Desde aquel octubre de 1943, cuando por vez primera llegué a la Escuela de Gimnasia de Toledo, hasta hoy, han pasado 80 años. Concretamente fue a su pabellón nº4. Fueron los mejores años de mi vida, hasta que en 1957 por razones de estudio, tuve que marcharme a Zaragoza. Algunos de los muchos y buenos recuerdos de esos catorce años, quisiera recordar en estas notas, para así poder mantener viva la llama del recuerdo.
Estos fueron nuestros primeros diez vecinos y el número del pabellón en que vivían:
1.-Coronel Ricardo Villalba Rubio; 2.-Teniente Coronel Navarro; 3.-Teniente Coronel García Rivas; 5.-Comandante Silvano Cirujano Robledo; 6.-Comandante Luis Campos; 7.-Comandante Enrique Letamendía Moure; 8.-Comandante Manuel Ferichola Lizarba; 9.-Comandante Enrique Gastesi Barreiro;10.-Comandante Tomás Alonso Morales Mediavilla y en el 11.-Comandante Mario Alvarez Jimenez.
Pronto al pabellón nº8, el de los médicos, llegó nuestro querido y admirado Alfredo Escalante Roldán, el dermatólogo que tocaba el violín en la misa del domingo (se celebraba en el gimnasio o en la sala de armas de esgrima), y todos los años en la Misa del Gallo, la noche de Nochebuena, el villancivo «Noche de Paz». Lanzaba el disco y era maestro de armas por la federación de esgrima.
Poco antes de todo esto, se expropiaron algunos terrenos de la zona de Palomarejos, para unirlos con otros situados más al noroeste pertenecientes al polígono de tiro de la Academia de Infantería ubicada entonces en el Alcázar. Con el tiempo, esos terrenos serían los campos de deportes de la ECEF (Escuela Central de Educación Física). De aquel polígono de tiro, yo solo recuerdo el espaldón, al que bautizamos como «EL Paredón», y la alberca redonda.
En esas laderas que bajan del cementerio de Nuestra Señora del Sagrario, una mañana, donde hoy se encuentra la «Avenida de Europa»,aterrizó de emergencia una avioneta; y es que parece que se han asfaltado hasta las «Geórgicas» (poema del poeta latino Virgilio dedicado a la agricultura), y vendidos por metros el huerto que fray Luis de León tenía plantado por su mano.
Entrando a Toledo por la carretera de Madrid y antes de llegar al Hospital de Tavera, también conocido como Hospital de Afuera por estar situado extramuros de la Ciudad Imperial, había en Toledo desde 1418, otro hospital, el de San Lázaro. Con los años, este aislado y viejo edificio se acondicionó para alojar al Colegio María Cristina para huérfanos de Infantería, las niñas se quedaron en el colegio de Aranjuez, y a partir de aquel momento, gracias a los favores y ayudas de la Reina consorte de España por su matrimonio con Alfonso XII, y regente en nombre de su hijo Alfonso XIII desde 1885 hasta 1902, todos esos niños pasaron de Aranjuez a Toledo y del casi peyorativo «Pínfano» (así se llamaban a los que estudiaron internos en colegios tutelados por el patronato de Huérfanos del Ejército), al querido y casi mimado término «Cristino».
Con el transcurso de los años, lo que fuera hospital y colegio de huérfanos, acogió a nuestro vecino el Regimiento de Infantería Cantabria n.º39 «El Heroico». Encuadrado en la Reserva General con la especialidad ciclista, que conservó hasta 1959 que tomó la denominación de motorizado, y que en 1960 se disolvió.
Y cuento esto porque, muchas veces nos acercábamos a la puerta principal de la Escuela, bajo el letrero del General José Villaba Riquelme: «Un cuerpo sano y robusto es productor de los grandes ideales y de los grandes hechos», para oír el toque de corneta del regimiento acabados con su contraseña: «Ya tenemos bicicletas» y que rápidamente eran contestados, a este lado de la costanilla de San Lázaro, por el de la Escuela con la suya «Fuerza y agilidad». Las cosas no son como hoy las veo, si no como las recuerdo, la nostalgia y la memoria me devuelven aquellos años en clave poética.
