Muchos de los grandes demagogos que pueblan el negocio mediático presentan como forma de acabar con el terrorismo acudir a sus raíces y entender sus razones.
Como el fenómeno tiene raíces y razones históricas sería conveniente saber que pensaban los invasores musulmanes de la península ibérica y los almohades y los almorávides y… aquellos españoles que los sufrían incluidos los de su religión y ahora a los que degüellan y torturan.
Efectivamente se trata de una guerra y sus objetivos son someter a la población pasando por desacreditar a los gobiernos y a las fuerzas de defensa y seguridad frente a un pueblo que sufre los asesinatos en medio de una vida normal (En 1915 morían más de 1.000 soldados diarios en Francia) en la cual no hay limitaciones por estar en guerra.
La mayor limitación en Occidente, muy aceptada por cierto, es la de haber convertido los aeropuertos y otros lugares de público en ferias de ganado donde se va conduciendo a las personas a través de toriles y se les abronca cuando no han metido la pasta de dientes en la bolsa transparente.
Se dice que la solución no es únicamente militar, hay que decir que en las guerras nunca lo fue. En las guerras la solución es el empleo de todas las energías: morales, intelectuales, físicas…, políticas, diplomáticas, económicas…, militares. Pero se evita la palabra GUERRA hasta en las Reales Ordenanzas para la Fuerzas Armadas como si negando la enfermedad esta desaparece. A cambio somos expertos en funerales de Estado.
Llámesele como se quiera guerra, conflicto, evento…, ”algo original” “concepto discutido y discutible”, pero aplíquesele la legislación, recursos y la fuerza necesaria para acabar con el enemigo.
Esa semántica, evitando la palabra guerra, dentro de un lenguaje confuso, – conflicto, derecho a decidir…- es la que retiró al Ejército de Vascongadas. Semántica que no ahorró sangre ni dolor aunque se utilice la vaselina del buen rollo versus la verdad, palabra esta rebautizada como intransigencia.
A diferencia de Francia y Reino Unido que han empleado, en su territorio y fuera de él, desde hace mas de 50 años sus fuerzas militares contra el terrorismo, España retiró hace 35 años la contribución del Ejercito a la lucha contraterrorista junto a las fuerzas de seguridad del Estado permitiendo que, mientras el Maquis, con muchos y buenos combatientes de la clandestinidad de la IIGM, apenas duró 15 años, la ETA aunque inactiva siga viva en 2015 más de 45 años después de
su primer atentado reivindicado.
Ahora se habla de pacto contra el terrorismo jihadista. ¿Acaso hay un terrorismo bueno que no haya que combatir?
Se pretenden soluciones Burguer, Pizza… de comida rápida o electoralistas a unas guerras en las que está siempre presente el aspecto moral con mayor o menor influencia política o religiosa.
Se olvida que el desarrollo físico y moral del ser humano empieza a ser realmente completo pasados los 20 años pero la madurez, como las de las soluciones, empieza sobre los 40. Una espiga o una hierba no requiere el tiempo que requiere un roble.
Parece olvidarse la lección de la IIGM cuando Alemania se rinde en 1945 pero no deja de estar ocupada hasta 44 años ya en 1989.
El pueblo alemán sufrió y el pueblo japonés sufrió pero la historia no justifica las agresiones de sus gobiernos que les arrastraron a la destrucción. Hay que dejar de tener complejos admitiendo razones bastardas que debilitan frente al mal.
Ahora se va y se vuelve con bombardeos televisados ¿y ya está?, pues no, no está nada arreglado. La interdicción aérea del campo de batalla en este tipo de guerra, No es suficiente, tampoco inventar palabras: asimétrico, conflictos de los tres niveles, los tres bloques, poliédrico…, al final la libertad se gana y todo nace y muere con la voluntad de vencer.
La disuasión evitó la confrontación nuclear durante la GUERRA fría y antes también la GUERRA química en la IIGM. Ahora el terrorismo transnacional se combate con el terror pero no contra los civiles como hacen los asesinos terroristas sino contra los malos mismos y todo lo que creen.
Hace falta una guerra de información y una amenaza creíble que evite que vayan al paraíso asesinando. La muerte de los suicidas asesinos debe asegurarles un infierno eterno y en eso los buenos musulmanes deben contribuir. Se deben evitar justificaciones y discusiones bizantinas como las de algunos defensores del pacifico régimen estalinista.
Llamar militantes, insurgentes, guerrilleros, independentistas a los terroristas es empezar a perder la guerra; quien no respeta las leyes y usos de la guerra y su objetivo son los civiles desarmados es un asesino aunque se vista de uniforme de seda.
En cuanto al final de este terrorismo, lo mismo que aun en 2015 se juzga y condena a los nazis culpables desde el 1945, debe ya el tribunal penal internacional abrir causas por todos y cada uno de los intervinientes incluidos los degolladores siempre dispuestos a mentir y a que se suiciden los demás. A los nazis y militares del régimen no se les admitió la obediencia debida.
Sin prisa y sin pausa intensa e ininterrumpidamente hasta el triunfo.
Vicente Díaz de Villegas y Herrería (Soldado de España).

Magnifico articulo, el problema es el «buenismo» que no termina de entender la realidad de los asesinos.
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Acertado criterio lo comparto al 100X100.TUVE EL HONOR DE ESTAR A SUS ORDENES
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Un texto imprescindible, preciso y que invita a la reflexión, perfectamente ilustrado con «La rendición de Granada», advertencia de que lloraremos como niños si no sabemos defender como hombres. Un cuadro que nos recuerda además los valores sobre los que se construyó el Reino de España y que deben guiarnos en todas nuestras empresas: sacrificio, gallardía y la honorabilidad.
Saludos.
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