasas, porque el antitaurino parte del supuesto erróneo según el cual el torero abusa ignominiosamente del toro, como si no se jugara la vida en el empeño, algo que las numerosas cogidas que sufren, algunas de ellas mortales, desmienten.

Picador. Picasso con 8 años.

Otra de las razones que explican la hostilidad de muchos a la fiesta es el hecho de que se trata de un espectáculo ritual  minuciosamente reglamentado, algo que repugna al afán anarquizarte del hombre-masa contemporáneo, siempre en busca, a falta de otras razones, de una superioridad moral que trate de compensar su intrínseca mediocridad. Basta citar algunos de los nombres de grandes personalidades amantes de la fiesta para que no quepa duda de la distancia sideral que les separa de los detractores, desde Federico García Lorca y Ortega y Gasset, pasando por Hemingway, Albéniz, Dalí, Picasso, Bergamín, Mariano Fortuny, Vicente Aleixandre, Pérez de Ayala, Marañón, Benavente, Crémer, Gerardo Diego, Celaya, Valle-Inclán, Villalón, Julio Cortázar, Lobo Antunes, Eisenstein, Miguel Barceló y tantos otros paletos sanguinarios amantes de los toros.

Los franceses, que, como es sabido, son muy primitivos e insensibles, han incluido las corridas de toros en su patrimonio cultural mientras los catalanes, que son muy refinados y sensibles, las han prohibido en el ámbito de su comunidad autónoma, aunque siguen permitiendo el crudelísimo ritual de los cargols a la llauna, que consiste en ir achicharrando los moluscos, tan indefensos ellos, con sus retráctiles e inofensivos cuernecitos de gelatina, algo que debe obedecer a esa genética superior que desmiente la mera apariencia de personajes como el Sr. Torra y su nada agraciada familia, un caso de libro de combinación de fealdad física y desaliño indumentario. A este respecto, conviene recordar que el tan celebrado Lluis Companys era muy aficionado a los toros y hay constancia documental de su presencia tanto en la Monumental como en … La Maestranza, lo que da idea de cómo ha degenerado el independentismo catalán con sus personajillos de tres al cuarto que hoy lo desprestigian.

Naturalmente, otra de las causas de la taurofobia imperante es que se trata de la fiesta nacional por excelencia y en la España de las taifas todos los localismos, por minúsculos que sean, son sagrados, salvo el de la Nación que los integra. La aspiración a la insignificancia se halla hoy tan arraigada que son muchos los que prefieren la ruda pobreza estética del correbous al espectáculo deslumbrante de una corrida de toros, con sus brillantes atuendos, su música alegre, su perpetua oscilación entre la gloria artística y la tragedia de la muerte, su complejidad técnica y sus veredictos democráticos para otorgar trofeos cuyo valor económico es insignificante pero su valía simbólica altísima.

Es ya sabido que sin las corridas, que le atribuyen valor económico, el toro de lidia sería una especie tan extinguida como el uro, algo que parece traer al fresco a esos ecologistas de asfalto y salón incapaces de comprender que el ganadero de reses bravas hace más por la preservación del medio ambiente que miles de ecologistas. Tampoco conviene olvidar el impacto económico de la fiesta en la economía local y nacional.

Por último, quiero decir que también tengo la sospecha de que la fiesta, antes patrimonio mayoritario de las clases populares, ha ido haciéndose poco a poco mucho más elitista, lo que explicaría el extraño fenómeno reciente de que las entradas más económicas sean las menos ocupadas y de que los toreros actuales no lo sean para huir de las cornadas del hambre a que aludía El Gallo, porque muchos de entre ellos han nacido en familias muy acomodadas y las cornadas que padecen periódicamente no son, desde luego, para evitar las del hambre. Como dice el maestro Emilio Muñoz, «antes, para torear había que ser pobre; ahora, rico».

(*)     Ex Embajador de España.

Blog: generaldavila.com

26 junio 2019

9 pensamientos en “En torno a la fiesta nacional Melitón Cardona (*)

  1. Lamento disentir, no me gustan las banderillas, no me gusta la suerte de picar.
    Me emocioné hace muchos años viendo grabaciones de D. Antonio Ordóñez y no me he vuelto a emocionar hasta D. José Tomás.
    La muerte del toro de lidia es más digna que la de los demás bovinos, pero no me gusta la muerte, con las sabidas excepciones de los hombres por su patria o su familia.
    Odio la demagogia que se enfrenta a la tauromaquia pero tampoco me gustan los que identifican España con los toros. Reduccionismo absurdo.
    El que lo disfrute que lo haga, yo ya no puedo.
    Creo que me estoy haciendo vegetariano, además de mayor.
    Viva La Legión.
    VIVA ESPAÑA!!

