El año 1974 el Ejército de Tierra español desplegó en el Pirineo Vasco-Navarro en la llamada Operación Iruña para impermeabilizar la frontera con Francia. La infiltración y la posible acción en fuerza en alguna localidad vasco-navarra de partidas armadas de terroristas fue una de las principales razones.
En aquellos momentos España estaba conmocionada. ETA seguía ennegreciendo el día a día de una España triste y desolada. Nunca supimos lo suficiente ni Francia cumplió con su deber de informar y colaborar.
La intervención del Ejército español empezó en octubre de 1974 con la realización en el País Vasco y Navarra de unos ejercicios tácticos llevados a cabo por el Ejército de Tierra y cuya finalidad era reconocer y vigilar diferentes pasos de la frontera franco-española dentro de un determinado sector vasco-navarro, para evitar así la infiltración de elementos terroristas o grupos revolucionarios, mientras se reforzaba a la vez la acción de las fuerzas de la Guardia Civil y de la policía gubernativa. La tensión política existente en ese momento en España y la amenaza terrorista de la ETA obligaron al entonces gobierno del General Franco a tomar la decisión del empleo como medida algo más que disuasoria a las unidades más apropiadas y preparadas para ese tipo de acción: las de Operaciones Especiales (Compañías de guerrilleros o boinas verdes) y las Compañías de Esquiadores Escaladores. Se recurrió a las de Burgos nº 61 y Bilbao nº 62, junto a las de la División de Montaña dentro de la cobertura asignada a la 6ª Región Militar y puestas bajo el mando y coordinación de la Jefatura de la División de Montaña con cabecera en Pamplona.
Todo ocurrió de manera un tanto precipitada ya que la orden la recibieron las unidades sin previo aviso y de manera urgente se trasladaron en absoluto secreto, sin conocimiento de la misión, sin tiempo para su preparación, a Pamplona donde pudieron los capitanes jefes de las Compañías, ante el mando de la División de Montaña, abrir los sobres lacrados recibidos en la Capitanía General de Burgos.
Desplegaron las Compañías de Operaciones Especiales de Bilbao y Burgos y la de Esquiadores-Escaladores de Estella desde Vera de Bidasoa hasta Roncesvalles. Los primeros momentos fueron de incertidumbre y soledad ya que eran escasas las órdenes y desconocidos los propósitos. Hubo que «buscarse la vida» en el argot guerrillero ya que no se contaba con techo para dormir, ni las condiciones ambientales y psicológicas de la población eran las más adecuadas. Miraban la llegada de la tropa como el que recibe a un invasor, con recelo, distancia y poca aceptación, situación que hay que decir en honor a la verdad, que duró poco ya que con el tiempo se entablaron grandes lazos de amistad. El soldado español es envidiable para moverse como guerrillero en ambientes hostiles que sabe recomponer con arte y habilidad; con corazón y entrega.
Poco se tardó en buscar refugio y acomodo unos en el antiguo convento de los Padres Capuchinos de Lecároz, en el Valle del Baztán, y otros en campamentos o edificios abandonados. El tiempo allí pasado fue de constante vigilancia de la frontera con Francia, emboscadas, controles, cooperación con la Guardia Civil, información, y colaboración en todo tipo de misiones con la población lo que resultó además de gratificante una constante fuente de información y proximidad al pueblo.
Indagar sobre los detalles de la Operación Iruña en los Archivos Militares es misión imposible ya que la documentación se encuentra sujeta a la Ley 9/1968 de 5 de abril de secretos oficiales.
No obstante es fácil obtener consecuencias de cómo forman parte del mismo objetivo, una unidad en el tiempo, la operación Doble E, el asesinato del Almirante Carrero Blanco y la Operación Iruña. Todo dentro del mismo contexto y fatal consecuencia, del fatal binomio: Euskadi Ta Askatasuna y Partido Comunista de Toulouse (ETA-PC).
