Lo dice todo y de todos. Los españoles tenemos un ingenio único para sintetizar las situaciones ya sean trágicas o festivas; todas encuentran su sabia sentencia. Una frase puede ser un manual de Historia o al menos el título de un enorme libro.
Que te vote Txapote no es el título de un volumen literario, sino mucho más, es una sobrecogedora llamada de atención sobre un terrorífico relato escrito con sangre, porque pocos libros se han escrito que lleven en su interior tanto dolor, miseria, traición y deshumanización, que trate de asesinos, también de los que les han abierto la puerta de la política y les han dado el pase a las instituciones.
Se resume así: Que te vote Txapote.
En los libros de la historia clásica las primeras palabras eran la clave del contenido, una puesta en situación que resumía el concepto que el autor quería transmitir como idea fuerza: «Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Orco muchas almas valerosas de héroes…».
Que te vote Txapote: Es una historia de cólera, resentimiento, pero sobre todo de indignidad.
Le siguen páginas de dolor, hexámetros con pies de cobarde huida sin la dignidad del combate, con la traición a la ley donde el poderoso poder todo lo puede comprar y vender al mejor postor.
Aquel inolvidable Tribunal Constitucional que enloda aún más, si cabe, cada capítulo del libro ya que quiso ser, y lo fue, el redactor del capítulo primero que narra el triunfo: Que te vote Txapote quedará como un título histórico. Nos recordará al asesino y a quien le ampara. Que hubo vencedores y vencidos en una ingeniería inversa de la bondad a la maldad, de la inocencia a la culpabilidad.
No es necesaria una Ley de Memoria Democrática porque esta lo es, inolvidable y auténtica, sin posible manipulación a pesar de que hayan querido cambiar el final y hacer héroes a los asesinos: Que te vote Txapote. No lo olvidemos ni miremos en la dirección contraria porque es tan evidente que estos capítulos finales de la traición llegan a constituirse en el libro del pesimismo histórico del ser humano, hasta donde puede llegar su vileza cuando corona al asesino y envilece al inocente asesinado.
Esto ha ocurrido y ocurre en España, como si nunca hubiese ocurrido nada, como si no hubiesen existido las mañanas de frío dolor cuando un cobarde amparado en la pistola o en la bomba hacía temblar el centro de la ciudad. ¿Quién no miraba al Cielo suplicante? ¿Habrá sido él?
¿Me vienes ahora con urnas y papeletas? ¿Pretendes que a cambio de los muertos te asigne mis riendas? Que te vote Txapote.
Dolor imborrable, incurable sangría de lágrimas secas, se acerca la frialdad de la mirada hacia quienes nos han traicionado en lo más hondo de nuestro ser; impávidos hablan de progreso, de convivencia, de solidaridad y de sostenibilidad cuando aquí lo que jamás se agotará será el dolor por el daño hecho al llevarte al hijo, al padre, al marido, al abuelo; os los habéis llevado y ahora pretendéis que callemos y que detrás vayamos portando nuestros cirios de dolor, pero apagados y silenciosos, dándoos la razón y entregándoos nuestro dolor.
La vida nos la quitasteis, pero el dolor no. Nos acompañará y será nuestra herencia para siempre jamás.
Hoy, ahora, mañana y siempre: Que te vote, que os vote Txapote.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
25 abril 2023