Es mucho cuanto se ha escrito aquí sobre la Ley de Memoria Histórica y sus efectos en la convivencia entre españoles. El intento de borrar parte de nuestra historia de forma torticera se ha convertido en un objetivo principal para muchos políticos que al parecer no tienen otra cosa mejor que hacer, tal que si no tuviéramos en España problemas más importantes que solucionar. Afortunadamente la torpeza y las prisas con las que muchos ayuntamientos de izquierda emprendieron la tarea de desmontar el recuerdo de muchas personas de bien han posibilitado que las acciones que, por vía jurídica muchas asociaciones y fundaciones han ejercido, están teniendo éxito y en muchas localidades el proceso de cambio del callejero se encuentra paralizado siquiera momentáneamente. Más la ignorancia y el resentimiento no tienen descanso y buena prueba de ello es que el pasado día 7 de diciembre la portavoz socialista de Educación en las Cortes Valencianas presentó una propuesta no de ley para eliminar “cualquier referencia que ensalce el franquismo” en el nombre de los colegios valencianos. Y una de estas “referencias” a las que se refiere la ignorante socialista es la del nombre de quien fuera Ministro de Educación entre 1968 y 1973: Don José Luis Villar Palasí, cuyo recuerdo perdura en colegios en Valencia, Sagunto, Quart de Poblet Paterna, Xirivella, Burjasot y Orihuela.
No acaba uno de entender realmente esta obsesión del PSPV siquiera sea porque si uno observa el estado comparativo del sistema educativo en España – del que es responsable la política educativa del PSOE (el PP sólo ha seguido aguas) – conforme a lo que el Informe PISA (Programa para la evaluación de estudiantes) establece, España se encuentra en el furgón de cola lejos de la media de la OCDE y de la UE. Y lo que es preocupante el incremento de la brecha existente entre las comunidades ricas y las pobres.
Resulta paradójico que desde esta lamentable situación aparezcan iluminados que incapaces de revertir el desaguisado actual se empeñen en borrar la figura de quien fuera ejemplo de eficacia cuando fue el propiciador de la moderna educación en España.
Sí, fue Franco en 1968 quien llamó a Villar Palasí para reformar la ley universitaria, más este pronto comprendió que lo que urgía era una Ley General de la Educación y de Financiación de la Reforma Educativa, una ley que transmitiese a la sociedad española que la educación era una inversión que costaba dinero; de hecho, involucró al director general de Hacienda. La necesidad de cambio en los años 70 era patente en España en el nivel social, en el político y en el educativo. Era necesaria una ley que abarcase la totalidad del sistema educativo nacional. Se pretendía dotar al país de un sistema educativo más justo, más eficaz y más en consonancia con las necesidades de los españoles. Los criterios básicos para esta ley fueron la unidad, abarcando los distintos niveles educativos, la interrelación entre ellos, y la flexibilidad. Y fue José Luis Villar Palasí el verdadero artífice de la misma.
Villar Palasí estableció la Educación Maternal, la Educación Preescolar, la Educación General Básica, el Bachillerato Unificado Polivalente, la Formación Profesional, la Educación Especial y la Educación Superior.
La Ley General de Educación supuso un fuerte impulso a la educación española al reforzar y unificar el sistema educativo, e introducir innovaciones curriculares, organizativas y tecnológicas y todo con arreglo a las directrices de la UNESCO.
Villar Palasí, valenciano nacido en Ruzafa, era licenciado en Derecho y en Filosofía y letras, Catedrático de Derecho Administrativo y hablaba con fluidez nada menos que 15 idiomas siendo el padre de la EGB actual.
Creo honradamente que Villar Palasí ha sido un prohombre excepcional en la historia de la Educación en España; pues bien ahora aparece una señora que se llama Ana Besalduch, de cuyos méritos no tengo constancia, que se permite el lujo de intentar mancillar el honor de un hombre bueno y sabio.
Sepa esta señora que para su desgracia – salga o no su propuesta – la historia es la que es y por mucha inquina que quiera manifestar la verdad siempre resplandece y por mucho que le duela ahí está la obra que quedará para siempre.
Sí, la malévola LMH en manos de unos personajes plenos de ignorancia y de resentimiento no nos lleva a nada bueno.
Pero, señora Benalduch, ¿Vd. quién es? Lea e infórmese, tarea seguramente difícil para políticos mediocres de la que evidentemente Vd. es paradigma.
General de División IM. (R.) Juan Chicharro Ortega
Blog: generaldavila.com
11 diciembre 2017
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