Llegado el momento y para defender el Alcázar, de la Escuela Central de Gimnasia subieron hacia Zocodover: su Coronel Director y Comandante Militar de la plaza José Moscardó Ituarte, el comandante Ricardo Villalba Rubio, los capitanes: José Badenas Padilla (muerto el 23 de julio), José Carvajal Arrieta, Joaquín Agulla Jimenez-Coronado y Luis Alba Navas (muerto el 27 de julio); los tenientes: Fernando Barrientos Barrientos (desertó el 16 de septiembre), Francisco Javier Fernandez Trapiella, Francisco Trova Lauasquito (muerto el 25 de septiembre) y Narciso Lacour Cavarrus; un alférez y cinco sargentos. A todos ellos se unieron dos cabos, dos cabos interinos, un corneta, un tambor y 24 soldados entre los que se encontraba Ricardo Alba Navas el hermano del heroico Luis.
Para alimentar durante los 68 días que duró el asedio a los casi 1600 defensores del Alcázar, hubo que sacrificar a la mayoría de los 108 caballos y 11 mulos que se encontraban en sus cuadras.
Cuentan que de esa suerte se salvaron los caballos: Cajón y Elucidor, ambos del capitán de Caballería Manuel Silió Galán, profesor de equitación en la Academia de Infantería del alcázar toledano. Silió fue un extraordinario jinete seleccionado para los JJ.OO. (Juegos Olímpicos) de Berlín (1936), y ganador de numerosos concursos hípicos nacionales e internacionales. No pudo defender el Alcázar por encontrarse de permiso fuera de Toledo, pues como se sabe el asedio comenzó el 21 de julio en plenas vacaciones de verano.
En el año 1936, después de su ejemplar y distinguido comportamiento en la conquista de la Sierra de Credos, el bravo capitán Silió, que era uno de los más distinguidos oficiales del Arma de Caballería, y uno de los mejores jinetes europeos, fue herido en la toma de Pozuelo y falleció el 30 de noviembre en el hospital de Griñón, a la edad de treinta y cuatro años.
Ambos caballos habían participado en numerosos concursos hípicos de saltos de obstáculos, nos lo cuenta la hemeroteca de ABC en sus páginas deportivas, concretamente en las noticias del “Hipismo”, y por ello los dejaron últimos para ser sacrificados, pero con la liberación del Alcázar el día 27 de septiembre de 1936 por las tropas del general Varela, se salvaron.
Por radio macuto de la Escuela, corría el rumor que uno de los caballos que en 1945 estaba en sus cuadras, era el caballo Cajón, uno de los supervivientes del Alcázar. Supongo que algún oficial héroe y sabio lo mandaría bajar del Alcázar a la Escuela al acabar el asedio. En agradecimiento a los servicios prestados y a su avanzada edad no nos dejaban montarlo, pero yo le visitaba con frecuencia y le llevaba algarrobas, entonces la cosa no estaba para golosinas.
En esta etapa de recuerdos, cuelgo esta foto familiar del curso de profesores 1929, pues creo que tanto en el aspecto deportivo como en el humano es digna de resaltar, aunque la realidad era que se trataba de un trampantojo.
En lo deportivo por creer que fue uno de los últimos saltadores con el estilo tijera.
En lo humano, basta con darle la vuelta a la foto y leer lo que en ella está escrito de puño y letra del autor: Francisco Javier Fernandez Trapiella. Calle Cristo de la Luz nº 34 Toledo. Tamaño del cliché: 41/2´6.- Aparato: Kodak-Duo 620.- Objetivo: Chneider Xenar.- Obturador: Comburn.-Película empleada: Kodak Verichme.-Papel: Nick Normal.- Velocidad: 1/300 seg.- Diafragma: 5¨6/8.
Así de meticuloso era Trapiella, lástima que por culpa de su otra gran pasión, se fuera tan pronto de nuestra Escuela a la de Montaña en Jaca, aunque nos dejó el legado eterno de sus libros. Tengo y cuido con cariño: «Técnica de Gimnasia Educativa» 7ª edición 1942, «Escuelas de Educación Física y de Montaña» 1943, «Audacia en la Montaña» 1944 y «Ciencia y Arte de la Educación Física» 3ª edición 1952. Todos regalo de mi hermano Pepe, que compró en el puesto de Adrián «el Ciego» de las cuatro calles, al final de la calle del comercio, la calle ancha toledana de toda la vida, vamos.
