El que crea que la reunión entre Trump y Putin en Alaska es exclusivamente para tratar la guerra de Ucrania no sabe nada de geopolítica.
Ucrania es un paso más en el desarrollo que conlleva una política internacional en revisión que deja atrás un mundo viejo para entrar en el futuro. Estados Unidos y Rusia están obligadas a entenderse y Ucrania es una excusa para ir más allá. Es marginal en el conjunto del problema, pero forma parte de él porque deriva de la situación originada por la desaparición de la antigua URSS. Hablamos de poder, del poder perdido. Ninguna nación que haya pasado por un proceso de transformación o crisis tan grave como el de la URSS, a punto de desaparición, o peor, a vivir desde la insignificancia en una zona clave del mundo donde su influencia fue y podría dejar de ser, se conforma con ese destino.
Rusia se resiste a aceptar un destino tan humillante. Ni sus gobernantes ni el pueblo ruso están dispuestos a asumir tan señalada derrota material y moral.
El movimiento que ha llevado a pasar de la URSS a la actual Federación Rusa ha provocado convulsiones sísmicas que aún siguen desplazándose sin encontrar su lugar en esta nueva estructura que sucede en una zona muy frágil, delicada, que va a marcar el futuro del mundo nuevo. No se puede abandonar a la Federación Rusa a su libre albedrío y se hace necesario prestar atención como si de una enfermedad se tratase, aunque mejor sería hacerlo como un proceso de crecimiento y estabilización. Si tratamos el asunto como una enfermedad podemos sufrir el contagio, pero si lo hacemos en su justa medida y entendemos las razones y las medidas a tomar, todos nos beneficiaremos. No hay razón alguna para ver en el futuro a una Rusia enemiga y a Europa en permanente actitud con las armas en la mano. Eso lo entiende la buena diplomacia, esa que ahora es escasa y la manejan hombres sin historia.
Es lo que busca Trump en Alaska. No es Ucrania; es mucho más. Pero la trumpmanía está desatada contra quien hasta ahora ha pacificado zonas que llevaban años en guerra. La paz y la guerra forman parte de un negocio muy delicado a la hora de tratarlo y el tránsito de una situación a otra tiene mucho que ver con la capacidad de los negociadores y, como no, de la jauría, que alienta las armas disfrazada de Caperucita, en rojo.
Veremos quien ríe el último porque la vulgaridad preside las interminables reuniones de deslustrados dirigentes que se juntan en torno a la política, la economía y la guerra. Ni de lo uno ni de lo otro saben. Soberbios que conducen y parece gustarles la guerra. Trump y Putin parecen distintos a esa moderna serie que ahora manda sin saber lo que eso significa.
Ni Trump ni Putin son vulgares. Eso es seguro. Para bien o para mal. Deben entenderse por encima de los comediantes que forman el desafinado coro. En Europa ningún político alcanza sus niveles. Son políticos vulgares tendentes al poder omnímodo más que al interés de su nación. Cuando los vean abrazarse no piensen otra cosa: están en lucha.
Putin y Trump no tratarán una guerra en concreto, de pasada surgirá Ucrania, en un contexto mucho más amplio. En Alaska nada pinta Zelenski. Lo hará más tarde, cuando se echen los dados al futuro con el cubilete de China, cuando decidan a dónde, por dónde, cómo y cuándo.
Mientras tanto, el resto, los aficionados a la política, economía y guerra, que guarden silencio y dejen hablar a quienes saben.
Por si acaso preparen la artillería y cambien de generales.
Podemos entrar en el nuevo mundo por la puerta buena o acabar con todo dando un portazo nuclear.
Es el momento de la elección. Sería una pena convertir el mundo en un tell como los de Mesopotamia.
Vaticino un pronto alto el fuego con dificultades, pero será el inicio hacia la comprensión y la paz. Es importante tener en cuente el verbo comprender, entender, que tanto hace en diplomacia. Un «ejercicio de escucha» lo ha definido la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. Tammy Bruce. ¿Camino de nuevo a Yalta? ¿Quién falta? Escuchemos.
Nos queda esperar. En un día como hoy, arrodillarse y rezar.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
15 agosto 2025