El despliegue de las unidades militares en la frontera vaco-navarra con Francia fue ordenado después de ser previamente conocido, presentado y aprobado por Franco al considerar por los informes recibidos que la ETA pretendía ir más allá de lo ocurrido el 1 de mayo de 1966 cuando un comando de la ETA tomó el pequeño pueblo de Garay, al norte de Durango. La idea que barajaban los servicios de información era una declaración de independencia con izado de la ikurriña en un pueblo del Baztán.
La llegada de las unidades militares sorprendió a los tranquilos habitantes de aquellos pueblos, que por otro lado no necesitaban ni querían ver alterada su boyante economía y tranquila vida.
La finalidad de aquellos teóricos ejercicios el Mando los anunció como un adiestramiento ordinario dentro del plan general de instrucción de las unidades: «Ejercicios Tácticos Iruña».-
La Orden de Operaciones 1/74 de 10 de octubre era la siguiente:
—Desarrollar el Programa de Instrucción correspondiente.
—Efectuar un estudio de la zona fronteriza mediante reconocimientos entre: Puente de Endalarza-Vera de Bidasoa-Echalar-Puente de Dancharinea-Puerto Izpegui-Puerto Urquiaga-Roncesvalles-Valcarlos-Orbaiceta-Oroz Betelu-Puerto Erro-Zubiri-Puerto de Velate-Santesteban-Arano.
—Llevar a cabo ejercicios de supervivencia, emboscadas y golpes de mano, tanto diurnos como nocturnos, así como otros ejercicios que sirvan como aplicación práctica de la instrucción táctica peculiar de las Unidades de especialistas (COEs y CIA de EEs).
Dentro de esta panoplia de misiones de instrucción se escondía la verdadera misión que era controlar los pasos, impermeabilizar la frontera y llevar a cabo un efecto disuasorio con nuestra presencia, a parte de la información que se pudiese recabar.
La información confidencial expresada en la Orden de Operaciones decía:
«Existe una tensión política en todo el Sector Vasco-Navarro, provocada en líneas generales por la carestía de vida, carrera hacia el Poder, tensión estudiantil, peticiones de alteraciones políticas fuera de lo establecido, que da origen todo ello, a un malestar, desconfianza y miedo entre los que pudieran ser partidarios del régimen actual.
En consecuencia, elementos terroristas preparan una campaña de envergadura que podría cristalizar en una huelga general revolucionaria, dirigida por elementos activos extremistas y alimentada desde el extranjero».
A lo largo del tiempo que duró la misión muchas unidades ocuparon aquel despliegue, pero fueron las Compañías de Operaciones Especiales de Burgos y Bilbao junto a la de Esquiadores-Escaladores de Estella las que abrieron el camino para esta misión desconocida y aún bajo el secreto oficial.
Las unidades participantes fueron: Compañías de Operaciones Especiales nº 62 de Bilbao y nº 61 de Burgos, la Compañía de Esquiadores y Escaladores de la División de Montaña «Navarra» nº 6, Secciones de Esquiadores y Escaladores de los Batallones de Infantería de Montaña «Montejurra» XX (Pamplona), «Legazpi» XXIII (San Sebastián) y «Colón» XXIV (Irún). No faltó la participación de la Guardia Civil que en un principio acompañaba a las patrullas militares en sus recorridos por la frontera para posteriormente desplegar a sus hombres y coordinarse con el Ejército en los reconocimientos e información.
Las unidades desplegaron como hemos dicho desde Vera de Bidasoa a Roncesvalles y sus puestos de mando estaban en Vera de Bidasoa, Lecároz y Roncesvalles. El Puesto de Mando Reserva se encontraba en Oronoz Mugaire. La participación fue de 49 mandos y 630 de tropa.
La Operación Iruña se mantuvo operativa hasta el año 1976.
