LA BANDERA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

En las páginas de este blog pueden encontrar varios artículos dedicados a la bandera. Con devoción y fervor tratamos el tema de los símbolos de la Nación y cualquier pretexto es bueno para volver a hablar, recordar y enarbolar nuestra bandera roja y gualda.

Enarbolar: Levantar en alto un estandarte, una bandera… para que se vea bien. Una expresión acertada y querida por mí porque me recuerda una entrañable anécdota que paso a contarles esperando no descubrir un alma sino un sentimiento; que es muy parecido.

Era un mes de enero cuando como ayudante de servicio acompañaba al Rey Don Juan Carlos de regreso de unas audiencias militares en el Palacio Real de Madrid. El día intentaba despejarse de las pesadas y persistentes nieblas posadas en los encinares del Palacio de la Zarzuela. Al cruzar el último cinturón de acceso ya se podía distinguir la bandera sobre su mástil presidiendo aquel lugar, quizá el más simbólico de la Nación. Abrazada al mástil como formando parte de él parecía sin vida y apagada; casi ni los colores se distinguían. El día espeso y húmedo no la permitía desplegarse y ondear con prestancia.

Don Juan Carlos tenía la costumbre, siempre, de dirigir su mirada a la bandera al entrar o salir de Zarzuela. Siempre. Para mí que muchos pensamientos iban y venían por su mente en aquellos breves segundos de significativas miradas. Un gesto involuntario que retrata sentimientos y quereres más que extensas biografías. La proximidad advierte los semblantes cuando emiten ciertas frecuencias del alma y que solo los receptores que están en sintonía llegan a captar.

-Rafa ¿No se puede hacer algo para que la Bandera esté siempre ondeando?

El interrogante dejó paso al silencio y aquel deseo fue asumido con la seguridad de que cuando se quiere se puede.

-Lo miraré Señor, y seguro que encontramos alguna solución.

Que ondee la Bandera

La buscamos y no sin dificultad encontramos parte de la solución. Hubo propuestas de todo tipo y anécdotas sabrosas que demostraban el ingenio español. Pero de todas ellas sobresale la que pude comprobar en algún lugar donde las nieblas son frecuentes y el viento escasea. Ya les diré en otra ocasión donde pude observar tanta diligencia para que su bandera luciese en movimiento en cualquier circunstancia. Era un día de calma chicha y la bandera ondeaba majestuosa y rítmica como si con el viento se hubiese puesto de acuerdo para soplar solo en sus inmediaciones de manera suave y cadenciosa. ¿Cuál era la magia para que aquello sucediese sin aparente mecanismo que provocase el movimiento de la bandera? No daba crédito a lo que me explicaron. En la parte superior del mástil habían hecho unos agujeros  por donde salía el aire que lanzaba un ventilador allí situado y unido mediante unos cables a un pequeño motor colocado en la base del mástil. De manera sencilla e ingeniosa hacían flamear la bandera sin preocuparse del viento. Quedé sorprendido y seriamente pensé en aquella solución como la más práctica de todas.

Al final no fue necesario acudir al curioso artilugio, sino que encontramos un astillero español donde fabricaban las banderas para los barcos con un material especial tan sensible que con un simple soplo la bandera flameaba con la elegancia necesaria. Además los materiales con los que estaban fabricadas aquellas telas ofrecían una gran resistencia al deterioro por las inclemencias y paso del tiempo. La Bandera de España que preside el Palacio de la Zarzuela dejó de presentar un aspecto cansino y lacio para flamear con la debida elegancia.

¡Salve bandera de mi patria, salve!

No hay nada tan bello como la majestuosa danza del viento y la bandera. Se hace necesario enarbolar la bandera, que ondee allí en lo alto y desafíe al viento…

‹‹ ¡Salve Bandera de mi Patria, salve!

y en alto siempre desafía al viento››

Así empieza el Canto a la Bandera, composición de Sinesio Delgado que siendo ganadora de un concurso para poner letra a la Marcha Real se adoptó en 1907 como himno para ser cantado en los centros de enseñanza primaria. A Sinesio Delgado se debe también la Canción del Soldado. ¡¿Quién no la ha cantado alguna vez?!

