EL VALLE DE LOS CAÍDOS Y FRANCO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

El Valle de los Caídos

Se ha convertido en una obsesión. Preocupante. No se puede avanzar con el lastre del vencido que sigue enlodazado en una guerra que terminó hace ya muchos años. Una guerra que se esgrime como argumento ocultando el odio que encriptado en falsas bondades predican a los rebaños al sol.

EL VALLE DE LOS CAÍDOS

El Valle de los Caídos no es el homenaje al enfrentamiento ni un monumento a la victoria. Es el símbolo de la reconciliación y el mutuo perdón. La paz no es anhelada por los que arrastran el guerracivilismo como hoja de ruta permanente y lo subrayan en cuanto la ocasión les es propicia. Hasta que la cultura no llegue, y con ella el sosiego y la bondad de pensamiento, recurrirán al pasado que desconocen e inventan.  No tienen otros argumentos capaces de encrespar a su público; lo peor es que con ello engañan también a los que no saben, no contestan.

Pero no vamos a tragar con sus mentiras y adoctrinamiento. La libertad también es acudir a la verdad y no dejarse manipular por cuantos tienen al alcance un micrófono. Demasiadas voces mentirosas y mezquinas animan a todo lo que sea revolver, apuntarse a la confusión y al desorden.

El actual líder del socialismo ha presentado su proyecto estrella en las paredes del cementerio de Valencia: la reforma de la Ley de Memoria Histórica. A peor. Más enfrentamiento y dolor. De acuerdo con sus compañeros de viaje: EH, Bildu y CUP. Nada más que decir.

Se apunta al carro también Compromis. Su senador Carles Mulet ha entregado este miércoles en el Senado una nueva Ley de Reconocimiento de las Víctimas del Franquismo que sustituya a la Ley de la Memoria Histórica. Pretende demoler el monumento del  Valle de los Caídos para no dejar reminiscencias del régimen de Franco. Sus palabras exactas han sido: «Hay que quitar cualquier reminiscencia del anterior régimen lo que, desde mi punto de vista, conlleva la desaparición física del enclave».

No necesitan aclaración.

Los paredones y las fosas vuelven a la escena política como si todavía alguien quisiese el enfrentamiento. Nadie les explica que queremos la paz, poder vivir con dignidad y en paz. Todos y entre todos. Ellos, a los que les escuchan, se lo ponen muy difícil. Les gusta meter el palo en candela.

Los paredones y las fosas no pueden convertirse en un proyecto político.  Solo el respeto, el apoyo y ayuda, a quien lo merezca, para cerrar su dolor y sufrimiento. ¿O es que alguien se va a negar a ello?

El Valle de los Caídos no debe ser el recuerdo a nadie ni a nada sino un lugar de culto y respeto a los muertos.

Pero en el fondo no se trata de Franco ni de su tumba, ni del Valle de los Caídos, ni de la Ley de Memoria Histórica. Buscan otra cosa. Desde el radicalismo quieren el río revuelto donde pescar votos para su programa consistente en mantener a España siempre en trance de desaparecer.

Son las calles, los nombres, los curas, el Concordato, los militares, el Ejército, la Enseñanza con educación ideológica desde niños a mayores. También la Jefatura del Estado. Tiempo al tiempo.

Ahora son las tumbas, los muertos. A los cobardes siempre les ha gustado especialmente enfrentarse a los muertos. Los que pretenden mandar sobre vivos y muertos son los peores dictadores.

Les aseguro que si yo fuese la familia de Franco retiraría en silencio sus restos y me los llevaría a la intimidad familiar. Sé lo que digo y no creo estar muy lejos de la opinión más noble y acertada. Quizá la voluntad del mismo Franco.

Claro que por otro lado ¿Quiénes son estos personajes para imponer su voluntad y escribir el pasado a su gusto y semejanza? Por ahí sí que no.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog generaldavila.com

17 diciembre 2017