Ha muerto Gaudencio Fernández: el conductor del Rey Don Juan Carlos. Un caballero ejemplar cuyo recuerdo permanecerá entre los que le conocimos y admiramos.
Esas manos del alma hoy se nos han ido con hondo sufrimiento para los que podemos decir que fuimos alumnos suyos en la Zarzuela donde desde su sencillez y cercanía nos quiso y ayudó. A todos, desde los más altos a los más bajos.
No. Al Rey no le conducían esos nombres que ahora resuenan y quedan como los grandes que dirigían a España. Pruebas evidentes tenemos de que no fue así. No hay mayor dificultad cerca del Rey que servir sin servirse. Los hubo, no fueron conocidos, menos famosos pero más servidores a España al Rey y a usted que otros. El ejemplo fue Gaudencio. ¿Qué hacía, quién era?: El conductor del Rey. Ni más ni menos.
Hoy ha muerto Gaudencio Fernández, las manos al volante del Rey Juan Carlos. De siempre, desde que el Rey se vistió de uniforme, aquellas manos condujeron al Rey por España a todas horas, buenas y malas. Se podría hacer historia de España dentro del recinto de un automóvil donde uno se relaja en la rigurosa conducción de otro. Ese era Gaudencio, en quien el Rey Juan Carlos depositaba su confianza y tranquilo viaje mientras tomaba quizá decisiones trascendentes.
Es una metáfora muy a propósito. Un Rey necesita siempre a su lado un buen conductor. Ninguno como Gaudencio que se lleva con él parte de la historia de España, la que se encierra en el interior de un vehículo que lo ha recorrido todo. Saben de lo que hablo y lo importante que es esa buena conducción sobre todo por carreteras de muchas curvas y hondos precipicios.
El fiel Gaudencio conducía. Era ni más ni menos que el soporte de seguridad un día y otro, siempre. Fue una vida de silencio, de entrega sin reservas, admirable, un ejemplo para todos los que entrábamos a servir. Para mi Gaudencio fue un ejemplo a imitar en la Casa de Su Majestad el Rey. De él aprendí a estar, a servir y a sonreír por encima del duro trabajo, siempre acompañado del silencioso sacrificio.
Tuvo la gentileza de conducir el coche del Rey en mi boda y mantuvimos la amistad a través de su hija Marga hasta el día de hoy. No se lleva títulos ni preminencias. Solo el amor y reconocimiento de quienes fuimos aprendices de su lealtad y buen hacer: servir.
Descanse en la paz merecida y España debe el reconocimiento a la labor de un hombre irrepetible: Gaudencio Fernández.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
21 diciembre 2025