Vivimos tiempos convulsos en los que la migración se ha convertido en moneda de cambio en el tablero de la política internacional y nacional. Desde Estados Unidos, donde la administración Trump detiene y embarca a migrantes en aviones militares para deportarlos masivamente a sus países de origen sin importar el riesgo de persecución o muerte, hasta España, donde el gobierno de Pedro Sánchez, condicionado por el apoyo parlamentario de siete votos de Junts per-Catalunya, está dispuesto a “delegar” a la Generalitat competencias clave en el control de fronteras y la gestión de los flujos migratorios. Un acuerdo que podría convertir el conocimiento de la lengua catalana y el arraigo al territorio en requisitos para recibir ayuda o regularizar su situación, subordinando la dignidad humana a intereses políticos coyunturales.
La deshumanización es la norma de unos dirigentes que no dudan en mercadear con personas, convirtiendo el dolor de los migrantes en un instrumento de negociación. Olvidan que no se pueden poner puertas al campo, ni levantar presas en el mar.
La imagen de embarcaciones abarrotadas de personas que arriban a las costas españolas se ha convertido en un símbolo de la crisis migratoria que azota al Mediterráneo y al Atlántico en los últimos años.
En 2024, España registró un récord histórico en la llegada de migrantes por vía marítima, con un total de 57.738 personas arribando en cayucos o pateras. De estas, 43.737 desembarcaron en Canarias, lo que representa un incremento significativo respecto a años anteriores. Esté fenómeno refleja la creciente presión migratoria que enfrenta el país, impulsada por conflictos armados, Estados fallidos y situaciones de extrema inseguridad humana en los países de origen.
La Unión Europea (UE) ha destinado recursos significativos a la cooperación y el desarrollo en África, con el objetivo de abordar las causas profundas de la migración irregular. El Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (IVDCI) de la UE, conocido como «Europa Global», cuenta con un presupuesto de 79.500 millones de euros para el período 2021-2027. Una parte sustancial de estos fondos se asigna a programas en África Subsahariana, incluyendo iniciativas relacionadas con la SSR.
Sin embargo, la efectividad de estos programas ha sido objeto de debate, especialmente en cuanto a su capacidad para promover la seguridad humana y la estabilidad en la región. La respuesta europea, sin embargo, sigue anclada en una lógica reactiva y de gestión de fronteras, olvidando los principios que la Reforma del Sector de la Seguridad (Security Sector Reform – SSR) y la Seguridad Humana deberían guiar su política exterior.
En los foros internacionales, la Unión Europea se presenta como un adalid de la SSR. La doctrina europea postula que la estabilidad y el desarrollo sostenible de los países en crisis pasan por una reforma integral de sus sectores de defensa, seguridad e instituciones de justicia.
Tal como expuse en un artículo en la Revista Española de Defensa publicado en el mes de octubre del año 2011, (https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=74089), la SSR es un proceso complejo que busca fortalecer el poder civil, la profesionalización de las fuerzas armadas y de seguridad, la independencia judicial y la inclusión de la perspectiva de género, junto con políticas de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR). Todo ello, sustentado en el concepto de Seguridad Humana: «liberarse del miedo y de la necesidad» como prerrequisito para la dignidad y el bienestar de los ciudadanos.
Seguridad Humana: piedra angular de la SSR
Sin embargo, la retórica de Bruselas contrasta con la realidad de su acción exterior. Los países de origen de gran parte de los flujos migratorios hacia España —Malí, Níger, Somalia, Sudán del Sur, Libia, entre otros— siguen atrapados en el círculo vicioso del conflicto armado, la corrupción y el desgobierno. Pese a ser Estados prioritarios para la SSR, muchos de ellos han visto cómo la implicación europea en sus procesos de reforma ha sido insuficiente, intermitente o condicionada a intereses estratégicos de corto plazo.
La Seguridad Humana —la que debería colocar en el centro a las personas, sus derechos y su bienestar— ha sido reemplazada por una lógica proteccionista centrada en el control de flujos migratorios. La seguridad de los europeos prevalece sobre la de quienes habitan el Sahel o el África subsahariana. La financiación de terceros países para frenar la migración se ha convertido en un mecanismo opaco que, en muchos casos, refuerza a élites corruptas o sistemas de seguridad represivos. Ejemplos claros son la externalización de las fronteras europeas en Libia, donde milicias armadas se encargan de interceptar embarcaciones y gestionar centros de detención denunciados por violaciones sistemáticas de derechos humanos.
