La política belicista de Putin y Trump: ¿Hacia una III Guerra Mundial? Julio Serrano Carranza Coronel de Aviación (R) DEM Ejército del Aire y del Espacio

La historia de la humanidad está marcada por conflictos de gran escala que han devastado naciones y generaciones enteras. Dos de los episodios más trágicos del siglo XX, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, tuvieron su origen en un proceso de rearme incesante, políticas expansionistas y la falta de mecanismos de mediación efectivos. En la actualidad, la política belicista de líderes como Vladimir Putin en Rusia y Donald Trump en Estados Unidos ha encendido las alarmas sobre la posibilidad de que el mundo esté avanzando inexorablemente, una vez más, hacia un conflicto de proporciones globales.

Paradojas históricas: el rearme antes de la tormenta

Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas se embarcaron en una carrera armamentística sin precedentes. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en 1914 fue el detonante que encendió un conflicto latente, alimentado por alianzas militares y políticas nacionalistas exacerbadas. Del mismo modo, en la Segunda Guerra Mundial, la política expansionista de la Alemania nazi llevó a la invasión de Polonia en 1939, marcando el inicio de un conflicto que dejó decenas de millones de muertos.

Otro factor que obligó a Japón a entrar en la Segunda Guerra Mundial fue el estrangulamiento comercial y económico impuesto por Estados Unidos, quien bloqueó el acceso del Imperio Japonés al petróleo y otros recursos vitales para su economía. Esto empujó a Japón a atacar Pearl Harbor en un intento de neutralizar la flota estadounidense y garantizar su acceso a los recursos del sudeste asiático.

En la actualidad, observamos un patrón similar. Rusia, bajo el liderazgo de Putin, ha incrementado significativamente su gasto militar, ha llevado a cabo la invasión de Ucrania y ha desafiado abiertamente a la OTAN, en un alarde de fuerza que parece que no tiene límites. En paralelo, el retorno de Trump al poder podría suponer una política exterior errática y agresiva, en la que el unilateralismo y el desprecio por las alianzas tradicionales se conviertan en factores de desestabilización global. Máxime cuando se pone en duda la integridad territorial de paises europeos e integrantes de la Alianza Atlántica, como es el caso de Groenlandia de soberanía danesa.

El equilibrio existente durante la Guerra Fría conllevó una paz forzada generada por las dos grandes potencias que, pese a la constante y vacilante espada de Damocles, fue efectivo y propició un desarrollo económico y bienestar social en ambos bloques.

Esta situación, hoy en día, no se da. La diversificación en los seis dominios posibles de conflictos bélicos: tierra, mar, aire, espacio, ciberespacio y el cognitivo o informacional, nos sitúa en una zona hostil de un espectro demasiado amplio. Excesivos dominios en donde, si quieren hacernos daño, no es necesario que nos bombardeen ni nos disparen, con la manipulación de la percepción, la guerra psicológica y la influencia en la opinión pública, por ejemplo, del sexto dominio, estaríamos sufriendo ya un casus belli.

Además, la guerra comercial iniciada por Trump con la imposición de aranceles a productos y materias primas de Europa y otros países no favorece el equilibrio económico ni el libre comercio entre naciones. Esta política de proteccionismo económico exacerbado, con respuestas similares por parte de otras potencias, puede generar el estrangulamiento económico de terceros países, hasta ahora, tractores de la economía continental, como es el caso de Alemania, lo que podría convertirse en un factor detonante de nuevos conflictos.

¿Estamos ante un nuevo 1914 o 1939?

El paralelismo con el pasado es innegable. Las tensiones en Europa han aumentado de manera alarmante, con la guerra en Ucrania prolongándose más allá de lo que se esperaba y con un Putin cada vez más aislado y dispuesto a medidas extremas para consolidar su poder. La reciente militarización de Kaliningrado, la amenaza sobre los países bálticos y la posibilidad de una intervención en Polonia plantean un escenario inquietante.

Otro factor crucial que podría desencadenar una nueva guerra es la lucha por los recursos energéticos (gas, petróleo) y materias primas críticas como las tierras raras, fundamentales para la industria tecnológica, la defensa y la seguridad. El control de estos recursos es un punto de tensión entre Estados Unidos, China y Rusia, lo que podría generar conflictos geopolíticos de gran magnitud.

Paradójicamente, en un momento en que la vivienda es un bien escaso para la mayoría de los españoles, ha surgido una creciente demanda para la construcción de búnkeres familiares, reflejando el temor de la población a un posible ataque nuclear o a una conflagración mundial a gran escala.

Tal vez, para evitar este incremento en la militarización de los países que nos lleve a una trágica devastación de guerra mundial, deberíamos analizar y también visualizar el resultado final de guerras mundiales, o bien de cualquiera de las guerras pasadas. Así nos podríamos conmover al ver como quedan las ciudades y sus moradores, en donde todos son inocentes y nadie eran culpables para sufrir tantas calamidades, miedos y sufrimientos en lor a victorias militares, anexiones territoriales y humillación de los vencidos cuando, entre los contendientes, han dejado a millones de muertos y otros tantos heridos.

