Hay gobiernos sostenidos por terroristas y gobiernos terroristas. Es la misma epidemia y mantienen el dolor desde el poder porque, aunque no maten, son la muerte misma que sella cada decisión, cada actitud del pueblo sometido al miedo que produce el siempre posible regreso del tiro en la nuca o la bomba lapa que mata a niños junto a sus padres con el peor instinto que la naturaleza conoce.
Avergonzamos al mundo civilizado mostrando como se sientan en el trono del poder los que antes aullaban asesinando en los amaneceres de ilusiones.
¡Canallas! Los terroristas al poder.
¿Y?
Como el que ve llover desde la ventana. Un sospechoso silencio se ha extendido por la sociedad española que se tapa los oídos y los ojos ante la nauseabunda política que ha aceptado llevar en su seno a aquellos que programaban asesinatos para alimentarse y engordar como las ratas en los desagües.
Nos acompaña cada día la traición, la cobardía, el olvido a los que cayeron asesinados con el plomo de su odio. Ahí siguen repartiéndolo sin que nadie levante voz y en cambio otorgue voto.
Tengo una larga lista de aquellos que sentenciaban y mostraban repulsa y asco por la banda de terroristas de la ETA; los mismos que más tarde comprendieron, luego disculparon y así hasta ahora, que incluso los votaron.
Mandan en el país vasco, ¿y en España?
Acabamos de ver un lamentable espectáculo en el país vasco donde con el pretexto de enviar un mensaje sectario contra Israel por la participación de un equipo ciclista de esa nacionalidad en la vuelta ciclista a España, se ha roto la convivencia y se ha mostrado al mundo que allí la violencia está dirigida por los mismos de siempre. No saben nada de Israel ni de política ni de derechos humanos; saben del rastro que quedó en el país vasco después de años de asesinatos y saben que allí nadie da un paso más allá que no cuente con la autorización de los herederos del terror.
¿No son todos? No ¡que va!
«No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas» (Arzalluz).
No hay duda de lo que allí ocurre y de quienes mandan. Dirigidos a hora por el «pacifista» recaudador de la ETA. Casi nadie. Libre y predicador.
También en España. A nadie le importa sentarse a negociar con terroristas. Se les da el mando y dirección y su yugo permanecerá sobre todos nosotros. No es solo su culpa, sino de los que recogen la cosecha. Sin olvidar a los que miran para otro lado para vivir más tranquilos.
¿De qué liberación nos hablan? No conocen otra que la del tiro en la nuca y la bomba lapa.
¡Cobardes!
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
7 septiembre 2025