En octubre de 1943, la ECEF es invitada al Primer Congreso Nacional de Educación Física a celebrar en el Palacio de Cristal del Retiro de Madrid. El comandante Gastesi profesor de la Escuela tuvo el honor de exponer, la ponencia inaugural del mismo. Habló sobre el concepto actual de la Educación Física y la influencia de la misma en el mejoramiento racial, de la organización de la misma en España, terminando con la enseñanza y sus técnicos, dejó el pabellón de la Escuela muy alto, a pesar de la calidad del resto de conferenciantes, entre los que se encontraban los profesores: Juan José López Ibor, Pedro Laín Entralgo y Antonio Vallejo Nájera
Otra fecha importante y que recuerdo perfectamente, fue la del 26 de julio de 1948, cuando salió con dirección a Londres, el equipo español de Pentatlón Moderno para tomar parte en los Juegos Olímpicos de la XIV Olimpiada. Estaba formado por el comandante Gastesi como entrenador y jefe de equipo, los capitanes: Riera, Moreira, Bernabeu y el comandante Federico Inglés como reserva. Era la segunda vez que un equipo militar preparado en la Escuela, había sido designado para participar en unos Juegos Olímpicos..
La primera fue en 1936, cuando los primeros clasificados en el Campeonato Nacional de 1935, y bajo la dirección del capitán profesor Benigno González, se disponían a participar en la XI Olimpiada, pero debido al estallido de nuestra Guerra Civil, tuvieron que regresar cuando se encontraban en la frontera francesa. Cada vez que se llamaba por los altavoces del «Berliner Olympiastadion» a un atleta español, con su ausencia se actualizaba, en los 110000 espectadores, el drama que comenzaba a vivir nuestro país.
Cuando acababan los entrenamientos en la galería de tiro de pistola de la Escuela, los seleccionados para Londres, nos apresurábamos a sacar de los troncos, colocados detrás de las siluetas, los balines para extraerles el plomo y llevárselo al trapero Cipriano, que dicen estuvo el ocho de septiembre de 1925 en el desembarco de Alhucemas. Las ganancias de mis ventas alcanzaban para un paquete de tabaco rubio español y malo “bubi” o “bisonte”, y poco más. La trapería se encontraba en la avenida del general José Villalba Riquelme, pegada a la vaquería de Leonor «La morena» donde colgábamos la dura pelota con la que jugábamos al frontón con pala larga.
Durante estos años fue cuando se realizaron en la Escuela un gran número de obras como: nuevas instalaciones deportivas, residencias para el internado de alumnos, la nueva piscina etc. A nosotros, de todos los aparatos de los gabinetes, el que más nos gustaba era el «volumenómetro» y que nosotros bautizamos como «escalantómetro», que ideó nuestro querido y admirado Dr. Escalante.
A todo esto, nuestros padres jugaban al tenis los fines de semana, lo hacían con unas raquetas de madera: Made in England, marca Dunlop, modelo Maxply. Organizaban campeonatos entre ellos en las dos pistas de tierra batida, de ladrillo molido se llamaban entonces, y que se encontraban nada más entrar por la puerta de los campos a la derecha, antes de llegar a la galería de tiro de pistola.
Cuando las cuerdas de las raquetas de nuestros padres se rompían, a pesar de haberles puesto grandes cantidades de pegamento Colinón, por vía El Galiano marchaban a Madrid a la desaparecida Casa Melilla en la calle Barquillo, y regresaban como nuevas por la misma vía. Al llevarlas, no hacía falta subir al garaje de la cuesta de “El Miradero” muy cerca ya de Zocodover; la parada del bar Los Claveles junto a Bisagra nos venía mucho mejor. En Madrid, por todos es conocido que la parada y salida estaba en la calle Drumen, frente al antiguo Hospital de San Carlos, hoy convertido en el Centro de Arte Reina Sofía, y no es necesario hacer hincapié en ello.
