ALBARES SE VISTE DE SEDA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

José Manuel Albares Bueno es un diplomático metido a político, o al revés, que desempeña el cargo de ministro de Asuntos Exteriores o bien podríamos decir del asunto exterior, porque a día de hoy el Gobierno de España no tiene más asunto que mantenerse vivo o muerto en el poder. Para entretenernos mientras se mantienen, o les mantengan, usan la tinta como el pulpo o el calamar y ello supone aceptar distintas libreas que les confundan con el medio, lo que se traduce en hacerse cargo del postureo.

Es un término por el que voté como palabra del año pero la FundéuRAE eligió polarización que no está mal y además coincide con eso de orientar en dos direcciones contrapuestas algo muy propio del postureo. Este Gobierno nuestro además de polarizado es muy de postureo y poco más.

«Postureo: actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción».

¡Bueno, bueno, bueno!, lo que les voy a contar… No sé si se han enterado del postureo que ahora se gastan en el ministerio de Exteriores. Ante la relajación generalizada de la vestimenta entre ministros, ministras, séquitos y séquitas, que parece que van de trapillo, pero esa ropa cuesta una pasta, que ya ni corbata o pajarita, sino vaqueros y sudaderas con capucha, el ministro ha recordado que ellos tiene uniforme, que les queda como la seda, que los hay para ellos y ellas, y que incluso lleva enganches para las condecoraciones.

Ha sido sorprendente, vibrante y sobrecogedor ver al ministro de lo exterior, Albares, tierras blanquecinas en altos y lomas, mostrarnos su uniforme de elegancia plena, etiquetado de tik tok, para mostranos su porte distinguido con su uniforme rescatado de la naftalina, más bonito que un san Luis y falto, el pobre, de condecoraciones para sus enganches, que para mi señalaba su pecho casi desnudo de Grandes Cruces y medallas ganadas a pulso en sus luchas por recobrar Gibraltar y mantener las fronteras del sur de Europa, de mantener el rango de la España unida, medallas al valor de la defensa de España, que ahora compartirá con el de Cultura por aquello de limpiar los museos de colonizadores malvados, sin uniforme, de culturas bárbaras, que los españoles siempre hemos sido más guerreros que soldados y más invasores que diplomáticos. ¡Esos pechos vacíos de medallas! ¿No te das cuenta Sánchez de lo que tu ministro reclamaba?

No sé, pero puede que sea una manera indirecta de reclamar uniformidad para el Gobierno. No estaría de más un poco de uniformidad para todos, vestidos y peinados realizados por el mismo que usa el Presidente, que nos sale barato y lo damos por bien empleado ante el postureo del que viven.

Ver al ministro de lo exterior vestido con el uniforme diplomático puede llamar la atención, pero ya que lo hace que lo haga bien y con todas sus consecuencias y recuerde que ese uniforme, en palabras de un buen amigo que las dejó escritas en este blog, nos representa a todos en el exterior y «personifica la dignidad del ejercicio de un poder público, igual que hacen los policías, guardias civiles, militares, jueces o fiscales, que de forma ejemplarmente digna, con frío o con calor, se presentan ante los ciudadanos revestidos de autoridad formal, garantía para todos los administrados de que no están actuando “por sus pistolas”, sino en nombre y representación de un poder del Estado, del que son depositarios precisamente para actuar sometidos al imperio de la ley y a la estricta observancia de procedimientos».

Postureo ninguno. Un uniforme significa todo. Lo han llevado millones de españoles que vestían su cargo de España. Eso eran al ejercerlo. No sé, señor ministro, si alguien le ha hablado de la mística del uniforme.

Se lo agradecemos señor ministro. Pero recuerde que a un ministro del exterior no le pedimos que ejerza las funciones de maniquí, sino que nos hable sin tapujos ni falsas vestimentas de la cruda realidad de nuestra política Exterior si es que la hay. Entre los temas preferidos por la audiencia me vienen a la cabeza dos: Gibraltar y nuestras relaciones con Marruecos.

Esas cosas tan ocultas por las tierras de los desiertos, blanquecinas de seco sol, calcinadas por la desidia y el olvido. Para ello póngase el uniforme.

En este Gobierno no hay uniformes para todos. Hay disfraces para la tragedia que representan cuyo dramático final ni ellos mismos conocen. Nadie saldrá con vida de Tebas sin antes adivinar el enigma de la esfinge; imposible para quien nunca ha abandonado el caminar a cuatro patas.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

6 febrero 2024

https://youtu.be/aXh9PXTww18?si=FnDYPB_56YOkuJ_m