OPERACIÓN ALAZÁN
Coincidiendo con los años de plomo, cuando se concentra la mayoría de los asesinatos de la ETA, finales de los años 70 y comienzos de los 80, y después del 23F de 1981, el Gobierno español volvió a emplear al Ejército en la lucha antiterrorista. Fue la conocida Operación Alazán que tenía por objetivo la impermeabilización y cobertura de la frontera franco-española en el Pirineo vasco-navarro para evitar la infiltración de elementos terroristas a través de ella. Participaron las Tropas de Montaña encuadradas en la División de Montaña «Navarra» Nº 6 (Pamplona) y en la Brigada de Infantería de Alta Montaña (Jaca):
Batallones «Pirineos» XI (Jaca) y «Gravelinas» XXV (Sabiñánigo), del Regimiento de Infantería de Alta Montaña «Galicia» nº 64 de Jaca.
Batallón «Gerona» VIII (Huesca) del Regimiento de Infantería de Alta Montaña «Valladolid» nº 65 de Huesca. Batallones «Montejurra» XX (Pamplona) y «Estella» XXI (Estella) del Regimiento de Infantería de Montaña «América» nº 66 de Pamplona.
Batallón «Legazpi» XXIII (San Sebastián) y Batallón «Colón» XXIV (Irún) del Regimiento de Infantería de Montaña «Sicilia» nº 67 de San Sebastián.
El despliegue en el Pirineo navarro estuvo al mando del General-Jefe de la División de Montaña “Navarra” nº 6, que estableció su Cuartel General en el Fuerte de San Cristóbal (Pamplona). Intervinieron entonces una Unidad de Helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, dos Compañías de Operaciones Especiales y cuatro Secciones de la Guardia Civil. Las misiones no fueron muy distintas de las asignadas a la Operación Iruña:
—Vigilar la frontera fuera de los pasos autorizados y reforzar los controles en cooperación con la Guardia Civil.
—Sustituir a las FCSE en los servicios de vigilancia de las instalaciones que se determinen.
Vera de Bidasoa, el valle del Baztán, Valcarlos, Roncal, fueron las cabeceras del despliegue con un frente de 125 kilómetros y una profundidad media de 10 kilómetros. Participaron más de 100 oficiales y otros tantos suboficiales, llegándose a más de 2.500 de tropa. La operación comenzó el 29 de marzo de 1981 y finalizó el 15 de mayo.
General (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
13 noviembre 2025
Buenos días mi General! Mi más enhorabuena por este magnífico artículo que Vd narra detalladamente y «en exclusiva» para la mayoría de los españoles!. No me cabe duda que si los gobiernos de la época hasta entrados los años 80, hubieran usado al ejército a fondo junto a la Guardia Civil y Servicios de Inteligencia, hubieran cambiado la Constitución permitiendo la pena capital y cadena perpetua, reflejado posteriormente en el Código penal , declarando el estado de sitio en Vascongadas y Navarra, habrían acabado con aquellas alimañas en cuestión de meses. Ejerciendo toda la presión con Francia, refugio de aquella banda asesina de ultraizquierda. Pero , todo empezó sospechosamente muy mal desde la Amnistía de 1977 donde fueron excarcelados cientos de etarras con delitos de sangre que volvieron a matar. Aquello no era un movimiento contra el régimen del general Franco,era (como vemos con pavor hoy en día) un plan para lograr la independencia, como de facto han conseguido. Pero no,no se hizo absolutamente nada por connivencias políticas inconfesables desde la propia Constitución que entre otras cosas hizo concesiones a separatistas y terroristas, incluyendo foros económicos en detrimento del resto de regiones y el remate final, el nefasto sistema de autonomías que han roto España . Ya lo advirtió el gran historiador Julián Matías. Resultado, más de 870 compatriotas inocentes incluyendo mujeres y niños, miles de heridos y mutilados y más de 200.000 vascos expulsados de su tierra. Una auténtica limpieza étnica! En ningún país democrático de nuestro entorno se habría permitido tal infamia.Crearon una «chapuza» denominada Gal, que fue un desastre. Por qué no usó el Estado todas sus herramientas? Porque no hubo el más mínimo interés. Se optó por dejar sola a nuestra gloriosa Guardia Civil,sin medios,a su suerte. Ningún gobierno usó todos los resortes para eliminar aquella plaga. No se quiso. Por qué??? Algo intentó el gobierno Aznar, pero el golpe del 11M supuso el cambio de régimen y la llegada al poder de un tal Zapatero, que resucitó a la banda asesina cuando ya estaba derrotada policialmente, como bien documenta The Objective, con las actas en las que además se les garantiza la impunidad «Caso Faisán»,y además ayuda económica e integración en la vida política como aliada del gobierno, como vemos hoy en toda su crudeza. Un Delito de Alta Traición en toda regla. De qué ha servido tanta sangre,sudor y lágrimas? De absolutamente nada. Hoy, los asesinos pasean tranquilamente por sus calles como héroes, gobiernan en Vascongadas, Navarra y España entera. Una ignominia! Y el manso pueblo español? La educación transferida desde la nefasta Constitución 78 con las autonomías y una sociedad adocenada sin valores,se ha encargado de «cambiar el relato». Esta es la trágica Historia de España en estos últimos 60 años. Con lágrimas en los ojos,una oración por cada uno de nuestros compatriotas!
