Málaga lleva el título de universal. Es la esencia del Mediterráneo, puerto del alma por el que pugnan hoy todas las naciones de su entorno. La gran ciudad a orillas del mar de la civilización lo es también por consecuente, porque a algún lugar deben acercarse todas las razones en una, la economía, la política, la cultura unidas por solo un concepto que todo lo abarca: la belleza, la estética que dulcifica y acerca a los hombres. Es como Troya donde, metafóricamente, Homero hace que se refugie lo bueno y lo bello, las virtudes y los defectos, todo lo humano junto a lo divino, lo que a todos enfrentaban porque lo amaban y querían poseer. Málaga se deja conquistar porque es el vínculo ético del Mediterráneo, el eslabón que une a todos. Se deja conquistar, pero con otras armas, las de la paz y la armonía. Por eso todos la quieren: atrae su misteriosa e impenetrable estética. «Lo bueno siempre es bello». Eso es Málaga. Aquí debería haber nacido la escuela de Sócrates como nació la de Picasso. Incluso tiene algo de la Ilíada con la diferencia de no ser conquistable por armas humanas. En eso parece acercarse a la Ítaca de Penélope a la que todos quieren poseer. Málaga es ciudad de pretendientes y ella se viste y arregla de acuerdo con sus visitantes.
Es diálogo de Europa y Oriente, entre culturas transformadas en razones para el futuro. A Toledo le faltaba el mar.
De Málaga vengo, en días inolvidables, invitado por la amistad que allí guardan hombres de honor, imperturbables a los pasos del tiempo, seguros en tradicionales virtudes sin rechazar la creciente savia nueva.
La Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil, junto a la Hermandad de Legionarios de Málaga «El Blocao» presidida por el Coronel Enrique de Vivero, han organizado mi visita y reuniones para compartir vivencias y conocimientos. Fructífera convivencia en la que debo recordar también a otros muchos como la Hermandad Nacional de Legionarios de Honor con su presidente Francisco Verni y en ella la colaboración imprescindible de mis amigos y Legionarios de Honor Manolo Toledo, Antonio Jesús Ramírez y Álvaro Mendiola.
Son muchos los agradecimientos que no debo olvidar. EUDITA, auditoría financiera y consultoría malagueña con Rafael Espinosa a la cabeza. Mi amigo Alejandro Bengio fiel a la amistad y con un espíritu legionario de sacrificio y entrega, de profunda espiritualidad cristiana demostrado en los momentos más duros de la vida (¡Gracias querido Alejandro!). Espero que pronto puedas lucir el gorrillo legionario tan bien ganado.
Al Colegio de Abogados de Málaga que nos facilitó su sede para impartir mi conferencia «Cincuenta años de Monarquía en España«, a El Corte Inglés por cedernos su espacio cultural para presentar el libro «De soldado a General«. A la emisora Esradio por mantener ese diálogo con nosotros en libertad.
Fui también a rezar al Simpecado de La Caleta, a dejar allí una oración ante mi Virgen del Rocío donde un día no lejano deposité mi faja de general. ¡Gracias Señora por aceptarla!
A mis buenos amigos de Vélez Málaga. Ellos saben de amistad.
Dejo al Ayuntamiento de Málaga para el final de los agradecimientos porque se merece una especial mención por ser constante apoyo a todo lo que está cerca de La Legión, a la que mima con cuidado, como algo patrimonial, incluso más, con firmeza espiritual, como lo es El Cristo Legionario y los caballeros legionarios que rezan de rodillas a sus pies.
Hubo tiempo para todo, compartir, dialogar, asumir el pasado lleno de tradiciones y asomarnos al futuro de incertidumbres.
Hemos dejado habladas y proyectadas algunas bases de futuro siempre con el pensamiento puesto en España unida al vínculo espiritual de Málaga con la Legión. Si Nihil obstat vendrá el imprimatur.
Gracias Málaga, gracias amigos.
«La virtud de los hombres es solidaria con la ciudad en que vive el hombre, puesto que el individuo reproduce en sí la imagen de la ciudad» (Raymond Bayer).

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
18 noviembre 2025