CENTENARIO DEL ATAQUE RIFEÑO A ANNUAL ¿POR QUIÉN MUEREN LOS ESPAÑOLES? EL TRASLADO DE LOS RESTOS DE LOS HÉROES DE MONTE ARRUIT General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Hoy se cumplen 100 años del conocido como Desastre de Annual: el Centenario de la muerte de miles de españoles en tierras del Protectorado española: el Rif. Silencio oficial. Ni una oración, un recuerdo, un acto institucional de Estado. Nada. Vergonzosa e indigna actitud.

Como soldado se me cae la cara de vergüenza. Como español siento la historia como un mal recuerdo que a diario me arrojan los que la reescriben; y de ellos reniego.

Hay que dejar bien claro que este olvido señala a todas las Instituciones del Estado, a todas, y que ante el posible sentimiento de vergüenza que abrigan para no recordar estos hechos es conveniente recordarles que los españoles empezamos a hacernos la pregunta: ¿Por quién juramos entregar nuestra vida? ¿Es el olvido nuestro recuerdo? ¿Mereció la pena el sacrificio de la muerte? Si así fue ¿Quién nos reza, quién nos recuerda? A lo mejor todo es cuestión de un sueldo corto y mal pagado; nada más. Entonces será cosa de revisar los contratos.

No. No damos la vida por esas Instituciones cuando sus componentes no miran al pasado para recoger el recuerdo de la sangre de los españoles a los que nadie explicó que morirían sin causa. No. Es por España, la Patria. ¿No es suficiente causa para rendirles el obligado recuerdo?

Si los que forman parte de esas Instituciones no lo entienden alguien deberá revisar leyes y reglamentos militares. Cualquier cosa antes de volver a engañarlos.

Estamos hablando de Honor. ¿A quienes les falta, a los muertos por España o a los que de ellos no se acuerdan?

Ha terminado el Centenario de la Legión. Sello mis labios y se detiene mi pluma. No hay mucho que hablar y no debo escribir lo que pienso. Empieza otro Centenario, también para la Legión, para España, para los muertos en aquella guerra en el Rif, Protectorado español, muertos españoles, bandera española, Legión española y soldados españoles. ¿Quién los recuerda?

En recuerdo de los muertos en Annual

¿Quién rendirá homenaje a aquellas víctimas a las que la Patria pidió el sacrificio de sus vidas? ¿Nadie las va a recordar? ¿Vamos una vez más a enterrar nuestra historia y a aquellos que sin saber más que cumplir las órdenes de su patria fueron a morir lejos de su casa, de sus sentimientos, de sus necesidades, sin saber ni nadie explicarles por qué estaban allí? Eran simples soldados españoles camino de la muerte y del heroísmo, hoy no solo olvidados, sino silenciados y ocultos.

Hace no más de una década en cierta reunión de alto nivel militar, el más caracterizado me dijo.

—Dávila ¿Puedes explicarnos así por encima lo que ocurrió en Annual?

Encima de la mesa estaba la concesión al Regimiento Alcántara de la Gran Cruz Laureada de San Fernando por los hechos allí ocurridos hace ahora cien años. La señora ministra de Defensa se negaba a reabrir aquel expediente. La milicia atenta y obediente no movía un dedo. Tuvo que legar un cambio de Gobierno y hacerse sentir la voluntad de S.M el Rey Don Juan Carlos para reconocer aquellos hechos.

Ahora el olvido. Como espesa niebla, cubre todo lo referido a nuestra presencia en el norte de Marruecos. Hasta hay limitaciones para que desde las instituciones se visite Ceuta o Melilla. Sin conocimiento autorizado de Marruecos no es posible. Dice el lema del Regimiento Alcántara Haec nubila tollunt obstantia sicut sol, «Disipa los obstáculos como el Sol las nubes a su paso». A los héroes de Annual no se les quiso dar la Laureada de San Fernando. Hubo enfrentamiento entre partidos políticos y se concedió solo cuando hubo cambio de Gobierno. Esa es la herencia y el agradecimiento al sacrificio.

«En el Rif hay que ser santón o caballo; los demás seres llevan bien poco apetecible vida» (Víctor Ruiz Albéniz, España en el Rif).

