Artículo que nos envía un lector: «¿A qué estamos esperando?» Emilio Hernández Guzmán (Abogado)

¿A qué estamos esperando?

Posiblemente sea uno de los veranos más tensos de los que he vivido. Hay un conjunto de circunstancias que no terminan de resolverse, e incluso se empeoran con el paso del tiempo, que terminan por captar toda la atención.

No es la primera vez que leo eso de “la superioridad moral de la izquierda” frase con la que no puedo estar más en desacuerdo, pues lo correcto es decir “la derecha tiene una cobardía que le hace retroceder siempre ante la violenta izquierda”.

Eso y la realidad de cada día me lleva a la reflexión inconclusa de que nuestro problema es que carecemos de verdaderos líderes que capitaneen la política de España. Ninguno de los líderes de nuestros partidos políticos superaría la pregunta clave: “¿le nombrarías presidente de Telefónica?”. No, ninguno de ellos da el perfil y, sin embargo, le “reservamos” la presidencia del gobierno de España.

¿Qué hacer, pues?, sencillamente no lo sé. Pero algo me dice que debo hacer algo distinto de lo que hasta ahora estoy haciendo.

Lo que si es cierto es que contemplamos cómo el vehículo se desplaza carretera abajo, hacia el acantilado. Y no somos capaces de hacer nada.

Para exponer ese día a día que todos vivimos, harían falta varias hojas o, simplemente, reducir a la mínima expresión los asuntos. Nos preocupa la enseñanza, porque es ahí donde se están manipulando a nuestros hijos o nietos. ¿Y qué decir de los medios de comunicación, que ocultan lo que no desean y mienten sobre lo que les gustaría que fuese? Solo dos periodistas, ambos de ABC dicen las verdades del barquero. Hermann Tersch y Salvador Sostres. Al menos para mi forma de ver la gravedad del momento.

Creo que no podemos seguir viviendo con la venda puesta. Nuestra civilización toca a su fin. Lo vamos a ver ¿desde la barrera?

Puede estar España con una clase política que se ríe de los ciudadanos, regida por unos políticos que han corrompido todo lo que han tocado. ¿os acordáis de aquella frase que abrió la puerta de la manipulación de la Justicia, si, aquella de “y no hay nadie que le diga a los Jueces lo que tienen que hacer”, Si, fue Felipe González, momentos antes de dar entrada en la Judicatura a todos los amiguetes abogados que, por la vía del tercer y cuarto turno, “equilibraron” la justicia, dando cabida a los suyos.

No conozco a nadie que desee ponerse al frente del banderín de enganche. Si lo conociese, que no se dude, estaría ya en esa cola alistándome.

La situación es muy grave, la solución no se atisba. Como hace un par de días escribió Sostres, “Huele al 36”.

A poco que se haya leído y vivido, sabemos que es una dura realidad. La izquierda se ha adueñado de nuestros hijos y nietos, facilitando una vida de hedonismo, a nuestra costa. Y para que el éxito sea total, hasta nos impiden corregirles. Papá estado se ríe de los padres biológicos y destruye la familia, los principios y valores y nuestra civilización.

 

¿puede saberse a que estamos esperando, en lugar (parafraseando a Schakespeare) “tomar las armas y haciéndoles frente acabar con ellos”. Y conste que no estoy llamando a tomar las armas de fuego, sino las de los principios y valores. Las de defender a España. Cualquier cosa antes que seguir viendo “Como pasan los años”.

Si, posibles lectores, grito hasta enronquecer. “Basta ya”.

Muchas gracias por su paciencia.

Emilio Hernández Guzmán (Abogado)

Blog: generaldavila.com

12 agosto 2017