Un partido político no es la Patria, nada que ver con el concepto histórico de la nación, nada que represente a España en su totalidad. España está representada por sus símbolos y los demás hacemos lo que podemos para estar lo más acorde posible con lo que la Nación nos exige como españoles. Para defender el modelo más cercano a nuestras ideas de conjunto (políticas, económicas, históricas, sociales…) nos reunimos en partidos políticos y sin necesidad de formar parte de ellos los votamos, o no votamos. Sobre todo cuando no hay otra solución. Este es un concepto que hay que aclarar. Tan democrático es votar como no hacerlo, pero hay circunstancias como las actuales en que casi podríamos concluir que es obligado hacerlo porque hay partidos políticos que se presentan para acabar con España, con su unidad, su integridad territorial y su soberanía. Resulta que eso, ahora, está permitido y además muy cerca de hacerse realidad. El primer síntoma se hizo evidente cuando unos cuantos, que hoy se agrupan alrededor de un partido político, mataban para conseguir sus fines: atemorizar, ser dueños de vidas y hacienda bajo la dictadura de la pistola y las bombas (aún hoy muchos de esos asesinos andan libres sin haber sido juzgados e incluso forman parte de la dirección de un partido político).
Más tarde, en 2017, se vivió un proceso independentista que tuvo que ser intervenido con la aplicación de medidas constitucionales graves y que puso en serio peligro el orden constitucional y el orden público en parte de España. El siguiente paso, aún de mayor gravedad, fue que el partido ganador de las elecciones, el PSOE de Pedro Sánchez, les indultó, les permitió salir de la cárcel y cambió la ley para que vuelvan a hacerlo.
Pues esa es la situación porque de los tres partidos que he hablado los tres se presentan a las elecciones.
Hay cosas que no te puedes permitir por muchas elecciones que ganes y mayorías que obtengas.
Todo es admisible en política menos subvertir la Ley que es el equivalente a romper España legalmente. El oxímoron político. En España a día de hoy no es tal. ¿Se puede hacer? En España todo es posible. Mentir y engañar es el modo de hacer política en muchos grupos que dicen hacer política cuando lo que hacen es poner en marcha el mecanismo que conduce a la destrucción de la unidad e integridad territorial de España. Lo dicen con descaro y provocación: «La sedición y los indultos a los condenados por el procès son herramientas que nos sirven para volver a intentar conseguir la independencia». Lo harán y además desde las instituciones que les amparan; solo un paso más y será legal declararse independiente sin que nada ni nadie pueda hacer ni decir. La Constitución saltará por los aires con el dictamen a favor del Constitucional.
Vivimos en el colmo de la subversión: subvertir es legal. Solo hay que tener mayoría y engañar con eso del progresismo y la democracia: ambos conceptos convertidos e interpretados como códigos morales subvertidos.
En definitiva hay partidos políticos que utilizan sus votos para subvertir el orden, otros que proceden de la mismísima subversión violenta que costó cerca de mil asesinatos en España y hay partidos políticos que gobiernan con esos apoyos y son su apoyo.
Que nadie ose suplantar el concepto nación porque todos, sin diferencias, somos españoles de España, pensemos lo que pensemos. Pensar distinto no te hace ser más o menos español. Se puede amar a España sin necesidad de creerte ser el que más la ama y que el que no comparte tus ideas la ama menos que tu. España no necesita un ranking de amor sino simplemente amor, trabajar por ella, por su grandeza.
Lo que no se puede admitir, ni votar, es acabar con la unidad de España, su integridad territorial, soberanía y el respeto a su Constitución.
¿Qué nos exige la nación? Únicamente que respetemos la Ley que nos hemos dado y que no utilicemos las falsas mayorías para acabar con la nación y luego decir que no, que fueron otros. La Ley se cumple y no solo se juzga al incumplidor cuando lo hace con violencia, sino siempre que la incumple; ni es admisible cambiar la Ley o interpretarla a gusto de las falsas mayorías.
Nadie representa a la nación, ningún partido político. Los símbolos del Estado español son: la Bandera, el Escudo, el Himno Nacional. Y es La Corona el símbolo histórico de unidad y la encarnación de un pueblo. No podemos permitir que nuestra Ley se convierta en un elemento permanente de discusión y lucha entre partidos y que en ellos se deposite la semilla para la destrucción de la nación: España.
Subvertir no es un verbo democrático. Votar sí.
No está de más reflexionar.
Somos muchos, pero separados parecemos pocos y mal avenidos mientras otros, que son menos, aprietan sus filas para siendo minoría aguantar más. Y ganar.
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
17 julio 2023