Hay que reconocer que en ocasiones no damos valor a lo que alguno de nuestros políticos consigue lograr en ese maremágnum llamado Europa donde a diario se toman decisiones, sin apenas darnos cuenta, no solo teóricas sino de obligado cumplimiento y decisivas para la vida cotidiana de pueblos y personas.

En este caso debemos felicitar a este Gobierno que a través de su ministra de Fomento Ana Pastor ha logrado una inicial victoria frente al Reino Unido en un tema tan sensible para nosotros como es Gibraltar.

En la tramitación para sacar adelante el reglamento sobre el Cielo Único Europeo y con ello hacer desaparecer las fronteras en el aire, se ha logrado que la aplicación de esa norma no incluya al aeropuerto de la colonia británica de Gibraltar, construido en el istmo ocupado ilegalmente por el Reino Unido y que de incluirlo sería una nueva afrenta a nuestra soberanía e integridad territorial.

A partir de la aprobación del reglamento del Cielo Único Europeo ningún avión podrá hacer uso del aeropuerto sin contar con la autorización española. Para entendernos, Gibraltar no tendrá cielo, no lo tuvo nunca,  entendamos espacio aéreo, entendamos que se acabó eso de asignarse el cielo, la tierra y el mar a capricho del Gobierno de Su Graciosa Majestad. Lo aprobado es un documento llamado Orientaciones Generales al que el Parlamento Europeo debe dar su visto bueno. La batalla no será fácil por la mayoría que posee el Reino Unido, aunque esperamos del sentido de Nación de populares y socialistas para aunar fuerzas en algo que es de justicia y sentido común.

Los británicos esperarán con calma recordando aquél Foro Tripartito inventado por Zapatero en el que Gibraltar estaba al mismo nivel que España. Se entiende que no nos tomen en serio.

Acabamos de dar un paso importante en Europa. Esperemos que, como tantas veces, no quede en un acto para la galería. En eso los ingleses son más listos, ellos dicen poco, oyen lo que les interesa y hacen lo que les da la gana. Esperemos. Aunque deberíamos tener claro el concepto de soberanía, de Patria común e indivisible y de Nación. ¿Les suena?

El ministro de exteriores Castiella (1957-1969) tuvo claro esas cosas del cielo español. En su época fue llamado  “el ministro del Asunto Exterior” por su política definida y firme en el caso de Gibraltar a lo que dedicó sus mejores energías. En un momento llegó a recabar de los ministros militares la adopción de medidas drásticas para estrechar el bloqueo por aire de Gibraltar. Sugirió instalar una barrera de globos cautivos para impedir que los aviones británicos violasen el espacio aéreo español. Al negarse a ello los ministros militares, Castiella les recordó la Ley Orgánica del Estado que encomendaba a las Fuerzas Armadas la defensa de la integridad territorial nacional. Fue Franco el que tuvo que atajar la discusión: “Tenga usted en cuenta, Castiella, que a los militares nadie nos ganará en patriotismo; todos los españoles tenemos clavado en el alma la espina de Gibraltar, pero el único español que no tiene derecho a apasionarse por este tema es el Ministro de Asuntos Exteriores”.

Los apasionados intentos de aquél Foro Tripartito deben ser sustituidos por el buen hacer de la política y dejarnos de zarandajas.

Tierra, mar y cielo español. Gibraltar español. Europa empieza a darse cuenta.

General de División (R)