LOS SILENCIOS MILITARES

El interés por lo militar sólo surge cuando algunos frivolizan con la unidad de España o hay declaraciones interesadas que provocan escándalo o enfrentamiento de partes. De esto precisamente es de lo que huyen los militares, de las declaraciones irrespetuosas o descorteses y de aquellas que dan lugar a equivocadas interpretaciones.la_garita_del_diablo_600

Con demasiada frecuencia te preguntan, ¿qué piensan los militares?, ¿por qué no opinan los militares? Una cosa es lo que piensan los militares y otra su opinión. El pensamiento militar es claro y rotundo y no hay opinión por no ser opinable ya que forma parte de la esencia de la milicia; es su norma de conducta, su cortesía y disciplina. Hay cosas que no dan lugar a opinión o interpretaciones, como la misión, claramente definida en la Constitución, el juramento o promesa a la Bandera, hecho por su conciencia y honor, y su primer y fundamental deber, la disposición permanente para defender a España, incluso con la entrega de la vida. VIAJE DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO A AFGANISTAN -AR-22122012-QALAINAW014.jpg de Externa ABCY no lo han inventado ellos sino que son mandatos que se repiten en la Constitución y Reales Ordenanzas. Centinela-gallegoEn esto no hay opinión posible sino reflexión y preparación para su cumplimiento. Este es el pensamiento militar de obligado cumplimiento y no opinable. Por tanto, los llamados silencios militares son el resultado de tener muy claro cual es su misión y su comportamiento; sólo es necesario saber escuchar. De otros temas más domésticos cada uno opina lo que le parece, como el resto de los españoles, aunque esta sea una profesión castigada históricamente en lo doméstico y que calla mucho, quizás demasiado, mientras otros hablan por ella, también demasiado y sin escuchar a los protagonistas.

P153-02En ocasiones los silencios hablan más que las palabras. De forma que todos sabemos cuales son los temas “domésticos” y cuales son los “otros”. En este bello oficio siempre se piensa y se siente lo que se dice, pero a la hora de hablar solemos recordar aquello de no “desenvaines la espada sin razón ni la envaines sin honor”, en este caso la palabra.

“Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado…” (Cantar Mío Cid).

Cortesía, inseparable de la disciplina.el_cid

General de División (R)

17 pensamientos en “LOS SILENCIOS MILITARES

  1. Mi general, creo que más bien debería hablarse de los silencios de los mandos militares, de los mandos representativos. Además de ellos, en la gran familia militar también existen sus subordinados, que pueden o no estar de acuerdo con esos silencios. Obligar a pensar como el superior, o como el político, no es una forma de disciplina. Eso sería corromper la disciplina. Esta forma de entender la disciplina está más cerca de regímenes dictatoriales que de los democráticos. Silencio no es disciplina.
    En palabras del general Franco, la disciplina reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda,… cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Pero en ningún momento defendió el silencio y la complacencia; y él mismo, en aquel discurso de despedida y cierre de la Academia General Militar, ejerció su derecho a hablar. Por cierto, fue corregido por ello. La disciplina formal consiste en obedecer lo mandado. Nada tiene que ver la disciplina con el silencio.
    Porque hablamos de un derecho que no está vedado al militar. Por no acudir a la Constitución o a las Reales Ordenanzas, el artículo 12 de la Ley Orgánica 9/2011, de derechos y deberes de los militares, trata de la libertad de expresión y de información de una manera que lo mismo sirve para un roto como para un descosido. En esencia, inseguridad jurídica total para el militar, en manos de la interpretación oportuna, cuando no oportunista, del mando o político de turno, en un ejercicio claro de relativismo inaceptable. Este importante y fundamental derecho constitucional no puede solventarse en cuatro líneas mal escritas. Sin miedo, sin complejos ni presiones, debe abordarse el desarrollo reglamentario de tal derecho y mientras ello se hace, conviene adoptar una interpretación restrictiva de las limitaciones que la ley impone. Por supuesto que circunstancias de la seguridad nacional deben limitar esta libertad. Pero ello también es aplicable a quien ejerce un cargo relevante en la Administración del Estado, ya sea funcionario o político. Y también por lo que conozca con ocasión de su empleo o cargo, ya sea militar o no.
    Los silencios de los militares se entienden mal. Por el político porque los interpreta como complacencia con su política de defensa y sus injerencias en lo que es estrictamente castrense. Por el subordinado porque desearía que su opinión, porque la tiene, quedara expuesta públicamente de alguna manera. Por el público en general porque contribuye al desconocimiento que la sociedad a la que sirve tiene de sus Fuerzas Armadas. Y nada de ello es bueno. Puedo concluir, por tanto, que los silencios no son buenos.
    Ejemplo más reciente de incomprensible silencio militar es la puesta en marcha de la reforma de la Enseñanza Militar de Formación. Esta es una significativa expresión de la disciplina depravada a la que conduce la aceptación aborregada de una decisión que, siendo de ámbito militar, tiene un importante y abyecto alcance político e ideológico. Nadie, ninguno de la estructura de mando representativo, ha abierto la boca para oponerse a dicha reforma y su aplicación. ¿Es que todos están de acuerdo con la misma? No puedo creerlo.
    En resumen, mi general, la pregunta podría ser ¿por qué se ponen trabas a la opinión pública del militar?, ¿quizá por miedo?, ¿por prudencia?, ¿por oscuros intereses? Ahí dejo la pregunta pero el saber popular, y es de aplicación, dice que quien calla, otorga. Y alguien dijo, y no hace mucho aunque en otro contexto, que hablando se entiende la gente.
    A sus órdenes
    Ángel Rincón