En este sentido, se ha desvirtuado la esencia misma de la SSR que la Unión Europea defendía hace apenas una década. Las misiones de apoyo a la reforma de la seguridad, como la EUCAP Sahel Níger o EUTM Malí, han tenido resultados desiguales y se han visto sobrepasadas por la escalada de violencia yihadista y los golpes de Estado. La falta de una estrategia sostenida, con recursos a largo plazo y compromiso político real, ha hecho que muchos de estos países se deslicen hacia el colapso.
Paralelismos con la defensa y seguridad de la UE
Este abandono de la SSR como herramienta de estabilidad en África tiene un inquietante paralelismo con la propia política de seguridad y defensa de la Unión Europea. Mientras se reclama a los socios africanos que reformen sus fuerzas armadas y cuerpos de seguridad para garantizar la paz y la protección de sus ciudadanos, Europa sigue siendo dependiente de la «seguridad importada» que le proporciona Estados Unidos, el Tío Sam de siempre, a través de la OTAN.
España no es ajena a este fenómeno. Nuestra política de defensa ha delegado durante años en el paraguas atlántico la salvaguarda de la soberanía nacional. La escasez de recursos, la falta de una cultura estratégica y la lentitud en asumir la corresponsabilidad en la defensa de Europa han sido la norma. Solo en los últimos tiempos, con el deterioro del entorno geopolítico, ha empezado a vislumbrarse un cambio de rumbo.
Al igual que se pide a los países africanos que asuman su propia seguridad a través de procesos de SSR, España y la Unión Europea deberían ser coherentes y reforzar su capacidad autónoma de defensa. La necesidad de una Europa estratégica, capaz de defender sus fronteras exteriores sin depender del poderío norteamericano, se ha convertido en una causa de máxima urgencia. La frontera sur, que se extiende desde Ceuta y Melilla hasta el golfo de Guinea, requiere una visión integral que combine la protección física del territorio con una política activa de estabilización en los países vecinos.
Consecuencias de la falta de SSR en África
La situación actual en el Sahel y en el África subsahariana es el resultado de la carencia de un enfoque integral de SSR. Países como Malí han pasado de ser un ejemplo de cooperación internacional en materia de reforma del sector seguridad a convertirse en un polvorín que alimenta la migración irregular hacia Europa. La retirada de las fuerzas internacionales y la llegada de actores como el Grupo Wagner solo han agravado el deterioro de la seguridad en la región.
Esto repercute directamente en España, que soporta buena parte de la presión migratoria en la frontera sur. En ausencia de una política coherente de SSR y de Seguridad Humana, el fenómeno migratorio se convierte en una cuestión de seguridad nacional, no solo de solidaridad o gestión humanitaria. La desestabilización de los países africanos genera un efecto dominó que termina en nuestras costas y pone a prueba la resiliencia de nuestro sistema de seguridad y defensa, ante la indolencia de la UE.
España ante la SSR: De la teoría a la práctica
España ha sido históricamente uno de los países de la UE más comprometidos con la estabilidad en el Sahel y el África Occidental. Nuestro país ha liderado misiones de entrenamiento (EUTM Malí), asesoramiento a fuerzas policiales (EUCAP Sahel Níger) y ha proporcionado formación a fuerzas armadas africanas. Sin embargo, los esfuerzos nacionales son insuficientes si no van acompañados de una estrategia europea común, ambiciosa y coherente.
España debe reclamar en Bruselas un mayor compromiso con la SSR en África, no solo por razones de solidaridad o justicia internacional, sino por interés estratégico propio. La estabilidad en el Sahel es un interés vital para la seguridad de España y, por extensión, de Europa. Sin ella, la presión migratoria seguirá aumentando y los riesgos de inestabilidad se proyectarán sobre nuestro territorio.
Recuperar el espíritu de la SSR
La Unión Europea debe recuperar el espíritu fundacional de la SSR, basado en la construcción de instituciones de seguridad legítimas, eficaces y respetuosas de los derechos humanos. Esto exige inversión sostenida, cooperación política y económica, y una presencia internacional creíble y constante. No se trata solo de evitar que los migrantes crucen el Mediterráneo o el Atlántico, con los riesgos y peligros que ello entraña, sino de garantizar que no tengan motivos ni necesidad para abandonar sus países de origen, sus hogares.