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Mi respetado y muy querido GENERAL DE DIVISION LEGIONARIO,
FELICITACION ENTUSIASTA POR LA VERTEBRACION DE LA OPERACION IRUÑA, DOBLE E Y ALAZAN CON FIGURADORAS DE LA TOTAL IMPERMEABILIZACION DE LA ORGANIZACION TERRORISTA ETA-MILITAR.
LA EXPOSICION MUY DETALLADA Y DOCUMENTACION DE PRIMERA. ADEMAS EL E.M ASOCIABA A LOS INFILTRADOS PERSONAL QUE DOMINABA EL VASCUENCE.
Precisamente en ITALIA se había establecido otro tipo de ETA con nombre diferente que trataron de actuar de forma similar y fue anulada.
EL REGIMIENTO GALICIA 64 de JACA fue uno de los más destacados y la colaboración de la G.CIVIL igualmente.
La operación IRUÑA permaneció hasta 1976. La O. ALAZÁN hasta mayo de 1981.
Los padres Capuchinos son muy dignos de mencionarse. En general todos los participantes han dado lo mejor de si mismos tanto de COES ESCALADORES Y ESQUIADORES ETC. con sus respectivos mandos y tropas. Algunos puntos claves, GRAVELINAS, SABIÑANIGO Y SOBRE TODO JACA.
ENHORABUENA Y GRACIAS MI GENERAL
A la orden de V.E
VIVA EL REY
VIVAN LOS PARTICIPANTES INFILTRADOS EN ETA DE COES Y POLI SECRETA
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Buenos días Mi General, y muchas gracias por toda la información. Saludos para todos.
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A las órdenes de V. E., mi General.
Aquello estaba muy bien y despertaba una esperanza en quienes pensábamos que el problema se resolvería definitivamente de forma rápida. Pero incomprensiblemente, se canceló sin haber continuado hasta conseguir el objetivo de poner a ETA y todo su mundo de rodillas y desarmado moral y materialmente.
De todas formas la frustración fue muy grande, aunque precisamente en el año 72 algunos habíamos pasado a la vida civil. Recuerdo un hecho ocurrido a finales de ese mismo año, no relacionado con ETA sino con el vecino del Sur, que motivó el envío inmediato de unos aviones de Torrejón, y todo el personal técnico para su mantenimiento, a una base más cercana al vecino. Era una tarde de otoño, ya próxima al ocaso, y desde el centro de Madrid me sorprendió ver cruzar, recién despegados, a dos cazabombarderos en formación y a alta velocidad. Cuando llegé esa noche al centro de trabajo, supe de lo que se trataba y sentí orgullo por una parte, y una sensación de angustia por no poder ya acompañar a mis hasta hacía muy poco tiempo compañeros de armas y ejército.
Quizás, al haber colgado el uniforme, ya no era digno de la gloria de poder tener la oportunidad de ofrecer la vida en defensa del respeto a la patria.
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