«Empiezo a estar harto de ser buena persona. Honrado, leal, fiel y sacrificado. Descubrí hace tiempo que esto no funciona así. Que mi actitud era la de un pardillo que es un pájaro muy bonito, pero tan confiado que se deja coger y amaestrar. Nada parecido al inteligente y malvado cuco que anida en los nidos de otros, y qué decir de la urraca que vigila todo lo que vuela para robarle los huevos».
Todo esto me lo contaba alguien que todo lo aguanta menos que le hablen alto. Parece que alguien le ha levantado la voz.
Eso que dicen que valgo más por lo que callo que por lo que cuento es un camelo que repiten los que no saben nada. A alguno lo conozco bien y más bien conozco el tema del que presume saber. Ha engordado una mentira que parece irreversible. De eso, de la irreversibilidad de una mentira, es con lo que se construye la historia. España es maestra y por mucho que se enfaden los historiadores que tratan el periodo que abarca desde el año 1931 hasta la fecha hay toda una historia construida sobre la mentira o verdades a medias e interesadas. No soy historiador. Ahora todos lo son.
Con un denominador común: la fama y su poder o, el poder que da la fama y el puesto que se ocupa para dar la apariencia de ser un gran señor. Conozco a uno que era militar y al final de mes pasaba facturas de lo gastado en 31 días cuando ese mes tenía 30. Luego paseaba por el pueblo, como el héroe del Maine. No es historiador, pero es una de las más brillantinas historias militares de los últimos tiempos.
Este amigo mío del que les hablo está harto y dice que lo va a contar todo, entonces es cuando le pregunto que si tiene pruebas y me responde que eso no es necesario. Es mejor tener un lugar donde luzca el titular. Que sea cierto o no es lo mismo. Ahí queda. Creo que a nadie le va a interesar lo que mi buen amigo pretende contar. Aquí le he ofrecido amparo, pero…
Como saben, los que saben, que él sabe mucho, le han estado dorando la píldora (¿se dice así?) hasta que se ha dado cuenta que todo era una farsa. En argot de la guerra, napoleónico, se dice: El enemigo al ombligo.
De repente ese amigo abre los ojos. Y penetra. Vaya que penetra. Hasta los mismísimos queda del peloteo.
La edad nos la suelen echar en cara como una enfermedad que nos achacan para quitarnos de en medio. No. La edad no es ninguna enfermedad. A no ser que lo sea la sabiduría.
Pues mira que algo sabemos y aunque mi amigo no presume de saber más allá de lo que sabe, que es casi todo, dice que lo va a contar y anda buscando una página de esas sociales que a todos llegan.
En España ha llegado ya el momento de remover humores.
Dice mi amigo que está hasta las pelotas de que le hagan la pelota para que esta siga en su tejado y que va a empezar a pasar la bola.
¡Velay! Eso mismo me digo yo, a mí mismo, con lo difícil que es escribir y cada día hay más escritores y menos escribidores.
-Pero bueno, ¿qué es eso que sabes y que nadie más sabe?
Me he querido quedar tranquilo y solo me ha contestado que a él se han acercado variopintos personajes que, como el cuco, pretendían que les empollase sus huevos y criase a sus criaturas.
Ahora me doy cuenta de todo. Menuda trampa le han preparado a mi amigo con eso tan manoseado como es la falsa amistad.
A lo mejor hay que hacer lo de Sócrates y beberse el veneno impuesto. Por tener razón. Vuestros valores no son nuestros valores. No me vais a engañar más.
Mentir es de golfos. Estamos rodeados y se cobijan en nidos públicos..
Que viene el Cuco. Computación cuántica.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Cada compañía tiene un «enterado», que «sabe cosas», y al muy pardillo se le conoce por dárselas de cuco, y acumular arrestos por pasarse de listo; ¡si yo te contara…!; cuentame, anda, cuenta. Buenos días, mi General y todos.
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Vencer al miedo como el «gavilán», fuertes y muy valientes, y tras vencer al miedo encontraremos a Nuestros Señor Dios.
Mi General un Fuerte Abrazo
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A las órdenes de V. E., mi General.
Recuerdo de mi primera niñez, pues llevo en la segunda ya muchísimos años, y no pienso estar en esa situación que llaman la tercera hasta el día siguiente a mi exposición estática de despedida, una coplilla con aire flamenco, que cantaba, éste sí, un hombre muy mayor aunque no pasaría de los sesenta, y que decía:
«Soy de la opinión del cuco, pájaro que nunca «anía». Pone el huevo en «nío» ajeno, y otro pájaro lo cría».
Esta filosofía y juicio crítico, así como el arte para la sátira, son al menos tan antiguos como el primer hombre de campo en España.
Eso de los grandes entendidos en todas las disciplinas y materias, con vocación docente, era algo corriente en mis tiempos del Ejército, y se daba desde el empleo de Brigada para arriba, con la excepción de Oficiales salvo algún Capitán de los de más años en el empleo, de los que no tenían el mando de ninguna compañía pero estaban, «de observadores», omnipresentes en todo momento y de manera simultánea. Jugando a ser dioses imprescindibles.
