En 1978 se estableció “El Día de las Fuerzas Armadas” que debería coincidir con la festividad de San Fernando y celebrarse cada año con especial énfasis en una Capitanía General. Una parada militar y el homenaje a la Bandera de España serían los actos principales. El año 1987 se extendió la celebración a todo el territorio nacional quedando configurado el Día de las Fuerzas Armadas como una jornada de encuentro y comunicación entre los ciudadanos civiles y militares.

En 1987 se aprobó una ley que establecía el 12 de octubre como “Día de la Fiesta Nacional” con la finalidad de recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos. Fue en 1997 cuando finalmente se ordenó el traslado a este día de los actos más significativos que se venían desarrollando anualmente el Día de las Fuerzas Armadas. El objetivo era dar realce a la conmemoración de la Fiesta Nacional logrando la plena integración de todos los elementos históricos y culturales que conforman la Nación española. Esa es la razón del desfile militar que se celebra el 12 de octubre, que nada tiene que ver con el día de las Fuerzas Armadas. Recordemos que también hay una celebración de gran importancia para los Ejércitos, La Pascua Militar (6 de Enero), donde además de conmemorarse la toma de Menorca en 1782, se realiza un balance del año anterior y se marcan las líneas de acción que se desarrollarán en el que comienza.

Creo que es conveniente esta aclaración porque llega un momento en que se confunden las celebraciones como consecuencia de la afición ministerial a los cambios insustanciales a golpe de decreto. Suele ser que lo que unos ordenan otros lo desordenan y a sí vamos, de cambio en cambio y tiro porque me toca; mejor no entramos en detalles y limitémonos a dejar constancia del poco interés que hay en impulsar la cultura de defensa.

Si analizan la actual situación comprobarán que reina la confusión. El “Día de la Fiesta Nacional” nunca ha tenido el anunciado sentido histórico y cultural y el “Día de las Fuerzas Armadas” ha quedado relegado a algo pobre y alejado del respetuoso y brillante homenaje que se merecen los Ejércitos.

Este año 2014 el “Día de las Fuerzas Armadas” llega con retraso debido a las elecciones europeas. Pero la idea fuerza transmitida llega con la puntualidad y el error de siempre, austeridad. La milicia por definición es austeridad y sacrificio y no recordamos en nuestra historia reciente ningún periodo de opulencia en los ejércitos. La vida militar en España es una permanente historia de austeridad y sacrificio, de renuncias.

Dejemos por tanto de utilizar términos interesados y definamos las cosas por su nombre. No confundamos la austeridad con la pobreza o con la penuria, términos que se ajustan más a la realidad vigente y que al paso que vamos puede convertirse en estructural.

La situación es preocupante ya que vamos camino de convertir a las Fuerzas Armadas en inútil instrumento incapaz de cumplir la misión que la Nación les asigna. Recurrir a la petición de “hacer más con menos” es una ofensa para los que lo dan todo y en cualquier circunstancia, hasta la vida.

En fin, con el Día de las Fuerzas Armadas se trata de rendir el merecido homenaje que los soldados merecen. También se busca el encuentro y comunicación entre los ciudadanos civiles y militares, aunque a mi juicio esto no es labor de un día sino fruto del conocimiento diario y del mutuo respeto y compenetración, es decir, de una adecuada cultura de defensa enseñada desde la niñez aunque, como ya hemos dicho, aquí no se esté por la labor.

Hay mucho que celebrar. La mal llamada austeridad, la penuria, no debe empañar la celebración, relegando el homenaje a los soldados a una mera declaración de intenciones con una escasa participación o una selectiva participación que en definitiva es lo mismo.

Este año 2014, a lo largo de toda la geografía del territorio nacional se van a realizar un total de 271 actos que van desde jornadas de puertas abiertas, conciertos, exposiciones, concursos y actividades deportivas.

Los actos centrales del “Día de las Fuerzas Armadas 2014” se realizarán el domingo 8 de junio en Madrid y consistirán en un acto de izado solemne de Bandera en la Plaza de Colón a las 10:00 horas y a las 12:30 un acto de homenaje a los que dieron su vida por España en la plaza de la Lealtad presidido por SS.MM los Reyes, acompañados de SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias.

Abundan sobre el papel los actos, pero el éxito de los mismos depende de la asistencia. Como he dicho en alguna ocasión, la presencia ciudadana es la mejor recompensa para los soldados. Cierto es que los actos centrales no son muy adecuados a una participación numerosa del pueblo de Madrid por la ubicación, horario y las medidas de seguridad que alejan al público del acto de homenaje a los que dieron su vida por la España. La televisión es el único medio que permite un seguimiento cercano pero es un medio que no permite la convivencia y no transmite la emoción de la proximidad.

En fin, estos actos centrales tienen un carácter más bien institucional, hechos para los responsables ministeriales, muy lejos del buscado encuentro y comunicación de la población civil y militar. Seguro que los actos en provincias y Comunidades tienen un carácter más cercano y afectivo.

Decíamos que hay mucho que celebrar pero también mucho que agradecer a las Fuerzas Armadas.

A pesar de la escondida Ley de Carrera Militar, asignatura pendiente de un Gobierno que se limita a prometer e incumplir; de los recortes y la deuda de Defensa, que ha provocado la pérdida de la capacidad operativa de nuestros ejércitos; del descenso presupuestario en defensa de un 30% en los últimos cinco años; del descenso de la moral, de la confianza en los mandos e incluso del espíritu militar y de cuerpo; pues a pesar de todo, los soldados siguen en la excelencia en cumplimiento, sacrificio, abnegación y eficacia. ¿Pueden el resto de las Instituciones del Estado decir lo mismo? Contéstense ustedes mismos.

Las Fuerzas Armadas se merecen un homenaje alejado de la pobreza y de la penuria. Un homenaje que debería empezar en el Congreso de los Diputados (¿Sería mucho pedir que se conceda a las FAS la “Medalla del Congreso” por su aportación a la democracia?) y terminar entre el pueblo español, del que forman parte, al que sirven y del que reciben estímulo y apoyo.

En concreto este año 2014 alguien debería recordar dos acontecimientos de suma trascendencia para los soldados. Uno de ellos es la retirada de Irak de la que se han cumplido diez años y que fue, se diga lo que se diga, la operación más delicada y de mayor riesgo llevada a cabo por nuestros soldados en los últimos años.

El repliegue de Afganistán ha sido otro de los hitos que deberíamos recordar y agradecer. Vidas, sacrificio, sangre, sudor y lágrimas no pueden pasar a las páginas del olvido; por muy mal que otros lo hayan hecho, los soldados han sido ejemplares en el cumplimiento de su misión y allí ha quedado su ejemplo e incluso su vida.

Volver, aún muerto, con el sentimiento del agradecimiento de España, de haber cumplido con la misión que tu Patria te ha encomendado, reconocerlo unánimemente sin esconder el sacrificio de ellos y sus familiares, es lo mínimo que se puede pedir.

Se acumulan los sentimientos y tengo que terminar. Me he alargado en demasía y ya se sabe que si uno quiere ser leído debe ser breve. Todo sea por las Fuerzas Armadas, por los soldados, que en su humildad celebran su día con el sentimiento del deber cumplido.

Finalizo pidiéndoles algo muy sencillo. El mayor homenaje, la mejor recompensa para nuestros soldados es su presencia. Acudan a cualquiera de los actos y compartan ese día con sus soldados. La Patria, España, se lo agradecerá.

General de División (R)