CONDICION SINE QUA NON (Laureano Martín Pérez)

fotonoticia_20161016104300-16101833389_9999No deja de sorprenderme la capacidad que tenemos para olvidarnos de cualquier asunto, no importa lo grave que este sea. O tal vez no nos olvidamos, sino que simplemente nos acostumbramos a convivir con él, lo cual es casi más grave.

En alguna ocasión he hecho referencia a esta sociedad de la “inmediatez” y de la “novedad” que hemos creado, y al incierto futuro que ello dibuja. Hoy día, en gran parte propiciado por los avances tecnológicos y de difusión de la información, lo queremos todo para “ya”. No sabemos y no podemos esperar. No impacientamos aguardando a que se cargue una página en nuestro teléfono de última generación, no aceptamos que cualquier cosa se demore más de lo previsto. Nuestra gestión de la espera pasa a ser una asignatura pendiente.

Por otro lado, está la “novedad”. Sólo nos emociona, nos ilusiona, nos atrae aquello que es nuevo, aquello que nos llega rápidamente y que no teníamos o no conocíamos. Y esa ilusión que nos produce cada vez dura menos, porque el placer sólo nos lo proporciona lo reciente, lo inminente.

Y esa situación que acabo de describir, podemos aplicarla a cualquier ámbito: al personal, al profesional… y sobre todo, al de la percepción de lo que sucede en nuestro entorno.

Gracias a Dios, desde el pasado verano no hemos sufrido más ataques del DAESH en nuestro territorio. Y me detengo aquí para hacer una puntualización: empleo el término “nuestro” porque va siendo hora de que tomemos conciencia de que nuestro territorio es Europa, y cualquier cosa que suceda en algún rincón de la misma nos afecta o afectará de un modo u otro.

isis-niza-e1468674304262Ya cuando sufrimos el ataque de Niza, parecía que ese problema casi no existía. La percepción de amenaza se había diluido, y esta acción no hizo más que aumentar un poco la sensación de inquietud, pero nada más. Y su efecto fue sólo momentáneo. Rápidamente dejó de ser novedad. Y los medios en pocos días encontraron nuevas historias que centraron nuestra atención. Y así hasta hoy.

Si prestamos un poco de atención descubriremos que a día de hoy la información que nos llega sobre el DAESH se limita a los avances en el campo de batalla contra sus feudos, (de lo cual debemos alegrarnos), a las operaciones esporádicas que se producen contra células de captación y poco más. Porque cuando se habla del problema de la atroz guerra en Siria, parece que el DAESH no tiene papel alguno en ésta, al igual que sucede con el problema de las avalanchas de refugiados.

Pero el problema sigue ahí; la amenaza sigue viva; el objetivo del DAESH sigue siendo el mismo, su afán permanece intacto, y lo que es más importante, sus fundamentos morales y su base ideológica inamovibles. Y ahí es donde está el centro de gravedad. Ahí es donde se ha de librar la primera y más decisiva de las batallas. Porque su lucha está fundamentada en la fortaleza de sus creencias, de sus “principios” y de sus “valores”, al tiempo que, en la debilidad moral, la falta de valores y la pérdida de identidad de Europa.

Europa es débil, no está unida, y no reconoce sus raíces. Y para poder dar la batalla en otros terrenos con garantías de éxito, es necesario, imprescindible, una base sólida que cimente, respalde y apoye nuestra lucha. Y esa base ha de ser, sin lugar a dudas, lo que son los cimientos de Europa: la cultura grecorromana y el cristianismo. Sin ambos elementos es imposible entender la Europa actual. Esos dos pilares son los que explican los últimos 2500 años de evolución y son esos mismos a los que nuestra sociedad actual parece haber renunciado con una ceguera tal que nos lleva al abismo. Y mucho más cuando nos enfrentamos a un enemigo que no sólo no ha renunciado a sus orígenes y principios, sino que hace de estos la razón de su lucha.las-banderas-de-la-union-europea_fotogaleria_full

Si queremos tener alguna posibilidad de lograr la victoria, la condición “sine qua non”  es un rearme moral profundo y total que nos devuelva a lo que somos y que alimente nuestras acciones.

Laureano Martín Pérez (Doctor en Historia)