Hace unos meses publiqué un artículo sobre la situación internacional y nuestro regreso a Irak.
Centrados en la inestabilidad de nuestra propia casa, con riesgos que nos afectan como Nación e individualmente, olvidamos lo que ocurre en aquellos lugares donde la violencia se está convirtiendo en rutina. Pero la cruda realidad es que la guerra está a las puertas de casa y que nuestros soldados cada vez están más implicados en ella.
Estados Unidos dejó Irak en 2011 y lo hizo con la sonrisa de un Presidente que pensaba más como Nobel de la paz que como Presidente de los Estados Unidos:
“Hoy puedo decir que, como se prometió, el resto de nuestras tropas en Irak regresarán a casa al final del año. Después de casi nueve años, la guerra de Estados Unidos en Irak habrá terminado”.
Primer error grave. ¿Imprudencia o desconocimiento? La paz no es cosa de la voluntad caprichosa del Presidente de la nación más poderosa del mundo. La paz no surge hasta que no se erradica la violencia. El objetivo de Obama no era ganar la guerra sino salir de ella.
Y llegó el segundo error cuando la violencia, esperando a que se fuese el último soldado, hizo de nuevo su aparición como Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), Estado Islámico (EI), Califato o DAESH, su nombre en árabe (como ahora pretende el secretario de estado del ministerio del interior que le llamemos).
Ante esta nueva situación Obama responde que no habrá tropas terrestres en Irak y que los bombardeos serán puntuales. Apuesta como solución la reconciliación de etnias y confesiones.
No han pasado ni tres meses desde la idílica propuesta del Presidente y la situación se agrava por días.
En resumen:
-Cometió un error retirándose de Irak sin dejar tropas allí.
-Cometió un grave error al no intervenir en Siria permitiendo una guerra civil sin control y que el estado Islámico se hiciera con gran parte del terreno.
-Cometió un error al dar pie a la creación de una situación más difícil de manejar de lo que hubiera sido hace cinco años.
-Cometió el error de creer que muerto Bin Laden se acabó Al Qaida y ahora, de aquellos polvos, surge, entre lodos, una organización más cruel y más fuerte.
-Ha cometido el error de creer que los ataques aéreos iban a ser suficientes para debilitar y destruir al Estado Islámico y se ve ahora abocado a intervenir sobre el terreno.
-Ha cometido el error de no prever que DAESH, cada vez más fuerte y con mayor influencia, puede crear un Estado y ganar legitimidad, lo que le permitiría acceder a las instituciones políticas.
– Ha cometido el error de creer que Europa era fuerte económica e ideológicamente y no necesitaba de la ayuda de los Estados Unidos.
– Ha cometido el error de no valorar la complejidad tribal y confesional en Irak, los enfrentamientos entre sunníes y shiíes y la permanente presencia del problema Kurdo.
Demasiados errores. La situación se complica, el tiempo juega a favor del terrorismo de DAESH y Oriente Medio está fuera de control.
A nadie le gustan las guerras, sobre todo si no se ganan, pero los estadounidenses y la gran mayoría del mundo entenderán el riesgo que corremos dejando crecer al Estado Islámico.
Obama tendrá tropas de tierra en Irak de aquí a seis meses. Con ellos estarán, esperemos, soldados de la coalición (compleja y en algún caso con intereses contrapuestos) que se gestó en el Acuerdo de París del 15 de septiembre último.
No se puede permanecer sin hacer nada, o casi nada, viendo como matan a ciudadanos de todo el mundo, como mueren civiles inocentes en Siria o como hay matanzas interreligiosas en Irak. No se puede permanecer sin hacer nada, o cometer demasiados errores, mientras que el Estado Islámico, DAESH, controla el territorio, las armas, el dinero y acabe siendo un Estado Islámico en lo político. No se puede permanecer sin hacer nada cuando la guerra se ha convertido en una epidemia para la que no existen fronteras.
Lo que les acabo de contar parece repetición del artículo que escribí hace unos meses. En algunas cosas lo es. Pero ahora me limito a copiar lo expuesto hace unos días en Madrid por William Kristol, uno de los más reputados analistas de los Estados Unidos y editor de la revista The Weekly Standard.
Esta situación será la que probablemente se encuentren nuestras tropas en Irak. Cada vez más violencia y poder de DAESH. La debilidad de uno hace más fuerte al otro. Ahora empezamos a ver quien ha sido el fuerte y quien el débil. Comprobarlo solo era cuestión de tiempo. Esperemos que no sea demasiado tarde. Afganistán también está a la espera.
General de División (R)
Buenos días, General Dávila. Se agradece la información de quien, por su experiencia, puede interpretar mejor que la mayoría la situación geopolítica y de necesidad de intervención.
Creo que el problema de base es que los EEUU y Rusia (especialmente los primeros) todavía andan jugando con las cartas de la “guerra fría”, esta vez desplazada hacia territorios de dominio islámico. Así, los EEUU han ayudado a desestabilizar países de antigua influencia soviética (Afganistán, Siria, Irak, al menos), sin una clara alternativa al sátrapa de turno, con desprecio absoluto a las costumbres y distribución étnica y tribal y abriendo el camino a la sustitución de la ley del sátrapa por las otras leyes que son reconocidas ampliamente por los habitantes de esas tierras: el ordeno y mando del jefe tribal o del “señor de la guerra” y, sobre este, la religión, que para la conciencia islámica es la ley de leyes. Y es este mismo camino el que utilizan muchos musulmanes que, por variados motivos, no han encontrado acomodo dentro de las sociedades en las que viven, adhiriéndose al movimiento islamista, que ellos consideran fuente de justicia, camino de redención y castigo a sus enemigos. Los Estados entienden de Estados, con los que pueden llegar a arreglo, negociación o, incluso, dominio a través de tratados de paz, pero estas habilidades no funcionan cuando el oponente es una religión, especialmente aquellas que incluyen como mandato ampliar su área de influencia. En mi opinión, es una incorrección denominar como Estado Islámico (aunque conste dentro de su propia denominación) a lo que parece constar como un movimiento religioso que pretende barrer los Estados y la implantación del Islam (el que entiendan ellos) en todo el orbe. Estado Islámico es Arabia Saudita, también Kuwait, lo son los Estados del Golfo, y también lo es Irán pero, a mi modo de ver, no lo es el Califato, sus luchadores no pelean por tal o cual nación, sino por el Islam. En definitiva, creo que hay para rato, tanto en las labores militares como en las de reforzar los poderes nacionales o tribales de la región que sirvan para contener esa marea.
Reciba un abrazo.
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Hay para rato, sin duda. Pero no saben como empezar lo que nunca se va a acabar.
Estamos en los preludios de un choque de culturas e identidades.
Saludos y gracias.
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Reblogueó esto en yagovelis.
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