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  2. Me parece muy bien y oportuno lo que dices.Quizás no me he explicado bien. Hay una cosa que como digo no es opinable…Constitución y Juramento a la Bandera…De lo otro opino como tu, hay que hablar y opinar.Como decía el otro «sin acritud» y sin olvidar que somos soldados y no un sindicato.Yo hoy por hoy me quedo con el Credo de la Legión antes que con otras cosas.lo malo es que como también he dicho mientras unos dan «Todo por la Patria» otros están en el «Todo por la tapia».Un fuerte abrazo.

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  3. Mi general, me alegro de que al menos dos militares opinemos de igual manera. Lo de la «unidad de doctrina» parece que no quedó en desuso.
    No he sido legionario aunque la he tenido muy cerca y siempre la tengo presente.
    Y de sindicatos, de esto sí que no se habla ni se debe hablar, aunque nos los hayan introducido «por el cuarto turno», o sea, por la puerta de atrás, con todo el significado que esta expresión puede encerrar.
    En este tono desenfadado en que nos contestamos, me permito completar su chascarrillo final con otro: cuando habría que hacer «política de Defensa», algunos se dedican a la «defensa de la política».
    A sus órdenes

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  4. Buenos días. Como español, no me cabe duda de que la legitimidad del Ejército radica en su misión radical (de raíz, su razón de ser) de defensa de la Nación frente a sus enemigos, como órgano especializado en ese fin y al que la Nación confía su armamento. Este hecho pudiera no ser reconocido expresamente en la Ley Fundamental, incluso pudiera darse el caso de no haber tal Constitución, y ni siquiera Estado, y nada cambiaría, puesto que el Ejército no pertenece a un régimen político, no es ni siquiera un organo gubernativo, sino que pertenece a la Nación. Se debe al órgano de gobierno a nivel administrativo en tanto en cuanto el gobierno represente la voluntad de la Nación que, en caso de tener expresión en una Constitución, allí verá reflejados los principios fundamentales de esa voluntad, que son históricos, productos de la Historia, no de administración política; esa relación no lo permite todo, no existe el ilimitado «derecho a decidir» del que administra, pero que no es propietario. Podemos recordar el año 1808, con un Jefe del Estado claudicante, con unos ministros desaparecidos, con un mando ordenando la no intervención, etc. y, sin embargo, la Nación tomó conciencia de sí misma, de su misión histórica. Una nación no debe depender de que, por capricho o error de su Administración, sea dirigida hacia su destrucción, o que la permita, que no es lo mismo equivocarse en la construcción de una carretera o en la subida de impuestos, que hacer omisión de la misión común de mantener lo que es de derecho usufructuario heredado y, con ello, de obligación de transmisión hacia los que vengan después.
    El silencio, efectivamente, puede decir más que muchas palabras, Puede que no se escuche nada, pero que lo diga todo.

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  5. Interesante y clara reflexión para los que entienden que lo castrense se fundamenta en valores concretos, permanentes y universales. Aquellos que por el contrario los temen, bien por complejos no superados, por simple incredulidad o por malsana intención, no podrán entenderlo… quizás, ni quieran hacerlo, Mi general.
    Lo vocacional, sin ser incompatible, no debe ser agredido ni quedar anulado por lo ocupacional. En no pocas ocasiones, da la impresión que el ambiente es muy agresivo en favor de lo segundo. Hemos vivido y se viven hoy, momentos de enorme incertidumbre, pues el desarrollo legislativo ha dado al político capacidad legal imperativa en asuntos que afectan al alma castrense y que les debieran estar vedados.
    Los ejecutivos determinan la política de defensa y presupuestaria a la cual debe inexcusablemente someterse la Institución… Pero ¿Dónde termina la política? Precisamente por ser las Fuerzas Armadas una institución que sirve a la NACIÓN, en su alma o carácter no puede incidir la lógica alternancia en democracia de la particular filosofía política partidista. El riesgo, mezclar indebidamente lo fundamental y lo domestico y, peor aun, confundir a muchos.
    A sus ordenes.

