
Guerra de Argelia. Este soldado lleva un burro sobre sus hombros, y lo hace porque le quiere y además, porque pasaban por una zona minada.
Hubo una vez un hombre, Francisco de Asís, que les llamaba hermanos, y desde Esopo (El asno y la zorra encuentran al león), hasta Samaniego (El burro y el lobo) o Iriarte (El asno y su amo), en el mundo de la fábula, ellos han sido ejemplo de comportamiento para nosotros.
En el año 1959, tuve la suerte de ir encuadrado en una Batería de Montaña, al precioso pueblo riojano de Ezcaray. La Batería a Lomo, se transportaba en mulos sobre sus correspondientes bastes, diferentes entre si debido a la carga que en ellos se asentaban: tubo, cureña, manguito, escudo, ruedas.
Fue allí donde pude comprobar que el mulo aunque poco agraciados en belleza, difícilmente desatiende la voz familiar, y por el contrario raramente se someten ante personal extraño.
Jean Louis David pintó a «Napoleón en el Paso de San Bernardo», cruzando el monte Gran San Bernardo de los Alpes , montando al caballo tordo «Marengo»; pero a decir verdad, Napoleón cruzó la cordillera sobre una mula.
Recuerdo que en Toledo, a todos: asnos (zamorano-leonés, andaluz, catalán o mallorquín), caballos, mulos y burdéganos, los llevábamos años atrás, el 17 de enero día de San Anton, a la ermita del mismo nombre, para ser bendecidos. Y en algunas ocasiones, ¡hasta les obsequiaban con rosquillas del santo!
También me acuerdo que, todos los años al amanecer de cada 24 de junio, día de San Juan, les colgábamos en las cuadras cardos secos,«abrojos» se llamaban, atraían a las moscas y dejaban en paz las orejas de mis amigos. Colgados de las vigas de la cuadra junto a las telarañas, los abrojos hacían su misión.
Pero antes de seguir adelante, me gustaría dejar clara su procedencia.
Como es sabido, las dos únicas formas de producir al mulo, debido a la condición híbrida de la especie (número impar de cromosomas) son:
Cruce de caballo o poni, y asna, de donde se obtiene el «burdégano» o «burreño», más pequeño que el mulo, pero con cuatro espejuelos como su padre; y con cruce de yegua y asno con el que consiguen el mulo o la mula, eso sí, con solo los dos «espejuelos o castañas» en las extremidades anteriores como su progenitor el burro.
Por todo lo dicho, el primer ministro británico Winston Churchill, en la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico, llamó a sus oponentes:
― «Son ustedes como las mulas de la política: sin orgullo de ascendencia o esperanza de prosperidad».
Una diputada de esa oposición, muy enfadada le contestó:
– «Señor primer ministro, es usted odioso, si yo fuera su mujer, le pondría veneno en el café»
A lo que Churchill le contestó:
– «Y si yo fuera su marido, me lo bebería».
Por tierras castellanas, mas finos ellos, siempre oí decir:
―«La mula feliz lo pasa; fornica y no se queda preñada»
Una vez al año, como Delegado de Cría Caballar, formaba parte de la Comisión de Compra, junto a un Veterinario, un Interventor y un Oficial Pagador de Intendencia. Recorríamos los valles pirenaicos en busca de ganado nuevo. ―«A mulo nuevo, conductor viejo»
De los muchos dichos y refranes relacionados con los mulos y la montaña de esa zona, todavía me acuerdo de uno que recomendaba:
―«Ni compres caballo cheso, ni te cases en Canfranc, ni trates con los de Biescas, mira que te joderán,» (El cheso es el oriundo del valle de Hecho).
En el ejército americano, muchos mulos fueron protagonistas de hechos de armas notables, tanto en Túnez, como en Italia, o en la selva de Birmania.
Aquí es donde acontece la primera aventura en el cine de la «Mula Francis».
Todavía recuerdo algunas de sus frases:
―«La alfalfa que tomo es un asco, nadie se apiada de mí, del güisqui me bebo hasta el frasco a falta de un buen pirulí.»
