PÉRFIDA ALBIÓN
Ya nos habíamos acostumbrado a las declaraciones fuera de tono del súper ministro principal de Gibraltar cuando de repente y sin que los españoles, ni su Gobierno, hayamos hecho nada para merecerlo, una pequeña pero ruidosa tropa de ex jefes de partido, exministros, periodistas de tabloides y diplomáticos de la conocida pérfida Albión, se han dedicado en los últimos días a insultarnos y amenazarnos con inusitado denuedo. Yo, por mi parte, no me siento ni insultado ni amenazado por los motivos que podrán comprender aquellos que continúen leyendo este pequeño escrito. Por eso, no mencionaré a los protagonistas de esos insultos y amenazas, porque se comportan con la osadía y la impertinencia de aquellos que, por su avanzada edad, poco tienen ya que perder. Pobres viejitos.
Asamblea general de las NNUU ha urgido a devolver a España la colonia de Gibraltar
Que la Asamblea General de las NNUU haya urgido al RU hace ya más de treinta años la devolución de la colonia a España, su legítimo propietario, teniendo en cuenta SOLO los intereses de la población local, PERO NO SUS DESEOS, pudo ser fácilmente olvidado. Pero que la Unión Europea se haya puesto de parte de España en un momento tan delicado como el Brexit, resulta completamente intolerable para un país que está acostumbrado a hacer y deshacer por el mundo entero, con resultados no siempre deseables. Y esta intolerancia, que adornan hoy con estentóreas y desafortunadas declaraciones, es lo que explica lo que está pasando en relación a Gibraltar.
La denominación de pérfida Albión que desde hace años se aplica a Inglaterra ya fue utilizada por Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales. Pudiera parecer, por tanto, que el calificativo de pérfida Albión fuese un invento español, pero no fue así. El mérito es al parecer de un diplomático francés que fue el primero en dejar fidedigna constancia de su utilización en un poema publicado en 1793, lo que vendría a demostrar que Francia antecedió a España en la percepción de la perfidia. El termino Albión es mucho más antiguo porque ya fue utilizado por los romanos en el siglo IV (a.c.) al referirse al aspecto blanquecino que presentaban los acantilados de Dover, vistos desde la mar. En nuestro brillante y magnifico idioma la perfidia es sinónimo de deslealtad, infidelidad, traición o quebrantamiento de la fe debida. La perfidia vuelve a aparecer estos días, nerviosos como están nuestros amigos por el Brexit que ellos mismos han provocado. Sin calificar todo lo que hemos podido oír estos días cabe recomendarles solamente que no se confíen tanto en su Royal Navy cuyos submarinos nucleares parecen estar al final de su ciclo de vida cuando no han podido evitar colisiones con mercantes en la sencilla maniobra de subir a cota periscópica o cuando su fontanería no deja de romperse con el peligro ambiental que ello conlleva especialmente para toda la bahía de Algeciras, en donde suelen buscar cobijo. Y, además, los nuevos submarinos que han de reemplazarles tienen también, según consta, serios problemas de diseño que guardan celosamente de la crítica publica porque efectivamente ellos son muy distintos a nosotros los españoles que, alegres y optimistas, demostramos que no nos importa demasiado que se sepa de nosotros más de lo que conviene.
Las islas Malvinas. Que no nos toquen la fibra sensible
En este punto podemos recordarles a nuestros críticos aliados que si nuestros hermanos argentinos hubieran sido capaces de prolongar un solo mes la guerra para recuperar sus queridas islas Malvinas, que son suyas por haber sido en otro tiempo también españolas, estarían ahora en su poder porque la fuerza naval británica, allí pomposamente desplazada, había llegado al límite de sus posibilidades a pesar de los apoyos extra recibidos. No es oro todo lo que reluce. El orgullo y los insultos hay que administrarlos con mucha prudencia. Nosotros los españoles, y nuestro Gobierno, no pensamos en una guerra para recuperar lo que es nuestro porque, con la que está cayendo en el mundo, nos parece inapropiado, inoportuno y demodé complicar ahora, aún más, la ya compleja situación internacional. Otra cosa sería prepararnos para ello porque uno nunca sabe a ciencia cierta por dónde van a ir las cosas con los aliados que nos gastamos. Y en esta línea mejor dejar constancia de lo efectivo que puede resultar un solo puñado de agresivos aviones y un solo puñado de no menos agresivos y silenciosos submarinos. Pero que conste que, como inventores del “dos de mayo” permaneceremos tranquilos y confiados porque en cualquier momento sabemos que si tuviésemos que desencadenar hoy uno nuevo en defensa del territorio que tanto deseamos recuperar entonces sólo las lejanas Shetland del Sur podrían ser un buen refugio para nuestros pérfidos oponentes. Que le pregunten a los de Bailén cómo pueden ser los españoles cuando les tocan…sus fibras más sensibles.