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  2. Excmo. Señor:

    Hoy trae a colación y como ilustración y ejemplo de la estulticia de muchos fanáticos, esos que están contra todo y no pierden tema ni ocasión para hacerse notar y arañar un poco de protagonismo, un tema realmente importante, las corridas de toros. Creo que es lo único que se conserva de las costumbres y tradiciones esclusivamente ewspañolas que se pierden en la noche de los tiempos, y eso sería suficiente agumento para seguir fomentándolas a nivel de «Fiesta Nacional».

    Personalmente, creo que, como V.E. manifiesta, si no fuera por esa fiesta, el toro de lidia se habría extinguido, y su estampa nobe y fuerte no debe perderse. Me encanta la belleza plástica de muchas escenas del toreo, mientras están solos, frente a frente, torero y animal. Pero sufro con la suete de banderillas y más con la de picadores. Esta la encuentro hasta en mucho sentido, sádica, y no entiendo del todo la utilidad práctica ni a necesidad de ella. Aunque no sea suficiente motivo para odiar la fiesta, que esa es otra historia que todos sabemos el por qué.

    ¡¡¡Viva España!!!

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  3. Con permiso de Vuecencia, mi General. Magistral exposición sobre la Fiesta Nacional, aunque no les guste a los «progres de salón». estos «progres», además de apátridas no tienen un mínimo de cultura, aunque tengan las paredes de sus despachos llenos de títulos y diplomas. Muchas gracias. ¡Arriba España y viva La Legión!. Julio de Felipe

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  4. Respetado y queridos Sr. Embajador, Rafa, amigos, y simpatizantes:
    – Me ha encantado la fina ironia, y retranca de su colaboración de hoy sobre el Arte de la Tauromaquia, que sí el cine es el 7°, los toros son el 8°, al menos para muchos como yo.
    – Por no extenderme no le respondo mucho más, solo añado que para crueldad, la de la preparación -con todo su ritual y aditamentos- de la langosta a la americana.
    – Y a espíritus sensibles les pido que no continuen leyendo, porque no comprendo que los que hablan de crueldad taurina sean capaces de meterse entre pecho y espalda un animal al que se le ha clavado un garfio entre los dientes, se ha tirado de su mandibula, y se le ha rematado asfixiandole, me refiero a una triste merluza del Cantábrico, pongo por caso.
    -O madres veganas a las que recien paridas se les administra, para que la ingieran, al menos una parte de la propia placenta que acaban de expulsar, o ellos, los varones veganos (igual que las mujeres), que se comen solidificada su propia sangre….
    – En cuanto a que los toros se limiten a ser una triste charanga, colorista, y cruel, intelectuales de la envergadura del Académico LUIS MARÍA ANSÓN no opinan lo mismo.
    – También me atrevo a rebatir que los Toros sean la Fiesta Nacional. Sí, la inventamos los españoles es cierto, pero hoy día es imprescindible ir a ver Toros en Francia para ver lo que es la defensa a ultranza del 8° Arte en su más pura liturgia, y ritual. Qué decir de la mayoría de las plazas Iberoamericanas.
    – Me excuso por haberme alargado, pero éste curso académico que acaba de terminar, en la Facultad de Psicologia de la Universidad de Valencia, en una asignatura de primer curso (me excuso, me dijeron cual, pero lo he olvidado) un profesor quiso empezar las clases con una encuesta que la primera pregunta era:
    «¿Quién preferis que muera en la plaza TORO o TORERO?»: EL 75% DEL ALUMNADO CONTESTÓ QUE «EL TORERO».
    – Acabo preguntandoos yo a mi vez:
    ¿NO SERÁ NUESTRA SOCIEDAD LA CRUEL, LA QUE LA QUE SE HA DESNORTADO, Y NO QUIENES AMAMOS EL NOBLE ARTE DE LA TAUROMAQUIA?
    ¡¡POR DIOS Y POR ESPAÑA A MIS REYES SERVIR HASTA MORIR, VIVA LA LEGIÓN!!

    Esperanza González de Fonseca Marco

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  5. Brillante artículo de Don Melitón.