De todos los Campeonatos Nacionales Militares que por aquellos años se celebraban en la Escuela, a mí el que más me gustaban era el Campeonato Nacional Militar de Atletismo, donde participaban equipos representando a las nueve Regiones Militares, a las Capitanías Generales de Baleares y Canarias, a las Comandancias Militares de Ceuta y Melilla, y a las tropas del Sahara-Ifni. El último día los equipos desfilaban en la pista de atletismo y siempre recuerdo al capitán Villalonga encabezarlo como jefe del equipo de la Primera Región Militar. (Casi todos, pertenecían al Batallón del Ministerio del Ejército).
Villalonga fue un destacado entrenador de futbol, entre sus muchos logros, entrenar al Real Madrid y ganar la primera Eurocopa con la selección española de futbol en 1964.
Cuentan del coronel Villalba que, durante uno de esos campeonatos, su ayudante, le expuso lo conveniente que era contar con su presencia en la inauguración, a lo que se negó por culpa de la llamada telefónica que a esa hora esperaba de Madrid, (entonces no había móviles). Días después, le volvió a insistir y le comentó que al menos presenciara la última prueba del campeonato, la de los 100 metros lisos, a lo que Villalba contestó:
─ Bueno, ya que te empeñas, iré a la salida de esa prueba; pero no sé si tendré tiempo para quedarme y ver el final de la misma.
Al final Villalba aguantó los once segundos de los cien metros, pronunció unas palabras en la clausura de los campeonatos, estuvo en el arriado de las banderas, saludó a todos los jefes de delegación, felicitó a todos los vencedores y fue uno de los últimos en ausentarse de la pista de ceniza.
En el aspecto deportivo fui, como todos los que vivíamos en pabellones, un privilegiado, pues teníamos a nuestra disposición todas las instalaciones, el material y el ambiente necesario, pero probablemente puede que fuese con la natación, cuando por primera vez sentí la llamada de la competición. «Los Cachorros de la Escuela» llamábamos al equipo.
Nuestra cita anual más importante era, a mediados de agosto durante las ferias de Toledo, en el entonces estanque del Parque Escolar una vez desalojado de patos.
Los nadadores toledanos procedentes del Tajo y más concretamente de su tramo llamado Safón, con su depurado estilo «tajillo» tronco vertical fuera del agua, piernas de braza y brazos de crol, una especie de «doble over», nunca pudieron con nosotros.
En esos veranos de la infancia no teníamos miedo al calor, y después del baño volvíamos a casa, por esos caminos resecos, pero frescos con la ropa y el pelo mojado gracias a llevar el bañador húmedo en la cabeza.
De vez en cuando íbamos al cine: a la entrada única del “Paz”, al gallinero del “Moderno”, al entresuelo del “Imperio”, o al patio de butacas del teatro cine “Alcázar”; y de todas aquellas películas me quedé con: Cary Cooper, granjero y objetor de conciencia, destruyendo un nido de ametralladoras en.- «Sargento York».; con Errol Flynn perseguido en la selva por los japoneses en «Objetivo Birmania»; con Alec Guines mandando ¡Fir…mes! en «El puente sobre el río Kwai»; con Cary Grant mirando por el periscopio para ver si el torpedo hacía blanco en «Destino Tokio»; y por encima de todos, otra vez con Errol Flin, en la piel del mayor Vickers, al frente de la carga final, en «La Carga de la Brigada Ligera», o interpretando, de forma idealizada y romántica, al famoso general Caster en «Murieron con la botas puestas».
¿No será Custer? Bueno, sí.
Ahora me doy cuenta que pertenecí a una generación que fuimos al colegio y volvíamos a pie, que más tarde, escribíamos y mandábamos cartas, que solo bailábamos lo lento, fumábamos en los bares y llamábamos por teléfono desde las cabinas callejeras, en fin, una generación que está pasando y desgraciadamente no volverá, aunque sinceramente creo que nuestro único mérito fue vivir nuestro tiempo.
Los primeros partidos de baloncesto que vi, también en la Escuela, sobre tierra y con tableros de madera, fueron los que jugaba el equipo de «Educación y Descanso» de Toledo que entrenaba el capitán Pérez Riveiro. Siguiendo con el baloncesto apuntar que en un verano de los años 50, nos visitó el equipo nacional. Fui a todos sus entrenamientos en la pista de patines, y aún recuerdo a Díaz Miguel, Borras, Galíndez, Bárcenas, y sobre todo a Kruchasqui. Esa selección, años más tarde, ganó el oro en los IIJuegos del Mediterráneo de Barcelona 1952.
