Paseando por el Rastro madrileño veo arrumbado en un puestecillo una preciosa lámina salpicada de imágenes en sepia y las banderas de España y Filipinas encabezando un poema: Último Adiós. El vendedor al ver mi cara de sorpresa intenta contarme una historia para que le compre la lámina sin darse cuenta de que no le escucho. Sé lo que veo sin necesidad de charlatanería. Es el sobrecogedor poema que escribió José Rizal la víspera de su fusilamiento, su último adiós. El dueño del puesto no sabe que tiene un tesoro; y lo tiene. No por el valor material de la lámina sino porque está vendiendo un trozo de la historia de España y Filipinas protagonizada por un hombre que amaba por igual a las dos patrias y con el que se obró injustamente.
No es el Rastro el lugar adecuado para exhibir esa lámina, pero la historia de España y de muchos de sus héroes suele verse en los bordillos y aceras de este singular mercadillo de Madrid. La historia pasa y sus hombres también. No debería ser así y por ello cualquier ocasión y medio es bueno para honrar su memoria.
La gente pasaba de largo sin prestarle atención a la lámina, a la historia. Pocos saben lo que significan aquellas banderas entrelazadas, abrazadas. Tampoco quien era José Rizal, como no lo supieron las autoridades españolas cuando desde Barcelona lo deportaron a Manila donde fue fusilado.
El regateo de rigor en este caso me produce un cierto rubor y sin más pago una ridícula cantidad por llevarme a casa la historia de Filipinas junto a España. Historia condensada en una preciosa lámina.
El doctor José Rizal fue un patriota nacido en Filipinas que nació y murió como español. Realizó sus estudios de Medicina en Madrid escribiendo en el periódico La Solidaridad abogando por una mayor autonomía para Filipinas y la concesión de fueros. Es el mayor héroe de Filipinas y uno de los grandes españoles del Siglo XIX; víctima de la incomprensión y de la intolerancia.
Hoy se cumplen 121 años de su muerte. Fusilado. Injustamente.
Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía,
Amigos de la infancia, en el perdido hogar;
Dad gracias, que descanso del fatigoso día;
Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría;
Adiós, queridos seres. Morir es descansar.
En la brevedad de mis palabras rindo homenaje a José Rizal al que de manera causal he reencontrado en su poema Último Adiós dando un paseo por el Rastro madrileño. Unos días antes de cumplirse el aniversario de su muerte.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Palabras de S.M. el Rey al recibir la Gran Cruz de la Orden de los Caballeros de Rizal
Blog: generaldavila.com
30 diciembre 2017


Reblogueó esto en De España, Libertad, Saber y otras cosasy comentado:
SUSCRIBO, MI GENERAL.
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¡Qué suerte, mi General. Vaya un hallazgo. Enhorabuena.
En mis tiempos en Madrid solía perderme por el rastro brujuleando a ver qué sorpresa histórica podía surgir de cualquier cajón. Encontré alguna cosilla de importancia menor o nula, pero nunca nada que se pudiera llamar joya y menos tesoro, como esta.
Desde niño me apasionó la historia en general, y naturalmente la de España y el período de su imperio hasta su pérdida, en particular. Tuve además el privilegio de conocer, entonces hombres ya nonagenarios, a excombatientes de Cuba y Filipinas, hombres de condición humilde, sin estudios pero con una memoria prodigiosa que no habían olvidado detalle de sus vivencias ni los nombres completos y origen de sus jefes y compañeros, que me embelesaban contándome sus aventuras, sus penalidades y sus alegrías.
Y tuve también, ya de mayor, un compañero de trabajo, de apellidos ilustres e hijo de militar de alta graduación, cuya niñez y primera juventud transcurrieron en lo que fue el Sáhara Español, y cuyo segundo apellido era Polavieja, descendiente directo del famoso General al que en Filipinas tocó en desgracia la mala suerte de firmar el «enterado» o «cúmplase» para el fusilamiento de José Rizal. Me decía que su antepasado fue un gran y prestigioso militar, pero que cometió el error de dejarse «meter en política», con tan lamentable resultado.
A las órdenes de V.E., mi General
Y por cierto… ¿Tendrá algún fundamento un rumor aparecido en las redes en el sentido de que existe un movimiento en Puerto Rico que desea volver a ser español, y que hasta el Presidente Trump, de Estados Unidos, no lo ve con malos ojos?. ¿O quizás se trate de una inocentada?.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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Feliz Año y veremos que nos depara ese futuro
Un abrazo
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No fue fusilado injustamente, fue ajusticiado por sus «hermanos» masones al «haberlos traicionado», saliéndose de la secta y presentándose incluso como oficial médico para luchar en Cuba.
El Capitán General Blanco, Marqués de Peñaplata, hermano masón (H.·. «Barcelona») que destrozó Filipinas y entregó traidoramente Cuba, fue quien puso las piezas de su proceso jurídico (consejo de guerra).
Esa es la historia de España, incluida la militar, en el s.XIX: masonería moviendo los hilos.
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Ruego a todo quién comenté que lo haga con nombre y apellidos. Gracias y Feliz Año
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No tengo información suficiente pero su juicio tan contundente sobre la inocencia total de Rizal no lo acabo de ver, máxime cuando era o había sido masón y el Katipunan tenia como grito de guerra contra España su nombre.
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La información es muy importante en todo. Gracias y Feliz Año
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Bueno, ya digo que me falta información, pero de un ojeo de la novela de Jose Rizal «Noli me tangere» veo que es de un anticlericalismo parangonable con los mas exaltados «ilustrados» (y masones) y en el epílogo aboga por matar a los -para él- fanáticos religiosos como se hace con los lobos, en suma un seguidor más de la «Leyenda negra» antiespañola.
Gracias y Feliz Año
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A aaiun2004 :
Creo que mas que el teniente general don Ramón Blanco los responsables de la perdida de Cuba y Filipinas fueron los gobiernos liberales de Sagasta que boicotearon todo lo posible los mandatos de los generales Weyler y Polavieja en ambas y finalmente mandaron a la batalla contra los Estados Unidos a un Ejercito y Armada sin dotarle de recursos suficientes.
saludos
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Repasando la Historia de España se encuentran infinidad de traiciones, con politicos ( de todos los tiempos ) que pertenecieron, y pertenecen, a la masonería no debería sorprendernos. ¡ Arriba España!. Julio de Felipe
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Pues estas son las historias que posiblemente nunca encontraremos en los libros, y por eso mucho más interesantes. Pero sea cual sea la versión correcta, ese trozo de papel es un verdadero tesoro. Enhorabuena a nuestro querido general Dávila
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En el Rastro madrileño se encuentran las cosas más insólitas. Pero no vayas a buscarlas. Pueden aparecer o no. He logrado una amplia colección de metopas militares. Mi general, te recuerdo de «motores» con mucho afecto, y te hecho de menos. Un abrazo
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Un fuerte brazo y Feliz Año amigo.
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José Rizal conocía España y Madrid, el poema «El Último Adiós» lo tengo en casa, pero en una edición moderna, así como su libro «Noli Me Tangere», cuya lectura también recomiendo. Me trajeron ambas cosas hace unos pocos años desde Manila, en donde encargamos 2 ejemplares de cada cosa, para mí unos, y los otros para un amigo con alma de poeta, ya fallecido, mecánico de profesión, y célebre artista restaurador de coches antiguos, por devoción. En realidad, tengo que admitir que la idea de encargar estas obras fue suya, ya que conocía de sobras al autor, Rizal,y podía recitar de memoria El Último Adios…
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