EL PAZO DE MEIRÁS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Pazo de Meirás

Pues que les voy a contar. Lo saben ustedes. La historia se ha abierto y entre plumillas, juececillos, politiquillos y el virus loco del desconocimiento que lleva fabricando, hace años, catedrales de odio e incultura en España, se está redactando otra historia que nada tiene que ver con la rigurosidad, para bien, mal o regular.

Al margen de lo que me parezca la actitud de la familia de Franco, que quizá debiera haber adivinado lo que se avecinaba (y andar prestos e imaginativos), el problema de fondo que tenemos encima, tiene mucho que ver con las libertades. Lo diga Agamenón o su porquero.

Puestos a revisar propiedades y contratos hagámoslo con todas y todos, sin dejar una o uno por desempapelar. Hectáreas y títulos unidos a ellas, en premio a sus hazañas, casi todas de guerra, palacios y horizontes.

La historia está llena de regalos y prebendas. Pero…

¿Tendrá el Duque de Alba que devolver el Palacio de Liria, el de las Dueñas y tantos otros?

Y así. Entre otras cosas, títulos de otro tipo, más suculentos y también hereditarios.

Puedo hablar de épocas presentes, pero me iré a la historia.

Viene al caso, por si los jueces quieren hacerse eco, el de Sir Wellington en la batalla de Vitoria. Lo expliqué en este artículo que les adjunto.

Hoy es conveniente recordar el tesoro artístico e inmobiliario que se llevaron los ingleses y que aún allí, y aquí, permanece.

Las Cortes españolas, <<a propuesta de don Agustín de Arguelles, concedieron a lord Wellington, para sí, sus herederos y sucesores, el sitio y posesión real conocido en la vega de Granada bajo el nombre de Soto de Roma, con inclusión del terreno llamado de las Chanchinas, dádiva generosa, de rendimientos pingües>>, que Lord Wellington aceptó.

Pero no quedaron ahí los generosos obsequios.

El Libertador de España como llamaron a Lord Wellington, una nominal hipérbole sin duda, fue obsequiado en numerosas ocasiones, dos de ellas con valiosos cuadros de la colección Real española. Según datos del Museo Nacional del Prado la primera vez fue el 15 de agosto de 1812, tras la victoria de ­Wellington en la batalla de Salamanca y su entrada triunfal en Madrid, cuando la regencia española agradeció sus servicios con doce pinturas del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.

Fue en el equipaje del rey José donde apareció un inaudito botín. Siguiendo con los datos del Museo del Prado allí se encontraron documentos de Estado, varias cartas de amor, un orinal de plata y más de doscientas pinturas sobre lienzo, desclavadas de sus bastidores y enrolladas, junto con dibujos y grabados. Fueron llevadas a Londres por orden de Wellington catalogándose por la National Gallery en una lista de ciento setenta y cinco sustraídas de la colección real española por el rey José que pretendía llevarse a Francia. Wellington con caballerosidad ordenó devolver sin dilación las pinturas al repuesto rey de España Fernando VII; no recibió de este respuesta alguna. En 1816 envió una carta al conde de Fernán Nuñez, representante español en Inglaterra, para ponerse de acuerdo en la devolución  de las pinturas. La contestación de la Corte al fin llegó: «Adjunto os transmito la respuesta oficial que he recibido de la Corte, y de la cual deduzco que Su Majestad, conmovido por vuestra delicadeza, no desea privaros de lo que ha llegado a vuestra posesión por cauces tan justos como honorables».

El “regalito” consistió en ochenta y tres pinturas de las cuales, según el Museo del Prado, <<se pueden rastrear el origen de cincuenta y siete gracias a los inventarios reales>>.

No son obras menores, sino valiosos tesoros españoles que pueden figurar entre las más destacadas obras de todos los tiempos.

La Última Cena, de Juan de Flandes, que perteneció a Isabel la Cató­lica; una Sagrada Familia, de Giulio Romano, antaño atribuida a Rafael; Orfeo ­hechizando a los animales, de Padovanino, y Oración en el huerto, de Correggio. Otras obras maestras son la minuciosa ­Judith y Holofernes, de Elsheimer, y el imponente Aguador de Sevilla, de Velázquez.

¿No lo sabían ustedes? Pues sepan que las mejores pinturas del Apsley House de Hyde Park Corner, que fue residencia del Duque de Wellington, fueron —creo que deberían seguir siéndolo— de la colección real española.

El triunfo en La batalla de Vitoria no es motivo para que una gran colección de pintura, propiedad de España, permanezca en Londres como regalo a un general que ganó una batalla. Nunca se debió regalar y menos aceptar el regalo. Ahora aguantamos el sarcasmo británico cuando hablan del The Spanish Gift.

Obras de Velázquez, Goya, Juan de Flandes, Tiziano, Ribera, Murillo, Claudio Coello, Giulio Romano, Guercino, Guido Reni, Van Dyck, Jan Steen, Jan Brueghel el Viejo…, forman parte del Spanish Gift.

A ver si hay algún juez que se atreve con ello.

Del derecho a la propiedad veremos, pero lo que vemos es que la libertad está condicionada y dirigida por los que más chillan. Solo chillan si el pastor levanta el cayado. El porquero lo ha hecho y reclama El Pazo de Meirás. El camaleón cambia de color.

