EL MILITAR Y LA POLÍTICA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Me cuesta trabajo, mucho trabajo, ver al militar de hoy metido en la política; en la política de hoy. Parece incompatible. Podría ser que el militar, de hoy, acuda a la política, de hoy, precisamente por esa incompatibilidad que se percibe. Incompatibilidad no por impedimento legal, sino por repugnancia a lo que la política nos muestra. En una palabra: porque es repugnante para la conciencia militar que se juegue con la unidad de España.

Hay muchas similitudes entre la guerra y la política, son lo mismo, pero hoy hay muy pocas similitudes entre los hombres de armas y los políticos. Cuando no hay política aquello que decía Tallleyrand: <<la guerra es un asunto demasiado grave para dejarlo en manos de los militares>>, suena a peligroso, muy peligroso. Como dejar en manos de un niño el cuidado del rebaño cuando el lobo acecha.

Dice Clausewitz que la guerra es un acto político, nace de un fin político al que hay que atender preferentemente. <<La política penetra todo el acto guerrero y ejerce en él una constante influencia en tanto que lo admita la naturaleza de las energías desplegadas en la guerra>>. La guerra es un verdadero instrumento político. <<El propósito político es el fin, la guerra el medio, y jamás pueden concebirse medios sin un fin>>.

Hasta aquí está claro. Mi pregunta hoy va más allá: ¿Cual es el fin cuando no hay política -entendida como la acción para el bienestar, la convivencia y el cumplimiento de la Ley (cumplir y hacer cumplir la Ley)-, cuando no hay propósito político, cuando no hay medio, cuando no hay nada? La respuesta está a la vista: rendición, entrega sin condiciones a cualquier enemigo que presione. Y ahora el enemigo presiona.

<<Cuando han fallado los medios  para alcanzar un acuerdo siempre ha sido árbitro la guerra. Y el juicio que ha emitido se ha basado en el poder más bien que en derecho, aunque a veces haya prevalecido el derecho>> (Mariscal Montgomery).

Montgomery no quiso apuntalar que en ocasiones no prevalece ni el poder ni el derecho, sino la cobardía, que se convierte en perdedora. Tenemos el poder, el derecho, pero nos falta el propósito político. Nos hemos entregado. Se llama rendición o traición; alta traición.

¿No será que la política es un asunto demasiado grave para dejarlo en manos de estos políticos inconscientes, que basan su actuación en lo personal o partidista?

La incompetencia política, como demuestra la historia, nos ha conducido a las mayores calamidades: La guerra. No echemos la culpa a quienes no la tienen.

Aunque hay grandes políticos, trabajadores honestos, minimizados por sus propios partidos que no les permiten destacar por su espíritu crítico. Cuando no hay política, no hay objetivo, no hay nada. Sin propósito, llega el despropósito.

Nuestro caso: La unidad de España, su integridad territorial, el ordenamiento constitucional. Esa es la acción de la política, toda su obra debe estar dirigida al objetivo fundamental, la unidad de España, su integridad territorial, el ordenamiento constitucional. Esa es la razón por la que la Constitución acoge el artículo 8 y deja en manos de los poderes del Estado la ultima ratio. Porque lo es todo; conviene repetir: la unidad de España, su integridad territorial, el ordenamiento constitucional.

Mantener a cualquier coste ese objetivo significa progreso, bienestar y convivencia. Lo otro, lo de ahora, es desasosiego permanente y ruina; a la que vamos de cabeza. Hemos perdido cobardemente. Nos han entregado sin luchar.

De Maquiavelo extraemos las claves de la política y de la guerra: organización y disciplina. Sin ello no es posible ni política ni guerra.

De vez en cuando los políticos continúan su actividad con la guerra, pero ahora se ve a los militares retirados dar el paso al otro lado: la política. ¿Les extraña? Intentan remediar el desaguisado en lo poco que pueden hacer; antes del desastre total; por su conciencia y honor. Lo extraño sería que ese paso les llevase a lugares donde ni se ama a España ni se defiende lo que durante años han servido, y juraron muy jovencitos. También ha ocurrido.

Si un militar da el paso al otro lado, es porque: ama la paz y sabe hacer la guerra. Nunca para destruir su Nación ni saltarse la Ley a capricho. Lo suyo, como debería ser lo de los políticos, es defender la unidad de la Patria, la integridad territorial, el orden constitucional. Lo único que hay que pedirle a un militar insertado en la política es que no olvide sus orígenes ni se acostumbre al buen vivir.

<<Amar la paz y saber hacer la guerra, estimándome y premiándome mi rey, no solo por mi competencia en la guerra, sino por lo que le aconsejo en la paz. A ningún rey que sea sabio y prudente y quiera gobernar bien, le conviene tener junto a sí otra clase de personas, porque si son demasiado amantes de la paz o de la guerra, le harán cometer errores>> (Maquiavelo- El Arte de la Guerra).

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 enero 2019

12 pensamientos en “EL MILITAR Y LA POLÍTICA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

  1. A las órdenes de V. E., mi General.

    Excelente lección. En efecto, la política y su juego son incompresibles para la mentalidad de un militar, pero a veces y ante la falta de otra alternativa por la ambigüedad e inconcreción de alguna Ley, la preocupación por la Patria y su deriva causada por políticos que de eso sólo tienen la denominación pero ningún conocimiento y menos espíritu de servicio, obliga moralmente a algunos prestigiosos militares a intentar ayudar corregir el rumbo entrando en partidos que proclamen y tengan en sus estatutos, como primera misión, el amor por encima de todo lo material, a la <patria, su unidad intocable, su integridad territorial y el cumplimiento de la Ley. Justo lo que todos hemos jurado y muchos olvidaron o lojuraron en falso. Hoy ya ni lo jura casi nadie.