    Otro aficionado a los toros fue Orson Welles, cuyas cenizas reposan en Ronda, en la finca de su amigo el torero Antonio Ordóñez. Precisamente Welles decidió hacer una película sobre la vida de Hearst (cambiándole el nombre por Kane) tras un encontronazo con este por los toros en una cena. Hearst (que tenía un zoológico privado en el jardín de su casa) dijo que la tauromaquia le parecía una crueldad y Welles le respondió que le parecía más cruel tener a los animales encerrados en jaulas.

    En cuanto a Lorca, hizo la siguiente defensa de la tauromaquia:
    «El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo.»

    Y ahí queda eso.

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  6. De puro oído, y por haber expresado ante personas entendidas en tauromaquia lo mismo que D. Rafael Hervías Garrido, es decir, que el banderilleo y la suerte de varas me revolvía el estómago, parece que sería prácticamente imposible llegar a la estocada final con la estética necesaria sin bajarle un poco «los humos» a toros realmente bravos, que no dejan de ser peligrosos porque para un animal de 500 kilos o más las banderillas son casi como una picadura de mosquito para los humanos, y en cambio dan un colorido a la fiesta casi imprescindible y una oportunidad de demostrar la habilidad de los banderilleros que entraña también un peligro cierto, con lo que estoy de acuerdo completamente, porque yo he participado en capeas, y hace falta valor incluso para pasar un capote por delante de un bicho que con un simple empujón nos puede desmantelar el cuerpo.

    La suerte de varas no implica ningún peligro, o casi, para el picador, pero ya digo, me explicaron que aunque a nadie le guste, es necesaria, porque de lo contrario saldríamos a torero por corrida, y que precisamente para conservar la integridad de un cierto número de ellos hay que aplicarla, y que a pesar de eso la bravura de un toro sigue siendo muy peligrosa y a las pruebas de los toreros heridos o muertos aún aplicando ese castigo se remitían, y tuve que darles la razón, aunque sigo sin poder ver una corrida de toros sin sufrir, con lo cual debe ser cierto que me voy haciendo vieja porque lo del sufrimiento voluntario está descartado de mis aficiones si es que alguna vez lo fué.No llego a tanto como a volverme vegetariana, pero no me importaría si me gustaran las verduras, cosa que, por desgracia no es el caso.

    Y por supuesto que no critico en absoluto a quienes les gusten las corridas de toros, tengo en mi familia mujeres tan aficionadas (ya ni hablar de los hombres) que solían poner mantones de Manila en el respaldo del sillón donde se sentaban si tenían que ver una corrida por televisión, y que además tenían rentadas parte de sus tierras a ganaderos de reses bravas que tenían fincas lindantes con las suyas.

    Y claro que prohibirlas es puro objetivo político, uno más de cierta clase política que en cambio puede consentir que mueran centenares de españoles en un ataque terrorista que muy probablemente podría haberse evitado si algunos individuos no hubieran adivinado la rentabilidad que para ciertos partidos podía significar ese atentado justo en unas fechas muy oportunas para ellos. Me moriré con esa sospecha que nadie ha podido o querido aclarar.

    Gracias Señor Embajador por uno más de sus siempre interesantes artículos.

    Atentamente

    Margarita Alvarez-Ossorio

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  7. Buenas noches D. Melitón Cardona. Buenas noches a todos los participantes del Blog.

    D. Melitón Cardona:
    Felicitarle por su brillante argumentación en defensa de la Tauromaquia.

    Gracias a D. Antonio Fernández por citar las palabras de Lorca que harían callar de vergüenza a más de uno de nuestros «ilustres» políticos e intelectuales.

    Atentamente,

    Pedro Dalmau

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  8. PD: D. Melitón Cardona:
    Teresa Cardona, fallecida en accidente en tierras de misiones, prestando un servicio, y acompañando a más jovenes, heridas en el accidente, ¿ es familia suya..? si es asi, le doy mi más sentido pésame.
    He conocido esos centros , en mi estancia hace muchos años en Barcelona, y el nivel tan alto , que se imparte en esos centros del Opus Dei.

    La verdad es que me ha impresionado , ver a una joven llena de vida, y con esa belleza y alegría, partir de repente, al encuentro de su SEÑOR, ! ya estaba preparada para ese encuentro, ! la misión que traía, cuando nació, estaba cumplida.
    Un afectuoso saludo D. Méliton Cardona. Y mi Pésame si es familia de Vd.
    Josefa López del Moral Beltrán

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