Nadie se lo esperaba.
Hace unos mese escribí un artículo: «Jefes, líderes y agitadores», que a mi juicio describía una situación real y preocupante. Las sorpresas estaban por llegar. Acabamos de recibir una de ellas. No es la primera, pero sí una de las más sorprendentes. Nadie podía sospechar que un general que fue el más alto cargo de las Fuerzas Armadas en la época de Zapatero iba a dejar de ser Jefe para entrar en el mundo de los ¿líderes o agitadores? La actualidad manda y la realidad se hace patente. Uno intenta adivinar el futuro pero cuando este se hace presente muestra su lado más sorprendente. Les dejo el artículo que a mi juicio refleja con exactitud lo ocurrido. Desvela esa seda transparente con la que se cubre el jefe, cuando no lo es, el líder cuando juega a serlo, o el agitador que aparenta ser las dos cosas. En cuanto sopla la más mínima brisa el velo se cae y deja al descubierto la grandeza o la miseria. Cada cual tal como es.
El tema sigue con muchos interrogantes. Se los desvelaremos en próximos artículos.
Este fue escrito hace unos meses y hoy se hace realidad.
Por sus obras los conoceréis, aunque ya ni eso. Las apariencias engañan. Transformación, realidad virtual. Y digital, de dedos y dígitos. Finlandia, modelo en educación para el mundo, ha decidido acabar con la escritura a mano. Se escribe con los dedos – ¿o se habla con los dedos? – y no se escucha al que va a tu lado.
Siempre unido a lejanas presencias pero en tu cercanía, para resolver tu día a día, nadie. El ruidoso silencio te acompaña, es tu paisaje.

PHOTO DATE: 09-25-09
LOCATION: Bldg 9, VR Lab
SUBJECT: STS-131 crew during VR LAB MSS/EVAB SUPT3 TEAM 91016 training
PHOTOGRAPHER: James Blair
A mi esto me recuerda mucho al concepto que tenemos de líder. Virtual, simplemente un nombre, una imagen, lejanas y vagas contestaciones, a tu lado nada. Habla una pantalla, un plasma que vale más que la sangre. Promesas etéreas que rellenan un espacio en blanco y que mañana vuelve a quedarse en blanco. Se habla del líder, alguien a quien no se conoce, alguien virtual, una promesa, una quimera.
El liderazgo se nos ha colado en el lenguaje sin darnos cuenta y, lo que es peor, sin saber muy bien su significado. Viene del inglés, leader, guía. El guía de la incertidumbre. Un extranjerismo. A mi la palabra líder no me gusta. Soy más de griego y latín, de la Escuela escéptica, sképsis, de Alejandro Magno, Mégas Aléxandros, «¿A quién dejas tu puesto?», o de Carolus Magnus, «el Grande». Una cosa es ser líder y otra magnus. De estos últimos hay muy pocos. No veo a Bush «el Grande» ni a Putín ni a Obama «el Magnus». De los que tenemos por Europa que les voy a contar. Piensen en España, ¡uf! Pues esto es lo que llamamos líderes. También están Superman, Batman, Spái-der-man, quizás Hommer Simpson. Pero son otra cosa, son los héroes mitológicos modernos, no existen, ¿o sí?, ya dije que las apariencias engañan cuando se trata de lo virtual. Me hablan de
Clash of Clans, el Capitán América y otros líderes de lo virtual. Soldados de pantalla casi reales. Ocupan muchas mentes-pantallas vendiendo sus códigos morales de guerreros.
Luego están los agitadores, hay muchos. Magnus agitadores. Virtuales y más reales que un líder. Aunque también son líderes, de la inquietud y quimeras.
Inquietar, turbar, mover violentamente el ánimo. Provocar la inquietud política o social. ¿Les suena? Son muchos los que agitan los ánimos siguiendo las viejas técnicas del agitprop. El incumplimiento suele ser su norma y caen siempre en los mismos defectos que critican. Se parecen a lo que quieren sustituir, pero se mimetizan con la necesidad y se visten de esperanza verde. Sufren la metamorfosis del poder y pasan de la agitación a la dictadura casi sin percepción. Para qué les voy a poner ejemplos. Sírvase usted mismo. Sí, a eso también se le puede llamar liderar, pero queda más claro usar el verbo apropiado: agitar. Suelen surgir como consecuencia de los errores de los que hoy se denominan líderes. No nos equivoquemos porque el error no suele tener fácil rectificación.
Decía que no me gusta el término líder. En la vida militar siempre hemos hablado de mando, del Jefe que lo ejerce, de concebir, decidir, preparar y dirigir. Para ser jefe, para mandar con autoridad, son necesarias cualidades morales, intelectuales y físicas. No sé si al hablar de liderazgo estamos hablando de lo mismo o es una moda. Entre nosotros, entre soldados, lo que hace falta son jefes que manden. Aquí hay jefe, no líder, se manda no se lidera. La forma como ha de ser, desde el Cabo al General, es hacerse querer y respetar, no disimulando las faltas, infundiendo amor al oficio y mucha exactitud en el desempeño de las obligaciones. Firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigar sin cólera y ser medido en sus palabras, aún cuando reprenda.
Nadie debe tener nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad.
La condición esencial del mando debe ser la capacidad para decidir, el prestigio, fruto de su fuerza moral, la constante preocupación por sus hombres y el ejemplo de sus virtudes. Conocer a sus subordinados, su vida, inquietudes y necesidades, hacerlas suyas, y velar por sus intereses.
En la milicia el Jefe ejerce el mando, en la paz como en la guerra, como fruto de una rigurosa concepción y elaborada decisión. Esta no es una empresa donde la eficacia se mida por la cuenta de resultados sino por los resultados del combate, sobre el campo de batalla, no sobre una pantalla. Nada virtual. Dando la cara.
En definitiva, prefiero que me manden a que me lideren y lo que no admito es que me agiten. Por sus obras los conoceréis.
General de División (R) Rafael Dávila Álvarez