Cumplo un año con mi blog y 170.000 visitas me animan a continuar con este intercambio de ideas en unos momentos de transición en los que se hace cada vez más necesario escuchar y escucharnos. Creo que cuando hay honradez intelectual, respeto y trabajo, el intercambio es fructífero y enriquecedor. Esa ha sido mi intención.

Tengo la sensación de haber recibido bastante más de lo que yo he aportado. Por ello a todos doy gracias y quedo en deuda con todos.

Mis palabras han pretendido ser actuales y tratar los temas que a diario nos han afectado o preocupado. Reconozco que no he podido abstraerme de mi condición de soldado (gracias a Dios). La unidad de España, España y los españoles ha sido mi gran preocupación como soldado y como español. De esos polvos vendrán muchos lodos.

Sigo y seguiré defendiendo que no somos una marca, somos una Nación con una historia envidiable. Ser español es algo grande y si en el exterior tenemos atractivo es por nuestra historia y por nuestra individualidad.

Muchas veces buscamos donde no hay y olvidamos lo que tenemos en casa.

¡Déjame de ríos, de barcos

y de paseos por Santiponce!

 La mata de albahaca que hay en mi casa

es para mí más preciosa que el paraíso.

Decía el poeta en esos versos elocuentes. Sin encerrarnos en nosotros mismos conviene no olvidar lo que tenemos y con la humildad que dan los años y la historia, aprender de ella, leer, conocer y divulgar con honradez. La mata de albahaca de nuestro jardín dio semillas que ahora brotan por el mundo entero.

Ha sido un año difícil para mucha gente. Dicen que hemos superado la crisis. No sé a que crisis se refieren, pero la que yo percibo sigue vigente y con fuerza. Decía el Santo, Iñigo de Loyola, que en tiempo de crisis no hacer mudanza. Aquí llevamos tiempo con los muebles en la puerta sin saber a donde ir. Se ha instalado como lenguaje habitual algo muy dañino: la mentira, la duda, la desconfianza.

Me gustaría que me hablasen con verdad. La crisis la ha traído y la mantiene solo una cosa: la mentira. La mentira empobrece material y moralmente. Es la crisis más peligrosa, la que además de pobre te hace miserable.

Es Navidad. Para unos y otros son fechas de emotividad y sensaciones que van acompañadas de propósitos de bondad. Debe ser muy difícil, una quimera. Se repite y no se cumple.

La Navidad en cualquier caso debe venir de arriba abajo. Del más al menos, de los mayores a los niños, y eso solo se graba, se queda y se practica cuando cunde el ejemplo. Repito, cuando cumple el ejemplo. Si todo se queda en palabras nunca habrá Navidad.

Pretendo que mi felicitación a todos ustedes sea algo más que palabras.

¡Feliz Navidad! y ¡Gracias!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R)