‹‹Soldado soy de España

y estoy en el cuartel,

contento y orgulloso

de haber entrado en él››

O quién no recuerda sus estrofas recitadas:

‹‹ ¡Soldados!, la Patria entera

para nosotros sagrada

palpita en esa Bandera

que os entrega la Nación.

Traidor es quien la abandona

o la vuelve mancillada

y la Patria no perdona

el crimen de traición››

Hoy recordaba unos versos del poeta José Luis Santiago de Meras. Merece la pena meditar despacio el poema completo. Es como enarbolar la bandera y que ondee allá en lo alto.

 

‹‹España somos tú y yo

y el hogar que nos ampara,

la tumba de nuestros padres

y el jardín de nuestra casa.

España es el cielo azul

que amanece en tu ventana,

y las montañas agrestes

que te velan y te guardan.

España es el limpio orgullo,

de la historia de la raza,

es el incierto futuro

donde pones tu esperanza,

y es tu voluntad de ser

español, cada mañana.

España son tus costumbres

y el idioma en el que hablas,

y el pan de trigo que comes

también es un poco España.

España es el padrenuestro

que rezas por la mañana,

y el rojo y gualda que pone

ese nudo en tu garganta.

España es el pulso alegre

de tu sangre alborotada,

porque el futuro que es tuyo,

también lo será de España.

España es la fe que tienes

en tus padres y en tu casa,

y cuando todos te falten

estará contigo España››.

 

También es España esa majestuosa danza del viento y la bandera. Es España la mirada de un pueblo y la de su Rey. Mirada a la bandera. ¡Siempre!

‹‹¡Porque te juro hijo mío, que la bandera es España!››.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

5 pensamientos en “LA BANDERA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

  1. Mi respetado y muy querido GENERAL,

    ¡Salve, Bandera de mi patria, salve,!

    y en alto siempre desafía al viento,

    tal como en triunfo por la tierra toda

    te llevaron indómitos guerreros.

    Tú eres España, en las desdichas grande,

    y en ti palpita con latido eterno

    el aliento inmortal de los soldados

    que a tu sombra, adorándote, murieron.

    Cubres el templo en que mi madre reza,

    las chozas de los míseros labriegos,

    la cuna donde duermen mis hermanos,

    la tierra en que descansan mis abuelos.

    Por eso eres sagrada, en torno tuyo,

    a través del espacio y de los tiempos,

    el eco de las glorias españolas

    vibra y retumba con marcial estruendo.

    Salve, Bandera de mi patria, salve,

    y en lo alto siempre desafía al viento,

    manchada por el polvo de las tumbas,

    teñida con la sangre de los muertos.

    SINESIO DELGADO
    En el libro de escuela de mi padre se ensalzaba LA SAGRADA Y GLORIOSA BANDERA ESPAÑOLA CON EL SUBLIME DECORO. Perdí el libro pero lo recuerdo con toda alegría y ETERNO SENTIMIENTO.

    España somos tú y yo,
    y el hogar que nos ampara,
    la tumba de nuestros padres
    y el jardín de nuestra casa.
    España es el Cielo azul
    que amanece en tu ventana,
    y las montañas agrestes
    que te velan y te guardan.
    España es el limpio orgullo
    de la historia de tu raza,
    es el incierto futuro
    donde pones tu esperanza,
    y es tu voluntad de ser
    español, cada mañana.
    España son tus costumbres
    y el idioma en el que hablas,
    y el pan de trigo que comes
    también es un poco España.
    España es el Padre Nuestro
    que rezas por la mañana,
    y el rojo y gualda que pone
    ese nudo en tu garganta.
    España es el pulso alegre
    de tu sangre alborotada,
    porque el futuro que es tuyo,
    también lo será de España.
    España es la Fe que tienes
    en tus padres y en tu casa,
    y cuando todos te falten
    estará contigo España.