La Seguridad Humana no puede seguir siendo una declaración de buenas intenciones en los documentos oficiales de la UE. Debe convertirse en el eje central de la acción exterior europea en África. Esto implica combatir no solo las amenazas físicas, sino también las carencias básicas que empujan a millones de personas a la desesperación: la falta de acceso a la educación, la sanidad, el empleo y la justicia.
Europa, sola ante el peligro
Si Europa aspira a ser un actor estratégico autónomo, su propio sheriff, debe demostrar que es capaz de defender sus intereses sin depender eternamente de agentes externos transoceánicos. Esto incluye proteger sus fronteras, garantizar la estabilidad en su vecindad sur y liderar procesos de SSR en los países africanos más frágiles. La dependencia de la OTAN y de Estados Unidos es un reflejo de la falta de voluntad política europea para asumir sus propias responsabilidades.
España, por su proximidad geográfica e histórica, debe liderar este proceso. Debemos invertir más en nuestras capacidades de defensa y en nuestras misiones exteriores. Pero también debemos exigir a nuestros socios europeos un compromiso que vaya más allá de la retórica y de los intereses particulares. Aunque los países del norte de la UE no aprecien ni sientan tan cercana el flujo migratorio, también deben colaborar como europeos que son y solidarios con los países más necesitados.
Conclusión
La reforma del sector de la seguridad SSR y la promoción de la seguridad humana en África son las mejores herramientas para afrontar, en origen, la crisis migratoria que afecta a España y al conjunto de Europa.
Es hora de que la Unión Europea recupere su papel de líder en la SSR, no solo como garante de los derechos humanos en el continente africano, sino como defensor de la seguridad común europea.
La migración masiva es el síntoma de un mundo en crisis, y sin una respuesta común basada en la Seguridad Humana y la dignidad, seguiremos atrapados en esta lógica perversa donde los muros, las vallas y las fronteras no detendrán la desesperación de quienes solo buscan sobrevivir.
La lección es clara: no podemos pretender blindar nuestras fronteras mientras ignoramos el colapso del sistema de seguridad en los vecinos países del sur. Una política coherente de SSR es, al mismo tiempo, una estrategia de defensa de nuestras propias fronteras. España lo sabe. Ahora toca que Europa lo entienda y actúe en consecuencia sin más dilación.
No podemos continuar siendo indolentes y cómplices del sufrimiento y dolor ajeno, ante tantas jóvenes ilusiones ahogadas en la profundidad del fondo del mar.
Julio Serrano Carranza. Coronel de Aviación (R) (Experto en SSR de la EU)
Blog: generaldavila.com
14 marzo 2025
Buenos día, mi Coronel, y todos; sin hacer de menos los DedeHachahache esos, me quedo con el Anglo Proverbio que dice algo así como que «buenos muros hacen buenos vecino», o con la coletilla a «todos los hombres somo hermanos…» de (pero)….»las confianzas dan asco».
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Mi respetado y muy querido CORONEL SERRANO CARRANZA,
FELICITACIÓN POR TAN DOCUMENTADA EXPOSICIO SOBRE UN TEMA QUE LLEVA TIEMPO SIN RESOLVERSE YA QUE EN LA CONCLUSION DEL MISMO VEMOS LA SOMBRA DIVINA EN EL SOL DE LA BONDAD FRATERNAL DEL PARAISO.
LAS ELITES CORRUPTAN MANEJAN EL NEGOCIO Y LOS GOBIERNOS JUEGAN CON LOS VOTOS PARA SEGUIR EN SUS POLTRONAS.
V.I , se ve que ha vivido muy de cerca LA PROBLEMATICA y los que desde la barrera asistimos solamente opinamos conforme al devenir de los MASS-MEDIA que suelen llamar la atención según el pago .
ENHORABUENA Y GRACIAS MI CORONEL
El enfoque de ESPAÑA , como muy bien V.I expone es rastrero e indeseable ya que tratan de independizar trozos de España y traspasar competencias de G.CIVIL y POLICIA NACIONAL a los AGENTES AUTONOMICOS en temas de implicación directa NACIONAL PER SE.
A la orden de V.I
A la orden de V.E
VIVA EL REY
VIVA LA G,CIVIL Y LA POLICIA NACIONAL
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Muchas gracias Mi Coronel por tanta claridad en su argumentación sobre la migración que nos atañe a todos. ¡ojalá los medios gubernamentales le hagan caso y lo lleven a la comunidad Europea!.Saludos para todos.
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