En las guerras, desde los tiempos más remotos de la humanidad, no hay triunfadores ni vencidos. Todos pierden y los sacrificios y penalidades padecidas no tienen precio para los ciudadanos de cualquiera de los bandos en litigio.

Una de las frases que ha pasado a la historia como el dolor de un vencedor ante la devastación de una batalla, la expresó el duque de Wellington con amargura el horror de la guerra tras su victoria en la batalla de Waterloo en 1815: «Nada excepto una batalla perdida puede ser tan melancólico como una batalla ganada.» Reflejando en su declaración su pesar al ver la devastación y el sufrimiento causados por la guerra, incluso en la victoria.

Soluciones y esperanza para el futuro

A pesar de este sombrío panorama, aún existen posibilidades para evitar una nueva catástrofe global. Entre las estrategias a considerar se encuentran:

  • Fortalecimiento de las alianzas internacionales: La OTAN, la Unión Europea y otros organismos multilaterales deben reforzar su cohesión y compromiso con la paz, estableciendo mecanismos de disuasión efectivos.
  • Diplomacia activa y negociaciones de paz: El diálogo debe mantenerse abierto con todos los actores involucrados, evitando posturas intransigentes y unilaterales que puedan escalar el conflicto.
  • Regulación del armamento y control de la inteligencia artificial militar: El desarrollo de tecnologías autónomas para la guerra plantea riesgos sin precedentes. La comunidad internacional debe establecer regulaciones claras para evitar una carrera armamentística descontrolada.
  • Fomento de la cooperación energética y económica: La dependencia de los recursos energéticos ha sido históricamente una causa de conflicto. La diversificación de fuentes y la búsqueda de acuerdos comerciales pueden reducir la tensión entre países.

Conclusión

La historia nos ha enseñado que la humanidad es capaz de autodestruirse cuando el nacionalismo exacerbado, la falta de diplomacia y la desconfianza entre naciones toman el control de la política global. Sin embargo, también sabemos, por las lecciones aprendidas, que la cooperación entre naciones y la diplomacia de altas miras pueden prevenir futuros desastres.

Si bien la política belicista de Putin y Trump plantea desafíos sin precedentes, aún es posible encontrar soluciones que nos permitan evitar el horror de una nueva guerra mundial. La clave está en la unidad, el diálogo y el compromiso con la paz, para que las futuras generaciones hereden un mundo mejor del que conocemos hoy en día. Donde la libertad, el bienestar y la paz de sus ciudadanos, sean los axiomas a respetar y cumplir por todos los dirigentes políticos y exigidas por todos sus ciudadanos que les han votado para protegerlos y cuidarlos.

Julio Serrano Carranza. Coronel de Aviación (R) DEM Ejército del Aire y del Espacio

4 abril 2025

Blog: generaldavila.com

 

 

 

 

4 pensamientos en “La política belicista de Putin y Trump: ¿Hacia una III Guerra Mundial? Julio Serrano Carranza Coronel de Aviación (R) DEM Ejército del Aire y del Espacio

  1. A las órdenes de V. I., mi Coronel.

    Magistral, absolutamente real, excelente y clara exposición de la situación prebélica a la que la ambición de poder, la megalomanía y la irresponsabilidad de demasiados personajes y sus escuderos nos han conducido.

    ¿Qué significa, a estas alturas de la historia del mundo, volver a mencionar siquiera, intentando justificarla, la anexión, manu militari si necesario, de territorios que tienen dueño, con el fin muy mal disimulado de apropiarse de recursos existentes que ahora se descubre son valiosos, pero que antes se han respetado hasta el extremo de no mencionarlos siquiera?. ¿En qué se diferencia esto de aquella teoría del «espacio vital», que esgrimían hace ochenta años los dirigentes de turno de algunos países?.

    Un servidor subscribe hasta la última palabra de este magnífico, certero y oportuno escrito, y comparte la gran preocupación que se refleja en él.

    ¿Serán cada uno por su lado, o ambos, con un acuerdo no expresado, tan estúpidos como para provocar la extinción de toda forma de vida en el planeta Tierra, jugando como niños a un enfrentamiento nuclear, olvidando que ellos están en este mismo barco y no se van a salvar ni las ratas?.

    Ya no se puede decir aquello de «pues aquí, tan lejos, no va a llegar ni un cascote.

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  2. Mientras tanto, caminamos, navegamos y volamos, hacia las 7.777.777 visitas de este blog del general Dávila.

    ¡No está mal!

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  3. Muchas gracias Mi Coronel por tan buen resumen que ha hecho de los líderes políticos de estos momentos. El ansia de poder, de expansionismo, y sus desastrosas consecuencias. Nos ha puesto como ejemplo la 1ª y la 2ª guerras mundiales, que se podían haber evitado, sin ese afán de ser los «mejores». Las personas que no entendemos todo esto como antiguamente somos los que sufrimos las decisiones erróneas de estos mandatario. cuando tendrían que ser más prudentes en sus decisiones, para el bienestar de las personas normales que son las que pagamos por sus malas decisiones. Saludos para todos.

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