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  6. Me ha gustado mucho tu pensamiento y su claridad de exposición. Tema muy difícil pero yo observo que desde el principio se intentó invadir y penetrar en la esencia de la milicia. Ahí radica y radicaba su fuerza, en lo espiritual y desconocido para ellos. Hubo un ministro de defensa, que por cierto ha escrito un infumable libro, que fue el primero de a la voz de «a por ellos» en intentar acabar con la esencia y espíritu de soldado y convertirnos en algo distinto. En eso estamos y ya no digo más;es suficiente. Para terminar observa quienes son hoy el paradigma del militar ¿Legionarios?, ¿paracidistas?…Como deduzco que eres militar…me entiendes perfectamente.Un abrazo.G.Dávila

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  7. Carassius, muy de acuerdo con todo pero me gustaría matizar la reflexión final.
    Efectivamente, el silencio puede decir mucho más que las palabras pero esta afirmación depende del entorno, del según y cómo y con quién. Digo en mi anterior comentario que el silencio de los militares se interpreta mal, tanto por los políticos como por los subordinados y por el público en general. Ante la duda es preferible hablar a no hacerse entender. Con el silencio nada se dice.
    Un saludo

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  8. Mi general, efectivamente soy militar en situación de retiro. Pertenezco a la XXVI promoción. He tenido el privilegio y el honor de servir a España en la legión: VII Bandera en Smara Sahara (1972 – 1975) tercer Tercio en Fuerteventura (1975 – 1986) primer Tercio en Melilla (1986 – 1992) y cuarto Tercio en Ronda (1992 -1998).
    Tras la legión, serví en el Grupo de Regulares de Melilla 52 (1999 – 2001) que fue el broche final y magnifico de mi contacto con el soldado en las Unidades.
    Naturalmente que le entiendo, me cuesta comprender muchas cosas, pero a usted perfectamente. He leído el libro de ese ministro y obra en mi poder, mi general.
    A sus órdenes

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  9. Un verdadero placer encontrarme contigo.No te recuerdo pero seguro que hemos coincidido.Ejemplar hoja de servicios la tuya.¡Enhorabuena! A todos nos cuesta entender muchas cosas pero eso ocurre por entenderlas demasiado bien. El del libro tenía firmada la disolución de La Legión…Un fuerte abrazo y a tu disposición.

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  10. Buenas noches a todos. En «lógica habitual» le daría la razón, D. Ángel pero en la cuestión militar (precisamente, en ese «con quién») doy por hecho que está dicho todo, porque todo lo que había que decir ya se dijo al hacer juramento. Dicho juramento, que es mandato de la Nación sobre los que aceptan su confianza, traspasándoles el testigo desde los que se comprometieron en épocas anteriores ofreciéndolo todo, «resuena» enormemente sobre el silencio, para quien lo pueda escuchar; No es necesario pedir más compromiso.Tal vez (y en esto me hallo), que los españoles que podamos y queramos demostremos el reconocimiento debido, que no están solos, y que también hacemos nuestro el deber de defender a la Nación, que incluso está recogido en el texto constitucional y, aún si no fuera así, está recogido en nuestra Historia.

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  11. Lo sé, mi general. A través de Radio macuto se difundió que la guerra de Malvinas constituyo el clavo ardiendo al que se acogieron para evitarlo… la profesionalidad inglesa y la conscripción argentina, parece que obraron como decisorio. En aquel entonces, La Legión era lo único que tenía semiprofesional nuestro ejército de tierra. No obstante, en 1986/87 se le dio a La Legión un duro palo. Luego, sobre los noventa, se trató – ya era imposible hacerlo del todo – arreglar el entuerto y desde entonces no ha dejado de recibir agresiones. Pero la legión es dura en su espíritu y no les ha resultado ni les resultara fácil anularlo mientras su credo y los cultos, traducidos y adoptados por el fundador del Bushido japonés, sigan inculcándose en su tropa y en sus oficiales. También estos, y usted lo sabe, han intentado anularlos o desfigurarlos. Me ha tocado vivir esas circunstancias en primera persona en un ambiente de banalización de lo militar que aún perdura en determinados ámbitos.
    A sus órdenes

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  12. Estimado Carassius, no todo está dicho con el juramento a la Bandera sino que éste es el principio de todo. Con él se adquiere la honrosa condición de soldado de España. Precisamente ese juramento, dicho ante Dios y ante la Patria, es el que obliga a no permanecer callados frente a la ignominia a España o el deshonor de la Patria. El juramento no es un mandato de la Nación sino una obligación de quien libremente lo formula. No hay mayor compromiso que dar la vida por los demás. Precisamente ahí está el fundamento de nuestra civilización, incardinada en el Cristianismo.
    Hablar cuando se debe, según la conciencia y honor de cada uno, es una obligación impuesta por la nobleza y la lealtad que obliga. Callar a veces puede ser prudencia, pero callar siempre es sólo cobardía.
    Un abrazo

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  13. Buenas noches a todos. Sin duda, D. Ángel, defendemos lo mismo, que es lo importante. Por mi parte no voy a continuar un debate entre nosotros sobre temas que considero «de táctica» (espero que la Nación no se mantenga impasible frente a su destrucción, llegado el caso),, sobre todo, por mantener cierta etiqueta autoimpuesta en mis intervenciones en los blog, procurando no «usurpar» el protagonismo que se debe a la publicación inicial y sólo eventualmente debatiendo de modo lo menos repetitivo posible con otros comunicantes. Espero que comprenda mi postura y entienda esta comunicación como un «recibí» de mi parte sobre la suya, que respeto. Le vuelvo a manifestar mi solidaridad en la misma causa que usted. Un abrazo.

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