LA FE DE UN SOLDADO (RITOS DE LA LEGIÓN EN SEMANA SANTA). General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez.

 

jpeg-74

No me mueve, mi Dios, para quererte

El cielo que me tienes prometido;

Ni me mueve el infierno tan temido,

Para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

Clavado en una cruz y escarnecido;

Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,

Muéveme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, en fin, tu amor de tal manera,

Que aunque no hubiese cielo, yo te amara,

Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

 

No me tienes que dar porque te quiera;

Porque, aunque lo que espero no esperara,

Lo mismo que te quiero, te quisiera.

 

Sólo un soneto podía expresar la intensidad del amor verdadero: “Porque, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero, te quisiera”.

Lo que de por sí es bello no necesita recurrir a los artificios de la estética; con palabras directas y enérgicas, sin ornamentos, este soneto popular y anónimo nos traduce el amor puro y desinteresado por encima de cualquier otra consideración.

Anónimo es como decir que nos pertenece a todos y en el anonimato de estos versos se esconde la espiritualidad de todo un pueblo que inspiró a no se sabe quien para que dejase escrita la fuerza de un pensamiento y la espiritualidad de sus sentimientos.

Sobrecoge la expresión verbal pero más sobrecoge la voz de un pueblo que históricamente se ha empeñado en vivir su fe en la calle, que es donde en España, hasta ahora, se vive y se muere.

Por eso este soneto sólo se comprende de rodillas ante los pies del Cristo de la Buena Muerte o junto a las Angustias de la Madre Dolorosa. Es una oración del pueblo, la traducción de su mística, la que resulta humana a fuerza de su severidad y dureza. Es un soneto legionario que cumple con el espíritu que exige no abandonar jamás a nadie en el campo hasta perecer todos.

Sólo la dimensión espiritual puede dar sentido a la entrega de la vida y el sacrificio. La espiritualidad y trascendencia en el pueblo español y militar tiene profundas raíces cristianas; históricamente el militar español ha sido un hombre de fe, de fe cristiana. Por mucho que algunos se escandalicen, y echen a repicar las campanas, las virtudes de nuestros soldados proceden en su mayoría de su formación cristiana en la fe. La defensa de la fe, la convicción de servir a una causa justa y la lealtad al rey, junto al honor, fueron siempre los móviles de su conducta que se ganó la merecida  reputación de ser la mejor Infantería del mundo.

Pocos se atreven a levantar la voz en defensa de mantener nuestra fe y nuestras tradiciones, aunque tozudamente se enfrenten cada año con el pueblo en la calle que peregrina con paciencia procesionando su fe.

Cada primavera el pueblo se refugia en sus creencias al margen de los mensajes contradictorios y de los vaivenes del momento político.

Así ocurrió en Málaga cuando el pueblo lo dijo cantando: “Dicen que a la Legión se ha alistado un Cristo crucificado…”. Una saeta  convertida en jaculatoria fervorosa, el sentimiento popular hecho poesía y el comienzo del vínculo del Cristo legionario, de la Congregación de Mena y la Legión.

Fue una Semana Santa de los primeros años veinte cuando varios legionarios, en plena guerra de África, y unos cofrades de Mena, mientras compartían el pan y la sal, hicieron amistad y hermandad… “Morir en el combate es el mayor honor”; y para siempre se unieron con el abrazo redentor del Cristo de la Buena Muerte; desde el año 1925 hasta nuestros días han caminado, como suele decirse, con la Cruz a cuestas.

Tuvo que ser una primavera, la de saeta legionaria,  cuando los nuevos miembros de la Hermandad, los Caballeros Legionarios, llegaban a Málaga al mando de su Coronel. En 1930 se produce el primer desembarco, la primera escolta al Cristo, el primer contacto de Málaga y los legionarios. Todo hubiese sido efímero sin la aprobación de la calle, sin que los malagueños sintiesen y admitiesen aquél encuentro entre un Cristo Cofrade que hablaba de la Buena Muerte y unos hombres que cantaban… “soy un novio de la muerte…”.

Se produjo el milagro, surgió “El Vínculo”, una relación que se afanan en analizar los teólogos y sociólogos enfrentados a lo inexplicable, al misterio encerrado en esa trilogía, Cristo de Mena, pueblo y legionarios ¿Será la muerte la que ronde alrededor del misterioso vínculo? Siempre la muerte como tragedia, y de repente, ¿la buena muerte? “El morir en el combate es el mayor honor…Por ir a tu lado a verte”.