Contamos los vivos, con precisión recaudadora, pero nunca nos salen las cuentas con los muertos. Bailan las cifras en una danza insoportable entre Annual y las muchas posiciones dispersas donde aún quedarán almas errantes a las que ni explicación ni tumba se les ha dado. Annual y Monte Arruit componen una geografía inhóspita donde se desarrolló una guerra que aún no ha terminado y con la que el Ejército español está en deuda. Una guerra que no terminará mientras no se entierre a todos los muertos y se selle una definitiva explicación sobre la ruta de Annual a Melilla y se lacre la paz al recibir el agradecimiento del Rey de Marruecos por la labor española en el Rif. ¿Quién se atreve? No fue una lucha de España contra Marruecos, contra el Sultán, sino una lucha de España en apoyo de Marruecos contra la beligerancia independentista de unas partidas de rebeldes que traicionaron acuerdos y amistades.

MONTE ARRUIT

Ante las recientes apariciones de noticias de que el Ejército exhumará los restos mortales que hay en los cementerios de los peñones y otras referidas al estado de nuestros cementerios donde reposan los restos de los muertos en las campañas africanas y en concreto los de Monte Arruit, nos parece adecuado volver a publicar este artículo que corrige muchos errores históricos.

 

En agosto de 1949 el general Varela, General Jefe del Ejército de Marruecos y Alto Comisario de España en Marruecos, escribe al ministro del Ejército, General Fidel Dávila Arrondo, comunicándole tener todo preparado y previsto para iniciar el traslado de los restos de los héroes de Monte Arruit, una vez finalizados los trabajos previos para la exhumación de los restos y demolición del monumento que les ha cobijado hasta esa fecha.

El 24 de agosto vuelve a remitir carta el general Varela al ministro en la que le da cuenta de haberse realizado sin novedad el traslado al Panteón de los héroes de las campañas existente en el Cementerio de Melilla.

En su carta el general Varela de puño y letra dice: «Considero que este cometido ha sido muy beneficiosos pues era un verdadero espectáculo “aquel cementerio de Monte Arruit” que siempre representaba un recuerdo triste de un ataque desafortunado».

El traslado se llevó a cabo mediante un estricto «protocolo» del que les damos en exclusiva noticias, aportando el documento del mismo.

Elaborado por la 4ª Sección del Estado Mayor del Ejército de Marruecos:

DE LOS ACTOS QUE HAN DE CELEBRARSE CON MOTIVO DEL TRASLADO E INHUMACIÓN DE LOS RESTOS DE LOS HÉROES DE MONTE ARRUIT.

El traslado se llevó a cabo el 20 de agosto de 1949 después de realizadas las gestiones de carácter oficial con las Autoridades Civiles, Militares y de Justicia.

El enterramiento tuvo lugar en el piso de la cripta del panteón dedicado a los muertos en campañas anteriores. En el centro de la cripta figuraba una losa de mármol con la inscripción: «Aquí yacen los restos de los heroicos defensores de Monte Arruit -1921- Fueron trasladados a este sagrado recinto en agosto de 1949».

El documento dice así: «Los restos fueron conducidos en camiones por la carretera general de Tetuán, recibidos por el Clero Parroquial del Barrio del Real, rezándole un responso, trasladándose después a la Playa de San Lorenzo donde se organizará la comitiva: «En la Playa de San Lorenzo se transbordarán los féretros, en número de doce, a otros tantos armones de artillería engalanados sus tiros con gualdrapas negras. Los féretro irán envueltos en la bandera de España y sobre cada uno irán tres cascos y una corona de laurel».

«Abrirá marcha la escuadra de batidores, la banda de música del Tercio Gran Capitán I de la Legión, una sección al mando de un oficial, por cada una de las Armas y Cuerpos: Infantería, Regulares, Tercio, Caballería, Artillería, Ingenieros, Intendencia, Sanidad, Compañía de Mar y Tropas de Aviación, para rendir honores.

A continuación de determinan las comisiones asistentes.

El itinerario seguido: Playa de San Lorenzo-calle del Actor Tallaví-Plaza de España (calzada del Casino Militar)-Avenida del Generalísimo-Plaza del Comandante Benítez-calle del Padre Lerchundi hasta la explanada de acceso al cementerio de la Purísima Concepción.

A la llegada de la comitiva a la explanada de acceso, las Secciones de Honores desfilarán ante los restos de los héroes, y seguidamente los féretros serán trasladados al interior del cementerio por los portadores de las cintas, hasta el Panteón de Héroes, en cuyo lugar, y ante el altar levantado al efecto, se rezará un responso, procediéndose a continuación a dar sepultura a los restos, en cuyo momento, y por la Compañía del Regimiento de Infantería nombrada al efecto, se hará una salva en el lugar de costumbre.

Con este recuerdo elevamos nuestra oración al Cielo en comunión con aquellos que cumplieron con su deber derramando hasta la última gota de su sangre».

¡Honor a nuestros muertos!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

22 julio 2021