Contaba mi bisabuelo que en un viaje hacia Sevilla hizo un alto técnico en un hotelito de Despeñaperros. Al preguntar por los aseos la recepcionista le entregó un palo de aproximadamente medio metro a la vez que le señalaba un portalón de madera. Aunque no entendió lo del palo no quiso hacer preguntas, pero su extrañeza quedó resuelta al abrir la puerta y ver que era el gallinero. Estaba claro que el palo era el instrumento necesario para espantar a las gallinas, al gallo también, si el menester era a calzón caído.
Mi bisabuelo antes de comprobar si en el menú ofrecían pollo de corral decidió cambiar de lugar.
‹‹Toda la mierda para mí, para el partido poca››. Tranquilo Jordi, tranquilo. Todavía no sabemos muy bien lo que hay detrás del portalón, pero el olor que se filtra, a pesar del botafumeiro que siempre le ha acompañado, es una señal inequívoca que para entrar en ese corral hace falta un buen palo que espante al gallo. ‹‹Si no pagábamos no había forma de entrar en Cataluña››, comentan algunos empresarios. El tres por ciento es un posible, presunto, o como se defina, delito que avergüenza al sistema político español. Investigación, juicio y condena a los responsables, todos, si la justicia así lo dictamina. Pero la mierda en este caso es del gallo, de la gallina y sus polluelos. No es el tres por ciento. El problema que se escondía detrás de esa puerta, y de otras muchas, es que sabiéndose, incluso participando, ha sido silenciado durante años. Y desde el primer momento se conocía que desde retaguardia y con el humo de la batalla se intentaba ocultar la estrategia. No era otra que romper con España. La independencia interesada. El tres por ciento tiene solución penal. El daño hecho a España, a los españoles, no hay pena que lo repare. Años nos va a costar este tres por ciento que ha llenado de mierda no a un personaje sino a la historia de un pueblo y a su democracia.
Estos señores ahora quedan a culo pajero y descubren sus vergüenzas. Era contra España, contra su unidad e integridad territorial, con lo que negociaban.
El gallo habla de mierda. Ahora de forma grosera canta. Que siga cantando. Él sabe que no es buen año cuando el pollo pica al gallo.
No es el tres por ciento el presunto delito, que también, sino el irreparable daño hecho a la unidad de España.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
5 de febrero de 2017