Íntima conexión entre sensibilidad e inteligencia: la sensibilidad tiene sus antenas como medio de captación del conocimiento, y el conocimiento está en ese pueblo que procesiona detrás de su Cristo legionario. Es la sabiduría de la experiencia, sentimientos como herencia, el inconsciente genético que encierra toda la sabiduría. Es la intuición incluso por encima de la razón, más sabia por intuitiva. Es la realidad transmitida que supera a la rígida letra porque es plástica, informe, una sugerencia más que una definición. Concepto intuitivo, una visión de los hechos que los coloca por encima de la rémora del razonamiento vulgar, y le da la autoridad que proporciona el conocimiento de la verdad esencial de las cosas.

La Legión nació en momentos muy duros, cuando cada día era una aventura en la que te iba la vida. Esa, tu vida, dependía del combate, de la paz del alma y, en ocasiones, aunque ahora no se entienda, era una vida triste que buscaba redimirse con una muerte digna que borrase la anterior. Allí en la Málaga querida, a su hospital de sangre, llegan muchos legionarios heridos de las campañas africanas. Alguien les habla de un Cristo que le llaman de la “Buena Muerte”: No me mueve mi Dios, para quererte, El cielo que me tienes prometido… ¡Pero si yo no creo en nada, si me da igual la muerte! Son hombres que han aceptado a la Legión como religión y que sus oraciones son el valor, el compañerismo y la amistad; la unión y el socorro, la marcha y el sufrimiento, dar la vida por el compañero. No se hacen preguntas sobre el más allá aunque intuyen que alguien los acogerá y les conducirá a ese cielo legionario.

“Si un día Dios me llama…”, reza el legionario por dentro, y reza cuando canta, por si le llega la muerte; que entre la vida y la muerte, cuando a ambas uno las ve a diario, sabe que sólo las diferencia un suspiro, una bala que te llega de repente.

Es en Málaga donde les hablan de un Cristo que es legionario y que por eso es de los pobres. Que no le importa que hayas sido delincuente ni ajusticiado entre malhechores. Que también fue despreciado, abandonado y olvidado y que sabe no abandonar jamás a un hombre hasta perecer todos, darlo todo hasta caer reventado, nunca quejarse y confiar en la victoria, cumplir con el deber y no permitir vivir siendo un cobarde. ¿Qué mejor advocación para dar las gracias por la vida, por las heridas curadas, que aquella imagen de Mena tan herida, tan dolida, pero tan viva?

Es el Cristo malagueño que busca entre los legionarios a su gente, son los malagueños que encuentran en La Legión su referente, son los Congregantes de Mena los que hablan de la buena muerte, y todos quieren creer, porque este Cristo que es malagueño, no miente. Compartir el dolor, compartir la muerte, hermanados, llevando sobre los hombros al compañero de todos, el de la Buena Muerte. Que no puede ser esa muerte un mero accidente, un azar en un combate sin esperanza ni explicación trascendente.

Era una primavera malagueña llena de luz. Cantan los novios de la muerte y la música se los lleva al cielo. ¡Al Cielo con Él!, canta el pueblo hecho legionario en la fe y el sufrimiento; todos cantan por dentro mientras se enredan en esa  primavera  buscando escaleras para subir a la Cruz. Hasta los mismísimos clavos de Cristo han subido con los mismos sentimientos que transportan en su herencia genética, sin manipular; son la infantería, de uniforme o de paisano, que da lo mismo,  que pasea su fe en Semana Santa; la infantería que se autolegisla con leyes de supervivencia para que una bala no te deje en el camino; la que deja su vida en un polvoriento camino, ¡Con qué facilidad Dios mío!, y sólo busca en la fe su esperanza.

Era como si la noche no hubiese caído, como si el día no tuviese de largo lo suficiente. En Málaga nadie se recogía esperando ver al Cristo legionario, al Señor de la Buena Muerte.Todos en silencio, cada uno el de su suerte, con la mirada en la madera de una figura que se retuerce y en la Cruz cobra vida, se transforma de repente en la carne de los que allí esperaban que el prodigio sucediese…Cantan los novios de la muerte, “Por ir a tu lado a verte…” que es el pueblo el que lo entiende y lo siente, y quiere saber que lo que intuye no le miente, que entre tanta soledad y abandono alguien te abraza, te escucha, te llama Caballero, te reconoce y te quiere. Cuando creías que no eras nadie alguien te dice que lo eres todo si la vida das por alguien.