Nosotros, los subordinados, y no precisamente sus subordinados específicos, porque al no ejercer mando en ninguna dependencia, no los tenía, nos referíamos a ellos con el cariñoso, si no tan respetuoso apelativo, de «bocazas», y otro, más atrevido, de «palizas»; pues todo el día y todos los días le contaban a uno la misma batalla con muy leves variantes, y le hacían perder el tiempo en lo que estuviera haciendo.
También se dió el caso de algún Comandante, y hasta algún Teniente Coronel. Pero eso fue muy esporádico y hasta extraño, porque a los Jefes se les veía siempre como muy ocupados y concentrados con algo que tuvieran entre manos. Estos eran más concretos y parcos en palabras, y no daban la impresión de pretender lucir sus dotes para la comunicación, y menos para el trato de tú a tú.
Pero piensa un servidor también, vaya esto un poco en su descargo, en qué hubiera sido la vida del cuartel, con aquella paz que se respiraba, y sin otro argumento para debatir que el fútbol o los inocentes concursos en televisión, como aquel Un Dos Tres, Responda otra Vez, sin que alguien de casa hubiera puesto una nota de color diferente, aunque solo fuese para variar.
¡¡¡Viva España!!!
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Mi respetado y muy querido GENERAL,
La pasada generación entre los pueblos cercanos tenían sus cancioncillas.
Así en el mío decían : …tienen los mentridanitos a la entrada del lugar una VIRGEN MUY GUAPA llamada NATIVIDAD……..
Sin embargo en LA TORRE DE ESTEBAN HAMBRAM se cantaba…..A LA TORRE TORREÑO QUE CANTA EL CUCO…….A LA TORRE TORREÑO YO ME LAS CUCO………
Cuando se alude al PARDILLO es generalmente en todo despectivo por eso de que se deja coger con facilidad.
Posiblemente HAYA MUCHO QUE CONTAR Y MAS QUE OCULTAR. La generación anterior contaron lo JUSTO Y NECESARIO y dejaron la VENTANA INTUITIVA para lo que ahora llaman ESTIMULACIÓN COGNITIVA.
De pequeño tenía todo tipo de animalillos y sobre todo AVES desde AGUILAS a jilgueros pasando por urracas, alcotanes etc.
POR LO MENOS S.M HA EMPEZADO ARRANCANDO MOTORES Y EN EL ANIVERSARIO DE SU BODA HIZO EL PRIMER CONSEJO DE DEFENSA. AUN NO PUSO SU NOMBRE EN EL PEC PERO ESTOY CONVENCIDO DE QUE LO HARA PORQUE YA ES HORA DE MANDAR POR TIERRA, MAR Y AIRE.
ENHORABUENA Y GRACIAS MI GENERAL.
A la orden de V.E
VIVA EL REY
VIVAN LOS EJERCITOS, LA ARMADA , LA G.REAL Y LA G.CIVIL
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Esto está lleno de cucos.
Y cuando le decía Utrera Molina a Franco » mi General estan conspirando los miembros de su Gobierno contra V.E.» y el caudillo le decía » Pepe ,vd, haga como yo ,no se meta vd, en política.
Y es que estaba , como ahora , todo lleno de cucos.Una verdadera verguenza,pero para eso hay que tenerla, y no es el caso.
SALUDO CON TACONAZO.
¡¡¡Chapeau!!! por el artículo y
¡¡¡¡ARRIBA SIEMPRE ESPAÑA.
VIVA EL EJÉRCITO,Y TODAS LAS FAS!!!!!!!!!!!!!!!! y Vivan todos los españoles de buena voluntad!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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Gracias, muchas gracias Mi General, por ser tan contundente en lo que ha subido. Ya vale de tanto callar, y mentir para que estén contentos los «desgobiernos». Pienso y creo que ya llegó la hora de decir lo que uno ve y piensa.Saludos para todos.
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Perdón, mi General, por esta nueva aunque telegráfica intervención.
En España parece que el único que se muestra escrupuloso en el cumplimiento de la Constitución, es precisamente Su Majestad el Rey, y hay que tener en cuenta y comprender que en la redacción de la misma se limitaron a asignarle, en la persona de su augusto padre, S. M. Don Juan Carlos I, un papel meramente simbólico, casi honorífico, con mucho título pero sin mando operacional efectivo alguno, y cualquier determinación que tomase en lo que a poder se refiere, incluso para anular una acción de gobierno inconstitucional por parte del ejecutivo, podría interpretarse jurídicamente como una especie de autogolpe contra el sistema.
Podría decirse, para más claridad y en plan coloquial, que al Rey le dejaron «las manos atadas y bien atadas». Y sin embargo, un presidente de gobierno, y un mindundi cualquiera que presida una comunidad autónoma, puede impunemente agredir a diario el espíritu y la letra de ese texto supuestamente inamovible si no es mediante previo referendum nacional, atacando a la unidad, al principio de territorialidad única e indivisible, a la soberanía e independencia, y a todo el ordenamiento jurídico, sin que nadie pueda, o se atreva, a denunciarlo y que esa denuncia sea admitida a trámite.
Lo siento, perdón otra vez.
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