El soldado español permanece siempre alerta e impertérrito en su puesto de centinela, su observatorio, incluso en su pozo de tirador situado en la línea de máximo retroceso que le han asignado por ley todos los ciudadanos para cumplir su principal misión . GARANTIZAR LA LA SOBERANÍA E INDEPENDENCIA DE ESPAÑA Y DEFENDER SU INTEGRIDAD TERRITORIAL Y EL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL.
Pero desde hace ya demasiado tiempo observa cómo de forma sibilina su misión, que debe ser clara y sin eufemismos ni subterfugios, se va embarrando con mensajes y conductas que se escapan a un corazón limpio y a la lógica de su razón recta y clara
El soldado ha jurado o prometido defender esa soberanía que está representada por individuos que ni juran ni prometen cumplir su compromiso obligado y adquirido voluntariamente, cuando no se permiten el lujo de mofarse del acto primordial de entrega al servicio de la ciudadanía. Todo ello con la permisividad de la alta Institución que los integra como representación de dicha soberanía y en la que, para estupor del soldado, se acoge a grupos denominados “no constitucionalistas”, es decir, que no acatan la Carta Magna que él está dispuesto a defender con su propia vida. Resulta demasiado abominable.
Por último, como el soldado ha atisbado que las amenazas a su misión, además de subliminales, están llenas de actitudes confusas que le crean incertidumbre a la hora de tomar decisiones, no quiere distraer su alerta para no dejar de atender al principal ataque a la Unidad de España que, pese a los decenios transcurridos en el mismo intento sostenido de romperla, nunca como hoy había alcanzado unos límites que van más allá de lo político y legal como responde alguien o muchos, quedándose tan tranquilos, al ser preguntados sobre el problema planteado por traidores secesionistas.
Espero que nadie interprete esta mirada del soldado como una llamada a tomar medidas drásticas ante dicho problema, desde este blog siempre se ha pedido que se adopten las muchas opciones que el Ejecutivo tiene para evitar por las buenas males mayores. Si así lo hace debe tener el apoyo activo de esa inmensa mayoría de españoles que quieren un España Unida y sin distinciones que rompan su igualdad como marca la Constitución. Si no lo hace habrá que exigírselo sin medias tintas.
Mientras el soldado, sin cansancio ni agotamiento ¡ALERTA ESTÁ! Sin desmayo, pero, como tantas veces ha expresado el General Dávila, “Prefiere tener delante de sus ojos la espalda de su Capitán que sentir los ojos de su Capitán sobre su espalda”. Quien lo quiera entender que lo entienda.
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)