Crédulos e incrédulos asisten cada año a este misterio de fe que vincula a la Congregación de Mena, al pueblo malagueño y a la Legión, alrededor de la advocación de El Cristo de la Buena Muerte y Ánimas. No vamos solos que nos acompaña la Armada española escoltando a Nuestra Señora de la Soledad, compartiendo Congregación y creencias. Llevan a Nuestra Reina…

 

Estrella y Reina de los mares…

¡Salve! Estrella de los mares

…………………………….

De tu pueblo, a los pesares

Tu clemencia dé consuelo

………………………….

Cantan los legionarios, también la Armada española; todos están rezando, que los que ante nadie se humillan doblan a su Cristo la rodilla y le entregan el corazón.

“A la Legión se ha alistado un Cristo Crucificado,

ya nadie podrá decir

que a la Legión sólo viene gente de mal vivir”

(Saeta popular)

 

Y morirán cantando, con una canción en sus labios que marque el compás y el ritmo del valor y del honor, cuando…

 

El toque de oración inicia el vuelo

Y hay en las últimas luces del cielo

Algo invisible que nos acompaña,

Como si en la quietud de los soldados

Estuvieran aquí formados

Todos los que murieron por España

(Coronel Luis López Anglada).

Este bello poema fue escrito en Ceuta por el Coronel López Anglada y dedicado al que en aquellos momentos era el Comandante General D. Gonzalo Rodríguez de Austria y Rosales que posteriormente fue Jefe del Cuarto Militar de la Casa de SM. El Rey. Se esculpió en bronce situándolo en la entrada de la Comandancia General, frente a la Bandera. Se le entrega a todo el personal militar cuando deja su destino en Ceuta.

General de División (R) Rafael Dávila Álvarez General de la Legión entre el 2001-2004

9 pensamientos en “LA FE DE UN SOLDADO (RITOS DE LA LEGIÓN EN SEMANA SANTA). General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez.

  1. ATENTAMENTE Y CON EL DEBIIDO RESPETO

    En la CRUZ del sacrificio
    ——————————-
    Si yo pudiera arrancarle

    Los clavos a Jesús

    No estaría de penitente

    En lo alto de su CRUZ

    Porque lo miro angustiado

    Y me inunda un sentimiento,

    En la Cruz del sacrificio

    Que al mundo da sufrimiento.

    Yo quisiera descolgarlo,

    Y entre racimos de flores

    Que reposara el Redentor

    Con cantos de ruiseñores.

    Pero lo tienen clavado,

    Y así seguirá sufriendo,

    Y yo no quiero mirarlo

    Sostenido por tres hierros.

    Porque me causa dolor

    Esa imagen desgarrada,

    Y se atranca mi garganta

    Cuando le miro a la cara.

    Son dos clavos en sus manos

    Unciendo las extremidades

    Del palo que cruzaron

    Al que de la tierra sale.

    Y en ese sus pies están

    Atravesados por otro hierro

    Que le pusieron los asesinos

    Por el mandato que hicieron.

    Los tiranos del momento,

    Para acallar sus pregones;

    Los que no quieren bajarte

    De la Cruz de los horrores.

    ¡¡¡ Si yo pudiera arrancarte

    Los clavos que te aprisionan

    NO volverían a ponerte

    Tan infamante corona !!!

    Autor. Ramón Lencero Nieto

    Le gusta a 3 personas

  2. Mi respetado y muy querido GENERAL,

    «LA FE DE UN SOLDADO» (RITOS DE LA LEGIÓNEN SEMANA SANTA). Me ha cautivado porque lleva las RAICES PROFUNDAS DE RECUERDOS INOLVIDABLES. Año tras año, mi heroico padre renovaba «LA VELA DIVISIONARIA» la noche del JUEVES SANTO , con una PRECISIÓN INSUPERABLE. Su hora era de 3 a 4 de la madrugada. RODILLA EN TIERRA, Ambos, repetíamos SU SANTA VELA ante «EL MONUMENTO» de la Villa.

    AQUELLA DEVOCIÓN, ante su ausencia se reitera y EL ECO VIBRANTE DE TAL PRESENCIA RESPLANDECE EN EL ESPEJO DE LA APASIONANTE LUNA QUE RUTILA EL VIACRUCIS DEL REDENTOR. (Era la imagen del WOLCHOV trasladada con todo cuánto significaba).

    Me ha encantado el renovar, el anonimato del atribuido a LOPE pero, es de todos asumido y reiterado.

