Creo que es la mejor recomendación que hoy podríamos hacer como declaración, más allá de la política, ante la gravedad de lo sucedido en España. No peligra el Estado, ya perdido, sino la Nación y ante eso ¡atención! los españoles son de cuidado.
Ha llegado el momento más delicado desde que en España se aprobó la Constitución. Ganado a golpe de indiferencia, mal hacer político y del que todos somos culpables, debemos enmendar lo mal hecho.
La presidenta de la Comunidad de Madrid lo ha resumido en una acertada frase: «Nos han colado una dictadura, los grandes dictadores de la historia se cuelan a través de los parlamentos».
Usted sí que sabe.
La dictadura ha llegado. Estemos preparados y luchemos contra ello. Aún estamos a tiempo.
En España igual que asistimos estupefactos a un pacto impensable de ruptura de España no es de extrañar que al señor Sánchez, el culpable, mañana o pasado mañana, le veamos detenido, conducido ante el juez y condenado. Motivos hay. Nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal con qué se mira. ¿Quieren que les enseñe casos parecidos o de menor gravedad? No les tomo por desinformados. Los conocen como yo. Los enemigos de España han vencido. Por ahora. Es el momento del contraataque o la derrota total. Está en sus jóvenes manos
El verdadero problema es encontrar un buen Capitán que nos lleve a la victoria. Pero, por favor, que sea uno: no dos ni tres.
Por eso llega un momento en el que uno se irrita contra «todo lo que se menea» que decían en una serie televisiva.
Hartos de salvapatrias de barra de bar, harto de políticos que vienen a medrar, a ponerse la gorra y soplar por el pito, autoridades iletradas, uno no puede dejar de recordar aquello «Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre».
¿Va a romperse España? No. La Patria es más de lo que la voluntad política pretende representar. Algo indica que los españoles empiezan a hartarse. Algo muy necesario para revertir la situación.
Cuando los españoles empiezan a hablar más allá de la temporal urna es que están hartos del engaño de «Votar y callar». Cuando además de votar reclaman en las calles lo que es suyo es que la democracia funciona. La calle no es solo de aquellos que nos han robado España, y ya es hora de que hagamos uso de nuestro derecho a que se nos oiga sin modulaciones mediáticas.
La situación además de grave es peligrosa. Por lo pactado y no por manifestarse en contra de ello. Las manifestaciones que cada día claman en la sede socialista de Ferraz son un sano ejercicio democrático. No. Eso no es violencia. Violencia es la del ministerio del Interior, del señor Marlaska o del poderoso de Moncloa que maneja el poder de las riendas que le unen con el Judicial y el Legislativo.
La falta de respeto democrático debe tener su respuesta en la calle. Cuando no se respeta la Ley y se gobierna de espaldas a un cincuenta por ciento de la población, los afectados deben expresarse sobre todo ante la división y tibieza de los que les representan. Echarse a la calle es sano y democrático, y lo es más cuando te lo intentan impedir con el miedo y la detención. Sin manipulaciones. Sin violencia que otros aprovecharían.
Algo indica que los españoles empiezan a hartarse. Eso es necesario plasmarlo y la única manera es la calle.
Nadie aún se explica cómo empezó el motín de Esquilache o el de Aranjuez. O el 2 de mayo. Nada que ver, pero mucho que aprender.
Ocurrieron. Sin miedo y sin perder la cabeza. Honor y honra. Por España que no es cualquier cosa.
Rafael Dávila Álvarez.
Blog: generaldavila.com
9 noviembre 2023