Que hay intranquilidad entre los mutualistas del Instituto Social de las Fuerzas Armadas por la atención sanitaria, es algo evidente. Ante esta inquietud, por ejemplo, el representante de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil se ha reunido con el secretario general del ISFAS.
Ha recibido muy buenas palabras y un cúmulo de datos estadísticos pero la realidad del día a día es otra.
Dos temores sobrevuelan por el ámbito de los que pertenecen al ISFAS y supongo que a otras mutualidades:
—Menores prestaciones (debería atenderse TODAS), menos médicos y desatención a los más mayores y retirados.
—Existe la impresión de que se lleva camino de suprimir lo que desde hace años funciona —muy bien para ambas partes— (la posibilidad de atención en distintos servicios de Sanidad pública o privada) obligando a todos a quedar exclusivamente en la Seguridad Social, algo muy propio de los tiempos que corren y que tiene un fuerte componente político. Podemos, o sea, ruina y miseria.
No hay duda de que los más mayores, retirados, viudas, son los más afectados por su indefensión y dificultades a la hora de enfrentarse con los nuevos convenios a través de tecnología que es inalcanzable para ellos o a la hora de tener información o comunicarse con las entidades vía telemática como se está imponiendo. Esto es vital y afecta sicológicamente mucho a todos aquellos que viven alejados de un núcleo urbano principal como Madrid, Barcelona, Valencia… y que deben desplazarse para cualquier gestión a la capital. No digamos de los que viven aún más alejados de núcleos urbanos.
—Tratamientos que se están dando y repentinamente dejan de estar cubiertos, cambio de médicos que salen de la lista anterior, incertidumbre a la hora de elegir una u otra modalidad asistencial y dificultades para resarcirse del gasto que llevan ciertos tratamientos.
La incertidumbre es tan grave o más que la desatención.
¿Qué hago? Llega el mes de enero y hay que decidirse. Cuando te enteras de los convenios ya es febrero y no hay posibilidad de cambio. Si te cambias (obligado por falta de prestaciones o inadecuado tratamiento) resulta que debes empezar de cero cuando llevas años con tu médico de siempre, el cual nada puede resolverte. ¿Y romper un tratamiento ya iniciado porque ese hospital ya no da la prestación y hay que cambiarse a otro?
Un ejemplo: después de someter a muchos enfermos a la incertidumbre de los acuerdos, en pleno mes de enero te comunican: «Buenos días; según una información de última hora, a partir de febrero, ADESLAS sigue dando servicio en los hospitales HM».
¡Aleluya! Mientras mucha gente con delicados tratamientos sufría psicológicamente. Estas negociaciones se hacen con tiempo y sobre todo con el pensamiento puesto en los enfermos y no en el Presupuesto. Un avión de caza no vale el tratamiento de un soldado, o que lo fue y ahora no se acuerda de él ni el Capitán. Vale más el soldado por muy deteriorado que esté.
Para lograr el pasaporte Covid toda una odisea y debe ser presencial o de otra manera imposible.
Otro ejemplo para los ya retirados e impedidos de cómo se facilitan las cosas es el de una de las aseguradoras, en concreto ASISA, que ha modificado de forma gratuita y de muy dudosa atención hacia sus clientes la forma de suministrar los necesarios elementos que requiere la vigilancia y control de los diabéticos. El suministro hasta ahora se hacía de manera cómoda en las Delegaciones de ASISA en cada ciudad o pueblo. Nos llegan quejas de que esto se ha modificado unilateralmente. En concreto gente que vive a 30 kilómetros de Madrid al ir a su Delegación les han dicho que ya el suministro lo tendrán que hacer en el Hospital de la Moncloa en Madrid. Esto supone un desplazamiento de muchos kilómetros cuando es normal que sea gente mayor con dificultades para efectuar ese traslado, además de que la Aseguradora parece obviar la situación de riesgo que esto supone con la pandemia.
La respuesta dada por la Aseguradora es de lo más aleccionador y correcto. Lean:
«Tal y como se establece en el vigente Convenio entre ASISA y su Mutualidad, la Entidad debe garantizar la dispensación de las tiras y lancetas en pacientes diabéticos.
No obstante, corresponde a la misma, establecer la normativa en cuanto a la organización y frecuencia de las autorizaciones, motivo por el que no podemos no podemos acceder a su solicitud ya que, en ningún caso, se incumple lo indicado en el citado Convenio».
El Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS) responde con muy buenas palabras, pero ninguna solución. Silencio administrativo.
Es decir, que coja usted el autobús o tren; desplácese a Madrid; sométase al evidente riesgo que todo ello conlleva y vuélvase a su casa con las tiras si por el camino no le ha dado el subidón. Sin más explicaciones.
Es más importante atender a las personas que comprar un batallón de tanques; esa debe ser la prioridad.
A la hora de llevar a cabo las negociaciones con las Entidades aseguradoras y el Instituto Social de las Fuerzas Armadas habría que tenerlo en cuenta.
¿Para qué queremos un Batallón de Carros de Combate, un avión o un buque si no protegemos a los servidores o abandonamos a los que sirvieron?
En los pequeños detalles se nota la atención y no los que se venden en los medios. No en los macrodatos.
Vale muchísimo más el soldado, por muy deteriorado que esté, que todos los tanques, aviones y barcos del mundo.
No estaría de más que los Ejércitos y el Ministerio de Defensa empiece a pensar que en las cunetas de sus largos y sacrificados caminos han quedado muchos viejos soldados que no podemos ya con la mochila y que no pedimos caridad castrense, sino «justicia» y algo, aunque sea muy poquito de afecto y atención. ¿No está para eso el Instituto Social de las Fuerzas Armadas?
¿Acabaremos de una vez con todo?
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
8 febrero 2022