    LA FE ESPAÑA LA VIVE ENLA CALLE COMO NINGUNA NACIÓN : «Dime chopo soñador, peregrino de la orilla , a dónde lleva Castilla, su dolor peregrinando’? (que diría Federico Muelas). / La tarde se oscurecía entre la una y las dos / y viendo que el sol se muere / se viste de luto el sol…(Machado)….Algo mágico llena los ámbitos en LA SEMANA SANTA.

    EL REFUGIO DE LA FE CRUZA LA PIEL DE TORO por todas partes. EL MENSAJE LEGIONARIO de 1930 con su primer desembarco en MALAGA DE UN COFRADE DIVINO CON LA LEGIÓN Y LA RESURRECIÓN GLORIOSA.

    La sensibilidad INTELECTIVA SUPERA CON EL NOVIO DE LA MUERTE TODA TRAZA DE TRIVIALDAD HUMANA NIMBANDOLA DE ESPERANZA GLORIOSA EN ESA VICTORIA TANGIBLE DE LA VIA LACTEA INMORTAL.

    También, LA DOLOROSA , como REINA Y ESTRELLA DE LOS MARES DERRAMA LA REZUMANTE ESPUMA DE SU DULZURA SOBRE TODOS OS QUEDIERON SU VIDA POR ESPAÑA que diría el CORONEL LOPEZ ANGLADA.

    Solamente dos triviales sonetillos 

    AL CRISTO DE LA BUENA MUERTE (CRTO. DE MENA)

    La boca semiabierta y párpados caídos,

    dobladas las rodillas , cabello repartido,

    el legionario pecho, sangra estremecido,

    expresiva belleza en músculos dormidos.

    Divina dimensión y Sol de luto revestido,

    arqueados brazos, sus hombros vencidos,

    dolor y amor en la Cruz de los redimidos,

    por fuego quemado, Señor y sorprendido.

    Aún dramático Mena, Palma sin gemidos,

     casi un siglo y en ellos siempre imprimido, 

     tan rutilante luz  emociona pasos unidos.

    Jesucristo de la Buena muerte, tan querido,

    concede a La Legión el lugar para elegidos            

    no mires faltas, solo entrega y buen sentido.

    AL CRISTO DE LA PIEDAD DE MÉNTRIDA

    En pórtico centrado, Varón de dolores: 

    tan abiertas divinas manos clavadas,

      plantas de píes por clavo entrelazadas, 

    corona de espinas y universales amores.

    El perizonium zonas deja no tapadas, 

    en el costado derecho, nunca lo ignores,

      la lanza de Longinos no era de flores,

    corazón divino, sangre y agua mezcladas.

    Aún dolor y amor en Cruz de redimidos 

    rodillas machacadas, abierta la mirada, 

    lejos del dramático Mena, con gemidos.

    En su plaza de España la luna soñada, 

    barba, bigote con hombros hundidos:

    ¡Cristo pensativo y soledad reflejada!.

    Cuando todos daban sueños perdidos, 

    don Sergio Pascual, dejó anunciada, 

    en clínica: ¡ Cruz y  Cristo prometidos!.

    ENHORABUENA Y GRACIAS MI GENERAL.

    A la orden de V.E

    VIVA EL CRISTO DE LA LEGIÓN

    VIVA ELREY

    VIVA LA LEGIÓN

    VIVA Y ARRIBA ESPAÑA

    Le gusta a 4 personas

  3. Al leer esta maravilla, si no se le humedecen los ojos es que no tiene “ sangre española”…🇪🇸TODO POR ESPAÑA.🇪🇸🇪🇸

    Le gusta a 2 personas

  4. Ya que su delicadeza lo obvia, Don Rafael, que no se olvide que esa imagen que ahora veneramos vino a sustituir, muy dignamente, el simpar de Pedro de Mena, que a algún hijo de fruta le debía molestar y destruyó, como muchas de las imágenes religiosas de la Málaga de 1931, en tiempos de esa maravillosa república que nos quieren vender los trileros ahora en el poder para desgracia de esta vieja nación.

    Le gusta a 2 personas

  5. A las órdenes de V. E., mi General.

    No podemos negarlo, ni siquiera pretender disimularlo. Somos místicos, lo llevamos en el ADN, y dónde mejor para vivir esa mística que en el Ejército. Es la esperanza a la que hay que aferrarse, que por mucho que las fuerzas del mal y sus mentores se esfuercen, jamás podrán lograr que el buen pueblo español cometa apostasía, o se olvide de su tradición religiosa y falte un solo año a su cita con la conmemoración de la Semana Santa.

    ¡¡¡Viva España!!!

    Le gusta a 2 personas

Deja un comentario