Después de 1956, seguía teniendo muchos contactos con la Escuela, pero ya no era mi casa, exceptuando claro está, los años 1965-66 en que hice el Curso de Profesores.
Cuando murió en Madrid el general Federico Inglés, fui a darle el pésame a su viuda, y Angelines me dijo que eligiera una pistola de competición de las muchas que tenía, pues según me comentó ese había sido siempre el deseo de su marido.
En 1969 y propuesto por la Escuela y la Delegación de Deportes Militares, me nombraron candidato para la elección del mejor deportista de Toledo. La fiesta, organizada por la Junta Provincial de Educación Física y Deportes que se llamaba de «exaltación del deporte», acabó con una cena en la famosa Venta de Aires. Éramos quince los propuestos entre los que recuerdo a: Fernando Fernández Gaitán gran atleta especialista en pruebas de fondo, Ricardo Ortega Sánchez-Pinilla seleccionado ese año para el Cross de las Naciones, y José María Isabel Gómez campeón de España juvenil de 1500 y 5000m., todos ellos formaban parte de la primera hornada de grandes atletas toledanos que alcanzaría su punto álgido con el inigualable José Luis González.
Tras sucesivas eliminaciones quedamos finalistas Ortega y yo, al final, él fue elegido mejor deportista toledano de 1969 pero para mí ese segundo puesto, compensó con creces los esfuerzos que dediqué en lo mejor de mi vida.
Quiero dedicar estas notas a todos los profesores, ellos como el escudo y la contraseña de la Escuela, representa a la agilidad por encima de la fuerza, pero para mí siempre serán, fuertes como las cadenas, ágiles como el galgo y sanos como el tomate.
A los de aquellos años, por sabernos legar una tradición y una forma de vivir, hoy ante todos ellos, yo que tuve la suerte de rozarles, con gran respeto les recuerdo.
A los de ahora, los admiro por su tesón ante tantas adversidades, y por todo lo logrado.
Y es que, tanto unos como otros, en sus corazones albergaron siempre los dos grandes amores de sus vidas: la Milicia y el Deporte.
Por todo esto, cuando ahora vuelvo a lo poco que queda de aquella Escuela, disfruto recorriendo los lugares en los que pasé la niñez, y donde, mas tarde, descubrí los colores y las emociones de la adolescencia, y siento que el polvo que piso vivió un día.
Pero el tiempo nunca podrá borrarme las muchas y buenas enseñanzas que allí recibí, las hace más bien innumerables, más reales, y las precipita, en una palabra, que creo nunca recibieron suficientemente los que fueron maestros de mi vida: Gracias.Zaragoza 28 julio 2023.
PD.- (Pasó el 23 J., pasó Santiago, pero nadie me quitará los recuerdos).
Blog: generaldavila.com


Mi respetado y muy querido CORONEL CERDIDO,
¡ENHORABUENA POR TAN PORMENORIZADA Y PRECISA EXPOSICIÓN!. Conserva una ÁGIL MENTE y con fluida y brillante redacción.
Quien subscribe, alumno de su PADRE (EXCELENTE Y ADMIRADO, gozaba del AFECTO DE TODO EL ALUMNADO Y PROFESORADO DEL SS (San Servando) .
Trataré de ser breve porque todo lo citado LO HE VIVIDO MUY DE CERCA:
-Tres familiares DEFENSORES del ALCAZAR , mi tío ESTEBAN FDZ. (Sargento POLICIA NACIONAL), GERMÁN PÉREZ BOTELLO (CTE.G.CIVIL) y su PADRE (Cabo G.CIVIL).
El TCOL,NAVARRO (Dirigía S2 toledano). Algunas personas y hechos los he conocido de cerca. La familia del Gral. VILLALBA (MARTINEZ VILLALBA los tenía en la mesa de la que era su Jefe etc. de la Cuerda , Mirandita etc.Los Sierra, Gómez de las Heras,Ruano, Salaya , Espuela, Joaquin Fdz, Ocampo,SANTI GARCIA CUETO, de Mesa etc.