    JOSE LUIS SANTIAGO DE MERAS
    A LOS HEROES
    Los héroes ya están cansados
    de aquello no queda nada,
    ya no es suya ni la guerra
    ni la paz de la Cruzada.

    Unos rindieron la pluma
    otros guardaron la espada
    y el resto desalentado
    volvió en silencio la espalda.

    Así se quedaron solos
    todos los muertos de España.

    Sin gloria, sin ideales
    sin el honor de la Patria.
    Porque ya no son caídos
    sólo son muertos sin alma.

    La Historia la escriben otros,
    que no son sus camaradas,
    sus gestas ya no son gestas,
    sólo son simples batallas.

    La de Oviedo y la del Ebro
    la del Cuartel de Simancas
    el Alto de los Leones,
    la defensa del Alcázar
    son páginas fratricidas
    y es preferible olvidarlas.

    Que lejos están los muertos
    de sus viejos camaradas

    Las Centurias de Castilla
    las Brigadas de Navarra,
    y las Columnas Gallegas
    La Legión y la Mejala.

    ¡TE PIDO PERDÓN BANDERA!, tanto como a MI MADRE , ¡MADRE DE TODAS LAS MADRES Y CORREDENTORA NUESTRA!
    Si DIOS QUIERE LE HARÉ , Y LO PROMETIDO ES DEUDA.
    GRACIAS Y ENHORABUENA MI GENERAL ¡SENSACIONAL E INSUPERABLE SENTIMENTAL!.

    A la orden de V.E
    VIVA LA SAGRADA BANDERA DE ESPAÑA
    VIVA EL REY
    VIVAN LOS EJERCITOS, LA ARMADA Y LA GUARDIA CIVIL
    VIVAN LOS HEROES DE ESPAÑA
    VIVA Y ARRIBA ESPAÑA

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  2. Buenos das, mi General y todos; rojo y amarillo, el esquema de colores que en contraste con un fondo azul o gris, en el que mar y aire se funden y confunden, mejor se ve, y a falta de manga de aire, indica de donde sopla el viento; quienes hayamos jurado Bandera, tenemos deber de defenderla contra los que se la tienen jurada.

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  3. A las órdenes de V. E., mi General.

    Hablar de la bandera de España me trae dulces recuerdos de la infancia, de cuando con seis años recién cumplidos llegué por primera vez, de la mano de mi padre, a mi primer colegio; bueno, entonces se llamaba la escuela, del pueblo, naturalmente. El «aula», única habitación y espacio para los pocos alumnos que éramos, pues los demás niños iban al campo con sus padres para ayudarles en el trabajo, era lo que había sido la cocina-comedor-sala de estar-salón de la casa que fue de mis abuelos maternos, y en la que habían nacido mi madre y mis dos tías.

    Como muchas otras casas antiguas, tenía el típico aire morisco de los pueblos de La Alpujarra, y la puerta de entrada, tanto para las personas como los animales para acceder a su cuadra atravesando esa habitación, era de dos hojas, una inferior, que solía mantenerse siempre cerrada, que en la parte más baja tenía una gatera, agujero grande para que entrara y saliera libremente el gato, y otra hoja superior, que se mantenía abierta durante el día, y que a modo de ventanal hacía visible la calle y a quien circulara por ella, además del paisaje exterior. Conservaba hasta el fogón, en el que todos los días del año quienes la habían habitado habían encendido fuego para guisar las comidas, además de para calentarse en tiempo de frío.

    Las paredes estaban encaladas, y la poca superficie que ofrecían estaba ocupada con mapas fijados con chinchetas clavadas en las esquinas, la fotografía en tamaño de cuadro del Caudillo vestido de militar (ésta con su marco y cristal), y algunos otros papeles con textos o dibujos.

