LA INFANTA MARÍA MARGARITA DE AUSTRIA, h. 1660
Museo del Prado Museo del Prado
Retrato de corte de la infanta Margarita, hija de Felipe IV y Mariana de Austria y futura esposa del emperador Leopoldo de Austria. La Infanta, protagonista también de Las Meninas posa delante de un cortinaje de terciopelo luciendo un rico vestido bordado en rosa y plata mostrando un pañuelo en su mano derecha y una rosa en la izquierda.
Es quizá la última obra en que Velázquez puso los pinceles, y aun es posible que, como algunos críticos afirman, el lienzo haya sido concluido por su yerno Martínez del Mazo, que hereda su puesto de pintor de cámara.
Ya veis que yo y por solo desearlo más que por la realidad en sí, me inclino por la primera de las hipótesis; al menos en lo que se refiera a la autoría (impresionante e “impresionista”) del pañuelo, y de la rosa.
QUIÉN
(Soneto)
Ampuloso es el traje cortesano;
y los rosa salmón, blancos y plata
notas son de una espléndida sonata
que inspirado compone el sevillano.
Armonía de tonos, que en su mano
el magistral su sello se constata,
dejándonos a modo de posdata
tal primor, su partir no ya lejano.
Y no he yo, pues parece que lo habría
sobre su autoría algún recelo.
¿Pues quién de los encajes, deliciosa,
esa espuma, pintando, bordaría;
el etéreo trasluz, quién, del pañuelo,
o trémulo el temblor, quién, de esa rosa?
AUTORRETRATO. 1640
Museo de Bellas Artes. Valencia
Rondando los cuarenta pintaría Velázquez este autorretrato, la (pen) última de sus obras que gloso en este trabajo.
En cualquier publicación sobre las mismas de éste nuestro ya también amigo podréis entrar en el estudio de su estilo, su pincelada suelta, la luz, el oscuro colorido, su efecto volumétrico…: yo he preferido quedarme con la mirada del hombre, la del genio que tantas y tantas pintó, y que os voy apuntando en mi soneto; podéis irlas recordando dando un repaso a los personajes glosados.
MIRADAS
(Soneto)
Miradas de reproche y simpatía,
inteligentes, francas, con ternura,
si una decidida, la otra pura;
miradas de amistad y cercanía.
Inocentes, piadosas las habría,
las alegres, vidriosas, de amargura;
burlonas, con desdén, alguna oscura,
necias, vivas, y dulces pintaría.
Intensas, de sorpresa y altaneras;
la digna que al mirar, mira de frente,
la galante, jovial y la gastada.
Y si también impías y sinceras,
con la suya mirar, es suficiente
para entender, de un genio la mirada.
… Y EL ÚLTIMO
”DE”, titulé el soneto nº 1 de los dedicados a Velázquez; y hoy con distinto título y con ligerísimas variantes lo reproduzco con el nº 35 y último de esta serie que comencé con la ilusa pretensión de cumplir mi tarea, y la loable intención de haber acercado la figura del genio un poco más a cada uno de vosotros; y si la verdad, tal tarea no llegó a espantarme como apuntaba en el estrambote de aquel primer soneto, mi trabajillo sí que me ha costado en ocasiones.
“COLOFÓN” lo he titulado, en la segunda acepción del DRAE. para esta palabra.
COLOFÓN
(Soneto con estrambote)
De almireces, de cántaros, pucheros,
de poetas, de almuerzos, y manteles,
de damas, caballeros y lebreles,
de abanicos, de bronces, y de aceros.
De infantes, los que vistes de monteros,
de los reyes y reinas, tus pinceles;
de batallas, de ruecas, de corceles,
de sabios, fabulistas y de arteros.
De esclavos, guardainfantes y de espinas,
de cielos, de tu aire que se toca,
y de cómo desmontas tú los mitos.
De bufones, enanos y meninas,
de repartir ternura, que no poca,
y de aquel soberbio par de huevos fritos.
Este humilde amanuense, que aplicado,
sobre todo rimó, lo prometido;
si su obra te deja sorprendido,
quedó él, francamente, fascinado.
Toledo, mayo de 2018.
Blog: generaldavila.com
12 mayo 2018
Coronel, en este último soneto se ha superado. Genial
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Gracias Antonio Ramón; un iluso intento de «meter» tanta genialidad en 154 sílabas; pero que retenidas en la memoria sí pueden ser un pequeño repaso a la inmensa obra del «pintor del aire», me gusta llamarle; o tal vez sea más acertado decir simplemente del «pintor».
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Su fidelidad me honra, Doña Josefa, y me motiva para seguir intentando «expresar las cosas más penetrantes y difíciles de captar». Espero no defraudarla en el futuro; muchas gracias.
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Tengo, mi Coronel, dos amigos grandes poetas cada uno en su estilo y especialidad, que fueron Profesores míos de Lengua y Literatura, Latín y Griego clásico en el internado a principio de la década de los cincuenta. Uno es, sin exageración ni hipérbole, el más grande poeta místico del Siglo XX y lo que llevamos del XXI. otro virtuoso del soneto como V.I., que los improvisa en una servilleta de papel mientras toma un café, ¡y pronto cumplirá los noventa años!, ahí es nada. Sólo tiene, para más gozo del lector aficionado, un pequeño «defecto», que consiste en la tendencia, sin querer, al surrealismo. Es como un Beethoven de la poesía. Y el otro, que le va a la zaga en edad, más sencillo, más pastoral y dulce en su creación, canta como en una letanía las miserias de los hombres y hace suyo el sufrimiento de todos los desheredados de la tierra. Podría decirse que es el poeta de los pobres. Es entre otras cosas, Premio Internacional Fernando Rielo de Poesía Mística.
Por eso, cuando leo sus versos, en especial los sonetos compuestos con ese malabarismo con que maneja y administra las palabras, que V.I. extrae de una fuente inagotable, me maravillo y me emociono. De mí no pudieron hacer un poeta, pues ese es un don de Dios que yo no tengo. Eso sí, soy desde hace muchísimos años su más fiel y devoto lector (corrector, dicen ellos, me miserum). Tanto que, cuando no encuentran algo que han escrito entre el maremágnum de sus archivos, recurren a mí para que yo se lo envíe. Es un legado de un valor literario incalculable.
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Espectacular
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Antonio, Rafael: muchas gracias. Y de verdad, Rafael, que no me importaría compartir (efetorres23@gmail.com) alguno de los sonetos de tus amigos.
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Deliciosos sonetos, y profundos al mismo tiempo. Felicidades por ese don que le ha regalado la naturaleza, le envidio sanamente, yo no se hacer ni un simple pareado.
Mi afectuoso saludo
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Le haré una pequeña selección de ambos para hacer boca en principio, y ya me irá diciendo. Es incluso probable que uno de ellos, que antes usaba el pseudónimo «Astor Brime», Astor por la ciudad de Astorga, donde estudió y trabajó muchos años, y Brime por su pueblo natal cercano, Brimeda, diigo que es posible que le suene por estar entre los grandes de la poesía leonesa de la postguerra junto con Panero, Velado Graña y otros. En ese selecto club no se incluye al del «Ferrocarril de Matallana», que, por cierto, desde que ZP le dio el Premio Cervantes y lo promocionó a bombo y platillo, no se le ha vuelto a ver ni se ha vuelto a hablar de él, gracias a Dios. Que el buen hombre resultaba tan plasta y cargante como su ínclito mecenas, y su «poesía» daba casi el mismo sueño, o más, que la de Alberti con su alameda, con perdón, su «meada» (sería pata regarla). y su «dinamitera». Tomo nota de su dirección electrónica.
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