Ante las recientísimas declaraciones de la primera ministra Teresa May afirmando en la Unión Europea que su gobierno no va a negociar la soberanía que mantiene sobre Gibraltar me gustaría hacer alguna consideración sobre el concepto de soberanía compartida, de la que tanto se habla, porque no es fácil comprender cuáles podrían ser sus ventajas cuando desde hace ya más de 300 años estamos viviendo verdaderamente un tiempo de esa tipo de soberanía. Precisamente todos los incidentes que se han producido entre España y el RU son consecuencia de la permanente actitud de éste país que actúa y se comporta como si tuviese la soberanía plena sobre la colonia cosa que ni España, ni las NNUU, reconocen. La soberanía que, de facto, ejerce el RU sobre Gibraltar es una soberanía usurpada, y que no le pertenece, desde la misma entrada en vigor del Tratado de Utrecht .Si la potencia colonizadora tuviera la soberanía plena sobre su colonia podría hacer con ella lo que quisiera sin que España pudiese hacer, ni decir, nada. Pero sabe que no la tiene aunque en fecha reciente haya declarado ante la Unión Europea, sobre aguas de jurisdicción española, un mar territorial como pudiera corresponder si Gibraltar fuese un estado independiente. El propio Tratado de Utrecht lo niega y lo impide. Por eso el RU no tiene más autoridad que la que le pueda proporcionar la amenaza de la fuerza para hacer lo que hace habitualmente: fondear bloques de cemento en aguas que son evidentemente españolas, ganar terreno al mar haciendo rellenos en aguas definidas como de protección ecológica o propiciar, cuando no proteger, el tráfico ilegal de estupefacientes y contrabando de tabaco de las legítimas actividades para evitarlos de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
La señora May acaba de declarar que no negociará la soberanía sobre Gibraltar porque no se puede negociar sobre algo que no se tiene. Y no se tiene porque la soberanía sobre Gibraltar es de España que nunca la cedió como confirma el espíritu y la letra de un Tratado de Utrecht que se vio forzada a cumplir. La soberanía que ejerce actualmente el Reino Unido es usurpada, como usurpada es la franja de territorio donde han construido el aeropuerto y la ejerce con la continua amenaza de la fuerza sobre un aliado lo que es indigno de un país que pretenda ser reconocido internacionalmente como justo, noble y en el que se puede confiar.
La factura de la Paz de Utrech
Como todo el mundo sabe, España pagó la factura de la Paz de Utrecht. Cuando la reina Isabel de Inglaterra se cansó de pagar por guerrear con Francia para defender al candidato Carlos de Augsburgo, de la dinastía de los Austrias , en contra del candidato borbón del rey Luis XIV: su nieto, que reinaría como Felipe V. El rey francés, para defender mejor sus intereses, bien se encargó de impedir que los representantes españoles llegaran a Utrecht a tiempo de poder participar en las negociaciones. España perdía Gibraltar, Menorca, el asiento de esclavos y más cosas que los interesados pueden encontrar en los libros de historia. O sea, se quedaron con la parte de España que entonces más les convenía ¡sin contar con ella! Por eso Felipe V intentó recuperar cuanto antes el Peñón que tan aviesamente le habían robado.
En la más estricta literalidad del Tratado de Utrecht creo sinceramente que nuestro Gobierno debe de defender la soberanía plena sobre Gibraltar y al mismo tiempo ofrecerle al RU una base conjunta y permanente en Gibraltar, como tienen los EEUU en Rota. Que la base sea adscrita a la OTAN y se financie con fondos de la organización atlántica, en los que también participa España. Me parece lo más sensato y civilizado entre dos naciones hermanas.
Aurelio Fernández Diz
CN ( R.)
Blog: generaldavila.com
11 abril 2017


