UN DIVISIONARIO REGRESA EN EL SEMÍRAMIS

Un compañero y gran amigo me envía este relato que a continuación les ofrezco.

Es triste y muy penoso que nadie recuerde a aquellos hombres de la División de Voluntarios, División Azul,  que dieron su vida por España en lucha sincera y honrada y cuya heroica disposición se oculta desde todos los lugares y opciones políticas ya que parece que algunos han heredado una contaminación.

Es necesario el recuerdo y el agradecimiento para que aquella gesta no quede en el olvido. Sus descendientes deben llevar con orgullo el nombre de sus antepasados y mantener viva su herencia de nobleza y honor.

Es por ello que esta historia que acabo de recibir de mi buen amigo Bernardo Lliteras hemos querido compartirla con todos ustedes.

«A propósito de tu artículo de hoy sobre la división azul, magistral, como siempre, te comento:

Tenía yo diez años. Primero de bachiller en el instituto Ramón Llull en Palma. En nuestras conversaciones de patio de colegio se hablaba a veces de las profesiones que nos hacían ilusión. Muchos futbolista, otros torero, etc., no sigo enumerando para no alargar, destacando por su rareza, pues a ninguno se nos había ocurrido, Adrián Amorós Pou al decirnos que quería ser piloto. Hay que decir que en 1953 la aviación comercial en Palma estaba en mantillas. Y al preguntarle extrañados por qué quería ser piloto nos dijo que para ir a rescatar a su padre que estaba prisionero en Rusia. Nos dejó a todos impresionados. No nos dijo más, no dijo que ni siquiera se conocían, pues él todavía no había nacido cuando su padre se fue a Rusia, como se deduce de esta nota de google.

Adrián Amorós Herrero nació en Elda (28-1-1914). Militar profesional, era brigada de infantería en Tetuán, allí se alistó y antes de marchar de España, pasó por Palma de Mallorca para despedirse de su esposa, a la sazón embaraza.

Es uno de los que regresó en el Semíramis.

Un recuerdo imborrable que he querido compartir contigo.

Un fuerte abrazo. Bernardo Lliteras».

Español lee y divulga que…

La ingratitud recorre los caminos de la historia de España y alguno que lo recorre fatigoso y ya cansado me pregunta si valió la pena tanto sacrificio. No soy yo quien debe contestar. Todos vamos cansados, pero aguantaremos hasta caer reventados.

«A pie y sin dinero…».

10 febrero 2023

Blog: generaldavila.com