Pocos saben la estrecha relación que existe entre Gibraltar, Ceuta, Melilla, País Vasco y Cataluña. Menos saben que España y Reino Unido estuvieron a punto de firmar un acuerdo para la cosoberanía de Gibraltar y que fue José María Aznar, entonces presidente del Gobierno de España, el que se echó atrás cuando el acuerdo estaba muy avanzado y a punto de cerrarse.Durante la Conferencia Ministerial Euromediterránea de la Unión Europea celebrada en Valencia en abril de 2002 se cerraron los principios básicos del acuerdo solo a la espera del visto bueno de los respectivos jefes de Gobierno para a continuación pasar a redactar el texto. Por cierto, en contraposición a aquella conferencia se celebraba, a la vez y en el mismo lugar, el Encuentro Euromediterráneo de la Izquierda, que pretendía erigirse en foro alternativo a la Conferencia Ministerial con ponencias relativas a la autodeterminación del Sáhara y el caso palestino, y con la participación de eurodiputados socialistas.
Todo aquello no pasó desapercibido para el Reino de Marruecos, que estuvo permanentemente vigilando las negociaciones sobre Gibraltar para apuntarse a algo parecido con Ceuta, Melilla y Peñones, pero con el matiz de que ellos lo harían por imposición; a la fuerza ahorcan.
José María Aznar se negó a última hora a seguir las discusiones sobre el acuerdo de cosoberanía, seguramente por temor a la reacción de Marruecos, País Vasco y Cataluña. La excusa fue «o todo o nada»; y fue nada. Marruecos pediría lo mismo para Peñones, Ceuta y Melilla y los independentistas algo parecido a la cosoberanía como primer paso para su independencia. Así vendría tiempo después el Plan Ibarretxe: «Dejar de ser una Comunidad autónoma para convertirse en un Estado libre asociado» (España Estado confederal).
Lo más grave fue que Aznar no calculó la reacción del Rey de Marruecos que, sin contar con nadie, ni con sus generales, ocupó en el mes de julio de ese año el islote Perejil, dispuesto a seguir presionando sobre los Peñones, Ceuta y Melilla. La reacción española no fue suficiente, quizá hubiese ido a más, pero la intervención, información y seguridades dadas a España por el Secretario de Estado americano, general Colin Powell hizo a Marruecos desistir de su objetivo y las Fuerzas Armadas españolas recuperaron Perejil (con toda clase de garantías).
Perdimos una oportunidad histórica para recuperar el Peñón que, según el acuerdo alcanzado con el Reino Unido y con España dentro de Gibraltar, se revisaría pasados unos años con lo que podría con el tiempo haber pasado a manos españolas.
Aquello fue un error histórico ocultado a la opinión pública. Perdimos la oportunidad de volver a Gibraltar. Perdimos dejar sentada con rotundidad la postura del Gobierno español ante los independentismos e intentos, –por parte de quien fuese desde dentro o fuera– de romper la integridad territorial. En definitiva dejar claro que España era una nación fuerte que no se dejaba intimidar.
Una crisis cerrada en falso que no era la primera por parte de Marruecos ni será la última. Lo mismo para los independentismos cada vez más envalentonados.
Gibraltar fue una cuestión de oportunismo por parte de los separatistas. Mezclar Gibraltar con Ceuta y Melilla es un viejo truco del soberano marroquí que sale a relucir históricamente cuando más le conviene o cuando ve la más mínima grieta en el sistema político español.
Este es el momento. Las actuales negociaciones sobre Gibraltar a raíz del Brexit, lo sucedido con las papeletas por correo en las votaciones en Melilla, unas elecciones con peligrosos resultados en el País Vasco, un independentismo catalán que aprovechará el momento de desaliento político para provocar y agitar la situación, son el caldo de cultivo ideal para que vuelva a aparecer el clima de provocación ya conocido.
No sabemos cómo ni cuándo, pero conviene estar muy atento porque todo lo relacionado con Marruecos últimamente es confuso y lleno de secretismos. Repetirá la vieja historia y en esta ocasión no sabemos cómo ni dónde.
Nuestro actual embajador en Marruecos, que sabe muy bien de lo que hablamos, tendrá todos los detalles de la actual situación y relaciones.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)