    No sé si será por la edad, pero cada día, a la vista de la burla descarada que los poderes hacen de la Constitución y demás leyes, ignorándolas voluntariamente y animando a que todos hagamos lo mismo, y viendo cómo los cimientos y las columnas de España se tambalean amenazando el colapso, entiendo menos y me suena a eufemismo literario, la redacción del Art. 8 de la Constitución.

    ¿Quién tiene la responsabilidad y el poder para activarlo y aplicarlo?. Si es el gobierno, y éste es el primero que no cumple ni hace cumplir la Constitución, obviamente no lo va a hacer. ¿Quién puede hacerlo, entonces, si no se especifica?. ¿se deja al criterio de cada cual, lo que sería absurdo?.

    ¡¡¡Viva España¡¡¡

    Le gusta a 4 personas

  2. Muy bueno mi General
    La preocupacion por la unidad de España, aquello que SM JC I afirmaba que Franco le había encomendado queda muy reflejada en tu artículo.
    Y ahí quiero mencionar el idioma Español/castellano, que constitucionalmente está fijado como derecho y deber, que se ha empleado para establecer fronteras y que en los casos de las 3 autonomías norteñas se ha visto relegado para dejar paso a unas construcciónes gramaticales, suma de versiones.
    Gracias mi General
    Un abrazo

    Le gusta a 3 personas

  3. Muy bien expuesto, mi General, buenos días a todos. No es que los políticos, salvo excepciones, tengan principios diferentes a los de nuestros militares, el problema está en que No los tienen, sólo consignas y eslóganes que hacen pasar por «ideología», y que tampoco son principios.

    Le gusta a 5 personas

  4. Como siempre, sus lecciones son casi, artículos de fe . Todo claro y con solo una interpretación , es la realidad y hay que cumplir.
    Hay de aquel militar, que cuando se retira, su corazón también lo retira. Los que hemos vivido la carrera militar y Juramos Bandera, la juramos, hasta el final de nuestra vida.
    Las puertas correderas, se pueden usar, pero siempre pensando en España, y en caso contrario no se deben cruzar.
    Si al otro lado de la puerta, se trabaja contra España, el militar que allí se encuentra, debe salir y actuar siempre por España.

    Le gusta a 3 personas

  5. Maquiavelo no ha tenido la virtud de definir al Estado separado del Gobierno… quizá porque eran otros tiempos.
    Hoy se dan las dos clases de conceptos porque los políticos se han atrincherado en los llamados poderes…

    El sentido común , con los nuevos tiempos, hace valorar, cada vez más, el papel que juega el Bien y el Mal en la concuencia humana.
    El error es la puerta de entrada del mal
    Las puertas abiertas al Mal son el coladero de éste para las desgracias humanas.
    La vida humana discurre entre una apariencia física o cuerpo físico y la realidad suprasensible que lo mantiene con vida.
    Pero la vida en la tierra no solo es existencua física sino: un sentimiento un pensamiento y una voluntad, suprasensibles… de manera que determinan la conciencia induvidual de cada indivíduo.
    ¿Qué es el organismo social?
    Es la vida en sociedad. La vida no se puede inventar como se suele hacer con las máquinas y toda clase de ingenios. La vida simplemente se vive… pertenece al mundo suprasendible.
    Las ideologías, invenciones intelectivas que siguen el patrón de las invenciones son maquinaciones sin relación con la realidad vital de asociación del ser humano.

    El mundo espiritual nos muestra muy sutilmente en qué dirección va el organismo social que no es el de las invenciones intelectivas : ideologías.
    Son los impulsos vitales o necesidades de relacionarse con el prójimo…
    Éstos son:
    El control de la Economía, la impartición de Justicia y el desarrollo de la Cultura Hay que darse cuenta de que no se trata de invenciones sino de necesidades que surgen en las relaciones humanas.
    Los impulsos vitales son necesidades que nadie ha inventado.

    El sentIdo común moderno nos dice que el sistema de gobierno que nos muestra el Espíritu Universal es «LA TRIFORNACIÓN SOCIAL»

    Un sistema de estado, no de partidos políticos sino de funciones de gobierno.

    Está clarísimo, el Sistema de Estado debe ser la Economía,l a Justicua y la Cultura independientes…
    Los partidos políticos son un lastre para el futuro de la humanidad con sus poderes ficticios: las puertas abiertas del Mal.
    Esta clarísimo que es sistema de estado no puede ser elegido a capricho intelectual (maquinaciones intelectivas de pensamiento materialista, sino que debe seguir los impulsos vitales de la naturaleza humana… ojo con el bien y el mal… el mál no es un impulsiño vital sino un error de pensamiento materielista de la conciencia.

    Por lo tanto, un Suitema de Gobierno triformado en organismos de ECONOMÍA, JUDTICIA y CULTURA indeoenduentes.

    Otra cosa son las elecciones a cargos administrativos parlamentarios y de gobierno que deben ser legisladas en los Estatutos de cada organismo independiente, con candidatos y electores propios de cada organismo.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario