Regreso de Alicante con el juego de luces de las orillas del mediterráneo impregnado en la retina. Conforme se disipa la corta luz de la tarde, los apagados horizontes y las pardas tierras me trasladan a lejanos paisajes. Por un momento dejo esas azules orillas y entro en la pintura de Ferrer-Dalmau, o lo que es lo mismo, entro en las luces y sombras del que pinta lo que siente y siente como un soldado. Ferrer-Dalmau expone en la Diputación de Alicante una muestra de sus obras en la que recorre la historia militar española, nuestros soldados en la historia. Allí me he enfrentado a la reproducción en políptico del cuadro de la guerra en Afganistán. Un enfrentamiento que va más allá de la pintura porque trasciende a la realidad vivida y sufrida, es abrir la ventana del pasado y revivir el momento anclado en la eternidad de la historia. Desde fuera me he sentido dentro del paisaje y por un momento he vivido la incertidumbre que tantas veces ha rellenado las horas del centinela que espera la aurora.

Hace unos meses, cuando Ferrer-Dalmau entregaba esta magnífica obra,“La Patrulla”, al Ejército escribí estas palabras que, aunque innecesarias para la voz del cuadro, hoy quiero reproducir y dejar en este blog. Es un homenaje al que cada día coge su pincel de historia y poesía y rinde su eterna gratitud al soldado español.

LA PATRULLA

No hay color ni trazos de arte en este lugar donde la muerte se esconde en un silencio atronador. El paisaje se difumina entre infinitos ocres iluminados por un sol que ciega y abrasa mientras la pintura y la poesía se resisten a penetrar. Es Afganistán, un espacio que no es nada a la vez que por ocultas razones lo es todo. “Ruido inseguro de chatarra en la solidez del silencio; la sequedad calcárea de los desiertos que rodean la posición y cierran las perspectivas sin un árbol, sin un pájaro”. Paisaje genético en nuestros soldados, recuerdos del trágico Rif en la descripción de Ramón J.Sender. Afganistán no es nada para nosotros, ni siquiera un verso o una pincelada. Ocre sin relieve, luz sin color, inquietante monotonía de horizontes en el lienzo de la guerra enmarcado en una oscura incertidumbre. Allí se fue Augusto Ferrer-Dalmau un mes de Agosto cargado con armas de notario para dar fe de aquellos olvidados soldados fundidos en los paisajes de ningún sitio, quizás del fin del mundo.

En Afganistán surgió “La Patrulla”, un cuadro que ahora dona al Ejército de Tierra. El título es una excusa para meterse en el inalcanzable paisaje lleno de miradas ocultas. La luz penetrante te obliga a entrecerrar los ojos, como si en el lienzo se escondiese el sol. Y allí, también escondido, está el mensaje que resume el sentimiento con el que se afronta cada misión, la incertidumbre, reflejada en esa patrulla que vigila cada poro del paisaje.

Ferrer-Dalmau es un catalán que dejó Barcelona para instalarse en Valladolid porque quería cambiar de aires. Algunas imposiciones ensombrecían sus colores.Vago al hielo y al calor ha peregrinado por la historia militar buscando con sus pinceles el sentimiento del soldado. Con arte y a fuerza de valor y tenacidad se ha hecho con ello sintiendo como ellos.

General de División (R)