También en España rodaron una película con una de ellas, titulada «La Mula», y recreada durante la Guerra Civil Española, en la que el cabo Juan Castro, un joven de Jaén , encuentra a una mula en medio del campo de batalla y decide esconderla para llevársela a su casa al final de la guerra.
En su avance por el valle del Po, en la segunda Guerra Mundial, la décima División de Montaña del Ejército norteamericano, empleó gran cantidad de mulas para rebasar el flanco de la línea defensiva alemana y provocar su retirada.
El soldado Stirling revela a sus superiores que su fuente
de información es Francis, la mula parlante del Ejército Americano.
En Birmania, los mulos dieron de sí como en ninguna otra parte, participaron en incursiones heroicas, como la que llevaron a cabo las mulas del 35 Escuadrón de Transporte Norteamericano, que protagonizaron una incursión de 300 millas en la retaguardia japonesa, para unirse al 475 Regimiento de Infantería y al 124 de Caballería (a pie), y atacar el aeropuerto de Myitkyina (capital del estado de Kachin en Birmania).
Durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente al norte de Marruecos, se experimentó por vez primera lo de lanzarlos en paracaídas. Se confeccionaron paracaídas y arneses adaptados a sus cuerpo, los metieron en un avión de transporte, un C-47, ( Douglas C-47 Skytrain o Dakota avión de transporte militar de la compañía Douglas), y a pesar de que les vendaron los ojos, nuestros amigos estaban muy nerviosos. Cuando el avión alcanzó los mil metros de altura, se encendió la luz verde y los «paracas» fueron arrojados al vacío. El resultado fue un auténtico desastre, ya que cuando los soldados norteamericanos llegaron a la zona de lanzamiento, se encontraron que la mayoría de los animales se habían roto las extremidades, por lo que hubo que sacrificarlos.
El último destacamento de mulas del Ejército americano fue licenciado en 1956, pero los Rangers y otras unidades especiales han vuelto a utilizarnos en Afganistán.
―«Amigos y mulas fallecen en las duras».
Para echar por tierra el refrán, voy a contar esta pequeña historia.
En 1976, con ocasión del bicentenario de la fundación de los Estados Unidos de América se organizó «The Great American Horse Race», el raid con el recorrido más largo que jamás se haya hecho. Comenzaba en Francfort, en el estado de Nueva York, y atravesaba EEUU hasta Sacramento (California), cruzando trece estados de costa a costa, sobre una distancia de 6.000Km. (mil kilómetros más que la mítica Ruta 66 US.).
Sólo se permitió matricular a caballos de más de 5 años en perfecto estado de salud. Los participantes estaban autorizados a disponer de un caballo de repuesto, que podían intercambiar, montándolo o llevándolo de reata.
La mayoría eran árabes, pero también tomaron la salida: «Cuartos de Milla», «Appaloosa», «Mustang», «Morgan Horse», «Trotones Orlov rusos», «Pasos Finos Peruanos», más de una docena de mulos y 14 ponis irlandeses. Con sorpresa general, los mulos consiguieron el primer y décimo puesto.
―«Mulo que gime en marcha, anda mucho y no se cansa»
Como comen menos que los caballos y aguantan más, durante muchos años hicieron toda clase de trabajos en las granjas y en el Ejército: tirando de arados, carros, cargando pesados fardos y trabajando toda su vida a cambio, eso si, de tener el privilegio de «darnos una coz de vez en cuando».
Ahora que los conozco mejor, entiendo la expresión «a caer de un burro», que no es otra cosa que perdonar, sus falsos errores o faltas, después de haber insistido en ellas con terquedad.
Hoy, he querido rendir en sus figuras tributo al ejemplo de estos animales, que como buenas criaturas, supieron servir tanto al amigo como al adversario, siempre atentos al sendero, al rumor de la pisada del camino verdadero, y en el silencio de las cumbres, solo ante la mirada de Dios.
Ángel Cerdido Peñalver. Coronel de Caballería (R.)
Zaragoza mayo 2023.
Blog: generaldavila.com
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