También en La ESCUELA DE GIMNASIA he conocido buenos amigos , jugado en los Campos de DON GREGORIO, En definitiva UNA NOSTALGIA capaz de comprender toda su recordada juventud RUBERIANA. Amigos comunes como CABANAS, COLLAU el de LA BELLA JACA etc.
Por ello para exaltar la HEROICIDAD Y AGILIDAD mencionaré dos triviales sonetos :
AL ALCAZAR
Inmortal temblor suscita,
heroico mármol sagrado,
donde se quedó grabado,
“El Guzmán” que resucita.
Sobre almenas proyectado,
hizo El Cid su azul garita,
aún,Tajo de gloría infinita,
“ardor guerrero”, cantado.
Fuego, asedio y dinamita,
blasón del Orbe creado,
que dió respuesta bendita.
Sublime espejo invocado,
Tú gesta por el oro escrita,
¡cuna de Infante adorado!.
Al CORONEL MIRANDA CALVO
Ausente de latidos en la aurora,
sombras en el mar de la ternura,
viento sereno, silencio y amargura,
vibrante alma con Payo tan sonora.
Fugaz leyenda, mozárabe aventura,
la niebla del Tajo disuelve su hora,
en sacro manto de la Corredentora,
y besando Bandera versifica postura.
Rutila Castilla su estrofa y autora,
formación sollozante sin censura,
y por el Volchov Imperial cantora.
Azul Miranda, lucero de Cultura,
tan fiel Infante, a la Luna aflora:
¡Gloria y Honor!, allá en la altura.
REITERO FELICITACIÓN.
Abrazos a todos y a la orden.
A la orden de V.I
A la orden de V.E
VIVA EL REY
VIVA EL RELÁMPAGO DE LA CABALLERÍA
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Milicia y Deporte, bonitos recuerdos de juventud, cargados de Historia; gracias por compartirlos describiéndolos tan bien. Buenos días, mi Coronel, y todos.
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Atentamente y con el debido respeto
Al Coronel de Caballería DON Ángel Cerdido Peñalver
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Es tan largo su comentario
como ameno y admirable,
su memoria es un diario
que ensalza el vocabulario
de la forma más entrañable.
Como lo presenta Usía
Que. Al caballo le hace honor
con la voz de la sabiduría,
por el amor. Y la Hidalguía
QUE SALEN DEL CORAZÓN.
De aquel que lleva presente
tan profundos sentimientos
del Soldado que hizo frente
al deber. Que no es ausente
Y. Aún añora aquellos tiempos.
Con la mesura que nombra
tan entrañables recuerdos
poniendo en alto la honra
que difuminan las sombras
CON DONES DE CABALLERO.
Hoy es todo diferente,
pues la vida es otra cosa,
“las hombres tienen maridos
y los mujeres esposas”.
España día 30 de julio de 2023
Ramón Lencero Nieto
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A las órdenes de V. I., mi Coronel.
Entrañable y apasionado relato de una vida riquísima en vivencias y de una época digna de nostalgias.
Nadie podrá, en efecto, quitarles los recuerdos a esa generación inmediata anterior a la que un servidor tiene el orgullo de pertenecer, y que aprendió a hacer Patria directamente de su sabiduría y de su ejemplo.
Pero sobre todo, nadie podrá borrarnos del libro de la historia, ni robarnos o negarnos el privilegio de haber vivido en plenitud de gozo y sano orgullo de ser españoles, herederos directos de los últimos héroes con conciencia e idea clara del significado de Patria.
¿Qué veneno nos han inoculado, para que siendo descendientes de una raza de titanes que se enseñorearon con la conquista y posesión de medio mundo, del último gran imperio, hoy aparezcamos ante el mundo como un atajo de cobardes que no saben reaccionar ni ante la amenaza y el avasallamiento del enemigo interno, de los nacidos aquí que presumen de ser antiespañoles y todo suempeño consiste en romper España y repartirse los despojos?. ¿Qué va a ser de nuestros descendientes, cuando cada día vamos quedando menos, y las alimañas acechan n espera de nuestra desapaeición total?.
¡¡¡Viva España
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