    Sobre la pared lateral frente a la chimenea u hogar, y justo por encima de mi pupitre, estaba la bandera, cuyo escudo con la leyenda Una, Grande, Libre, cruzaba por delante del cuello del águila de San Juan, quedando a la altura de mis ojos. Me sentía como arropado y protegido por ella, y fue mi compañera entrañable durante aquellos primeros años escolares. En recuerdo de aquellos días, tengo sobre la pared del cabecero de mi cama, una bandera de España del tamaño para mochila, y donde correspondería el escudo actual, un tanto desangelado sin aquella majestuosa águila, pues el bonito y sugerente emblema de una Unidad del Ejército del Aire, que en mis tiempos, todavía no habíamos llegado ni a la luna.

    Cuando ahora levanto la mirada, a la entrada de ese pueblo y contemplo sobre un mástil altísimo, día y noche, una bandera enorme que siempre ondea aunque no haya viento apreciable a nivel del suelo, siento la misma emoción de niño.

    Recuerdo mi primera guardia como Suboficial en mi primer destino, una Base aérea, en la que a la hora del toque de oración y arriado de la bandera, de la emoción estaba tan nervioso, que dije al corneta, al cual tenía a mi izquierda, que me hiciera de apuntador de los movimientos que tenía que mandar, porque temía equivocarme y deslucir un acto tan íntimo y bonito.

    Qué tiempo aquel, con sólo veinte años y fuerzas para comerse el mundo. Y cuántas satisfacciones y emociones vividas a lo largo de mis años en activo. Cómo quisiera poder rebobinar la moviola del tiempo y comenzar otra vez desde el principio, aunque sé que ya muchas cosas no serían lo mismo.

    Perdón. ¡¡¡Viva España!!!

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  4. ATENTAMENTE Y CON EL DEBIDO RESPETO

    SIEMPRE HUBO, HAY Y HABRÁ UNA BANDERA ESPAÑOLA ONDEANDO SU MAJESTAD

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    ROJA Y GUALDA ES LA BANDERA

    QUE A ESPAÑA LA IDENTIFICA

    Y CON ELLA SE SIGNIFICAN

    QUIENES SU AMOR PROLIFERAN

    SIN IMPORTARLES LAS CRITICAS.

    QUE LAS MANADAS DE TRAMPOSOS

    ACOSTUMBRAN A DESPRECIAR

    EN LAS FORMAS QUE AL CRIMINAL

    DEL DESGOBIERNO MISTERIOSO

    LO REVERENCIA LA INDIGNIDAD.

    ABANDERADA POR RETORCIDOS

    Y LOS ENEMIGO DE LA NACIÓN

    VENERADOS POR LA MALDICIÓN

    DEL PUEBLO QUE NO HA SABIDO

    MANTENERSE EN EL VALOR.

    MAS. NO POR ESO ESTÁ SOLA,

    SIEMPRE HUBO, HAY Y HABRÁ

    PARA ELEVARLA Y SALVAGUARDAR

    UNA BANDERA ESPAÑOLA

    ONDEANDO SU MAJESTUOSIDAD.

    DE ESPAÑA SOY UN SOLDADO

    QUE ESTÁ DISPUESTO A LUCHAR

    Y. AUNQUE SOBRE PASO LA EDAD

    QUISIERA MORIR LUCHANDO

    POR LA GRANDEZA DE SU UNIDAD.

    Y. NO QUISIERA MORIRME

    SIN VER PRESO A ESTAS BASURAS

    DE LAS DIESTRAS Y LAS ZURDAS

    ENZARZADAS EN LOS CHISMES

    QUE LA FRENTE NOS ARRUGA.

    QUE MI FÉRETRO LO CUBRAN

    LOS COLORES DE LA BANDERA

    QUE EN ESPAÑA REVERBERAN

    Y. PONGAN DENTRO DE MI TUMBA

    CUAL DISTINTIVO EN BANDOLERA,

    ESPAÑA DÍA 12 DE FEBRERO DE 2.025: Ramón Lencero Nieto

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