Acabará siendo la residencia de verano del Pretendiente. Yo lo oKupaba.

Hay mucha más gente con recientes palacios (y títulos, nobiliarios o de los otros). A sus supuestos dueños les recomiendo que vayan preparando antecedentes y escrituras.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

5 septiembre 2020

15 pensamientos en “EL PAZO DE MEIRÁS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

  1. Estas cosas son las que dan de comer a este pueblo ignorante e inculto. De nada vale votar si el que mete la mano en la urna es un ignorante y, además, resentido.
    Con esto y el traslado de los restos de Franco ya hemos resuelto el 80% de los problemas de España

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  2. Como siempre, fantástico trabajo. De El Prado, desgraciadamente, por la desidia de nuestros mandamalses han salido muchas joyas. Bochorno que la Dama de Elche se tuviese que recuperar de Francia, junto con otros tesoros, mediante «el pago» de obras de Velázquez, Goya o El Greco. Pero ahora, como nos descuidemos, de 1936 a 1975 hemos vivido en un país que no era España y la II República era la Madre Teresa de Calcuta (hoy que celebramos su fiesta) ¡¡¡Qué asco!!!

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  3. ¿ Hasta cuando tendremos que esperar, para que España se normalice?.
    Mi General, esto va mal y se consiente . Con el gobierno actual, podemos llegar a un punto sin retorno, y eso es muy peligroso.
    No quiero estropear, el fin de semana, a nadie. El lunes supongo, tendremos más noticias. Buen a pasar buenos días, para volver con fuerza y con respuestas eficaces.🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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  4. ¡Cuanta razón tiene Mi General! ¡Cuantas cosas se han llevado y no se ha dicho nada, ni se han reclamado! Y ahora están otra vez con el Pazo de Meirás. ¿tanto valor artístico tiene? o es que lo que les enfada, es que pasaba allí sus tiempos libres, el General Franco? ¿Otra vez quieren distraernos de la realidad que estamos atravesando, con todo esto? Lo sacaron del Valle de los Caídos, y después……….Yo no he visto nada, solo ocultar las vergüenzas de ese desgobierno. Muchas gracias y saludos.

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  5. Mi General: Como siempre ,me ha encantado su Magistral exposición, .
    Para que vean los «progres» de ….., que siempre ha habido dádivas de mucho mayor calado.
    pero para saber de estas cosas hay que ir a Salamanca , o al lao,.
    Los enanos siempre hacen leña del árbol caido.
    Que no piensen que eso es para siempre, que puede que el plazo sea algo más corto.
    Saludo con taconazo. Y siempre a sus ordenes..

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  6. A FRANCO
    ———————————
    Si en mis manos estuviera
    yo le haría un monumento
    a ese que un día fuera
    Español de entendimiento.

    Es cierto que el dictador
    se aferró en su dictadura
    pero a España levantó
    y no cabe la menor duda.

    En su sombra se amparaban
    los traidores y cobardes
    y cuando alguno mandaba
    era todo repugnable.

    La derecha levantaban
    para hacerse respetar
    y en la otra mano empuñaban
    Un cuchillo criminal.

    Y el temido funcionario
    desde su silla brillaba
    irónico y arbitrario
    Aún sabiendo poco o nada.

    Las normas dictatoriales
    cada cual las interpretaba
    según intereses personales
    pero a FRANCO no llegaban.

    Las cosas que mal hacían
    porque FRANCO castigaba
    la traición y la cobardía,
    A todo que mal obraba.

    Y murió como un valiente
    aquel día de Noviembre
    alegrándose mucha gente,
    Cegados por esa fiebre.

    De ignorancia y de rencor,
    de lamentos y amargura
    por aquella represión
    que plasmó la dictadura.

    Era FRANCO el dictador,
    ni tan malo, ni tan bueno,
    los hubo, y los hay peor
    que con su risa dan veneno.

    Se legalizan los partidos,
    ya tenemos democracia
    y dividimos lo dividido
    para bien y por desgracia.

    Se ha emplumado la serpiente
    y vestida de pavo real,
    se protege más al delincuente,
    Y. A esto le llaman libertad.

    ¡Yo no puedo comprender
    por qué a FRANCO desprecian
    los que daban todo por él
    Y. Ahora sienten vergüenza!.

    Por él se hicieron pueblos,
    quitó al rico para el pobre
    y quieren borrar su recuerdo
    esos que no tienen nombre.

    El puño izquierdo levantan,
    antes la derecha abierta,
    mañana lo que haga falta,
    están abiertas las puertas.

    Y siguen los mandatarios
    abusando del derecho,
    también el mal funcionario,
    los que tienen todo hecho.

    El rico, rico ha de ser
    y nada importa quien mande,
    abusa el que tiene poder
    cuando su maldad expande.

    Si en mis manos estuviera,
    lo digo como lo siento
    a FRANCO yo si le hiciera
    el más grande monumento.

    Autor. Ramón Lencero Nieto

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  7. Para Ángel Cerdido : Gracias sinceras. Tu como gallego, entenderás, mejor lo del Pazo de Meiras. Yo me quedo alucinado con este gobierno ( querría decir “esta tropa), pero no tienen categoría . Malos tiempos corren por España. Un abrazo.🇪🇸

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  8. Félix Fernando de Castro: Gracias. Tu comentario lo pinche con “ me gusta “. Un abrazo.🇪🇸

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